Forma de Vida de la Golondrina: Comportamiento y Más

La Golondrina es una de las aves que más se conoce y de la cual se han realizado más estudios. Estos pájaros han sido esenciales para develar características acerca de la migración, la elección sexual y la misma reproducción. Vuela en inmensas bandadas y su aparición se estima como anuncio del arribo de la primavera. Al continuar esta lectura conocerás mucho más de esta ave.

Golondrina

La Golondrina

La golondrina que comúnmente conocemos es una variedad de ave del orden paseriforme de la familia Hirundinidae de costumbres migratorias, la cual se encuentra distribuida por casi todo el mundo. Se puede conseguir en Europa, Asia, África, América y regiones de Australasia. Se conoce seis subespecies de golondrina común (Hirundo rustica)​, que proliferan a lo extenso del hemisferio norte, de las que cuatro tiene gran desempeño migratorio y sus lugares de invernada comprende gran parte del hemisferio sur, alcanzando a Argentina central, Sudáfrica y el norte de Australia.​

Su extensa zona de distribución e inmensa población suponen que la especie no se halla en riesgo de extinción,​ aunque se puedan presentar reducciones poblacionales locales a causa de amenazas particulares.​ Este pájaro es un ave de campo abierto que regularmente hace uso de estructuras levantadas por los humanos para reproducirse y que, como resultado, se ha esparcido a la par del crecimiento humano. Elabora nidos con figura de taza a partir de  bolas de barro en graneros y edificaciones semejantes, y come insectos que captura en vuelo.

Su dieta completamente insectívora favorece la tolerancia humana hacia esta especie; en tiempos pasados esta aceptación se reforzaba por supersticiones alrededor del ave y su nido. Hay frecuentes alusiones culturales a esta ave en textos literarios merced a su cercanía a los humanos así como por su migración cada año. Usualmente vuelan en conjuntos.

Descripción

Es un ave de modestas dimensiones, donde el macho adulto de la subespecie representativa alcanza de 14,6 a 19,9 centímetros de longitud, donde se incluyen los 2 a 7 centímetros de las largas plumas exteriores de la cola. Cuenta con una envergadura de 32 a 34,5 centímetros y su peso es de 16 a 22 gramos.

Su espalda es de color azul metálico y su frente, barbilla y garganta, de tonalidad rojiza. Una abultada banda azul oscuro divide la garganta del pecho y vientre de color blancuzco. Las plumas exteriores de la cola son prolongadas, lo que le ofrece el diferenciador aspecto intensamente ahorquillado de las golondrinas.

Golondrina

Las golondrinas cuentan con dos fóveas en cada ojo, lo que les otorga una visión lateral y frontal aguzada para ayudar a perseguir a la presa. Igualmente poseen ojos más o menos largos, con una extensión casi igual a su anchura. Los ojos prolongados posibilitan un incremento de la agudeza visual sin hacer competencia con el cerebro por el espacio dentro del cráneo. La morfología del ojo en las golondrinas es semejante a la de un ave rapaz.

Muestra una serie de manchas blancas a lo largo del extremo exterior de la parte superior de la cola.​ El aspecto  de la hembra es parecido al del macho, pero las plumas de la cola son de menor longitud, el azul de su espalda y de la franja del pecho es de menor lustrosidad y el pecho y vientres son más pálidos. Siendo joven es más marrón y muestra una cara rojiza de mayor palidez y partes inferiores más blancas; no tiene las extensas plumas de la cola de los adultos.

La singular mezcla del rostro rojizo y la franja pectoral azul favorecen la diferencia entre la golondrina común adulta y las variedades africanas de Hirundo y de la golondrina australiana (Hirundo neoxena), cuyos territorios de distribución se sobreponen en Australasia.​ En África, la cola de menor longitud de los jóvenes puede llegan a confundir con el joven de la golondrina de pecho rojo (Hirundo lucida), aunque esta última muestra una franja pectoral más estrecha y más blanca en la cola.

El canturreo de la golondrina común es un gorjeo que frecuentemente concluye en un su-seer en el que la segunda nota es más alta que la inicial si bien su elevación tonal es declinante. Al estar entusiasmadas sus entonaciones incorporan un witt o un witt-witt o un fuerte splee-plink o al intentar asustar depredadores de las inmediaciones del nido. Las señales de alarma incorporan un agudo siflitt al aparecer depredadores como los gatos y un flitt-flitt al manifestarse aves de presa.​ Esta variedad es sumamente tranquila en sus refugios invernales.

La mudanza de las plumas de vuelo acontece en los refugios invernales, lo que hace difícil el reconocimiento subespecífico de los individuos en dicha temporada. La mudanza posnupcial es muy paulatina y en Europa se inicia en agosto previo a la migración con el cambio del plumaje corporal y en ocasiones con el de las plumas que cubren el área media de las alas. En la India, dicho cambio ocurrirá gradual e irregularmente, prolongándose durante la mayor parte del invierno y no habiendo terminado aún en abril en ciertos ejemplares.​

En contraste a los vencejos (Apus apus), las golondrinas se pueden posar de forma horizontal, ya que el largo de sus patas les dan un apoyo apropiado para emprender el vuelo de nuevo desde el piso.

Taxonomía

Fue Carlos Linneo en 1758 quien reseñó a la golondrina común como especie en la edición número diez de su obra Systema naturae con la denominación científica de Hirundo rustica.​ Hirundo quiere decir “golondrina” en latín; rusticus se traduce como “campestre”. Es la única de las variedades del género Hirundo que se ha propagado a las Américas, siendo la mayor parte de ellas oriundas de África.

Hay contados problemas taxonómicos en éste género, aunque previamente la golondrina de pecho rojo (Hirundo lucida), una variedad sedentaria del occidente de África, la cuenca del Congo y Etiopía, se estimaba una subespecie de golondrina común. La variedad de pecho rojo es levemente más pequeña que su pariente que migra, muestra una banda pectoral azul más estrecha y las plumas de la cola de los adultos son de menor tamaño. Volando muestra una coloración de mayor palidez en sus partes inferiores.

Evolución

Las variaciones de conductas pueden dar inicio a la evolución morfológica impulsando linajes a novedosas zonas adaptativas. Esto ha sido evaluado primordialmente en comportamientos ecológicos, como la consecución de alimento, pero las conductas sociales igualmente pueden modificar la morfología. Las golondrinas y los aviones (Hirundinidae) son insectívoros voladores que manifiestan una diversidad de comportamientos sociales, de la cría a solas hasta la colonización y la alimentación.

