Aprende a realizar las peticiones por los difuntos, aquí

Siempre llega el momento difícil en el que tenemos que despedirnos de un ser querido. Pero ¿podemos reponernos de su ausencia física? Claro que sí, y una de las maneras de hacerlo es a través de las peticiones por los difuntos. Oración que se lleva a cabo en las misas y que logra mitigar el profundo dolor de la partida. Continúa leyendo para enterarte de más.

PETICIONES POR LOS DIFUNTOS

¿Qué son las peticiones por los difuntos?

Esta oración también es conocida como la misa memorial de los difuntos y se basa en los rezos que se esgrimen en los servicios en honor a los santos difuntos. El objetivo de esta misa y de estos rezos es dar tranquilidad y ofrecer la paz al espíritu de los difuntos e incluso, a los familiares que sienten el terrible dolor por la pérdida de su ser querido. Esta también radica en un cortejo que se hace en razón de la familia y amistades de los fallecidos, realizando la misa para varios difuntos.

Estas oraciones y el resto de lo que compone esta misa por las peticiones de los difuntos van representadas por la conmemoración de la palabra. Más que un ritual, estas están elaboradas con la meta de conceder a quien la hace, una herramienta necesaria para poder realizarla cuando quiera para homenajear a sus muertos. Quizás quieras leer sobre oración a las almas del purgatorio.

Otra cosa que debes tomar en consideración es que las peticiones por los difuntos, tiene que estar dirigida dentro de un formalismo pastoral. También se debe conocer al fallecido y tener una relación clara de lo que se está ofreciendo por parte de los asistentes a la misa, es decir, debes sentir realmente en tu corazón que estas plegarias llegarán y tranquilizarán el espíritu de tu ser querido.

Una recomendación a la hora de realizar esta ceremonia es que no sea demasiado extensa, por lo que quizás debas organizar un itinerario donde cada familiar puede ir llevando de manera ordenada sus peticiones. De esta manera la ceremonia será de manera muy ordenada y no tendrás mayor problema en cuanto al tiempo.

Pasos para realizar la misa a los difuntos

Como todas las misas que se conocen, esta que es celebrada especialmente para las peticiones de los difuntos, se compone de varios pasos que da como resultado una bonita misa memorial para los difuntos. Si te interesa saber cómo realizarla continúa leyendo, así podrás disfrutar de un espacio de encuentro con la paz y la tranquilidad mediante una bonita misa en memoria a tus seres queridos.

Monición introductoria

Se basa en unas palabras de bienvenidas a todos los asistentes a la celebración, ya sea para los fieles creyentes o para los familiares que tienen relación con el fallecido. Se pasa a dar la bendición y unas palabras con sentido espiritual de la misa que se va a iniciar, como por ejemplo:

Hermanos, amigos y familiares, en esta ocasión nos reunimos ante el fallecimiento de (nombre del difunto). Llenos de un profundo dolor, tristeza y sorpresa ante su inevitable partida al otro plano terrenal. Esta celebración tiene la finalidad de llenar con los sentimientos más puros y sinceros a toda su familia y amigos, para que puedan tener mucha paz y sobre todo mucha fe.

Nosotros somos creyentes de la comunión de los santos y creyentes de que la pronta partida no separa los afectos que nos unían en vida con nuestro familiar. Con esta oración los ayudaremos a que sean recibidos en los cielos, si es que así lo necesitan y de la misma manera esperamos con mucha fe, que su cercanía con nuestro amado Dios, sigan velando y protegiéndonos de todo mal”

Posterior a estas palabras de iniciación en la celebración por las peticiones de los difuntos, se continúa con otros pasos necesarios y seleccionados con el fin de llevar a cabo la ceremonia.

