Características de la Vicuña, Símbolo Patrio Peruano

La Vicuña es un mamífero artiodáctilo y la especie más pequeña de los camélidos sudamericanos. Habita en las llanuras de los altos Andes, principalmente en Perú. Por lo tanto, al ser el país que acoge a más ejemplares, este animal es un símbolo patrio peruano, inclusive se encuentra representado en el escudo nacional. Este camélido se divide en dos subespecies; la vicuña del norte y la vicuña del sur. En este artículo te contaremos todo sobre este animal.

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Características de la Vicuña

Este animal tiene un característico color beige y en ocasiones, como su nombre lo indica, color vicuña en el lomo (marrón claro rojizo). Por otro lado, tiene blanca la zona central de su cuerpo, las patas y el rostro. Los tonos de estos colores pueden variar dependiendo de la región en donde habite la vicuña. La subespecie del norte es más oscura que la del sur, además que tiene un mechón de pelo largo y blanco en el área pectoral.

El cuerpo de la vicuña es delgado y estilizado en comparación con el de sus familiares, las alpacas y los guanacos. De hecho, hace muchos años se creía que este animal era el antepasado salvaje de la alpaca, pero actualmente se considera que las alpacas y las llamas son descendientes del guanaco. La cabeza de este camélido es pequeña y en forma de cuña; las orejas delicadas y puntiagudas; y los ojos grandes y orientados hacia al frente. Asimismo, estos están enmarcados con pestañas de gran grosor que evitan la entrada de polvo y arena.

El cuello de este animal es alargado y de un color naranja pálido, al igual que sus patas, las cuales carecen de pezuñas y en su lugar poseen almohadillas. Esta adaptación anatómica permite que puedan caminar por casi todo tipo de suelo, incluso en terrenos pedregosos. Su caminar tan peculiar, en el cual se utiliza solo las plantas de los pies y no los dedos, influye en un mejor agarre a la hora de estar zonas con muchas rocas y grava.

La vicuña es el camélido sudamericano más pequeño, este tiene una altura hasta los hombro de entre 75 y 85 centímetros. Por su parte, el peso ronda entre los 35 y 65 kilogramos. La cola es bastante corta, de aproximadamente unos 25 centímetros de longitud. Además, una característica exclusiva de esta especie es que posee 2 dientes incisivos parecidos a los de los roedores, los cuales están cubiertos por un lado con esmalte.

Su cuerpo está cubierto de un denso, sedoso y uniforme pelaje de un tono marrón rojizo en la parte superior, beige a los lados y blanco en la zona del pecho y del cuello. La lana del área del pecho es más larga que la del resto de su cuerpo, inclusive llegando a medir unos 30 centímetros de longitud. La fibra de su lana es considerada una de las más finas del mundo, con alrededor de 15 micras de diámetro, mucho menos de la mitad de lo que suelen medir los cabellos humanos. Estas fibras crecen muy juntas con la finalidad de proteger al animal del frío, la  llueva y el viento.

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Subespecies

Existen dos subespecies de este animal; la vicuña austral o vicuña del sur (Vicugna vicugna vicugna) y la vicuña del sur o vicuña peruana (Vicugna vicugna mensalis). La primera subespecie reside en Chile, Argentina y Bolivia, y la segunda habita en Chile, Bolivia y Perú. Pese a que este animal también se encuentra en las zonas altas andinas de Ecuador, esto se debe a que la vicuña fue introducida en dicho país en 1988 con la ayuda de Perú, Chile y Bolivia, naciones que entregaron a ejemplares de su propia población.

Distribución y Hábitat

Este camélido está presente en la región Sudamericana, es oriundo de Perú, Chile, Argentina y Bolivia. Como se mencionó anteriormente, fue introducida en Ecuador hace varias décadas, puesto que su estado de conservación era bastante vulnerable. Entre los años 1998 y 1999 arribaron cientos de ejemplares al Ecuador provenientes de Perú, Bolivia y Chile. Desde ese entonces, a partir de las vicuñas donadas, se fue recuperando la población ecuatoriana.

