La historia de la antigua China no se cuenta solo a través de sus emperadores, guerras y avances tecnológicos: también está bordada en seda, teñida en colores simbólicos y cosida con siglos de tradición. La vestimenta de las distintas dinastías chinas fue mucho más que un simple conjunto de prendas: era un reflejo del pensamiento filosófico, la estructura social, la espiritualidad y la identidad nacional. Para profundizar en la cultura, puedes explorar más sobre la interacción cultural entre Oriente y Occidente.
Desde túnicas imperiales hasta trajes ceremoniales regionales, cada pieza contaba una historia única sobre su portador. En un país profundamente jerarquizado y con una fuerte influencia del confucianismo y el taoísmo, la ropa no era un lujo sino una necesidad simbólica y representativa. A lo largo de los siglos, la moda china evolucionó en diseño, materiales y propósito, adaptándose a los cambios políticos, culturales y estéticos.
Orígenes y fundamentos de la vestimenta tradicional china
La moda en la antigua China tiene raíces que se remontan a más de 3000 años. Uno de los estilos más longevos y representativos es el Hanfu, atribuido incluso al legendario Emperador Amarillo. Esta prenda, utilizada mayormente por las élites, se elaboraba en seda —material descubierto según las leyendas por Leizu, esposa del Emperador Amarillo— y constaba de dos partes: el yi (una túnica cruzada hasta las rodillas) y el chang (falda o pantalón estrecho hasta los tobillos). Si deseas saber más sobre la vestimenta actual, puedes visitar el artículo sobre la vestimenta de China.
Durante la dinastía Shang, ya se empleaban tintes intensos como los verdes o los tonos primarios, aunque limitados por las técnicas de la época. En esos primeros siglos, el atuendo era una expresión tanto estética como espiritual. Según el taoísmo y la cosmología china, los colores y formas poseían significados concretos. Por ejemplo, en la dinastía Qin, el negro se convirtió en el color del poder porque simbolizaba el agua dentro de la teoría de los cinco elementos.
El acceso a ciertos colores y accesorios estaba limitado según el estatus social. Mientras el emperador podía portar sombreros decorados con jade, los funcionarios se conformaban con adornos de bronce. Esta diferenciación visual era clave para mantener la jerarquía social estricta de la China imperial.
El Hanfu y su evolución a través de las dinastías
El Hanfu no era una simple moda pasajera: se mantuvo con variaciones a lo largo de múltiples dinastías. Cada periodo impregnó su estilo en esta prenda que ha sabido adaptarse y resistir siglos de cambios.
- Dinastía Han (206 a. C.-220 d. C.): Aquí se consolidó el Hanfu como icono nacional. Hombres y mujeres usaban diseños similares, diferenciados por el color y los materiales. Se popularizó el estilo de mangas anchas, ropas cruzadas en varias capas y tonos oscuros, especialmente el negro y rojo.
- Dinastía Tang (618-907): Considerada una era dorada, dio paso a la moda más colorida y atrevida. Las mujeres lucían cuellos abiertos que dejaban ver el escote, faldas fluidas con patrones geométricos y maquillaje recargado, mientras los hombres adoptaban túnicas formales con cuellos redondeados y botas de cuero. La influencia cultural de la Ruta de la Seda trajo nuevas telas y tinturas.
- Dinastía Song (960-1279): Se retomaron muchas tendencias Tang, adaptándolas con más sobriedad. Aparecieron prendas como el ‘beizi’ (capa ligera) y predominaban los colores clásicos como el rojo para emperadores y oficiales. El bordado con flores como peonías y lirios era común.
- Dinastía Yuan (1271-1368): Con los mongoles en el poder, se adoptaron vestimentas como los ‘zhisunfu’, parecidos al shenyi pero más cortos. Se preferían colores como blanco, azul y marrón rojizo. El estilo empezaba a simplificarse visualmente.
- Dinastía Ming (1368-1644): Esta etapa marcó un regreso al refinamiento Han. La moda femenina abrazó mangas estrechas y blusas cruzadas. Las faldas plisadas ganaron protagonismo y se popularizó una capa específica de gran belleza que fue distintiva del periodo.
- Dinastía Qing (1644-1912): Gobernada por los manchúes, trajo una ruptura drástica. Se impuso el ‘tifayifu’, política que obligaba a los chinos han a cambiar su vestimenta y peinado para adoptar la estética manchú. El Hanfu fue prohibido oficialmente, reemplazado por prendas como el Qipao y el Changshan. A los hombres se les exigía raparse la frente y llevar una trenza larga (la célebre ‘cola’).
Modelos representativos: Qipao, Hanfu, Changshan y más
Además del Hanfu, la moda tradicional china cuenta con otros tres modelos fundamentales: el Qipao, el Changshan y el Shenyi. Cada uno refleja una etapa histórica concreta y un uso especial, desde ceremonias hasta la vida cotidiana.