Empleando un árbol filogenético bien descifrado, una base de datos de conductas sociales y medidas morfológicas, nos cuestionamos cómo las modificaciones de la reproducción a solas a la reproducción social y al forrajeo (consecución de alimento) han impactado el desarrollo morfológico en los Hirundinidae. Empleando un patrón de umbral de desarrollo de estado discreto, conseguimos que los cambios tanto en la conducta social reproductiva como en el de alimentación son frecuentes a través de la filogenia de la golondrina.

Las golondrinas que permanecen solas cuentan con una morfología que varía mucho, entretanto que las golondrinas sociales presentan una variación de mucho menor generalidad en la totalidad de sus rasgos morfológicos. Las mediciones de confluencia fundamentadas tanto en el trayecto de los linajes sociales a través del morfoespacio como en el alejamiento morfológico general entre las variedades sociales, escaladas por su separación filogenética, señalan una fuerte concurrencia en las golondrinas sociales, particularmente en las golondrinas socialmente forrajeras.

Los atributos físicos más modestos que se ven usualmente en las especies sociales suponen que las variedades sociales se aprovechan de un estilo de vuelo diferenciado, lo que posiblemente incremente la maniobrabilidad y el éxito en la consecución de alimento y aminore las colisiones en vuelo al interior de grandes bandadas. Tales resultados destacan la relevancia de la socialidad en la evolución de las especies, un nexo que anteriormente había sido evaluado sólo en insectos eusociales y primates.

Subespecies

Hay un número de seis subespecies de golondrina común de gran reconocimiento. Se han planteado subespecies complementarias o alternativas para Asia Oriental, donde se incluye saturata (Robert Ridgway, 1883),​ kamtschatica (Benedykt Dybowski, 1883),​ mandschurica (Wilhelm Meise, 1934)​ y ambigua (Erwin Stresemann, 1940).​ Ya que estas formas son de la dudosa validez, en este artículo proseguimos la clasificación de Turner y Rose (1989):

H. r. Rustica.

La subespecie nominal, se encuentra desde Europa, Asia Menor e Irak hacia el oriente hasta la cuenca del río Yeniséi, el occidente del macizo de Altái, Sinkiang (China) y Sikkim (India),​ tan al norte como la región ártica y al sur hasta el norte de África. Realiza su migración hacia África, Arabia y áreas del subcontinente indio, como Sind, Punyab y Sri Lanka. Las golondrinas comunes que hacen su invernada en África austral arriban de gran parte de Eurasia, del meridiano 91 este. Cerca del 80 % de las golondrinas que realizan su migración a África austral provienen de Rusia.​

Esta subespecie se reconoce por exhibir una franja pectoral entera.​ Hay ejemplares eventuales a lo largo de la zona de repartición reproductiva de H. r. rustica cuya banda pectoral se difumina relativamente con rojizo, pero estos pájaros son pocos y su banda pectoral no se encuentra tan difuminada como en el gutturalis, lo que favorecería el reconocimiento de ambas subespecies en refugios invernales.​

Su área inferior se torna más blanca al desgastarse las plumas, pero ciertos individuos pueden poseerla blanca inclusive con su plumaje recientemente cambiado. Otras tonalidades factible son rosáceo, rosáceo pálido, crema, blancuzco y blanco sucio. La brillantez metálica de su área superior es azul violáceo. Es de mayor tamaño que el gutturalis.​

H. r. Transitiva

Fue reseñada por Ernst Hartert en 1910 y se localiza en el Medio Oriente, del sur de Turquía hasta Israel, y es más o menos sedentaria, no obstante ciertos ejemplares hacen su invernada en África Oriental. Exhiben partes inferiores rojo-anaranjadas y una división en la franja pectoral.

H. r. Savignii

La subespecie oriunda de Egipto, fue reseñada por James Francis Stephens en 1817 y se le bautizó en honor al zoólogo de Francia Marie Jules César Lelorgne de Savigny.​ Es similar a transitiva, que igualmente muestra partes inferiores rojo-anaranjadas, empero savignii expone una banda pectoral completa y un matiz rojizo más intenso en sus áreas inferiores.

H. r. Gutturalis

Esta variedad fue reseñada por Giovanni Antonio Scopoli en 1786,​ y exhibe áreas inferiores característicamente ocre oxidado, pero el color es variable a lo largo de ellas (no es parejo como en tytleri).​ Expone una división en la franja pectoral y la brillantez metálica de sus áreas superiores es azul verdoso.​ Se localiza en Asia oriental, al oriente de tytleri y de la subespecie nominal. Desde Yakutsk al litoral del mar de Ojotsk y en Kamchatka se muestra un gradual reemplazo entre esta subespecie y tytleri que favorece a una u otra de acuerdo a la dirección a la que se apunte.​ Se mezcla con tytleri en el área del río Amur.

Se considerara que las dos subespecies del este de Asia se encontraron alguna vez geográficamente divididas, pero los lugares de nidificación aportados por el crecimiento humano posibilitaron que sus zonas de distribución se sobrepusieran. Su primordial zona de distribución reproductiva es Japón y Corea. Las poblaciones que proliferan en los Himalayas centrales y orientales, en los cuales se encuentra presente únicamente en colonias muy separadas, han sido incorporadas en gutturalis,​ si bien ha existido disensiones acerca de su identidad y fueron reseñadas por Stresemann (1940) como una subespecie separada: ambigua.​

La subespecie gutturalis al parecer tiene mayor presencia en el Sudeste Asiático que tytleri y se consigue más hacia el sur.​ Igualmente migra a las Filipinas, a la India (primordialmente al este y al sur) y a Sri Lanka.​ H. r. gutturalis es un merodeador eventual en Alaska y Washington, pero se distingue con facilidad de la subespecie americana, H. r. erythrogaster, por el color rojizo de las áreas inferiores de esta última.

H. r. Tytleri

Reseñada por Thomas C. Jerdon en 1864 y se le bautizó en honor al soldado, naturalista y fotógrafo ingles Robert Christopher Tytler. Muestra áreas partes inferiores parejamente castañas​ y una banda pectoral incompleta. La cola es más extensa.​ Se localiza en el sur de Siberia de la cuenca del río Angará al oriente hasta Yakutsk y el río Oliokma y al sur hasta el norte de Mongolia.

Realiza su invernada en el sudeste asiático, hacia el sur hasta el occidente de Malasia, y en la parte este del subcontinente indio. Al parecer no es tan común en la China mediterránea, nación en la que ha sido contemplada primordialmente migrando hacia el noreste y sobre el litoral.