PETICIONES POR LOS DIFUNTOS

Saludo inicial

Luego de que se realizan las palabras de bienvenida a todos los fieles y familiares del fallecido se precede a dedicar unas palabras de saludo introductorias, con la finalidad de llevar a cabo las peticiones por los difuntos. Estas palabras pueden ser:

“Que la gracia, tanto la paz y el buen consuelo de Dios nuestro Padre y creador, de Jesucristo el Señor y la comunión del Espíritu Santo, conduzcan a (nombre del difunto) a su paso a la vida eterna. También que los acompañe siempre a todos y todas ustedes. Y con tu espíritu. Amén”

Pedir perdón

Esta parte de la ceremonia se procede a redimirse con una oración del perdón, esta va de la siguiente manera con las palabras del celebrante:

“El Mesías nos expresa en su evangelio que de los frutos que sembremos en la primavera de nuestra vida, surgirán las creaciones para el día de mañana. Si plantamos el bien, el Todopoderoso estará de nuestro lado a la hora de juzgarnos. Y aunque las cosas no hayan ido tan bien, él nos absolverá.”

Luego de estas palabras los demás presentes en la misa para las peticiones por los difuntos deben responder con las siguientes palabras:

“Indúltanos Dios, porque disfrutamos de todo lo que has creado y nos olvidamos de ti, su Autor. Lo sentimos, Omnipotente. Te pedimos perdón, Señor Jesús, porque te arrojamos en cara el mal que existe en el mundo y nos olvidamos que tú sufriste y moriste en la cruz para salvarnos a nosotros, tus hermanos.

Cristo, indúltanos. Perdónanos, Dios, porque no sabemos reconocer que cada minuto de nuestra existencia es un presente que tú nos has hecho y que en ocasiones la desperdiciamos. Lo sentimos, mi Dios.”

Oración al Señor

El siguiente paso es realizar la oración a nuestro señor Dios, con la máxima fe y confianza de que esta oración sanará tu corazón y tu dolor, esta reza lo siguiente:

“Mi Dios, tú nos brindaste la vida como un presente extraordinario, la pusiste en nuestros brazos como una vasija repleta de agua fresca para nuestro viaje. Ahora esa vasija se ha estropeado y el agua de la vida se esparce, dejando un gran vacío en nuestros corazones. Pero mantengo la esperanza mi Señor de que, lo mismo que amparaste la vida y la causa de tu hijo, has de recibir la vida y la muerte de (nombre del fallecido) que ha partido a tu encuentro.

Gracias, Altísimo, por sentarlo a tu lado mientras vamos andando nosotros a su encuentro, amén”.

Salmo de la esperanza

A continuación, se procede a realizar el rezo del Salmo 23, que consiste en hacer la expresión de la confianza, la fe y la infinita bondad que es el gran poder de Dios, todopoderoso. Ya que se hace alusión a que incluso en los momentos difíciles de nuestra vida y mucho más allá de la muerte, él siempre será nuestro guía y protector. A partir de esto es que se reza lo siguiente, completando parte de las peticiones por los difuntos:

El Todopoderoso es mi guía, nada me agraviará. En grandes jardines me hace descansar, a las aguas mansas me lleva, me da nuevos impulsos y me lleva por buenas vías, forjando honra a su nombre. Pasando por el más tenebroso de los valles, no temblaré por adversidad alguna, porque tú, Todopoderoso, estás conmigo, tu apoyo y tu bastón me inspiran seguridad.

Me has dispuesto un agasajo ante los ojos de mis opuestos, has derramado fragancia en mi mente, y has llenado mi copa a rebosar. Tu piedad y tu cariño me escoltan a lo largo de mis días, y en tu morada, oh Omnipotente, por siempre viviré”. El Todopoderoso es mi guía, nada me agraviará”.

Oración por el difunto

En este segmento de la misa de las peticiones por los difuntos, es cuando en realidad se inicia la celebración espiritual hacia los difuntos. Ya que se hace una oración para solicitar que el alma del fallecido encuentre la paz, el descanso eterno y el perdón de los cielos. Es entonces que se procede a realizar la siguiente oración:

Señor, Padre Santo y Bueno, Dios todopoderoso y eterno, humildemente te rogamos por tu siervo, a quien aclamaste de este mundo a tu presencia, dígnate a llevarlo al lugar del descanso, de la luz y de la paz.

Otórgale traspasar triunfalmente las puertas de la muerte, para que more con tus santos en el cielo, en la luz que prometiste a Abraham y sus descendientes. Que se vea redimido de toda pena y que, cuando llegue el momento de la resurrección y del premio, sea situado entre los santos y elegido, para que junto a ti, deleite de la vida eterna en el reino imperecedero. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.”

