Alternativas a la monogamia

El otro día hablamos de la Anarquía Relacional con un psicólogo y practicante de este modelo de relación. Hoy, hablamos con Noelia García, psicóloga clínica general, sobre las alternativas a la monogamia y sus opiniones como profesional al respecto.

Te dejamos aquí la entrevista sobre la Anarquía Relacional.

Alternativas a la monogamia: entrevista a psicóloga

Los defensores de las relaciones tradicionales aseguran que “el hombre y la mujer necesitan mantener vínculos exclusivos para garantizar la continuidad de la especie, y no hay razón para que esto deje de ser así, por mucho que haya avanzado la manera en que entendemos los vínculos amorosos”. ¿Cuál es tu opinión sobre esta afirmación?

Como argumento me parece pobre, reduccionista y alejado de la realidad social/afectiva humana. Pienso que cuando decidimos vincularnos con otras personas mayormente lo hacemos impulsados por cómo esas personas nos hacen sentir, por el placer de su compañía y otras acciones que resultan estimulantes, no con el principal y único objetivo de reproducirnos.

Algo que también me chirría es el término “necesidad”. Las relaciones afectivas sanas se establecen en torno a la preferencia o la elección, nunca la necesidad. De todos modos y tomando como argumento la reproducción, no veo como esto puede ser excluyente o incompatible con otras formas de vinculación como pueden ser las relaciones abiertas, el poliamor o incluso la anarquía relacional.

¿Consideras que la monogamia es natural o intrínseca a nuestra naturaleza?

Para nada. De hecho, la mayoría de mamíferos practican la poligamia. Los seres humanos no siempre fuimos monógamos (la poligamia se ha estado practicando desde hace mucho y en múltiples culturas) y este cambio en la manera de relacionarnos tuvo que ver con la consolidación del cristianismo y sus valores ético-religiosos en la sociedad. ¿Si fuese intrínseca en nuestra naturaleza habría tanta infidelidad?

¿De qué crees que depende que una persona tienda a relaciones monógamas o a decidirse entre las alternativas a la monogamia?

De la educación recibida, capacidad de apertura mental, pensamiento crítico con respecto a las normas, estándares impuestos como arbitrarios y no necesariamente buenos o preferibles para todo el mundo, experiencias sexo-afectivas previas, modelos de vinculación parental, conocer o estar en contacto con otras personas que practiquen o se relacionen desde otro modelo de amor, etc.

Las personas que se consideran poliamorosas o anarquistas relacionales tienden a “ahogarse” dentro de relaciones monógamas normativas. ¿A qué se debe esto?

Antes de nada, aclarar que hay diferencias entre el poliamor y el anarquismo relacional. En el poliamor sigue estando el concepto de pareja y su diferenciación con otro tipo de vínculos  (jerárquico o no jerárquico) mientras que la anarquía relacional busca dinamitar toda esa estructura social impuesta para deconstruir las creencias que tenemos y asumimos sobre los vínculos o relaciones.

Creo que la clave está en la vivencia. Es decir, una persona no monógama (sea poliamorosa u otra opción) puede elegir en un momento determinado mantener una relación de exclusividad con otra persona, pero desde la elección o preferencia. Muy distinto sería que tu pareja, la sociedad o uno mismo lo impusiese. Al final y en palabras de una amiga “no estarías viviendo y practicando el amor tal y como tú lo conceptualizas y sientes” y esto se puede materializar no solo en sensación de ahogo, sino también de culpa, reproche, encierro, apatía, etc.

¿Es posible que una persona que se considere monógama pueda tener una relación con una persona que no lo es?

Podría. Es decir, como en el ejemplo anterior propuesto, es posible que una persona no monógama decida en un momento determinado tener exclusividad con una persona monógama. Cierto es, y en mi opinión, que, si las circunstancias cambiasen y se decidiese abrir relación o mantener múltiples vínculos con otras, si la persona monógama vivenciase esto como algo negativo, con lo que no está de acuerdo y generase malestar, muy posiblemente la relación acabaría disolviéndose.

Se explica que la Anarquía Relacional “no diferencia de forma jerárquica a alguien con quien se relacione de manera romántica de alguien con quien se relacione de manera no romántica”. ¿esto, realmente, qué quiere decir?

La anarquía relacional busca dinamitar toda la estructura social impuesta para deconstruir las creencias que tenemos y asumimos sobre los vínculos o relaciones. Efectivamente no diferencia entre vínculos románticos y no romántico. Cada vínculo es diferente y se construye a base de las personas que la conforman, circunstancias, etc. Desaparecen las etiquetas “amigo” o “pareja” pero permanece la responsabilidad afectiva en dichas relaciones.

¿Para poder tener relaciones alternativas a la monogamia se necesita algún tipo de aprendizaje?