La distribución natural de la vicuña abarca la cordillera de los Andes en Ecuador, en la Sierra central, y en el sur de Perú, en donde reside la mayor población de esta especie. En Bolivia, las vicuñas habitan los páramos situados en el oeste del país, a unos 3.600 y 4.800 metros de altitud. También habita en el norte de Chile en las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta, Atacama, Coquimbo y en el noreste de Argentina, en las provincias de Misiones, Corrientes y Chaco.

Este animal habita en todo el Altiplano andino, extensa planicie de altura. En estas áreas montañosas la vegetación es baja y se clasifica en seis tipos: tundra pantanosa, praderas, halófila, cactus de soporte, estepas arbustivas, estepas herbáceas y estepas arbustivas con tolares (plantas). La vicuña tiene la capacidad de resistir elevaciones de casi cinco mil metros de altura, debido a que cuenta con un gran corazón y células sanguíneas de hemoglobina que le permiten una mayor afinidad para captar oxígeno.

Asimismo, las vicuñas disfrutan de los climas semi-áridos, climas que se caracterizan por ser secos y calientes durante el día pero fríos por las noches, las temperaturas suelen posicionarse por debajo de los 0ºC. A pesar de que habitan en zonas en donde el ambiente es muy seco, a diferencia de otros camélidos como el camello, la vicuña si necesita beber agua a diario, por lo tanto debe vivir cerca de cuerpos de agua.

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Alimentación

La alimentación de este animal se basa en una dieta exclusivamente herbívora. Sin embargo, es un poco complicado saber concretamente que es lo que come la vicuña, puesto que en su hábitat la vegetación es bastante rasa. De hecho, diversos estudios científicos han intentado identificar cuáles son los tipos de plantas de las que se alimenta, mediante la observación del estado de las plantas una vez ingeridas o analizando sus excrementos, pero aún no existe una información concluyente.

Pese a ello, la vicuña resulta bastante selectiva cuando de su alimentación se trata. Esta se alimenta de plantas perennes, además posee una adaptación anatómica de su hocico que le permite seleccionar hierbas jóvenes de entre los brote más fuertes. Estas hierbas que consigue debajo de las piedras, las corta y mastica gracias a sus dientes incisivos, que al igual que los roedores les crecen a lo largo de toda su vida.

Estos camélidos se alimentan en grupos, con frecuencia de los restos que han dejado otros animales. Una vez que lo hayan hecho, se mueven y se dispersan. Las vicuñas evitan a toda costa cualquier conflicto con otras especies por las zonas de alimentación. En ocasiones se puede observar a ejemplares lamer rocas carbonáticas, las cuales son ricas en sales. Las vicuñas también beben agua salada, aunque pueden estar varios días sin tomar agua, su cuerpo si necesita la sal.

Los territorios de alimentación son protegidos por los machos adultos, y algunas de las áreas son  especiales para las hembras que se encuentre en periodo reproductivo. Estos territorios de aproximadamente unas 184 hectáreas son cuidados por las vicuñas por medio del pastoreo regular, favoreciendo de esta manera que las zonas verdes se renueven. Todos los ejemplares luego de ingerir el alimento, acostumbran a rumiar en un estado de reposo.

Comportamiento

Las vicuñas tienen un comportamiento parecido al de sus familiares los guanacos, son animales gregarios, es decir, que tienden a vivir agrupados en manadas. Su organización social se podría clasificar de la siguiente manera; grupos familiares, grupos de solteros y machos solitarios. Estos grupos familiares están conformados por un macho líder, entre 3 y 15 hembras y algunas pocas crías o ejemplares jóvenes. Además, son animales muy tímidos y tranquilos. No obstante, ocasionalmente pueden ser bastante territoriales. Los machos vicuña protegen sus territorios con peleas.

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Entre las fronteras de los territorios de cada familia se encuentran varios bosteaderos (acumulación de excrementos del rebaño), que aunado a la presencia del macho líder de la manada son señales que evitan que los intrusos se acerquen. Muchas veces estos bosteaderos también funcionan como una señal de reproducción. De esta manera los machos distinguen si en su territorio alguna hembra está en celo, puesto que su orine tiene un olor bastante peculiar.

