Los Sonetos de Sor Juana es una gama de composiciones literarias con un abundante contenido intelectual y por lo general se refieren a tópicos filosóficos. Es un compendio de escritura que transponla al lector a estar inmerso un ambiente sublime. ¡Te los recomendamos!
Soneto de sor Juana
Soneto de Sor Juana Inés de la Cruz, fue la creación de una religiosa mexicana que durante toda su existencia se la dedicó a la Santificación, así como al arte de escribir, siendo reconocida como la escritora más famosa del movimiento artístico barroco hispanoamericano.
En este artículo les daremos a conocer un listado que contiene los mejores y más populares sonetos plasmados por Sor Juana, siendo sus hermosas composiciones poéticas, que usted al conocerlos quedará encantado de sus estructuras poéticas.
A continuación les mostramos un listado minucioso con gran parte de los sonetos, para que deleite su parte poética.
Soneto I – Correspondencias entre amar o aborrecer
Soneto II – A su retrato
Soneto III – En que da moral censura a una rosa y en ella a sus semejantes
Soneto IV – Al padre Francisco de Castro
Soneto V – Prosigue el mismo asunto, y determina que prevalezca la razón contra el gusto
Soneto VI – Escoge antes el morir que exponerse a los ultrajes de la vejez
Soneto VII – A la esperanza
Soneto VIII – En que satisface un recelo con la retórica del llanto
Soneto IX – Que contiene una fantasía contenta con amor decente
Soneto X – Muestra sentir que la baldonen por los aplausos de su habilidad
Soneto XI – Enseña cómo un solo empleo en amar es razón y conveniencia
Soneto XII – XII – No quiere pasar por olvido lo descuidado
Soneto XIII – Soneto a Martín de Olivas
Soneto XIV – Refiere con ajuste la tragedia de Príamo y Tisbe
Soneto XV – A Julia
Soneto XVI – A Porcia
Soneto XVII – Engrandece el hecho de Lucrecia
Soneto XVIII – Con una reelección cuerda mitiga el dolor de una pasión
Soneto XIX – Encarece de animosidad la elección de estado durable hasta la muerte
Soneto XX – Pretende con toda ingeniosidad esforzar el dictamen de que sea ausencia mayor mal que los celos
Soneto XXI – Prosigue el mismo pesar, y dice, que aún no debe aborrecer tan indigno sujeto, por no tenerle aún así cerca del corazón
Soneto XXII – Un celoso refiere el común pesar que todos padecen y advierte a la causa el fin que puede tener la lucha de afectos encontrados
Soneto XXIII – De amor, puesto antes en sujeto indigno, es enmienda blasonar del arrepentimiento
Soneto XXIV – Efectos muy penosos de amor y que por no grandes igualan con las prendas de quien las causa
Soneto XXV – Nueva alabanza del hecho de Lucrecia
Soneto XXVI – Quejase de la suerte: insinúa su aversión a los vicios y justifica su divertimento a las musas
Soneto XXVII – Resuelve la cuestión de cuál sea pesar más molesto en encontradas correspondencias, amar o aborrecer
Soneto XXVIII – A la Excelentísima Señora de Paredes
Soneto XXIX – La mexicana musa, hija eminente
Soneto XXX – Discurre inevitable el llanto a vista de quien ama
Soneto XXXI – Inés, cuando te riñen por bellaca
Soneto XXIII – Aunque eres (Teresilla) tan muchacha
Soneto XXXIII – Inés, yo con tu amor me regocilo
Soneto XXXIV – Vaya con Dios (Beatriz) el ser estafa
Soneto XXXV – Aunque presume (Nife) que soy tosco
Soneto XXXVI – Condena por crueldad disimulada, el alivio, que la esperanza da
Soneto XXXVII – Alaba con especial acierto el de un músico primoroso