PETICIONES POR LOS DIFUNTOS

Oración por los que lloran la muerte del fallecido

En este apartado el religioso informa a los presentes en la misa de las peticiones por los difuntos que es momento de rezar por nosotros mismos y por supuesto, que por los más allegados, como los familiares y los amigos del difunto. Se proclama entonces lo siguiente:

“Oh misericordioso Padre, mi querido Dios, que todo lo confortas, y que además nos defiendes en todo momento con tu extraordinario amor. A fin de convertir la penumbra, que atañe a la muerte en un alba llena de vida. Sea pues que nos mires, a nosotros que somos tus hijos, y a los que se encuentran implorando en esta mortificación. Transfórmate pues en nuestro amparo y en nuestra fortaleza.

Mi Dios, toma nuestra mano, a partir de esta negrura de lamento y dolor, y guíanos hacia lo que es la paz que ofrece tu presencia. Siendo que tu Hijo, Jesucristo, el cual es nuestro Señor, que al morir hizo la decadencia de la muerte, le quitó su poder, y al resucitar, nos colmó de una vida nueva. Haznos la aprobación de continuar sus pasos.

A fin de que, consumando nuestra vida, alcancemos a la reunión con todos nuestros hermanos, en lo que es aquel extraordinario lugar, en donde todas nuestras lágrimas van a ser secadas. Amén”

Oración comunitaria

Este rezo consiste en la fuerza especial que se le da a la oración entre todos los presentes, se le llama comunitaria porque no solo se demandará las peticiones por los difuntos. Si no que todos, como hermanos, hijos de Dios y familia unida, recemos juntos pidiendo por la Santa Iglesia, por la paz del universo, por nuestro perdón y salvación, por los difuntos y por nosotros mismos. Cada una de estas intenciones o peticiones los fieles responderán te lo pedimos, Señor. Un ejemplo de ello te la brindamos a continuación:

Todos unidos como hijos de Dios, como familia que permanece bien unida. Partimos, pues, hermanos, a orar así juntos. Solicitaremos no simplemente por nosotros mismos y por nuestro hermano (nombre del difunto), sino también por toda la Santa Iglesia, por la paz del mundo y por nuestra salvación. Te los pedimos señor. Amén.

Por todos los pastores de la Iglesia, por todos los que nos ayudan en el camino de la salvación, para que lo que instruyen con su palabra de fe lo efectúen también con sus obras, roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por quienes gobiernan los destinos de los poblados, para que originen la justicia y la paz, roguemos al Señor. Te lo pedimos, Señor.

Por quienes sufren en el cuerpo y en el espíritu, por los aquejados, por los desconsolados, por quienes están desamparados, por lo que no obtienen trabajo, para que nunca se profesen renunciados de Dios, roguemos al Señor. Te lo pedimos, Señor.

Para que el Señor se apiade y libre a su siervo (aquí se nombra del reino de las tinieblas de la muerte), roguemos al Señor. Te lo pedimos, Señor.

Para que permita apostarlo junto a Él, entre los santos del paraíso, roguemos al Señor. Te lo pedimos, Señor, Para que el Padre el Cielo que se dignó admitir entre sus hijos a (Se dice el nombre de las personas por quienes se está pidiendo) el día del Bautismo, ahora lo reciba entre los Santos en la gloria, roguemos al Señor. Te lo pedimos, Señor.

Para que el Comisionado de todo bien, que el día de la Ratificación le dio a (Se expresa el nombre de la persona difunta), su Santo Espíritu, ahora lo reconozca manifiesto por ese sello divino, roguemos al Señor. Te lo pedimos, Señor.

Para que el Dios Bueno, nuestro Padre, que tantas veces perdonó a nuestro hermano en el Misterio de la Mediación, olvide todas las fallas que pudo cometer, roguemos al Señor. Te lo pedimos, Señor.

Para nuestro Salvador quien dijo “Quien come y bebe de mi ser, no morirá para siempre y que vino tantas veces al corazón de (Se nombra a los fallecidos) en la Comunión, le dé ahora la vida eterna, roguemos a Dios, Te lo pedimos, Señor. Amén.»