Si se lleva a cabo este proceso reproductivo, las madres tienen la capacidad de quedar embarazadas nuevamente pasada una semana desde el parto. Las madres pueden mantener y alimentar a dos crías al mismo tiempo, la que está gestándose en su vientre y la que ya dio a luz, la cual requiere que la amamanten por los primeros ocho meses de vida. Por ello, las hembras que conforman estos grupos familiares pasan la mayor parte de su tiempo comiendo, para nutrirse ellas y nutrir a sus crías.

Las sociedades de las vicuñas son sumamente rígidas y cerradas, no permiten que ningún otro individuo ingrese a su rebaño, estas permanecen juntas durante todo el año y casi nunca se separan de las demás. Por esta razón, existen los grupos grandes de solteros y machos solitarios, puesto que los machos que ya son adultos, y no han podido integrarse nunca a un grupo de hembras con crías deciden agruparse entre ellos.

Estos camélidos descansan en laderas y pendientes, debido a que intentan pasar lo máximo posible por desapercibidos ante sus depredadores, además procuran no compartir las mismas áreas de alimentación y hábitat. A causa de ello, han desarrollado una increíble capacidad auditiva, a penas sienta que su manada se encuentra en peligro, el macho líder emitirá una señal para alertar a los demás. Tienen la habilidad de correr hasta 50 kilómetros por hora para lograr escapar de sus depredadores.

Las vicuñas tienen la particularidad de asentarse en dos territorios. Estas pasan las noches en laderas secas y durante el día bajan a los pantanos, pastizales y llanuras para socializar y alimentarse. Esta peculiar rutina la convierte en unos de los pocos animales que eligen dos territorios diferentes y autónomos, uno para el descanso y el otro para alimentación. Usualmente ambas zonas tienen una franja de terreno que las divide pero igualmente las distingue de las tierras de otros rebaños.

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Mientras transcurre su periodo de descanso, en la noche están expuestas a bajas temperaturas. Sin embargo, las vicuñas tienen la capacidad de soportarlo gracias al calor de la luz solar que han recibido durante el día, el cual ha sido almacenado en su piel y las mantiene cálidas en las noches. Asimismo, estos grupos familiares de vicuñas tienen en sus territorios revolcaderos en los cuales empolvan la fibra de su lana, evitando de esta manera que se vuelva más esponjosa de lo habitual.

Reproducción

Las vicuñas son mamíferos vivíparos, es decir, cuyo embrión es desarrollado dentro del útero de la madre durante un largo tiempo, allí es alimentado con los nutrientes necesarios para crecer hasta que sea la hora del parto. El cortejo de este camélido puede ser considerado bastante primitivo, puesto que el macho excitado, intenta perseguir a la hembra hasta cansarla, la empuja e inclusive la muerde, obligándola a que se eche en el suelo, en ese momento es donde se lleva a cabo el apareamiento.

Este proceso pre-coito da la impresión de que el macho fuerza el acto sexual. Por este motivo, el coito es realizado con la hembra arrodillada o echada, en pocas ocasiones sucede con la hembra de pie. De igual manera, esto también se puede impedir, existen casos alejados en donde la hembra no desea en lo absoluto que suceda el acto sexual y rechaza el acercamiento del macho, huyendo y dando patadas hacia atrás.

Una característica muy particular de esta especie cuando de reproducción se trata, es que el macho líder del grupo familiar se aparea con todas las hembras sexualmente maduras que lo conformen. Las vicuñas hembras cumplen esta madurez sexual al cabo de los 14 meses de edad, sin embargo, no procrean sino pasado los 2 o 3 años. Por otro lado, los machos de esta especie alcanzan su madurez sexual a los 2 años de edad, pero no conforman una familia sino hasta los 3 o 4 años.

Generalmente el apareamiento se producirá entre los meses de marzo y abril. Pese a ello, la época de reproducción puede variar dependiendo de la región en donde se encuentre el rebaño. Por su parte, el período de gestación suele durar unos 11 meses, 330 días aproximadamente. Lo más común es que la madre de a luz a una sola cría, pero eventualmente alguna hembra puede tener 2 recién nacidos durante el parto.