Soneto XXXVIII – Aunque en vano, quiere reducir a método racional el pesar de un celoso
Soneto XXXIX – En la muerte de la Excelentísima Señora Marquesa de Mancera
Soneto XL – Para explicar la causa a la rebeldía…
Soneto XLI – Aplaude la ciencia astronómica del padre Francisco Kino
Soneto XLII – Lamenta con todos la muerte de la Señora Marquesa de Mancera
Soneto XLIII – En que consuela a un celoso epilogando la serie de los amores
Soneto XLIV – Yo no puedo tenerte ni dejarte
Soneto XLV – A la muerte de la Marquesa de Mancera
Soneto XLVI – Convaleciente de una enfermedad grave, discreta con la Señora Virreina, Marquesa de Mancera, atribuyendo a su mucho amor aun su mejoría en morir
Soneto XLVII – Como en la regia playa cristalina
Soneto XLVIII – Atribuido a Juana
Soneto XLIX – Jocoso, a la rosa
Soneto L – Que explica la más sublime calidad de amor
Soneto LI – Que escribió curioso a la madre Juana para que le respondiese
Soneto LII – Que respondió la madre Juana en los mismos consonantes
Soneto LIII – A la muerte del Señor Rey Felipe IV
Soneto LIV – En que celebra la poetisa el cumplimiento de años de un hermano suyo
Soneto LV – Habiendo muerto un toro el caballo a un caballero toreador
Soneto LVI – Que celebra a un graduado de doctor
Soneto LVII – Alaba en el padre Baltasar de Mansilla de la Compañía de Jesús, gran predicador y confesor de la Señora Virreina, tanta sabiduría como modestia
Soneto LVIII – Al presbítero Br. D. Diego de Ribera, cantor de la dedicación de la catedral
Soneto LIX – Al presbítero Br. D. Diego de Ribera, cantor de las obras del Arzobispo Virrey Don Fray Payo Enríquez de Ribera
Soneto LX – Al presbítero Lic. D. Carlos de Sigüenza y Góngora, frente a su Panegírico de los Marqueses de la Laguna
Soneto LXI – A una pintura de Nuestra Señora, de muy excelente pincel
Soneto LXII – A Señor San José, escrito según el asunto de un certamen que pedía las metáforas que contiene
Soneto LXIII – Al retardarse San Juan de Sahagún en consumir la hostia sagrada por aparecérsele en ella Cristo visiblemente
Soneto LXIV – Vuestra edad, Gran Señor, en tanto exceda
Soneto LXV – Dices, que no te acuerdas, Clori, y mientes
Soneto LXVI – Altísimo Señor Monarca Hispano
Soneto LXVII – A la sentencia que contra Cristo dio Pilatos
Soneto LXVIII – A la muerte del Excelentísimo Señor Duque de Veragua
Soneto LXIX – Al mismo
Soneto LXX – Al mismo
Soneto LXXI – De El divino Narciso Cuadro IV – Narciso
Soneto LXXII – De Los empeños de una casa Acto I – Ana
Los sonetos amorosos plasmados por Sor Juana Inés de la Cruz, tienen una extensa y diversa costumbre en la poesía amorosa occidental, que ennoblece la literatura griega. Con su estilo poético, la mujer se posiciona en el centro de los acontecimientos, lo que hace renacer la personalidad individual con una gama de amenidad. Les recomendamos leer el siguiente artículo Poemas de la Edad Media
Ciertamente Sor Juana, sabía lo que era la práctica petrarquista, por lo que, se han mostrado que en sus obras se consiguen características de la poesía de Petrarca, sus sonetos afectivos se agrupan con la poesía culta de los cancioneros petraquitas. Juana Inés transmite con sus poemas sus propias experiencias trascendentales.
Sor Juana, era una gran profesora del mundo poético de los sonetos, recibida de la práctica hispánica de los grandes mentores, comprendiendo a muchos otros famosos poetas, pertenecientes a la Península, quizás se presume los de las colonias.