En este apartado las peticiones suelen extenderse bastantes, ya que se basan en las penurias espirituales que poseen los asistentes a la celebración. De acuerdo a esto se debe saber que la duración dependerá de lo que considere las autoridades eclesiásticas presentes en la misa de las peticiones por los difuntos. Es entonces que se procese a concluir proclamando las siguientes palabras por parte de los participantes:

“Óyenos, Señor Dios, escucha nuestros ruegos y otorga a la Santa Iglesia la veracidad de tu palabra, a todos los poblados la paz en la justicia, a los difuntos la compasión y la indulgencia que siempre anhelaron, y a nosotros el alivio que necesitamos. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor, Amén.”

Lecturas bíblicas

En esta parte se procede a realizar antes de las lecturas bíblicas una monición a la lectura de la palabra de Dios. Este preámbulo consiste en dar una motivación para recibir con fe estas escrituras, donde se advierten que la realización de la misa por las peticiones por los difuntos va de la mano con el culto y la fe. Al final el objetivo es que los fieles se preparen para la actividad que continua con la ceremonia. Está disponible en nuestro blog sobre novena al Padre Pío.

La primeras lectura bíblica

La primera lectura bíblica va de la mano con el Antiguo testamento, donde por lo general, se elige un versículo de la Biblia que guarde relación con los fallecidos. En estos casos el sacerdote escoge siempre alguno que prediga las palabras de nuestro Señor Jesucristo, ejemplo de ellos es la lectura del libro de Job, donde se describen contextos relacionados con la gloria eterna y la existencia de Dios. Proclama lo siguiente:

“Yo sé que mi hermanos Jesús está vivo y que al final me elevará sobre el polvo. Después de que me quede sin piel y ya sin mi cuerpo, veré al Omnipotente. Yo mismo lo veré y no otro, mis propios ojos le verán” Palabra de Dios.

Segunda lectura bíblica

Tomada también del libro de Job, se elige un texto que tenga que ver específicamente con las peticiones por los difuntos y este reza lo siguiente:

“Una voz del cielo me dijo: escribe esto, felices desde ahora los muertos que han muerto en el Señor. Sí, dice el Espíritu, que descansen de sus martirios, porque sus labores compasivas los acompañan. Es palabra de Dios” y los fieles responderán: te los pedimos Señor.

Tercera lectura bíblica

En este caso se tomará algunas palabras del libro de la sabiduría, en él se proclama la palabra de la vida de los buenos que ya tuvieron el anhelado encuentro con nuestro Señor creador, Dios. Este dice así:

La vida de los buenos está en manos de Dios y no los palpará el martirio. Los dementes especulaban que agonizaban, reflexionaba su tránsito como una desdicha, su partida de entre nosotros, como una catástrofe. Pero ellos se encuentran en paz. La multitud pensaba que eran sancionados, pero ellos esperaban seguros la eternidad.

Soportaron un poco de tiempo, recibirán grandes premios, porque Dios los puso a prueba y los encontró dignos de sí: los probó como oro en el fundidor, los acogió como un sacrificio agradable. Y el día del juicio en ellos brillará como centellas que prenden por un cañaveral. Los que confían en Él conocerán la verdad, y los fieles perseverarán con Él en el amor, porque los preferidos hallarán gracia y compasión.” Es palabra de Dios, Te lo pedimos señor.

PETICIONES POR LOS DIFUNTOS

Cuarta lectura bíblica

Palabras tomadas también del libro de la sabiduría, donde continúa con la misa de las peticiones por los difuntos y reza lo siguiente:

 “La persona justa, aunque fallezca, goza del descanso. La vejez respetable no radica en tener una enorme existencia, ni se goza por el número de años. La verdadera senectud es la sensatez, y la edad madura, es una vida sin oscuridad. La persona justa supo cautivar al Altísimo, que lo amó y ahora lo llevo con Él. Es palabra del Señor, Te lo pedimos Dios”.

Quinta lectura bíblica

Esta es tomada también del libro de la sabiduría, pero en las misas de las peticiones por los difuntos va dirigida más que todo a los jóvenes fallecidos. El texto reza lo siguiente:

“El justo, aunque muera tempranamente, tendrá reposo. Agradó a nuestro creador y Dios lo amó, vivía en una humanidad tentada, y Dios se lo llevó, para que la perversidad no depravara su conciencia y espíritu. Madurado en pocos años, llenó mucho tiempo. Como su alma era encantadora, lo sacó aprisa de en medio del mal. Palabra de Dios, Te lo pedimos Señor”.