H. r. Erythrogaster

La subespecie americana, fue reseñada por Pieter Boddaert en 1783.​ Se diferencia de la subespecie europea en que sus áreas inferiores son más rojizas y su franja pectoral azul es más estrecha, frecuentemente incompleta. Se le ubica a lo largo de América del Norte, de Alaska al sur de México, y migra a las Antillas Menores, Costa Rica, Panamá y Sudamérica para su invernada.​

Algunas transcurren el invierno en las zonas más meridionales de su área de reproducción. El recorrido migratorio de esta subespecie se reduce en Centroamérica, por lo que se le encuentra abundantemente durante tal travesía en las tierras bajas de ambos litorales.​

De acuerdo al autor que se siga, a saturata se le ha considerado equivalente de erythrogaster, gutturalis o tytleri.​ De su lado, kamtschatica y mandschurica han sido asociadas con erythrogaster, a saturata, ella misma sin gran reconocimiento universal, y a gutturalis.​ Finalmente, se ha considerado a ambigua como equivalente de la subespecie nominal​ y de gutturalis, estimándose a la segunda opción como la más admitida.​

Comportamiento

Es una especie diurna y de naturaleza migratoria. Con frecuencia son vistas en enormes agrupaciones posadas sobre cables de teléfono u otras estructuras altas. Hacen sus nidos en colonias, posiblemente a causa de la repartición de los lugares de nidificación de elevada calidad. Utilizan vocalizaciones así como lenguaje corporal (posiciones y movimientos) para una efectiva comunicación. Canturrean solos y en coro.

Muestran una amplia diversidad de llamados empleados en distintas situaciones: señales de alarma al aparecer los depredadores, llamamientos de cortejo y para los polluelos en el nido. Los polluelos difunden un trino débil al pedir alimento. Las golondrinas comunes igualmente generan chasquidos al cerrar las mandíbulas con rapidez.​

En un dormidero de considerable tamaño en Cross River (Nigeria), las golondrinas empezaban a generar chasquidos con sus picos y a gorjear al faltar veinte minutos para el alba. En los próximos minutos, crecían en intensidad sus vocalizaciones. Numerosos ejemplares iniciaban el arreglo de su plumaje, a alargar las alas y a aletear. Las primeras golondrinas en salir regularmente lo hacían entre cero y nueve minutos antes del alba (en escasas oportunidades, entre uno y tres minutos tras la salida del sol), para ser secundadas por sus congéneres de modo masivo cerca de cinco minutos luego.

La salida de todas las golondrinas del dormidero tardaba de veinte a cuarenta y nueve minutos, no obstante el 90% de ellas lo dejaba en menos de diez minutos. La mayor parte de las golondrinas emprendían vuelo hacia arriba, con gran velocidad y tan vertical como les fuese posible, delineando en ocasiones cerradas espirales para ganar altitud. Las bandadas se diseminaban cuando ya se habían alejado del dormidero.

En la tarde, las aves daban giros en compactas masas hasta el atardecer, a gran elevación a causa de la presencia de alcotanes africanos (Falco cuvierii), y después aceleraban su descenso masivo y abrupto en una variedad de tornado a la inversa. La mayoría procuraba asegurarse una posición lo más elevada posible sobre la colina en la que se localizaba el dormidero.

Antiguamente se consideraba que las golondrinas podían hibernar en un estado de letargo, inclusive que se guarecían para el invierno debajo el agua. Aristóteles imputó la hibernación no sólo a las golondrinas, sino igualmente a las cigüeñas y los milanos. La hibernación de golondrinas fue estimada como posible inclusive por un observador tan acucioso como el reverendo Gilbert White, en su texto The Natural History and Antiquities of Selborne (La Historia Natural y las Antigüedades de Selborne) (1789, fundamentado en décadas de observaciones).

Esta noción puede haber estado basada en la costumbre de ciertas especies de dormitarse en algunas cantidades en palomares, nidos y otras clases de refugio durante el mal tiempo, y algunas variedades inclusive entran en el letargo.

Se conoce de varios reportes de presunción de letargo en golondrinas desde 1947, como un informe de 1970 de que la golondrina dorsiblanca (Cheramoeca leucosterna) en Australia puede preservar energía de este modo, pero el estudio inicial corroborado de que ellos o cualquier paseriforme se adentraba en letargo fue un análisis de 1988 acerca de las golondrinas del género Delichon.

Alimentación

Generalmente tiene hábitos muy semejantes a otros insectívoros aéreos, entre los que se incluyen otras variedades de golondrinas y los filogenéticamente ya no relacionados vencejos. No es un ave de gran rapidez, con una velocidad calculada de unos once metros por segundo que puede alcanzar los veinte, y una batida de alas de cerca de cinco y hasta siete o nueve ocasiones por segundo, pero su maniobrabilidad es suficiente para capturar insectos en vuelo. Frecuentemente se la ve volando a altitudes más o menos bajas en áreas despejadas o semi abiertas.

La golondrina toma su alimento usualmente a siete u ocho metros por arriba de aguas escasamente profundas o del suelo,​ con frecuencia escoltando animales, humanos o maquinaria agrícola para capturar los insectos ahuyentados, pero en ocasiones atrapa sus presas de la superficie misma del agua, paredes o plantas.​ Los dípteros (moscas y mosquitos, y demás), ortópteros (saltamontes y grillos), anisópteros (libélulas), coleópteros (escarabajos), heteróceros (polillas) y otros insectos que vuelan constituyen el 99 % de su dieta.

​En su zona de repartición reproductiva, los dípteros de enorme tamaño conforman cerca del 70 % de su dieta, donde los áfidos son un componente de gran significancia. No obstante, en Europa, las golondrinas comunes comen menos áfidos que el avión común (Delichon urbicum) y el avión zapador (Riparia riparia).​ En sus refugios invernales, los himenópteros, particularmente las hormigas voladoras, significan una relevante fuente alimenticia.

A través del lapso de puesta de los huevos, las golondrinas van de cacería en pareja, pero en otras situaciones frecuentemente constituyen enormes bandadas. La golondrina bebe se desplaza rozando el agua de lagos o ríos en vuelo, al tanto que se baña dándose chapuzones en el agua por unos segundos entretanto vuela.​ Igualmente es capaz de dar de comer a sus polluelos al tanto que vuela. Un estudio en Virginia Occidental determinó que las golondrinas comunes se alimentan en un radio de 1,2 kilómetros de sus nidos.

En Europa, buscan su alimento únicamente alrededor de unos 500 metros de sus nidos. Luego de la temporada reproductiva, se congregan en dormideros comunales. Los carrizales usualmente son un lugar de predilección en la escogencia de las golondrinas, que dan giros en masa antes de precipitarse sobre los carrizos. Los carrizales son una relevante fuente de alimentos antes de y durante la migración.

Aunque la golondrina común migra de día y puede alimentarse volando entretanto se desplaza a bajas altitudes sobre el suelo o el agua, los carrizales les posibilitan disponer o reabastecer sus reservas de grasa. Las golondrinas exhiben un incremento de peso de 2 a 4 gramos previamente a iniciar su migración al norte hacia su zona de distribución reproductiva, regularmente al finalizar el ciclo de cambio del plumaje.