Al igual que, por ejemplo, las personas no nacemos “machistas”, sino que nos convertimos al tomar contacto con la sociedad y sus valores, en este caso ocurre lo mismo. Nadie nace siendo anarquista, poliamoroso o monógamo, se construye. En cuanto a pautas serían las mismas para cualquier tipo de relación sea cual sea su estructura: autoconocimiento, comunicación y mucha responsabilidad afectiva, entre otras.

¿Hasta qué punto están relacionadas las inseguridades con la apetencia de tener una relación monógama? ¿Tiende la gente segura de sí misma a buscar alternativas a la monogamia?

Creo que puede haber gente segura e insegura en ambos modelos relacionales. Sin embargo,  las personas seguras pueden tender en mayor medida a replantearse las relaciones, sobre todo el término de necesidades y límites, frente las no seguras y esto puede derivar, quizás, hacia una mayor crítica hacia el amor romántico, sistema sexo-afectivo hegemónico y modelos y marcos relacionales. Es decir, el hecho de ser más seguro y consciente de lo que necesitas y quieres, te permite ser más crítico con ciertas estructuras y modelos.

¿Cómo deben gestionarse los celos? ¿Es una gestión íntima o en pareja?

Los celos son reacciones emocionales normales que están ahí para informarnos de algo. Los celos pueden ser adaptativos, en tanto en cuanto nos informan, nos ayudan a comprender que es lo que hay detrás de ellos y esto nos permite resolverlos o desadaptativos/disfuncionales si no logramos hacer una buena gestión de los mismos. Por lo tanto, el problema no está en experimentar celos en un momento dado, sino en lo que hacemos con estos celos (una buena o una mala gestión emocional). En cuanto a su gestión, debe ser propia y también de pareja, teniendo en cuenta que comunicar como nos estamos sintiendo ayudará a aumentar la sensación de comprensión, de apoyo y de intimidad con la otra persona.

Pautas: Elegir normalizar y no juzgarnos por experimentar ciertas reacciones emocionales, indagar sobre los motivos por los cuales puedo estar sintiendo celos (aumentar nuestro autoconocimiento) y comunicar a la pareja como nos estamos sintiendo frente controlar a la pareja, prohibir, etc.

Otra de las premisas de las que se abandera la AR es que “las relaciones radicales deben tener como eje central la conversación y la comunicación, no como un estado de emergencia que sólo asoma cuando hay “problemas”. ¿No deberían ser así todas las relaciones? ¿Por qué hay tantos problemas de comunicación entre parejas normativas?

Efectivamente esta debería ser una premisa universal y la forma de proceder por excelencia en todo tipo de relaciones, monógamas o no. Muchas relaciones de pareja acaban fracasando, entre otros factores, por la ausencia de comunicación o por el mantenimiento de patrones de comunicación disfuncionales, que más allá de atajar el problema, se convierten en el propio problema. Por lo tanto, saber comunicar es importante, pero saber hacerlo bien, desde el respeto y la asertividad es esencial.

Como conclusión: hace falta más educación emocional que nos permita identificar emociones tanto en uno mismo como en los demás, anticipar, regularnos emocionalmente.

Para empezar a hablar de estas alternativas a la monogamia en pareja, ¿qué debemos hacer?

Antes de nada, decir que no hay ninguna frase “mágica” o mejor que otra con la que propiciar una conversación. La que yo suelo utilizar es “(nombre de la persona), me gustaría que hablásemos de esto que ha pasado”. Conversar o discutir acerca de un determinado tema no es difícil, lo complicado es hacerlo correctamente en tiempo y forma.

Comunicar con asertividad, es decir, hablando en primera persona, desde la emoción y no desde la conducta del otro, la crítica o el reproche, suele minimizar el riesgo de que la otra persona se tome la conversación como un ataque personal y por lo tanto se cierre al diálogo. Respetar los tiempos propios y de la pareja a la hora de hablar también es esencial, así como ser conscientes de nuestro nivel de activación a la hora de conversar. Si estamos muy nerviosos, enfadados o inundados por la emoción, lo más probable es que no consigamos comunicar con efectividad.

Acudir a terapia psicológica puede ser una buenísima opción para aprender y/o mejorar habilidades sociales, así como para tratar problemas de pareja cuando previamente se han intentado soluciones sin éxito.


Sé el primero en comentar

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

*

  1. Responsable de los datos: Actualidad Blog
  2. Finalidad de los datos: Controlar el SPAM, gestión de comentarios.
  3. Legitimación: Tu consentimiento
  4. Comunicación de los datos: No se comunicarán los datos a terceros salvo por obligación legal.
  5. Almacenamiento de los datos: Base de datos alojada en Occentus Networks (UE)
  6. Derechos: En cualquier momento puedes limitar, recuperar y borrar tu información.