Los sonetos de Sor Juana, atesoran la mejor costumbre de la península, e igualmente encierra un sabor relativo a la Nueva España. Durante esa época y con un nivel alto de cultura que existía en el torno cuando escribía, la poeta era considerada como la mejor y quien dominaba ampliamente el canon poético de aquellos tiempos, quien cambiaba con una sutileza la imitación a la que nunca fue esclava.
En ellos impregnaba su propia personalidad y dirigía una sociedad de la Nueva España que ya disfrutaba de grandes y pequeños letrados como: personajes eclesiásticos de la gran ciudad, hidalgos de la corte virreinal, sabios de la ciencia, así como en el ambiente donde se componía música, poesía, y que escuchaba villancicos en las majestuosas cátedras, que quedaba fascinada por las recitaciones de los arcos victoriosos y de las celebraciones poéticas.
De manera que, la internacionalización de la poesía, siendo el género lírico con más prestigio durante aquellos tiempos, se estableció en América vigorosa y copiosamente, tal como lo señala Eugenio de Salazar en su mensaje a Herrera al mostrarnos las pautas líricas que gobernaban al mundo culto de la Nueva España:
Ya nos envía nuestra madre España
de su copiosa lengua mil riquezas
que hacen rica aquesta tierra extraña,
también Toscana envía las lindezas
de su lengua dulce a aqueste puesto
y ya acudiendo la Proencia a aquesto
su gracioso parlar le comunica
y presta de su haber un grande resto;
también llegó la Griega lengua rica
a aquestas partes tan remotas della:
y en ellas se señala y amplifica
La Nueva España…
El mundo poético donde se encontró envuelta Sor Juana, que además ya arraiga en su México monárquico, intervienen en el ser moldeando el desarrollo intelectual y poético de la religiosa. Se puede apreciar la gama de temas y voces que adquiere en su obra, para mostrar un nuevo mundo expresado e innovador en las manos de una mujer nativa y erudita, así como el reflejo de la conciencia que poseía su peculiaridad de mujer literaria e intelectual.
Los sonetos de Sor Juana siempre estaban presente, debido a que su autora no podía parar de escribir, se mantenía dispuesta a plasmar toda clase de soneto como habilidad poética, así como estar presta a buscar reconocimiento por parte de las autoridades oficiales, bien dentro o fuera del convento; su misión, lograr el reconocimiento de su arte de escribir.
Entre todos los sonetos escritos por la religiosa Sor Juana, existen veintiún sonetos amorosos que se encuentran fragmentados en dos inmensas fracciones: diez sonetos de conceptos ortodoxos y once heterodoxos. En el primero contiene seis apartados, mientras que en el segundo solo existen cuatro; lo que quiere decir que Sor Juana ensayo en sus sonetos, dentro del tema del “amor ortodoxo”; con los seis temas, al tanto que en el grupo de los “heterodoxos” ensayo únicamente cuatro, pero, contiene una gran parte de sonetos, a saber:
Conceptos ortodoxos del amor
Se encuentran los sonetos tales como:
Amor correspondido e incorruptible
Dolor de amor que no espera recompensa
Amor racional
Ausencia
Retórica del llanto
Poder de la Fantasía
Luce interesante la clasificación de los sonetos que hacía Sor Juana, y en este caso les vamos a hablar del que corresponde a Amor correspondido e incorruptible, este fragmento se encuentra plasmado dentro de los números 169 y 183 de la numeración de Méndez Plancarte, que son específicamente a este soneto.
Donde expresa, Fabio, el vocablo masculino a quien orienta su voz poética, se refiere al nombre masculino preferido de la poeta; se puede apreciar que siempre va a estar presente como un ser amado por magnificencia.
Se puede apreciar en el soneto, una lógica razonable, que el sello personal de la religiosa:
Enseña cómo un solo empleo en amar es razón y conveniencia
Fabio: en el ser de todos adoradas,
son todas las beldades ambiciosas,
porque tienen las aras por ociosas
si no las ven de víctimas colmadas.
Y así, si de uno solo son amadas,
viven de la Fortuna querellosas,
porque piensan que más que ser hermosas
constituye deidad el ser rogadas.
