La batalla de las Termópilas y los 300 espartanos de Leónidas

Batalla de las Termópilas

(1814) Leónidas en las Termópilas. Jacques Louis David [The Gallery Collection/Corbis]

La batalla de las Termópilas, es una de las batallas más sonadas en la actualidad del mundo clásico. Es cierto que el cine ha colaborado en ello, pero ¿Porqué es tan interesante?

Esta no es una batalla, es la historia en la que un puñado de hombres retuvieron durante tres días a un ejército muy superior para salvar a Grecia.

Situación antes de la batalla de las Termópilas

A finales del siglo VI a.C. estamos en un momento en que el Imperio Persa comprendía un territorio muy extenso: las regiones entre el mar Egeo y el río Indo, así como el Alto Egipto y el mar de Arán.

Comenzó la rebelión Jonia, cuando las ciudades griegas de Asia Menor se alzaron contra la autoridad del rey Darío. Su hijo el rey Jerjes, decide vengar a su padre y avanzar hacia Atenas en la primavera de 480 a. C. con el mayor ejército terrestre reunido hasta el momento y con una flota impresionante.

Cuando las noticias llegan a Esparta, Leónidas, uno de sus reyes, decide entregar su vida y la de sus hombres para retener al ejército invasor en el paso de las Termópilas, lugar de entrada natural a Grecia.

La decisión de los espartanos que da comienzo a la batalla de las Termópilas

Las ciudades griegas que decidieron hacer frente al ejército de Jerjes, se reunieron en el templo de Poseidón en Corinto y formularon un juramento que sería el comienzo de lo que se conocería como la Liga Helénica. Parecía lógico aguardar a los persas en alguno de los pasos de montaña que éstos debían subir y así podrían hacerles frente con alguna posibilidad de triunfo.

Así lo dispuso Leónidas, sin embargo se encontró frente a un impedimento. Las ciudades no querían interrumpir las fiestas carneas dedicadas al Dios Apolo Carneo, por lo que no iban a participar. El rey espartano, al menos, pudo conseguir una dispensa especial para llevar con él a su guardia personal: 300 hombres.

Se dice, que el Oráculo de Delfos profetizó que uno de los reyes Espartanos debería morir si querían evitar que los persas ocuparan el territorio. Tras ello, Leónidas se aseguró de ser él quien tuviera el honor de ser el rey elegido. Estaba decidido: él y sus 300 hombres les harían frente.

La organización de la resistencia

Analizando las tierras que Jerjes y su ejército debían atravesar, se hacía visible que el lugar más idóneo para hacer frente a los persas sería el paso de las Termópilas. Un lugar compuesto por un desfiladero de unos 1300 metros y una anchura entre 15 y 20 metros que sería una ventaja a la hora de enfrentar a un ejército numeroso. De manera que el ejército invasor no podría extenderse.

A esta situación ventajosa, habría que añadir que a un flanco había un acantilado y al otro una gran montaña lo que ayudaría a que no pudiera alcanzarse la retaguardia del ejército de Leónidas para hacerles una emboscada.

Una vez ideado el plan, quedaba reunir a los 300 hombres que acompañarían a Leónidas en busca de la gloria eterna.

Elección de los 300 hombres

La guardia de los reyes espartanos se componía de 300 hombres elegidos con gran cuidado, comprendían edades entre los 20 y 29 años y debían demostrar su valía en una intensa competición. Debían ser valientes, demostrar una buena destreza con las armas y tener resistencia física.

Además de todo ello, los 300 que participarían en la batalla de las Termópilas tenían una característica más: eran conscientes de que no vencerían e iban directos a la muerte. Desde pequeños, a los Espartanos les enseñaban que no había cosa más vergonzosa que ser considerado un cobarde y eso sucedía si se volvía con vida de una batalla perdida. A los supervivientes de batallas perdidas, se les señalaba y repudiaba de por vida.

Debido a que este ejército iba camino a la muerte, Leónidas solo escogió a aquellos hombres que tuvieran mínimo un hijo varón que perpetuara su linaje.