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Casi todos estos nacimientos, se producen durante la temporada de lluvias, entre febrero y abril. Además, estas crían nacen en la mañana, lo que les permite que para la tarde ya estén secas y listas para enfrentar las tormentas de granizo que regularmente son a diario. Las hembras de esta especie poseen la destreza de entrar en celo pasado poco tiempo desde que dieron a la luz, por lo tanto estas crían todos los años. Estos jóvenes vicuñas se alimentan de su madre durante unos 10 meses, pero se quedan en este rebaño hasta los 18 meses de edad.

La madre se marcha con su cría hacia zonas altas durante las dos primeras semanas de vida, práctica que realizan para estar lo más alejadas de posibles depredadores. Una vez que hayan alcanzado los 4 meses de edad, el pequeño retoño pasa gran parte de su día jugando con otras crías de territorios vecinos. A pesar de que los machos protegen sus territorios ante la invasión de cualquier individuo ajeno a él, las crías si tienen la posibilidad de traspasar los límites entre territorios. De esta manera, las vicuñas inexpertas adquieren un buen aprendizaje de la vida social de la especie con total libertad.

También a los 4 meses, su lana comienza a cambiar de un color marrón claro a un tono más rojizo y le empiezan a crecer los pelos largos y blancos en el área del pecho. A los 7 meses, el macho abandona regularmente su territorio para integrarse a una manada llena de solteros. Estos machos célibes fuertes y saludables pelearán con los machos dominantes de otros harenes para tomar su posición y hacerse cargo de la manada. El destino de las hembras es distinto, puesto que estas son expulsadas del harén al año de edad y se incorporan a grupos compuestos de puros machos ante la espera de conformar otro.

Tipos de manejo

Existen dos maneras principalmente para criar y obtener la lana de este animal. La primera es la silvestre o libre, esta consiste en la captura de las vicuñas que se encuentran en un estado de libertad. A partir de allí, se emplea una técnica milenaria denominada Chaco, manera de capturar vicuñas utilizadas por los incas. En ella una gran cantidad de personas sostienen cuerdas con cintas coloridas, las cuales sirven para armar unas especies de barreras distribuidas por el altiplano en donde habitan.

Las barreras están hechas con palos de 2 metros de altura y tienen una red por fuera de ellos, por lo tanto son desarmables y pueden ser llevadas a distintas áreas para hacer el mismo procedimiento. El largo de estas barreras es de aproximadamente 1 kilómetro, además funcionan como embudos, puesto que al estrecharse cada vez más, ayudan a que las vicuñas ingresen a los corrales que se encuentran en el final.

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En este método de caza inofensiva todos los que participen deben tener mucha coordinación entre sí para que ninguna vicuña logre escaparse. Justo después que estén capturados todos los ejemplares, se comienza a esquilar a algunos de ellos, por ejemplo a aquellos que tengan la lana de un largo superior a los 4 cm, pero procurando no hacerlo con las crías o con las madres que se encuentre en un estado de gestación avanzado. Aunado a ello, se les examina para evaluar su estado de salud mediante muestras de sangre o muestras de heces, luego de estos exámenes se les libera de nuevo a su hábitat natural.

Generalmente, en este método las ganancias obtenidas por la venta de la lana del animal, son para las comunidades cercanas a las zonas en donde habitan las vicuñas o para aquellos que hayan participado en la captura. Pese a que no se le realiza ningún daño al animal, estas se pueden ver un poco perturbadas durante la captura. Asimismo, esta forma de utilizar a las vicuñas es la única manera posible en Bolivia. En algunas localidades de Perú, Chile y Argentina se utiliza pero no es tan común.

Por otro lado, existe una segunda manera de ser criada, en cautiverio o encerradas. Sin embargo, en esta hay dos tipos de cautividad; en la primera se mantienen en corrales bastante grandes de alrededor 1000 hectáreas o en muy pequeños como en Argentina, en donde son de un tamaño aproximado a las 10 hectáreas. Aun cuando muchos denominan el primer tipo como semicautividad por contar con más espacio, cualquier tipo de manejo que no permita que el animal se desplace con total libertad es calificado como cautiverio.