Reproducción de la Golondrina

El lapso reproductivo de las golondrinas comunes se extiende usualmente de mayo a agosto, pero esto cambia mucho de acuerdo al lugar. Cuenta con capacidad reproductiva ya en la primera etapa reproductiva luego de su nacimiento. De modo general, las golondrinas jóvenes no ponen tantos huevos como en su adultez.

Estos pájaros acosan a fisgones tales como gatos y aves del género Accipiter que se atreven a aproximarse a sus nidos, al volar muy cercanamente a estos depredadores.​ El parasitismo de nido, en el que los tordos cabecicafé (Molothrus ater) en América del norte y de los cucos en Eurasia, ponen sus huevos en el nido de la golondrina, es poco frecuente. Al menos en lo que se refiere al tordo cabecicafé, se han reportado casos en los que el polluelo parásito fue criado con éxito y pudo dejar el nido, lo que evidencia que la golondrina común es un huésped apropiado para esta especie.

Igualmente hay registros de la hibridación de la golondrina común con la golondrina gorginegra (Petrochelidon pyrrhonota) y la golondrina de cueva (Petrochelidon fulva) en América del norte, y con el avión común (Delichon urbicum) en Eurasia. De este ulterior cruzamiento se produjo uno de los híbridos paseriformes más frecuentes.

Emparejamiento

Los machos retornan a las zonas de reproducción antes que las hembras y eligen un lugar para el nido, que es participado a las hembras mediante un vuelo en círculos y el canturreo. Asimismo procuran atraerlas extendiendo sus colas. Las hembras tienen particular predilección hacia los machos con alas y colas proporcionadas. Los machos que muestran un mayor nivel de simetría obtienen compañera con mucha mayor rapidez que los asimétricos.

La falta de proporcionalidad puede deberse a causas genéticas como la endogamia y las mutaciones o a causas del entorno como la insuficiencia alimentaria, el contagio de parásitos o la aparición de patógenos. Los individuos impactados por estos factores no solo muestran un mayor nivel de asimetría sino igualmente menor fuerza y longevidad. Por ende, las hembras que eligen machos simétricos estarían escogiendo machos superiores.

El triunfo reproductivo de los machos asimismo está vinculado con el largo de su cola, siendo las de mayor extensión de mayor atracción para las hembras. Los machos con las plumas de la cola más extensas son habitualmente más longevos y resisten más las enfermedades, por ello son seleccionados por las hembras obteniendo éstas una ventaja reproductiva de forma indirecta con dicha elección, pues plumas prolongadas en la cola indican supremacía genética de un individuo que engendrará una descendencia de mayor vitalidad.​

Los machos con colas extensas igualmente cuentan con manchas blancas de mayor tamaño en la cola y, dado que los piojos aviares se inclinan por las plumas blancas, la aparición de estas manchas sin daños ocasionados por los parásitos es señal de la condición reproductiva de un individuo. Hay una asociación positiva entre el tamaño de dichas manchas y la cantidad de descendientes engendrados por temporada.​

Los machos del norte europeo cuentan con colas más extensas que los del sur; entretanto que en España las colas de los machos apenas tienen un 5 % más de longitud que las de las hembras, en Finlandia la disparidad es de un 20 %. En Dinamarca, la extensión media de la cola del macho se acrecentó en un 9% entre 1984 y 2004, pero es probable que más adelante las modificaciones climáticas conduzcan al desarrollo de colas de menos longitud a medida que los veranos se tornan más calurosos y secos.​ Asimismo hay evidencia de que los machos usualmente escogen parejas con colas largas.​

Los ejemplares de los dos sexos cuidan el nido, pero los machos son peculiarmente violentos y territoriales.​ Las parejas que han tenido una reproducción exitosa pueden tener una duración de varios años.​ Por otra parte, los apareamientos fuera de la pareja son frecuentes, por lo que esta variedad es genéticamente polígama, a pesar de que se manifieste en lo social como monógama.​ Los machos cuidan de las hembras continuamente para impedir ser “engañados”​ y pueden utilizar llamamientos de alarma falsos para obstaculizar tentativas de cópulas de su pareja con otros machos.​

Los machos que no cuentan con compañera frecuentemente se relacionan con alguna pareja durante inclusive toda la temporada den reproducción. Pese a que estos «colaboradores» habitualmente no alimentan a los polluelos, pueden colaborar en la construcción y protección del nido, incubación de los huevos y cría de los pequeños. Los colaboradores son preferentemente machos.​

Construcción del Nido

La golondrina común regularmente hace su nido en el interior de construcciones de fácil acceso como graneros y establos y bajo puentes y muelles. Previo a que hubiese profusión de estructuras erigidas por el ser humano, las golondrinas hacían sus nidos sobre acantilados o en cavernas, pero esto no es tan usual hoy en día.

El meticuloso nido en forma de vasija es situado sobre una viga o contra algún elemento vertical apropiado.​ Ambos integrantes de la pareja lo construyen, aunque más frecuentemente lo hace la hembra, al recolectar las bolitas de barro en sus picos y recubrirlas con pasto, plumas, algas de agua dulce y marinas y otros componentes suaves.​ Las golondrinas pueden construir sus nidos en colonias en las cuales haya suficientes sitios de nidificación de elevada calidad y, dentro de la colonia, cada pareja se mantiene en la defensa de territorio que circunda al nido, que, en Europa, es de 4 a 8 metros cuadrados.​

En América del norte es conocido que las golondrinas se comprometen frecuentemente en una asociación mutualista con las águilas pescadoras (Pandion haliaetus). Las golondrinas elaboran sus nidos debajo de los de las águilas pescadoras, de esa manera reciben protección contra otras aves rapaces que son espantadas debido a que esta águila basa exclusivamente su alimentación en peces. De igual manera, los llamamientos de alerta de las golondrinas advierten a las águilas pescadoras de la aparición de estos depredadores.

Nidada y Cría de los Polluelos

Las hembras ponen de dos a siete huevos, generalmente, cuatro o cinco, blancuzcos con manchas rojizas. Los huevos tiene un tamaño de 20 por 14 milímetros y su peso es de 1,9 gramos, de los que el 5 % atañen al cascarón. En Europa, la hembra es responsable de casi toda la incubación, pero en América del norte el macho puede hacerlo en un cuarto de dicho del tiempo. El lapso de incubación es regularmente de 14 a 19 días, a los que se agregan otros 18 a 23 días previo a que los polluelos inmaduros dejen el nido.