Hacia la batalla de las Termópilas

Acompañados de 1.000 periecos y 1.000 ilotas no combatientes, Leónidas y sus hombres comenzaron la marcha. Primero atravesaron el Peloponeso donde se incorporaron 4.000 guerreros más y poco a poco en su avance hacia las Termópilas se irían incorporando otros 2.000 hombres más. En total un número de unos 7.000 hombres acompañaban a Leónidas que debían hacer frente a un ejército de casi 200.000. No iba a ser una tarea sencilla.

Al llegar a las Termópilas acamparon para esperar a las tropas de Jerjes. Mientras esperaban el rey Jerjes le mandó un mensaje a Leónidas en el que le exigía entregar las armas. Leónidas le contestó que fuera a por ellas.

Comienza la batalla

Jerjes comenzó lanzando tropas hacia los griegos y quedó reflejado que los espartanos no iban a rendirse con facilidad. Los hombres caídos de Jerjes eran sustituidos por otros y otros. En ello se pudo ver que el rey tenía muchos combatientes pero pocos de ellos eran soldados bien formados como los que acompañaban a Leónidas.

Termópilas

Fragmento de la película: 300

Por último, sería la propia guardia del rey Jerjes «los inmortales» quienes acudirían a la batalla. La mayor longitud de las lanzas griegas les daría la ventaja a éstos. Agotado de la batalla por tierra, Jerjes mandó atacar a Atenienses y Eginetas en el cabo Artemisio con la intención de desembargar en la retaguardia de los griegos.

Sucedió que justo antes del comienzo de la batalla, las naves de Jerjes habían sufrido grandes daños por el temporal y aún no estaban preparadas para llevar a cabo ese ataque, es lo que llevo a una batalla sin un vencedor claro.

En ese momento acababa el segundo día de combate.

El último día de la batalla de las Termópilas

Cuando Jerjes ya estaba desesperado, un aldeano traicionaría a su pueblo e indicaría al rey como rodear el ejército de Leónidas.

Al darse cuenta de aquello, el rey Leónidas expuso a todos los hombres bajo su mano que pronto iban a perecer y que ninguno estaba obligado a quedarse allí con él a esperar ese futuro. Hay quien considera que esta decisión también sería una estrategia que permitiría a estos hombres preparar una futura batalla en sus ciudades para defenderlas.

Junto con el rey espartano quedarían sus 3o0 hombres, al menos los que aun quedaban con vida que eran la mayoría, también permanecerían los ilotas, lo periecos y los guerreros beocios. 

Comenzaba la madrugada del tercer día de batalla en las Termópilas.

Heródoto, cronista griego, nos relata como al llegar este momento y verse rodeados por el ejército de Jerjes, los hombres de Leónidas sacaron todas las energías que les quedaban. Aun con las lanzas rotas, seguían combatiendo con las espadas. En el fragor de la batalla caería Leónidas.

En ese momento la batalla cambió, el objetivo era el cuerpo del rey. Los griegos consiguieron hacer retroceder a las tropas de Jerjes hasta en cuatro ocasiones para impedir que se lo llevaran.

Cuando no quedó ninguno de los hombres de Leónidas en pie, Jerjes bajó al campo de batalla y ordenó cortaran la cabeza de Leónidas para ponerla en un palo clavada.

Batalla de las termópilas

fragmento de la película 300

El después de la batalla de las Termópilas.

Un grupo de espartanos acudió a las Termópilas cuando las tropas persas ya se fueron y decidieron enterrar allí mismo los restos de Leónidas. 

Tiempo después, sus huesos serían trasladados a su ciudad para honrar a Leónidas con un funeral de estado. En su tumba se puso una estela con su nombre y el de sus 300 hombres.

Se llegaría a adorar a Leónidas como un héroe semidivino, que llevó a cabo aquella batalla inspiradora y por la que, un año después, eliminarían por completo a los persas de las tierras griegas.


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