Cuando se les restringe el libre movimiento a estos animales, las confrontaciones entre los machos de grupos familiares y los machos de grupos célibes son muy frecuentes, todos se encuentran muy reactivos ante cualquier situación que pueda incomodarlos. Esto se debe a que en su hábitat natural las manadas de solteros suelen estar muy apartadas de los grupos familiares. Por lo tanto, para evitar que sucedan peleas, se debe separar a un grupo del otro o también se les puede castrar.

Estos corrales ya sean muy pequeños o muy grandes, tienen un alto costo a la hora de ser creados, puesto que los alambrados deben medir unos 2 metros de altura. De igual manera, estos corrales muchas veces no poseen áreas que les permitan a las vicuñas alimentarse adecuadamente, ya que no cuentan con pastizales frondosos ni con zonas para beber constantemente agua. Aunque este método también beneficia a muchas personas, el animal se ve perjudicado puesto que se está interfiriendo en la biología de la especie.

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Estado de Conservación

El estado de conservación de la vicuña, se encuentra en la categoría de “Preocupación Menor” en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Este categoría aparece en los Apéndices I y II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), al igual que en el Apéndice I de la Convención sobre Especies Migratorias (CMS o Convenio de Bonn), a excepción de las comunidades peruanas que figuran en el Apéndice II.

En la antigüedad, esta especie llegó a alcanzar una población de más de tres millones. No obstante, durante el período de los Incas, las vicuñas empezaron a ser capturadas para obtener su lana y utilizarla para la creación de su vestimenta. La sociedad Inca tenía una especie de «método» en el cual se intentaba proteger el bienestar de este animal y de su población, en este se establecía un límite máximo de ejemplares para la caza. Además, sólo la realeza podía utilizar su lana para vestirse, estaba totalmente prohibido que el ciudadano promedio usara abrigos hechos de lana de vicuña.

Al pasar los años la demanda de la fibra de la lana de vicuña aumentó, así como la caza excesiva y el descenso de su abundante población. El estado de conservación pasó de ser favorable a sumamente preocupante, puesto que con la llegada de los conquistadores españoles a territorios sudamericanos, estos se encargaron de usar otros métodos distintos a los que utilizaban los Incas, como el uso de armas de fuego para atraparlos y facilitar la exportación de cientos de ejemplares a Europa.

La caza excesiva ocasionó que hubiese una disminución de las poblaciones de vicuñas bastante significativa, con índices muy bajos durante los años sesenta. En esta década, estos animales fueron cazados hasta casi haber llegado a la extinción. En el año 1969, la población se habría reducido hasta aproximadamente a los 10 mil ejemplares. Para 1974, sólo quedaban unos 6.000 ejemplares en todo el mundo.

Debido a esto, en 1979 los cinco países sudamericanos en donde viven las vicuñas; Ecuador, Argentina, Chile, Perú y Bolivia firmaron un convenio llamado Convenio para la Conservación y Manejo de la Vicuña. Las comunidades andinas afectadas por esta problemática fueron las más favorecidas de dicho convenio. Desde ese entonces, las regiones perjudicas han creado áreas protegidas para así garantizar su conservación.

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Gracias a estos esfuerzos de conservación entre naciones, en donde se hicieron compromisos mediante normas y reglamentos para frenar la caza indiscriminada de la especie, el aumento de la población de vicuñas fue en un aumento constante. Dando como resultado 200.000 ejemplares en menos de treinta años. Hoy en día, la población ya supera los 350.000 ejemplares de vicuña, de tal manera que la especie ya no está catalogada como animal en peligro de extinción.

Cada gobierno desarrolló un plan de acción distinto para su conservación. Bolivia, por ejemplo, apoya el uso de la lana de vicuña por comunidades locales, siempre y cuando después de que se le haya esquilado se les suelte de nuevo a su hábitat natural, este país usa el tipo de manejo conocido como silvestre. Por otro lado, Argentina utiliza el segundo tipo, en el cual se les mantiene cautivas, ocasionando muchas veces un efecto negativo en el ecosistema. Estos esfuerzos para preservar la especie han traído un resurgimiento extraordinario de la vicuña.