Los pequeños que ya pueden volar, se quedan junto a sus padres y son alimentados por ellos por cerca de una semana más.​ En la segunda semana tras haber abandonado el nido, los polluelos ya se han diseminado y frecuentemente se desplazan a otras colonias de golondrinas. Los dos padres dan alimento y protección a los pequeños y retiran los sacos fecales del nido, aunque son las hembras las que aportan un mayor cuidado parental. Los padres suelen dar alimento a los polluelos en el nido hasta en 400 ocasiones al día.

Las golondrinas dan como alimento a sus pequeños insectos a los cuales comprimen en una bolita, que es llevada al nido en la garganta del adulto. En oportunidades, los polluelos de la nidada inicial colaboran en dar alimento a los de la segunda. Regularmente tienen dos nidadas por temporada.​ El nido en el que fue criada la primera es rehusado para la segunda y arreglado y empleado nuevamente en años siguientes.​ La sobrevivencia de los nidos por 10 o 15 años va en línea con el mantenimiento apropiado y se llego a conocer de uno que fue utilizado por 48 años.

El porcentaje de polluelos que quiebran el cascarón es de un 90 %. La mortalidad media es de un 70 a un 80 % en el año inicial y de un 40 a 70 % para los adultos.​ Pese a que la edad récord supere los 11 años, la mayor parte no rebasa los cuatro.​ Los polluelos cuentan con bocas rojas y abultadas, una característica que de acuerdo a lo que se ha evidenciado incita a los padres a darle de comer. La profundidad del color de sus bocas está vinculada con su inmuno competencia y los polluelos de nidadas grandes poseen bocas menos llamativas.​

Hábitat y Área de Distribución

El hábitat predilecto de la golondrina es un campo sin mayores obstáculos de altura, con vegetación de escasa elevación, como pasturas, prados y huertos agrícolas, preponderantemente con agua en las inmediaciones. Esta ave elude zonas de vegetación espesa, empinadas o de grandes urbanismos.

La existencia de estructuras abiertas y de fácil acceso como graneros, establos y puentes pequeños que ofrezcan lugares para construir nidos y de emplazamientos expuestos como cables, orillas de techos y ramas desnudas para situarse, igualmente son de importancia en la escogencia que hace esta ave de sus sitios de reproducción.

En su migración, usualmente vuela sobre áreas despejadas, frecuentemente cercanas al agua o circundando cadenas montañosas. Se localiza en la región holártica, del nivel del mar hasta usualmente los 2700 metros,​ empero hasta los 3000 metros en el Cáucaso​ y América del norte,​ y únicamente no se le consigue en los desiertos y las áreas frías más septentrionales de los continentes. Dentro de su zona de distribución reproductiva están incluidos América del norte, norte de Europa, Asia norcentral, norte de África, Medio Oriente, sur de China y Japón.

Hace su migración a Sudamérica, Asia meridional, Indonesia y Micronesia.​ Las aves que realizan su reproducción en el este de Asia hacen su invernada a lo largo del Asia tropical, de la India y Sri Lanka a Indonesia y Nueva Guinea. Migran al norte de Australia en números cada vez elevados. En grandes áreas de su zona de distribución, elude las ciudades y en Europa es sustituida en las zonas urbanas por el avión común (Delichon urbicum). No obstante en Honshū, la golondrina común es un pájaro decididamente urbano, siendo reemplazada por la golondrina dáurica (Cecropis daurica) en zonas rurales.

Se ha podido comprobar la reproducción de la golondrina común en las zonas más templadas de su área de repartición invernal, como las montañas de Tailandia y Argentina central. Los ejemplares usualmente retornan a pasar el invierno al mismo sitio cada año. En temporada invernal, la golondrina común es universal en cuanto a su escogencia de hábitats, eludiendo solo los bosques espesos y los desiertos.​

Tiene mayor presencia en hábitats despejados y de vegetación baja, como la llanura y los ranchos, y en Venezuela, Sudáfrica y Trinidad y Tobago fue reseñada como específicamente proclive a campos de caña de azúcar incendiados o ya cosechados.

En el África cálida y austral, esta variedad es muy gregaria y se reúne en dormideros de hasta unos cuantos millones de ejemplares en carrizales, predios de caña de azúcar, maíz, hierba de elefante (Pennisetum spp.) o conformaciones vegetales de estructura parecida.​ Por ejemplo, el modesto carrizal de Mount Moreland, próximo a Durban en el oriente de Sudáfrica, hace llegar cada noche un número de ejemplares que supera los tres millones, más del 8 % de los que se reproducen en Europa.​

Igualmente los hay de únicamente unos centenares de individuos. Regularmente, los dormideros se localizan en hábitats muy despejados, en los que no haya impedimentos que obstaculicen los ascensos y descensos de las golondrinas. Ante la falta de dormideros apropiados, en oportunidades reposan sobre cables en los cuales se exponen más a los depredadores.​ El 23 de diciembre de 1912 fue registrado el caso inicial de una golondrina común que había realizado su migración desde el Reino Unido a Sudáfrica; al ejemplar le fue colocado un anillo en Staffordshire y fue rescatado en Natal.

Estudios isotópicos han evidenciado que a través del invierno las distintas poblaciones comen en hábitats diferentes: las aves que se localizan en el Reino Unido se alimentan mayoritariamente sobre campos, entretanto que los ejemplares de Suiza utilizan mayormente los bosques.  Otro análisis isotópico produjo como resultado que una misma población oriunda de Dinamarca realizaba su invernada en dos zonas distintas. Así como se esperaba de un migrador de gran distancia, esta ave ha sido localizada como merodeador en lugares tan alejados como Hawái, las Bermudas, Groenlandia, Tristán de Acuña y las Malvinas.

Depredadores y Parásitos

Las golondrinas comunes (y otros paseriformes de modesto tamaño) frecuentemente muestran característicos hoyuelos en las plumas de las alas y la cola. Se llego a pensar que tales huecos eran provocados por piojos aviares tales como Machaerilaemus malleus y Myrsidea rustica. No obstante, otros estudios señalan  que podrían ser ocasionados por ischnóceros del género Brueelia.

Entre las variedades de piojos de las que la golondrina común es un anfitrión se hallan Brueelia domestica y Philopterus microsomaticus. En Texas, Oeciacus vicarius, que con frecuencia contagia al avión roquero americano (Petrochelidon pyrrhonota), igualmente ha sido descubierto en la golondrina común.