Mas yo soy en aquesto tan medida,
que en viendo a muchos, mi atención zozobra,
y sólo quiero ser correspondida
de aquél que de mi amor réditos cobra;
porque es la sal del gusto el ser querida,
que daña lo que falta y lo que sobra.
En los cuartetos de este soneto, se puede observar que Sor Juana, usa la voz de mujer, y alterna con el yo tú clásicos, la religiosa expone lo que acontece en general: cuestiona la condición femenina de los ideales, que anhelan las mujeres de ser adoradas por muchos hombres; si son queridas de un solo hombre, se lamentan de su riqueza al pensar que su belleza no importa mucho, como ser demandas por muchos, que las hace sentir como una deidad. Las expresiones “deidad”, “aras”, “víctimas” y “adoradas”, nos transportan a los momentos aspectos del amor cortés.
En cuanto al soneto de amor que no espera recompensa, se pueden evidenciar tres sonetos que hablan sobre diferentes aspectos del amor cortés, que expresa sobre el amor sublime
Yo adoro a Lisi, pero no pretendo
que Lisi corresponda mi fineza,
pues si juzgo posible su belleza,
a su decoro y mi aprehensión ofendo.
No emprender, solamente, es lo que emprendo;
pues sé que a merecer tanta grandeza
ningún mérito basta, y es simpleza
obrar contra lo mismo que yo entiendo.
Como cosa concibo tan sagrada
su beldad, que no quiere mi osadía
a la esperanza dar ni aun leve entrada:
pues cediendo a la suya mi alegría,
por no llegarla a ver mal empleada,
aun pienso que sintiera verla mía.
En este soneto, aparece la más sublime representación del amor, ese amor cortés: el amor más inmenso, es aquel que no espera nada a cambio, lo que busca es estar cerca de Dios. La escritora toma la voz masculina: es el trovador que se orienta al don provenzal, exclamando un amor imposible, debido a que no puede ni aun intenta tener ese amor.
En el segundo soneto de esta clasificación se encuentra lo siguiente: Elementos arduos de amor, y que no por grandes se asemejan con las prendas de quienes lo originan
¿Verme, Alcino, que atada a la cadena
de Amor, paso en sus hierros aherrojada,
mísera esclavitud, desesperada
de libertad, y de consuelo ajena?
¿Ves de dolor y angustia el alma llena,
de tan fieros dolores lastimada,
y entre las vivas llamas abrasada
juzgarse por indigna de su pena?
¿Vesme seguir sin alma un desatino
que yo misma condenó por extraño?
¿Vesme derramar sangre en el camino
siguiendo los vestigios de un engaño?
¿Muy admirado estás? Pues ves, Alcino:
más merece la causa de mi daño.
Se aprecia en este soneto la voz poética, que es únicamente femenina, que se expresa a un confidente varón, Alcino, a quien le confiesa sus congojas de amor: cadena, hierros, esclavitud, desespero y angustia generados por el amor.
Estas congojas trasladan de nuevo al padecer propio del amor cortés, narraciones que prosiguen en los versos del segundo cuarteto a saber: el dolor, la angustia, los tormentos y las clemencias que padece el alma. La amante es vergonzosa del sufrimiento que lleva porque la persona amada, tiene mucho más valor.
Ahora, nos corresponde hablar del soneto Amor racional, se refiere a una contestación de Sor Juan a un curioso que le expresó por escrito la solicitud de que le respondiera, de manera que la religiosa así lo realizó, empleando las mismas consonantes métricas usadas por su admirador.
Lo que demuestra el nivel cultura y sencillez con que las personas de la sociedad Nueva España se dirigían a una religiosa famosa, así como la gran devoción que permanecía. Sor Juana igualmente plasmó otros sonetos con consonantes establecidos, que se vincula con el número 181 “Dices que no te acuerdas, Clori y mientes”.