Sin embargo, en la actualidad existen ciertos factores que se aúnan a las posibles causas de la disminución de la población de vicuñas. Una de ellas es que las comunidades locales consideran al animal como un buen contrincante del ganado doméstico, por lo tanto en ocasiones ahuyentan a las vicuñas ya que no toleran su presencia, trayendo como consecuencia cambios en su distribución y hábitat. A pesar de que ha pasado mucho tiempo desde la colonización española, la caza furtiva sigue teniendo lugar en muchas regiones para ser transportadas clandestinamente a Europa o Asia.

De igual manera, la pérdida de su hábitat natural es otra de las causas que ocasiona considerables pérdidas de ejemplares. El sobrepastoreo, produce que las zonas de alimentación no tengan el suficiente tiempo para recuperarse y florecer. Asimismo, actividades humanas como la minería, la contaminación de cuerpos de agua o el cambo climático pueden provocar efectos perjudiciales sobre el ecosistema de la vicuña. El ser humano inclusive ha añadido al mapa una nueva amenaza, esta es la creación de un híbrido entre una alpaca y una vicuña, denominada pacovicuña.

Aunque se han implementado varias leyes e iniciativas para su conservación y los índices se han recuperado, todas estas amenazas ante mencionadas pueden provocar que el problema suceda nuevamente. El estado de conservación sólo tendrá un panorama esperanzador si se siguen las medidas dadas por los gobiernos. Las vicuñas son el espíritu y el corazón de los altiplanos andinos, allí radica la importancia de cuidar y preservar la especie.

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Convenio para la Conservación y Manejo de la Vicuña

La vicuña es una de las pocas especies que se ha encontrado en peligro de extinción y ha tenido una considerable atención a nivel mundial, situación en la que muchas naciones han cooperado entre sí para evitar su extinción. Desde 1900, en la República de Bolivia existen leyes para la protección de esta especie, pero no fue hasta 1969 que los demás países en donde habitan las vicuñas, Perú, Argentina, Chile y Ecuador decidieron conformar un convenio en el cual todas las repúblicas establecieron medidas estrictas sobre la caza indiscriminada de este animal.

No obstante, a partir de ese convenio, diez años después se decidió modificar la postura rígida de los países antes mencionados a una más flexible, debido a que podía ser legal aprovechar a la especie siempre y cuando sólo se tratará de esquilar a ejemplares vivos, nunca liquidarlas para fines comerciales. Estos países con el fin de continuar fomentando la preservación y el buen manejo de la vicuña, renovaron el Convenio para la Conservación y Manejo de la Vicuña, en el cual se especificaban una gran cantidad de términos.

Los gobiernos signatarios del convenio pactaron que la conservación de la vicuña significaría un beneficio económico para la comunidad local mediante el compromiso de que se aprovecharía gradualmente, además de que estarían bajo la observación rigurosa y continua del Estado. De esta manera se estarían aplicando los métodos correctos para manejar a la fauna silvestre de los altiplanos andinos, los organismos oficiales competentes son los que se encargarían de dicho asunto.

Asimismo, estos gobiernos prohibieron la caza y la comercialización ilegal de esta especie, al igual que cualquier producto y derivado de su lana en todo el territorio de los países correspondientes. En este convenio se priva a cualquier persona de la comercialización interna y externa de la vicuña, a menos que sea previamente autorizada y bajo el severo control del gobierno. La transformación de la fibra de la lana a telas o ropas, sólo se podrá vender por medio de una coordinación previa con la Comisión Técnica Administradora de dicho convenio.

La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas en Flora y Fauna Silvestres realizada en Washington, EE. UU en el año 1973, prohibió la exportación e importación de vicuñas que se encuentren en períodos fértiles, al igual que su semen u otro material reproductivo. Se exceptúan aquellos materiales que estén destinados algunos de los países miembros del convenio con propósitos de investigación o de repoblamiento.