Los dormideros comunales son atractivos para los depredadores: cuantiosas especies de falcónidos y accipítridos sacan provecho de estas oportunidades.​ Destacan entre sus depredadores:

  • Humanos, la variedad que provoca el mayor número de bajas a la golondrina común, ​
  • Gavilán Chikra (Accipiter badius), ​
  • Gavilán de Cooper (Accipiter cooperii), ​
  • Gavilancito Chico (Accipiter minullus), ​
  • Esparvero Chico (Accipiter striatus),
  • ​Azor de Toussenel (Accipiter toussenelii), ​
  • Aguilucho Lagunero (Circus aeruginosus), ​
  • Cernícalo del Amur (Falco amurensis), ​
  • Cernícalo Pizarroso (Falco ardosiaceus), ​
  • Halcón Borni (Falco biarmicus), ​
  • Halcón de Cuello Rojo (Falco chicquera),
  • ​Alcotán Africano (Falco cuvierii), ​
  • Halcón Peregrino (Falco peregrinus), ​
  • Cernícalo Americano (Falco sparverius),
  • Alcotán Europeo (Falco subbuteo), ​
  • Gavilán Gabar (Micronisus gabar), ​
  • Milano Negro (Milvus migrans ssp. parasitus),
  • ​Aguilucho Caricalvo Común (Polyboroides typus ssp. pectoralis),
  • ​Tecolote Oriental (Megascops asio),
  • ​Autillo Europeo (Otus scops), ​
  • Cárabo Africano (Strix woodfordii),
  • Lechuza de los Campanarios (Tyto alba), ​
  • Cuco Senegalés (Centropus senegalensis),​
  • Gaviotas (Laridae),
  • Zanate Cola de Bote (Quiscalus major),
  • Zanate Norteño (Quiscalus quiscula),
  • Gato Doméstico (Felis silvestris),
  • Lince Rojo (Lynx rufus),
  • Comadrejas (Mustela spp.),
  • Mapache (Procyon lotor),
  • Rata Parda (Rattus norvegicus),
  • Ardillas (Sciuridae),
  • Serpientes, etc.​

Es conocido que los murciélagos depredadores como el fingido vampiro mayor (Megaderma lyra) tienen como alimento a las golondrinas comunes.​ La mayor parte de los depredadores agrede a los polluelos, en tanto que gavilanes, halcones y búhos van tras los adultos. Las golondrinas eluden a los depredadores con su vuelo dinámico y elaboran sus nidos en sitios de dificultoso acceso para ellos.

La salida y el retorno de las golondrinas de y a sus dormideros se encuentran muy sincronizados y son predecibles. Más de un 90 % de los pájaros de un dormidero de 1,5 millones de seres en Nigeria partía y regresaba dentro de los diez minutos cerca de la salida y de la puesta solar correspondientemente, en masas compactas y de raudo movimiento.

Los alcotanes africanos emparejaban su arribo con la dinámica de las golondrinas, llegando el primero de ellos de 2 a 14 minutos antes de la salida o del retorno del individuo inicial, y partían toda vez que la mayor parte de las golondrinas se hubiese ido. Al crepúsculo, los primeros arribaban al dormidero de 15 a 20 minutos antes del ocaso solar, cuando regularmente las golondrinas aún se encontraban ausentes.

Las golondrinas procuraban aminorar el riesgo de depredación reuniéndose en grandes cantidades, restringiendo su partida y retorno a un breve lapso y haciendo ascensos y descensos veloces y sincronizados para eludir a los depredadores.​ Al retornar las golondrinas al atardecer, respondían a la aparición de alcotanes ganando elevación en el aire y apretándose en espesas masas, por lo que los alcotanes habrían entonces de tener un vuelo más elevado que al amanecer para aproximárseles.

La cacería de parte de estos depredadores a primera hora de la mañana era muy distinta, pues las golondrinas habrían de ascender desde el nivel del suelo y reaccionaban a la aparición de alcotanes con un vuelo bajo dejando el dormidero a elevada velocidad y sin alejarse de los cercanías de la hierba de elefante hasta que lograran el borde de áreas arboladas. Estas bandadas eran agredidas por medio del acosamiento en breves y reiterados picados, lo que ocasionaba que las golondrinas se diseminaran en todas direcciones.

Al abandonar las golondrinas el dormidero en subida vertical, los alcotanes las embestían precipitándose sobre ellas desde lo más alto, girando hacia arriba luego de cada picado. Al tratarse de cazadores aéreos, los alcotanes únicamente podían acometer con efectividad a las golondrinas cuando estas se hallaban presentes en el dormidero y en el aire, es decir, en el disminuido período de 30 minutos próximos al ocaso y el alba. No obstante, al parecer evitaban en gran medida las embestidas contra grandes masas, las que tal vez les serían difíciles de abordar.

Generalmente, ignoraban las inmensas cantidades que salían en masa, rápidamente y en sentido ascendente al amanecer y las que se reunían a gran altitud al crepúsculo para luego precipitarse en picada sobre el dormidero, para concentrarse en sujetos rezagados y en modestos agrupaciones, tempranas o tardías.

Aunque se arrojaban a la caza de sujetos aislados y de grupos de entre dos y 15.000 individuos, tenían más éxito cuando se empeñaban en la cacería de agrupaciones de menos de 50 ejemplares. El peligro de depredación para las golondrinas de tomárseles individualmente aminoraba de forma dramática con el tamaño de la bandada.​

Estado de Conservación

La golondrina común no se acerca en nada a las consideraciones acerca de la superficie de distribución y de tamaño poblacional para especies vulnerables de Lista Roja de la UICN: cuenta con una inmensa zona de distribución que se expande por unos 43,4 millones de kilómetros cuadrados y se calcula que su población planetaria sobrepasa los 190 millones de ejemplares.

Pese a que la propensión poblacional parece ser negativa, se estima que esta reducción en sus números no es lo bastante rápida como para que la especie se aproxime a los criterios de la lista referida (esto es, un caída en sus poblaciones de más del 30 % en una década o tres generaciones).​ Por estos motivos, la golondrina común fue catalogada como «bajo preocupación menor» en la Lista Roja de 2012,​ y no cuenta con una condición especial bajo la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres.

De modo histórico, esta variedad se ha aprovechado de la tala de los bosques, los cuales conforman los hábitats despejados que le son proclives, y de la presencia de los humanos, que les aporta abundantes lugares de nidificación fiables. Han acontecido decrecimientos locales en razón del empleo de DDT en Israel en los años 1950, motivados a la competencia por los lugares de nidificación con el gorrión común (Passer domesticus) en Estados Unidos en el siglo XIX y por la masificación de la agricultura, que aminoró la existencia de insectos, en zonas de Europa y Asia actualmente.

No obstante, se ha reconocido un aumento en América del Norte a través del siglo XX a causa de la mayor existencia de lugares de nidificación y a la consecuente expansión en su zona de distribución, en la cual se incluye la colonización del norte de Alberta.​ En 2006, se aseguró que las poblaciones de esta ave en el Reino Unido habían decrecido, quizás en razón de la sequía y al empleo de pesticidas en su ruta de migración y a la transformación a la que se sometían las construcciones rurales y otros lugares de nidificación predilectos en el propio Reino Unido.