Sexta lectura bíblica

En este apartado se toma la lectura del libro de los Macabeos, donde se esbozan descripciones del Nuevo Testamento, como por ejemplo:

“En aquellos días, Judas, el jefe de Israel, hizo una recaudación y envío lo recogido al templo de Jerusalén, para que se brindara un sacrificio por los muertos, obrando con gran integridad y aristocracia, pensando en la resurrección.

Si no hubiera anhelado la renacimiento de los caídos, habría sido inservible y grotesco orar por los fallecidos. Es un pensamiento noble y divino rezar por los difuntos para que sean redimidos de toda oscuridad. Es palabra del Altísimo, Te lo pedimos.”

Otras lecturas bíblicas

Luego de las lecturas anteriores es un requisito que en la misa de las peticiones por los difuntos, se deban ejecutar lecturas pertenecientes al Nuevo testamento. Esto se debe a que esta parte de la misa, tiene variaciones en comparación con las celebraciones tradicionales en cuanto a la lectura de la palabra de Dios. Ya teniendo conocimiento de esto, lo que debes hacer ahora es elegir alguno de los versículos que relacionan esta parte de la misa con el amor que se puede expresar hacia Jesús. Como por ejemplo:

Primera lectura, Carta de San Pablo a los Filipenses, dice:

“Hermanos: nosotros somos pobladores del paraíso, de donde aguardamos un Redentor, el Señor Jesucristo, el Mesías. El transmutará la menudencia de nuestro ser, según el modelo de su condición gloriosa, con ese poder que posee para someter y dominar todas las cosas. Palabra de Dios”.

PETICIONES POR LOS DIFUNTOS

Segunda lectura, Carta de San Pablo a los romanos, cita lo siguiente:

“Ustedes, han absorbido un Espíritu de hijos adoptivos que nos hace decir ¡Abba! Ese Espíritu y nuestro espíritu dan la misma demostración: que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos también herederos de Dios y coherederos con Jesucristo. Considero que los trabajos de ahora son poca cosa, pensando en la gloria que un día se nos descubrirá. Palabra de Dios”.

Tercera lectura, Carta de San Pablo a los Efesios, dice:

“Padre del Mesías Nuestro Salvador, que nos consagró desde el paraíso con toda clase de gracias divinas. En el Omnipotente nos prefirió antes de la creación del universo, para estar en su presencia sin culpa ni fallas. Desde la perpetuidad estableció que fuéramos sus hijos adoptivos por medio del Salvador. Eso es lo que Él quiso y lo que más le gustó. Palabra de Dios”.

Cuarta lectura, Carta de San Pablo a los Tesalonicenses, reza lo siguiente:

“Hermanos: no queremos que desconozcan la suerte de los fallecidos, para que no se pongan tristes como los que no tienen esperanza. Porque si creemos que el Mesías murió y resucitó, del mismo modo, a los que han muerto en tu Hijo Señor, nuestro Padre los llevará con Él y allí estaremos siempre con el Iluminado. Esto se lo decimos como de parte del Altísimo. Palabra de Dios”.

Salmos responsoriales

En la continuación de la misa de las peticiones por los difuntos, se realizan al terminar las lecturas bíblicas, la lectura de los almos responsoriales. El objetivo de estos salmos es llevarle paz a las almas de los fallecidos y de serenar las emociones de los desconsolados, esto con la finalidad de buscar y encontrar la tranquilidad de sus seres queridos fallecidos. A continuación, te detallaremos cada uno de estos Salmos.

Primer Salmo responsorial

“Mi espíritu tiene sed del Omnipotente, Oh Señor, tú eres mi padre, por ti levanto mi alma está deseosa de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, marchitada y sin agua. Mi alma tiene sed de ti.

¡Como te miraba en la capilla, viendo tu fortaleza y tu gloria! Tu gracia vale más que la vida. Mis labios pregonarán tu alabanza. Mi espíritu tiene sed del Altísimo. Toda mi vida te respetaré y alzaré mis manos suplicando.