- Qipao (también conocido como Cheongsam): Surgió en la dinastía Qing y era usado por mujeres manchúes. Se trataba de una túnica larga, recta, con cuello alto y cortes a los lados. Con el paso de los siglos, en especial tras 1920, se adaptó a los estándares occidentales, ajustándose más al cuerpo, acortándose y empleando nuevos materiales como lana, terciopelo o tejidos sintéticos.
- Changshan: Atuendo masculino compuesto por pantalones y una chaqueta ‘tangzhuang’, usado principalmente en bodas, año nuevo y funerales. Fue adoptado tras la caída de la dinastía Qing como un símbolo identitario reutilizado hasta hoy.
- Shenyi: Usado entre los siglos XIV y XVII. Fabricado con ramio, una planta asiática, destacaba por su faja y mangas anchas. Simbolizaba el calendario mediante paneles que aludían a las estaciones y meses del año. Fue típico de la época Ming.
- Pien-fu: El uniforme ceremonial por excelencia durante la dinastía Han, consistente en una túnica hasta la rodilla y pantalón hasta los tobillos, acompañados de sombrero y cinturón decorativo.
Moda tradicional en minorías étnicas
China cuenta oficialmente con 56 grupos étnicos reconocidos, cada uno con su propio estilo de vestimenta. En muchas regiones rurales, estas ropas aún se usan diariamente, reflejando tradiciones centenarias.
- Dai: Ropa inspirada en el sudeste asiático. Las mujeres visten faldas largas ajustadas y camisas ceñidas, los hombres usan chaquetas sin cuello con pantalones cómodos.
- Tibetanos: Deben adaptarse al clima extremo. Usan capas de piel o lana que pueden atarse a la cintura fácilmente. Las mujeres adornan sus peinados con joyas de plata, coral y turquesa.
- Uigures: Influenciados por el islam y la Ruta de la Seda. Las mujeres lucen vestidos con seda bordada en tonos rojos y dorados, los hombres visten caftanes con abrigos gruesos (‘chapan’) y gorros tradicionales ‘doppa’.
- Zhuang: Los trajes suelen ser azul oscuro, con ropa autoconfeccionada mediante técnicas de hilado y bordado. Mujeres con chaquetas sin cuello y pañuelos en la cabeza, hombres con trajes sencillos y turbantes.
Vestuario en la Ópera de Beijing: arte sobre el escenario
Más allá del uso cotidiano, la moda china alcanzó su máxima expresión artística en el vestuario de la Ópera de Beijing. Este tipo de ropa, denominado ‘xingtou’ o ‘juzhuang’, fusiona elementos de distintas dinastías para crear trajes llamativos, bordados a mano con hilos dorados, plateados y multicolores.
Cada color, diseño y adorno tiene una intención dramática. La túnica de pitón, por ejemplo, representa el poder imperial. El traje formal de los funcionarios civiles muestra su rango mediante bordados frontales. Las armaduras estilizadas (kao) de los generales refuerzan su fuerza y autoridad sobre el escenario. Incluso los personajes menores tienen trajes específicos como el xuezi, una túnica versátil usada según el color para reflejar personalidades y roles sociales.
Tras décadas de represión cultural, especialmente durante la Revolución Cultural en el siglo XX, lo tradicional fue marginado. Sin embargo, desde los años 2000, ha habido un creciente movimiento social impulsado por jóvenes que buscan reencontrarse con su antigua identidad.
Hoy día, plataformas como Weibo y Douyin (TikTok chino) cuentan con miles de millones de visualizaciones en torno al Hanfu. Eventos como el “Día Nacional del Hanfu” e iniciativas gubernamentales respaldan su promoción. No es extraño ver adolescentes en grandes ciudades paseando con Hanfu mientras toman bubble tea o asisten a eventos cosplay con estas prendas históricas.
Este renacimiento no solo se queda en China. En lugares como Malasia, Corea, España o Francia, el Hanfu ha sido protagonista en exposiciones, pasarelas o controversias culturales. Marcas como Dolce & Gabbana han lanzado colecciones inspiradas en él, y diseñadores internacionales integran elementos de la moda china en sus creaciones.
Además, el Hanfu ha sido motivo de estudios académicos, comparaciones con indumentarias europeas y artículos en revistas de moda internacionales. Todo esto demuestra que más que una prenda, el vestuario tradicional es hoy un símbolo vivo de herencia y orgullo nacional.
La evolución de la vestimenta en la antigua China es un viaje que trasciende la moda para conectar con los valores, costumbres y pensamientos más profundos de una civilización milenaria. Desde los refinados trajes de la Ópera de Beijing hasta los coloridos atuendos de las minorías étnicas, pasando por el icónico Hanfu y el moderno Qipao, todas estas prendas han dejado una huella imborrable. Gracias al resurgimiento de estas tradiciones, el pasado vuelve a estar de moda y confirma que la historia también se puede vestir.