Indudablemente, el caballero que le envía el soneto era un lector asiduo, lo que señala que las copias manuscritas de la literatura de Sor Juana se movían entre los diferentes lectores de sus obras, que por supuesto opinaban entre ellos, y que tenían la libertad de interesarse directamente, por lo que enviaban peticiones a la escritora, tal como ocurre en este caso.
El presente soneto que prosigue, se encuentra entre los de consonantes forzados, siendo el único que se puede señalar entre los ortodoxos, de acuerdo a la clasificación
Que respondió la madre Juana en los mismos consonantes
No es sólo por antojo el haber dado
en quererte, mi bien, pues no pudiera
alguno que tus prendas conociera
negarte que mereces ser amado.
Y si mi entendimiento desdichado
tan incapaz de conocerte fuera,
de tan grosero error aun no pudiera
hallar disculpa en todo lo ignorado.
Aquella que te hubiere conocido,
o te ha de amar o confesar los males
que padece su ingenio en lo entendido,
juntando dos extremos desiguales;
con que ha de confesar que eres querido, para no dar improporciones tales.
Este soneto, mantiene la voz femenina y yo tú, corresponde al grupo que se refiere con amor racional, como lo denomina la literaria, proviene de los méritos, de las prendas, que se alertan en la persona; no se trata de “amor por antojo”.
Se observa, el juego que existe con los vocablos “conocer”, “ingenio” y “entendimiento”: éste tiene la capacidad de fijarse en las dotes y prendas de la criatura para amarla.
Corresponde el turno de hablar del soneto Ausencia. Es evidente que la poeta plasma diferentes arreglos poéticos, haciendo referencia al tema de la ausencia que en toda su gama ha permanecido perenne en la poesía amorosa. Entre sus variados arreglos líricos, se encuentra presente el único soneto que trata el tópico.
Sólo con aguda ingeniosidad esfuerza el dictamen de que sea la ausencia mayor mal que los celos
El ausente, el celoso, se provoca,
aquél con sentimiento, éste con ira;
presume éste la ofensa que no mira,
y siente aquél la realidad que toca.
Éste templa, tal vez, su furia loca
cuando el discurso en su favor delira,
y sin intermisión aquél suspira,
pues nada a su dolor la fuerza apoca.
Éste aflige dudoso su paciencia,
y aquél padece ciertos sus desvelos;
éste al dolor opone resistencia,
aquél, sin ella, sufre desconsuelos;
y si es pena de daño, al fin, la ausencia,
luego es mayor tormento que los celos.
Es un soneto plasmado en tercera persona en donde Sor Juana recapacita acerca de que es peor en asuntos amorosos: si los celos, la ausencia de la persona amada, o la distancia.
Otros arreglos líricos de Sor Juana, que se refiere al tópico de la ausencia se muestran los siguientes elementos: la ausencia como un fuerte dolor, y conlleva a anhelar la muerte, que se evidencia en “ya que para despedirme”, así como “Divino dueño mío”.
Acto seguido, estaremos hablando sobre el soneto Retórica del llano, se refiere a dos sonetos en donde Sor Juana, relata uno de los más espectaculares que plasmará. La voz yo y tú, se presume que es de mujer, a pesar que no se puede confirmar en el aspecto gramatical:
De aquella vista pura y excelente
salen espíritus vivos y encendidos,
y siendo por mis ojos recibidos,
me pasan hasta donde el mal se siente;
éntranse en el camino fácilmente
por do los míos, de tal calor movidos,
salen fuera de mí como perdidos,
llamados de aquel bien que está presenten
Se observa en los dos sonetos, que narra del intercambio de miradas y lo que origina “enciende” de mirada de la persona amada presente: la evocación de corazón “donde el mal se siente” como punto de sentimiento amoroso, y la búsqueda del ser amada, que lleva el proceso interior de los “espíritus” de los dos.
En este párrafo estaremos hablando del soneto del Poder de la fantasía, siendo uno de los sonetos más famosos de Sor Juana, y en su contenido, está presente la justicia:
Que contiene una fantasía contenta con amor decente
Detente, sombra de mi bien esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.