Me saturaré con ricos manjares y mis labios te cantarán jubilosos. Mi espíritu tiene sed de ti, padre, porque tú fuiste mi auxilio y mi cobijo, a la sombra de tus alas canto con gozo. Mi alma está contigo y tu mano me sostiene”

Segundo salmo responsorial

Como continuación del salmo anterior predicado en la misa a las peticiones por los difuntos al que los fieles presentes deberán responder: “Marcharé en presencia de Dios, en el país de la vida.” Luego de que el sacerdote a cargo de la misa leerá:

Son guardados por nuestro Altísimo los sencillos. Y me salvó cuando yo me hallaba sin fuerzas. Marcharé en presencia de Dios, en el país de la vida. Aun cuando por mí fue dicho: “que desdichado soy” yo tenía Fe. Debido a mi apuro yo decía “los hombres son embusteros”. Marcharé en presencia de Dios, en el país de la vida.

La muerte de quienes son sus fieles mucho le cuesta al Omnipotente. Rompiste mis cadenas, Dios, Yo soy tu siervo. Marcharé en presencia de Dios, en el país de la vida.”

Tercer Salmo responsorial

Este será la última lectura en el apartado de los salmos responsoriales dedicados a la misa de las peticiones por los difuntos. A este salmo los fieles creyentes deberán responder: “Qué gozo cuando me dijeron: vamos a la casa de Dios”. Luego el celebrante continuará la lectura del texto, que consiste en lo siguiente:

Qué gozo cuando me dijeron: vamos a la morada del Todopoderoso. Ya están aplastando nuestros pies tus pasos, Jerusalén.

Qué gozo cuando me dijeron: vamos a la casa del Todopoderoso. Jerusalén está fundada como una localidad fuerte, allá sube el pueblo, el pueblo del Todopoderoso.

Qué gozo cuando me dijeron: vamos a la casa del Todopoderoso. Según el hábito de Israel, a celebrar el nombre del Omnipotente. Allí están los tribunales de Justicia, en el palacio del Rey.

Qué gozo cuando me dijeron: vamos a la casa del Todopoderoso. Pidan la paz para la casa del Señor, a los que viven en ese lugar. En la casa del Altísimo nuestro creador, te deseo todo bien.

Qué gozo cuando me dijeron: vamos a la casa del Todopoderoso.”

PETICIONES POR LOS DIFUNTOS

Cuarto salmo responsorial

También en relación con la misa en honor a las peticiones por los difuntos, puedes agregarle este cuarto salmo, donde los fieles participantes deben responder: “mi espíritu tiene afán del Dios vivo. ¿Cuándo veré tu rostro, Dios?”, el sacerdote procederá con la lectura:

Como busca la cierva flujos de agua, así mi espíritu te busca a ti, Padre mío. Tiene sed del Iluminado, del Dios vivo: ¿En qué momento pasaré a verlo? Mi espíritu tiene afán del Dios vivo. ¿Cuándo veré tu semblante, Omnipotente? Remite tu luz y tu realidad: que ellas me guíen y me lleven hasta tu albergue. Mi espíritu tiene afán del Dios vivo. ¿Cuándo veré tu rostro, Dios? Que me acerque el trono del Señor, al Omnipotente de mi dicha. Que te dé gracias tocando instrumentos, Dios, Dios mío. Mi espíritu tiene afán del Dios vivo. ¿Cuándo veré tu rostro, Dios?

Evangelios

Estos son conocidos en su mayoría por todos los católicos practicantes, consisten en la expresión de diferentes experiencias con relación a la vida y obra nuestro Señor Jesucristo.

Antes de comenzar con la lectura de estos evangelios, se realiza una breve introducción al tema que cita: “Ha sido ofrecido, la Resurrección y la vida, juntamente a la vida con el Señor, cuando tengamos la participación en el banquete que representa, el cuerpo y la sangre. Cumpliendo con el mandamiento del Amor y servicios al prójimo”.