Por otra parte, de acuerdo a la información hecha pública en 2007 y 2008 respectivamente, esta ave habría padecido un decrecimiento poblacional modesto o estadísticamente despreciable en los previas cuatro décadas en América del Norte y se habría conservado estable en Europa a partir de 1980.

El cambio en el clima puede impactar a las golondrinas comunes.​ Las golondrinas en África y a lo largo de su migración muestran enormes variaciones en su masa corporal y reservas de grasa de acuerdo a las condiciones atmosféricas con las que se consigan.​ La sequía provoca pérdida de peso y una gradual renovación de las plumas, y el agrandamiento del Sahara hará de este desierto un impedimento aún más grande para las aves europeas.​

En una temporada de sequía, las golondrinas que hacían su invernada en Botsuana presentaron bajo peso y cero grasa, entretanto que en años de copiosas lluvias y, por ende, de gran existencia de insectos, alcanzaron un peso más elevado y mayores reservas de grasa. De igual manera, en Nigeria para febrero de 2001, el soplo de los vientos Harmattan concordó con una marcada caída en la masa corporal y con una carencia de grasa en las golondrinas, en donde se registraron pesos más altos tanto previamente como tras desvanecerse ese viento seco.​

De igual manera, los veranos templados y secos aminoran la existencia de insectos con los que dar de comer a los polluelos. De modo inverso, las primaveras más calurosas podrían extender su temporada reproductiva y ayudar a la generación de una mayor cifra de polluelos.​ En 2014, la golondrina común fue proclamada Ave del Año por SEO/BirdLife, la organización científica que se dedica al estudio y preservación de las aves en España desde 1954.

De acuerdo a SEO/BirdLife, sus registros de seguimiento de poblaciones por todo la región señalan que la golondrina ha sufrido una pérdida del 30 % de su población en España en la reciente década,​ a causa de, entre otras razones, al empleo de pesticidas en el campo, el desamparo del agro, la devastación de construcciones tradicionales y las nuevas modalidades de arquitectura.

Relación con el Ser Humano y Referencias Culturales

Las golondrinas son soportadas por los humanos a causa de su rol provechoso como comedores de insectos, y ciertas variedades se han adecuado con facilidad a anidar en y las inmediaciones de asentamientos humanos. Hoy en día, la golondrina común y la golondrina doméstica raramente emplean emplazamientos naturales.

La golondrina purpúrea (Progne subis) igualmente es estimulada activamente por la gente a anidar en los alrededores de los humanos y se fabrican elaboradas cajas nido. Se han constituido abundantes lugares artificiales de anidación que la golondrina purpúrea ahora muy pocas veces anida en aberturas naturales en la sección oriental de su zona de distribución.

Referencias Históricas

El historiador de Roma, Plinio el Viejo reseño el empleo de golondrinas pintadas para notificar acerca de los caballos triunfadores de una carrera. A través del siglo XIX, Jean Desbouvrie trató de domesticar las golondrinas y adiestrarlas para su utilización como aves mensajeras, como opción a las palomas de guerra. Pudo contener el impulso migratorio de las aves jóvenes y convenció al gobierno de Francia para que efectuara pruebas iniciales, pero fue detenida la experimentación posterior.

Las tentativas posteriores de adiestrar la conducta de búsqueda de golondrinas y otros paseriformes experimentaron dificultades para determinar una tasa de éxito estadísticamente importante, aunque se conoce que las aves se dejan atrapar reiteradamente para buscar obtener el cebo de las trampas.

De acuerdo a una superstición náutica, las golondrinas son un buen presagio para los que se encuentran en el mar. Esto posiblemente obedece al hecho de que las golondrinas son aves de tierra, por lo que su aparición notifica al marinero de que está próximo a la orilla. Un ancestral término de adorar a las golondrinas es un “vuelo” o “barrido”.

La Golondrina en la Cultura

En la antigüedad, las golondrinas parecen haber utilizado los puentes y otras edificaciones erigidas por el ser humano desde tiempos remotos.​ Puede conseguirse una alusión temprana a este pájaro en las «Geórgicas» de Virgilio (29 a. C.): […] garrula quam tignis nidum suspendat hirundo. («[…] la golondrina que gorjea suspende su nido de las vigas».).​

Se estima que las golondrinas empezaron a pegar sus nidos a las edificaciones de los nativos americanos a inicios del siglo XIX. Es posible que la consecuente expansión del ser humano en América del norte provocara una dramática propagación de la especie a lo extenso del continente.

Hay referencias de la migración al norte de las golondrinas como “imagen de la primavera y resumen del verano” en el hemisferio septentrional.​ La golondrina común representa el arribo de la primavera y el amor en «Pervigilium Veneris», una poesía latina tardía. En «La Tierra Baldía», T. S. Eliot hizo referencia a la línea Quando fiam uti chelidon [ut tacere desinam]? («¿Cuándo sea como una golondrina, así podré dejar de permanecer callado?»).

Esto hace alusión a una versión del mito de Filomela en la que ella se transforma en un ruiseñor y su hermana Procne en una golondrina; en versiones menos frecuentes, las variedades se señalan invertidas.​ De modo inverso, la representación de una bandada de golondrinas en vuelo en su migración al sur culmina la oda «Al Otoño» de John Keats:

¿Dónde se encuentran las canciones primaverales? ¡Ah! ¿En cuál lugar?
Ni medites más en ellas, pues ya posees tu música,
cuando veteadas nubes hacen florecer el suave
perecer del día y colorean de rosa los rastrojos;
de tal manera que el dolorido coro de los mosquitos
entre sauces ribereños se queja, alzándose
o descendiendo, de acuerdo al soplo de la brisa;
y balan los maduros corderos en los montañas;
el cri-cri del grillo en el seto; y ya, con trino suave,
en el jardín de cercas, el petirrojo canta
y júntense golondrinas, gorjeando, en el firmamento.

John Keats

En el falso Evangelio del Pseudo Tomás, se relata que Jesús, con cinco añitos, «se hallaba un día jugueteando en el cauce de un río… preparó una masa suave de barro y conformó con ella una docena de golondrinas».

Las golondrinas son citadas en distintas obras de William Shakespeare por su levedad en vuelo; por ejemplo True hope is swift, and flies with swallow’s wings […] (“La auténtica esperanza es rauda y en su vuelo lleva alas de golondrina […]”) del acto cinco de Ricardo III. Shakespeare igualmente hace alusión a la migración de cada año de la golondrina en The Winter’s Tale, acto cuatro: Daffodils, That come before the swallow dares, and take The winds of March with beauty […] (“Los narcisos, Que arriban previo a que las golondrinas se atrevan y tomen Los vientos de Marzo con hermosura[…]”).