Si al imán de tus gracias atractivo
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero
si has de burlarme luego fugitivo?
Mas blasonar no puedes, satisfecho,
de que triunfa de mí tu tiranía:
que aunque dejas hurtado el lazo estrecho
que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía
Se encuentra presente en este soneto, donde Sor Juana, opta con toda transparencia la voz femenina, y el empleo de los pronombres tú y yo. Los vocablos usados en el primer cuarteto tales como: “sombra”, “imagen”, “ilusión”, “ficción”, son significaciones escolásticas con origen latina, que se han empleado en el vínculo con la mente al mismo tiempo, que la literaria la emplea para dirigirse a una persona amada.
Sor Juan, tiene en su haber otras composiciones literarias, décimas y una glosa, en donde se refiere a pensamientos a tomar el tópico de la ausencia: el amante, mediante el pensamiento, que no se aleja jamás por muy lejos que se encuentre: en la glosa relata de que tendrá “siempre el pensamiento en ti / siempre a ti en el pensamiento”, transformando los pensamientos filosóficos de este soneto que se vincula a lo amoroso religioso en las glosas, cuando expresa: “Acá en el alma veré / el centro de mis cuidados / con los ojos de mi fe: / que gustos imaginados / también un ciego los ve».
Conceptos heterodoxos del amor
En este concepto se encuentran:
Encontradas correspondencias
Amor y odio
Reprobación del amor
Temporalidad del amor
En estos sonetos Sor Juana se aparta de lo que establecen los trazos que se le conceden al amor cortés y con gran especialidad, al petrarquista, mostrando los siguientes conceptos: comprende un amor que se arregla a los hechos, excluyendo de la persona amada si lo considera oportuno; revela sus sentimientos de odio y amor unidos hacia la misma persona, y conlleva a conclusiones acerca de la rareza; demuestra amores que deben aprobarse, demostrando sus sentimientos de culpa, y de hecho afirma que el amor no es para la eternidad, sino transitorio.
En el soneto Encontradas correspondencias, en el primer párrafo se trata de tres sonetos de la religiosa, y establece que siempre están unidos. En estos tres sonetos, igualmente se observa un juego verbal agudo, delicado e ingenioso, que lucen la maestría lítica de la religiosa, al mismo tiempo que investiga elementos del amor.
Solventa el asunto de cual sea el momento más incómodo en encontradas correspondencias, amar o aborrecer.
Que no me quiera Fabio, al verse amado,
es dolor sin igual en mí sentido:
más, que me quiera Silvio, aborrecido,
es menor mal, mas no menor enfado.
¿Qué sufrimiento no estará cansado
si siempre le resuenan al oído,
tras la vana arrogancia de un querido,
el cansado gemir de un desdeñado?
Si de Silvio me cansa el rendimiento,
a Fabio canso con estar rendida;
si de éste busco el agradecimiento,
a mí me busca el otro agradecida:
por activa y pasiva es mi tormento,
pues padezco en querer y en ser querida.
En el soneto Amor y odio, se encuentran dos sonetos en este fragmento, a saber:
Que da medio para amar sin pena
Yo no puedo tenerte ni dejarte,
ni sé por qué, al dejarte o al tenerte,
se encuentra un no sé qué para quererte
y muchos sí sé qué para olvidarte.
Pues ni quieres dejarme ni enmendarte,
yo templaré mi corazón de suerte
que la mitad se incline a aborrecerte
aunque la otra mitad se incline a amarte.
Si ello es fuerza querernos, haya modo,
que es morir el estar siempre riñendo;
no se hable más en celo y, en sospecha,
y quien da la mitad no quiera el todo;
y cuando me la estás allá haciendo,
sabe que estoy haciendo la deshecha.