Posteriormente, para celebrar la misa en conmemoración a las peticiones por los difuntos, se procede a leer los siguientes evangelios en relación a este tema, estos son:

Lectura del Santo Evangelio según San Juan, este reza lo siguiente:

En aquel tiempo, mientras elevaba los ojos hacia el cielo, el Salvador imploró diciendo: “Padre, esto es lo que te pido: que los que me confiaste estén conmigo, donde estoy yo, y miren mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la institución del universo”. Palabra de Dios

Segunda lectura del Santo Evangelio según San Juan

Continuando el anterior, este expresa lo siguiente:

En aquella época dijo el hijo de Dios: “Soy el pan vivo encomendado por el paraíso, el que pruebe de este pan existirá por la eternidad. El pan que voy a dar es mi carne para que el universo exista.

Los cabecillas judíos reñían apasionadamente: “¿Cómo puede este simple hombre darnos a comer su cuerpo?”

Y el Salvador respondió: “Se lo afirmo, si no prueban la carne del Hijo del Omnipotente no tendrá vida en ustedes. Quien se hace con mi carne y bebe mi sangre tiene la vida perpetua y yo le reviviré en el último día”. Palabra del Altísimo, Amén.

Tercera lectura del Santo Evangelio según San Juan

“Cuando el hijo de Dios alcanzó a Betania, Lázaro tenía ya cuatro días muerto. Al descubrir ella de que llegaba el Salvador, salió a su encuentro y le dijo: Mesías, si te encontrarás aquí, no habría fallecido mi familiar. Pero sé que aún ahora lo que desees al Todopoderoso, te lo concederá.

El Mesías le respondió: Tu hermano renacerá.

Marta confesó: Sé que renacerá en el último día.

Jesús respondió entonces: Yo soy el renacimiento y la vida, el que confía en mí, aunque haya muerto vivirá. Y el que está vivo, y confía en mí no morirá por la eternidad ¿Tienes fe en mí?

Marta objetó: Sí, mi Salvador. Yo creo que tú eres el emisario y primogénito del Iluminado, que tenía que venir a este mundo a salvarnos».

Entre otros evangelios también puedes elegir para las misas en honor a las peticiones por los difuntos, las lecturas del Santo Evangelio según San Mateo y las lecturas del Santo Evangelio según San Lucas.

Homilía

Este paso dependerá mucho del sacerdote a cargo si considera realizarla, pues hay muchas personas que no las consideran adecuadas para la celebración de la misa en conmemoración a las peticiones por los difuntos. Suelen ser acompañadas por cantos en la misa terminando con la frase: “Roguemos al Señor” y los fieles respondiendo: “Te lo pedimos Señor”.

PETICIONES POR LOS DIFUNTOS

Un ejemplo de la homilía es la llamada En recuerdo de nuestros difuntos, que dice:

“Hoy nos hallamos aquí congregados, debido a que aspiramos que nuestra memoria, sea cariñoso para nuestros familiares y amigos, que tanto quisimos. El vacío dejado en nuestras vidas, aún se conserva, pero estamos ansiosos de llenarlo con estas súplicas y recuerdo simultáneamente con el Todopoderoso.

Tenemos pues el alivio, de que se hallan en las manos del Señor, y además sabemos que, también contamos con su mediación y auxilio. Desde su nuevo lugar de morada que es el paraíso, siendo que por ti fue dicho: El que cree en mí, no morirá para siempre, y todo el que vive y cree en mí, aunque haya muerto vivirá”.

Oración de los fieles

Continuando con la celebración en honor a las peticiones por los difuntos, se realiza una oración a los fieles, donde se con mucha fe recitarás las siguientes palabras:

“Hoy nos acordamos con mucho afecto, de todos nuestros hermanos y familiares, así como también de nuestros amigos, que ya han abandonado de este plano terrenal. Nos amparamos pues en la ilusión viva, de que nos reuniremos algún día, en la casa de nuestro Señor Omnipotente.

Es por ello que hoy te pedimos mi Dios por (nombre del fallecido), quien es tu hijo y también nuestro amigo. El cual abandonó este mundo, a fin de que viva en tu Reino lleno de todo el cariño y la Paz. Te lo pedimos Señor.

También por todos aquellos que parten de este mundo en destierro, siendo dejados del amor que los suyos debieron ofrecerle. A fin de que nunca, sientan el abandono del Iluminado. Roguemos al Señor.

De igual manera, por aquellos que se encuentran padeciendo, de una enfermedad larga, a fin de que siempre tengan una ayuda amiga. Y que, de manera afectuosa, les ofrezcan auxilio y el desahogo que necesitan. Roguemos al Señor”.