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De igual manera, todos los países se comprometieron fielmente a promover y mejorar el desarrollo de los parques, reservas y otras zonas protegidas en donde habitan grandes poblaciones de vicuñas. Igualmente, se deberán ampliar las zonas de repoblamiento bajo el manejo y control del Estado, de modo que se estará previniendo que la especie sea nuevamente catalogada como animal en peligro de extinción.

El manejo de las vicuñas en todos estos países, inclusive hoy en día, tienen normativas específicas para garantizar su conservación, todas están regidas por el Programa Nacional para el Aprovechamiento Sustentable de la Vicuña. En la actualidad las poblaciones de vicuñas están divididas en 3 tipos de áreas; las protegidas, las de aprovechamiento y en las que no se realizan ningún tipo de manejo. Pese a ello, en las áreas protegidas muchas veces también se lleva a cabo el aprovechamiento de la lana de vicuña.

En varios de estos países el aprovechamiento de la fibra sólo se le autoriza a las Comunidades Manejadoras de Vicuña, ninguna persona que no pertenezca a estas comunidades tiene la potestad de esquilar a un ejemplar de esta especie. No obstante, el manejo de tipo silvestre no garantiza del todo la sustentabilidad de la especie, en varias localidades se centran nada más en la obtención de la lana, sin observar el estado de salud del animal, práctica errónea, puesto que el animal representa más que un beneficio económico, este es un ser vivo y tiene un valor importante para el ecosistema de la región.

Comercialización de la fibra de Vicuña

En los cinco países andinos en donde reside este animal; Perú, Bolivia, Chile, Argentina y Ecuador, en el cual hay menor cantidad, hay ciertas medidas para la utilización de su lana. Tras muchos años de discusiones sobre el futuro de este camélido sudamericano, se llegó a un consenso por medio de la Convención sobre el Comercio de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES), figurando en el «apéndice II» de la convención la autorización de la comercialización de la fibra de vicuña obtenida de ejemplares vivos.

A pesar de que la ley estipula en todos estos países que la obtención de la fibra sólo podrá ser a partir de la esquila de ejemplares vivos, ninguno de ellos se salva de la problemática caza furtiva. Muchos cazadores ilegales se han encargado de desmembrar la población andina de vicuñas para fines económicos, puesto que la lana de vicuñas es una de las más finas en todo el mundo, sólo precedida por la lana del antílope tibetano. La lana de vicuña está compuesta por diminutas y delicadas fibras que tienen un diámetro de alrededor 12 micrones, las cuales se entrelazan entre sí y logran aislar el aire.

En Perú la exportación de este animal está prohibida. Sin embargo, la venta internacional de productos textiles elaborados con esta fibra si está permitida y es promovida por el Estado, al igual que la exportación de la lana sin procesar pero sólo de manera regulada. Las vicuñas en este país son propiedad de las comunidades locales, estas son las únicas que reciben algún beneficio económico con ayuda de los Comités Comunales de la Vicuña.

En el caso de Bolivia las comunidades no tienen la propiedad del animal, sino que reciben las ganancias obtenidas por la venta de la lana. Además, Bolivia es el único país que maneja a las vicuñas en libertad a diferencia del resto de las naciones que las manejan en cautiverio y de manera silvestre. En Chile y Argentina la propiedad de estos animales es nada más del gobierno. Inclusive, en Argentina a partir del Proyecto MACS (Manejo de Camélidos Silvestres) fue que se empezó el uso sustentable de este animal, antes exclusivamente se utilizaban a las vicuñas en cautiverio.

Al igual que en la antigüedad, en donde sólo la realeza utilizaba prendas hechas con lana de vicuña, hoy en día el uso de esta fibra es exclusivo para las personas acaudaladas. Esto se debe a que unos pocos son los que tienen la posibilidad de darse el lujo de comprar un producto realizado con la fibra de la lana de vicuña. Para el año 2007 un metro en el mercado especializado europeo podía llegar a costar unos tres mil dólares.