Las golondrinas igualmente se encuentran representadas en una de las Rimas más célebres de Gustavo Adolfo Bécquer.

«Retornarán las sombrías golondrinas
en tu terraza sus nidos a hacer,
y de nuevo con el ala a sus cristales
jugueteando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo contenían
tu belleza y mi dicha a contemplar,
las que aprendieron como nos llamábamos…
esas… ¡no retornarán!

Regresarán las espesas madreselvas
de tu jardín las vallas a trepar,
y de nuevo a la tarde aún más bellas
sus flores brotarán.

Pero las que condensadas de rocío
cuyas gotas observábamos tiritar
y precipitarse como lágrimas del día…
esas… ¡no retornarán!

Regresarán del amor en tus oídos
las palabras ardorosas a sonar;
tu corazón de su intenso sueño
tal vez se despabilará.

Pero sin voz y abstraído y de rodillas,
como se venera a Dios ante su altar,
como yo te he adorado…, desilusiónate,
nadie así te querrá».

Gustavo Adolfo Bécquer

Oscar Wilde coloca como coprotagonista a una golondrina en su relato «El Príncipe Feliz». Y el poeta Swinburne interroga a la golondrina en su poesía «Itylus», haciendo referencia a una versión tebana de la leyenda griega de Aedón o Edón en la cual Quelidón o Quelidonia es convertida en golondrina y Aedón en ruiseñor. El poeta Eduardo Fraile hizo pública su texto «Balada de las Golondrinas» (Pre-Textos, 2009) en respecto a las golondrinas de su poblado, Castrodeza.​

Datos Curiosos de la Golondrina

Las golondrinas conforman parte de la familia Hirundinidae, que igualmente incorpora a los aviones. Hay 88 variedades reconocidas en todo el planeta. Las golondrinas no están ni remotamente vinculadas con los vencejos. La golondrina familiar o la golondrina común o andorina habitualmente se conoce como la golondrina del establo.

Se localiza en todo el hemisferio norte, en los que se incluyen todos los países europeos a excepción de Islandia. Esta especie común es la golondrina más expandida del mundo, pero otras especies semejantes se consiguen en África. La golondrina australiana igualmente está estrechamente vinculada.

Gilbert White realizó un estudio detallado acerca de la golondrina común en su obra «The Natural History of Selborne», empero inclusive este cuidadoso observador no daba por seguro de si las golondrinas migran o hibernan en invierno.​ Las golondrinas comunes comen inmensas cantidades de insectos y son de importancia en el control de sus poblaciones.

Un par de golondrinas requiere de al menos 1.200 viajes para la construcción de su nido. Únicamente las hembras recubren el nido. A estas aves les gusta anidar cercanas a grandes animales de  granja como ganado o caballos. La caída en la ganadería lechera en el Reino Unido y el consecuente incremento de la producción de cultivos herbáceos no ha sido muy apropiado para la especie.

Una extensa cola incrementa su maniobrabilidad, e igualmente puede operar como un adorno sexual, ya que una cola así se encuentra más frecuentemente en los machos. Sus piernas son de corta longitud, y sus patas están adecuadas para estar en posición vertical en vez  de caminar, como los dedos anteriores del pie están relativamente unidos en la base. Las golondrinas pueden caminar e inclusive correr, pero lo hacen con un movimiento arrastrado y de pato.

Las golondrinas tienen la capacidad de generar numerosos sonidos o canturreos diferentes, que se emplean para manifestar la emoción, para la comunicación con otros de la misma especie, a través del cortejo, o como una advertencia cuando un depredador está en las cercanías. El canto habitual de las golondrinas es un twitter sencillo y en ocasiones musical. Un llamamiento de “tswit-tswit se expresa cuando un depredador es avizorado.

Diversas especies europeas y norteamericanas son migratorias de prolongadas distancias; en contraste, las golondrinas occidentales y sudafricanas no migran. Las especies migratorias abarcan 320 kilómetros (200 millas) cada día, primordialmente durante el día, tan rápido como de 27 a 35 kilómetros por hora (17 a 22 millas por hora). La mayor velocidad de vuelo es de 55 km/h (35 mph). Ciertas especies, como la golondrina de manglar, son territoriales, entretanto que otras no lo son y se restringen a defenderlas.

Las golondrinas y los vencejos no mantienen relación alguna, pero de manera superficial cuentan con un aspecto muy parecido. A la golondrina se le llama el “pájaro de la libertad” porque no puede tolerar la cautividad y únicamente se apareará en el entorno natural

En la antigüedad, la condescendencia a este insectívoro provechoso se vio incrementada por supersticiones alrededor de la destrucción de sus nidos. Se consideraba que dicho acto podría ocasionar que las vacas generaran leche con sangre o ya no la produjesen en absoluto o a que las gallinas ya no pusieran huevos.​ Por otra parte, en Nigeria, son atrapadas a centenares de miles cada año, lo que convierte al ser humano en el primordial depredador de esta especie por mucho.​

Mucho folclore existe alrededor de la golondrina. Al observar la primera golondrina del año se estima como un buen presagio. En Rusia canciones fueron escritas para celebrar su retorno luego del prolongado y frío invierno. Antes de que se entendieran los enigmas de la migración, se consideraba que las golondrinas transcurrían el invierno sepultadas en el lodo de embalses y lagos. Las golondrinas usualmente beben en el aire, en un vuelo bajo para sorber el agua.

Uno de los tatuajes más solicitados para grabar es el de golondrina. El tatuaje puede significar muchas cosas, por ejemplo, muchos años atrás los antiguos navegantes se tatuaban golondrinas para garantizar su travesía, particularmente si sobrepasaba las 5.000 millas náuticas. Dicho tatuaje se transformaba en una suerte de amuleto para el inicio, transcurso y retorno del viaje, de tal manera que un marinero tatuado con una golondrina había recorrido más de 5.000 millas náuticas (9.260 kilómetros) y uno con dos golondrinas tatuadas habría viajado 10.000 millas náuticas (18.520 kilómetros).

Inclusive los egipcios, estimaban que las golondrinas custodiaban las almas de los fallecidos, por ello su  admiración por las golondrinas era enorme. Se formularon ciertos elementos para dar un significado particular a los tatuajes de las golondrinas, a saber, una golondrina que canturree o vuele, es un signo de libertad. A la golondrina igualmente se le identifica como emblema de amor de por vida, ya que ellas dentro de su conducta y cortejo al unirse con otra golondrina, no se apartan de ella más nunca.

La golondrina advierte el arribo de una nueva estación, principia el color, novedosas vidas, una esperanza, tal vez por ello las personas la utilizan para pintarlas en sus cuerpos. La golondrina común es tenida en Estonia como el ave emblema de la nación.

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