Preces en forma de letanías

Este es una oración que los feligreses en conjunto con el sacerdote deben realizar llenos de fe en Dios, como por ejemplo:

“Dios, ten misericordia de nosotros (se repite dos veces). Jesús, ten compasión de nosotros (se repite también dos veces) Dios, ten misericordia de nosotros, Tú que convertiste el agua en vino. Dios, ten misericordia de nosotros. Tú que apaciguaste la tormenta del mar enfurecido. Dios, ten misericordia de nosotros. Tú que sollozaste ante el sepulcro de tu amigo Lázaro.

Dios, ten misericordia de nosotros. Tú que llamaste al cielo al buen ladrón. Dios, ten misericordia de nosotros. Tú que oyes nuestros ruegos. Dios, ten misericordia de nosotros. Tú que eres el alivio de los que imploran. Dios, ten misericordia de nosotros. Santa Virgen María, Madre del Señor. Ruega por nosotros. Santo Ángel de la Guarda de (nombre del fallecido). Ruega por nosotros. Patrono de (nombre del fallecido) quien llevó tu nombre. Ruega por nosotros.

Oremos: Mi Dios, tú que tienes misericordia de nosotros, Otorga a (nombre del fallecido) el descanso eterno. Y a nosotros el desahogo que te pedimos. Por tu hijo Nuestro Señor. Amén”.

Oración del Padrenuestro

A continuación, el religioso de la misa en conmemoración a las peticiones por los difuntos, solicita recitar la oración que el Salvador nos enseñó. Así que tomándose de las manos rezan todos juntos él: “Padrenuestro, que estás en el cielo…” mientras se está orando, el sacerdote salpicará la urna con agua bendita, esto se realiza como memoria de su bautizo en la casa de Dios.

Bendición final

Llegando casi al final de la ceremonia en honor a las peticiones por los difuntos, se les brinda la bendición final a esos familiares y amigos fallecidos. Se debe repetir las siguientes palabras:

“Bríndales, Dios el merecido descaso y que brille para ellos la luz perpetua. Qué los espíritus de los fieles fallecidos, por la compasión del Todopoderoso, descansen en paz. La bendición de Dios todopoderoso acompañe a nuestro hermano difunto y permanezca siempre con todos ustedes y con su espíritu. En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén”.

Despedida

Ya se finaliza la celebración en honor a las peticiones por los difuntos con las palabras dirigidas por el encargado. Comienza agradeciendo a los familiares del fallecido y brindándoles la bendición del Altísimo por haber compartido ese momento de tristeza. Luego de esta formalidad el religioso se dirige de manera espontánea a todos los presentes y puede que concluya con unas palabras como estas: “Que los espíritus de los fieles fallecidos descansen en paz, amén”. 

Reflexiones cristianas sobre la muerte

Este apartado se agrega a gusto del sacerdote y por lo general eligen un texto que tenga relación con las peticiones por los difuntos, como por ejemplo los Prefacios del Misal romano, estos citan lo siguiente:

“La vida de los que creemos en ti, Dios, no acaba, sino que cambia. Al desbaratar nuestro refugio en la tierra, se nos regala una residencia en el paraíso. Tu voluntad, Mi Dios, nos dio la vida y tus órdenes la rigen. El pecado nos restituye a la tierra de la que habíamos sido fundados.

Pero tu Hijo dio su vida en la Cruz, para que gozáramos de la vida eterna. Gracias, Todopoderoso, porque al redimirnos por la muerte de Jesucristo, Tu voluntad salvadora nos lleva a nueva vida, para que participemos de la resurrección del Salvador.

Porque tu Hijo es la salvación del universo, la vida de todos, la resurrección de los muertos. Venturosos los fallecidos que mueren en el Señor. Si vivimos, para el Omnipotente vivimos, y si fallecemos, fallece para Dios. Fortalece unos a otros con estos léxicos”.

De esta manera concluye la celebración en honor a las peticiones por los difuntos, recuerda hacerla con toda la fe del mundo y así, tus seres queridos consigan el descanso eterno. Si te gustó este artículo, te invitamos a leer sobre oración de sanación espiritual.


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