Por ello, los compradores regulares de estos productos textiles o de la lana sin procesar son las grandes marcas de alta costura con gran reconocimiento a nivel internacional, como las francesas o las italianas. Estas firmas elaboran prendas hechas a la medida únicamente de lana de vicuña. De igual manera, algunas de estas industrias textiles europeas importan la lana de países sudamericanos para procesarlas luego con lanas de otros animales.

Con estos textiles se confeccionan muchas prendas de vestir, tales como; medias, chales, suéteres, abrigos, entre otras. Asimismo, también se fabrican algunas piezas para el hogar, como las mantas y los edredones. Una bufanda hecha con 500 gramos de tejido de fibra de vicuña ronda los 2.500 dólares. Por otro lado, un abrigo grande confeccionado por una sastrería europea de renombre puede alcanzar los 21 mil dólares.

Todos los tipos de manejo de la fibra, al igual que su producción y comercialización tienen sus ventajas y desventajas. Por un lado, se encuentra los beneficios económicos para el producto interno bruto de todos estos países. Según el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas del Perú, las comunidades locales se han visto gratamente beneficiados con la utilización de la lana de vicuña con fines comerciales. Las comunidades llegan a producir 1.300 kilogramos de fibra al año, lo que significa unos ingresos de más de 500.000 euros anuales.

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A pesar de ello, la equidad social también juega un papel determinante en las desventajas, puesto que no todas las regiones funcionan como el Perú, algunas regiones en donde habita la vicuña no se ven beneficiadas, sino sus mandatarios y los organismos públicos. Igualmente, en ocasiones se ve afectada la biodiversidad de las naciones debido a que la gente los ve como productos nada más y lo mantiene en cautiverio. Se debe cambiar la mentalidad de las personas, un animal vivo tiene muchísima más valía que uno muerto. Una vicuña puede llegar a vivir hasta 12 años con los cuidados necesarios.

Conclusiones

Como se mencionó anteriormente las vicuñas son miembros de la familia Camelidae, familia de mamíferos artiodáctilos del suborden tilópodos. En la actualidad existen tres miembros en Suramérica​; el guanaco (Lama Guanacoe), la llama (Lama Glama) y la alpaca (Lama pacos). Esta es la especie más pequeña de todos los camélidos, la vicuña tiene un peso próximo a los 40 kilogramos y tiene una altura en torno a los 90 centímetros.

Al igual que todos los demás camélidos sudamericanos; tienen un extenso cuello con gran flexibilidad, piernas delgadas, patas largas sin pezuñas y enormes ojos redondos. Su densa y fina lana color vicuña la ayuda a soportar las frías noches de los altiplanos andinos. Además, poseen adaptaciones anatómicas que les permiten resistir grandes altitudes, de más de 3.000 metros de altura, en donde la sequía muchas veces es constante.

La vicuña es un animal herbívoro, diseñado para recorrer grandes distancias en busca de alimento. Este tiene dos territorios para vivir, uno durante el día para alimentarse y el otro durante la noche, para descansar. Se especula, aunque no ha sido comprobado aún, que la alpaca es la descendiente domesticada de la vicuña salvaje. Según hipótesis esto es consecuencia de la cría selectiva de hace alrededor unos 6.000 año atrás.

Al ser normalmente animales salvajes, viven en pequeños grupos familiares liderados por un macho territorial, el cual cuida y protege que otros machos dominantes o depredadores ingresen a su territorio a lastimar a las hembras y a las crías de la manada. Las vicuñas son mamíferos vivíparos, las hembras tienen un período de gestación que suele durar unos 11 meses, en donde se desarrolla el bebé hasta el momento de nacer. Las madres vicuñas dan a luz a una sola cría.

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Estos animales son muy comunicativos entre sí, tienen la destreza de señalarse los unos a los otros mediante posturas corporales, moviendo sutilmente sus orejas o su cola. Tienen un mecanismo de vocalización que permite alertar a los demás integrantes de la manada ante la posible amenaza de un depredador, esta señal de alerta consiste en un chillido agudo. Asimismo, en ocasiones emiten una especie de zumbido para saludarse o ruidos guturales para transmitir enojo o temor.

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