En este soneto, se encuentra presente el tema de lo que podría conocerse como “amor a medias”: no se puede existir sin la presencia de la persona amada, ni con ella. Igualmente se puede apreciar un tono ingenioso, pero, con su contenido espontáneo, lo coloquial es un modelo llamativo, que cualquier persona mexicana en la actualidad puede emplear su plática cotidiana.
De amor, puesto antes en sujeto indigno, es enmienda blasonar de arrepentimiento
Cuando mi error y tu vileza veo,
contemplo, Silvio, de mi amor errado,
cuán grave es la malicia del pecado,
cuán violenta la fuerza de un deseo.
A mi misma memoria apenas creo
que pudiese caber en mi cuidado
la última línea de lo despreciado,
el término final de un mal empleo.
Yo bien quisiera, cuando llego a verte,
viendo mi infame amor, poder negarlo:
mas luego la razón justa me advierte
que sólo se remedia en publicarlo;
porque del gran delito de quererte,
sólo es bastante pena, confesarlo.
La poeta Sor Juana, posee otras composiciones que están vinculadas con el tema, como viene a ser la ausencia que termina en el olvido, éste a su vez a la variación, lo que significa, la separación de los amantes, a la “desecha” que viven. En otros de sus arreglos se encuentra el olvido cercano al amor “si el desamor o el enojo”: “¿Quién no admira que el olvido, tan poco del amor diste, de quien camina al primero, al segundo se avecine?
En este soneto Temporalidad del amor, la poeta, hace alusión al de “reprobación del amor”: la reproducción, o arrepentimiento, delimitando la culminación del amor, por lo que señala que el amor no es para siempre que se muda.
Sonetos emblemáticos de Sor Juana
Es importante señalar, que Sor Juana entre tantas composiciones poéticas, cuenta con sonetos considerados como emblemáticos dentro de su cúmulo de escritos, entre los que se pueden mencionar:
Que consuela un celoso epilogando la serie de los amores
Es un soneto compuesto por catorce versos de arte mayor en rima consonante, por lo general endecasílabos, y en conjuntos en dos cuartetos y dos tercetos. La monja, tiene la capacidad de mostrar en este soneto, la suerte que tiene el amor cuando el celoso, conmovido por las pasiones desde el principio lo envuelve y se deja arrastrar. Expresa de los celos que sentía por temor de perder a su amada, se convierten en el hecho de perderla.
Quejase de la suerte: insinúa su aversión a los vicios y justifica su divertimiento a las Musas
En este soneto, la voz poética, se enfrenta al mundo, con sus jactancias y corrupciones. A causa de estas incitaciones, para la literaria no existe dificultad posible, sosteniendo: ¿de que valdría el dinero y la preciosidad sin comprensión?
Contiene una fantasía contenta con amar decente
El ensueño del amor se encuentra presente en este soneto. No sólo expresa el amor como una relación entre humanos, sino como una experiencia sublime. El amor divino, no puede ser seducido, sin embargo puede ser reconocido.
Hombres necios que acusáis
El famoso soneto, titulado “Hombres necios que acusáis…”, se refiere a una redondilla, lo que significa un soneto de estrofas compuesto por cuatro versos de arte menor con rima consonante, del primero con el último y el segundo con el tercero. Mostrando en este soneto, tan especial que la poeta, cuestiona la posición del hombre hacia la mujer.
A Cristo Sacramentado, día de comunión
Es un soneto, donde se consigue la expresión del romance lírico para tratar una gama de versos, por lo general de ocho sílabas. Estos sonetos, poseen una rima asonante en los pares, al tanto que los impares son independientes.
Se puede apreciar en este romance, de cómo se hace presente el amor sublime, esta vez en Cristo, materializado en la eucaristía. La presencia de Dios Todopoderoso, vivo y presente en la eucaristía, entonces, es la manera de la presencia del amor absoluto que enaltece y justifica la existencia.
Luego de conocer el gran listado de los sonetos de Sor Juana, y en detalle muchos de ellos por ser significativos dentro de la lírica de esta monja, vamos a dar a conocer quién era esta religiosa que se dedicó a plasmar con su puño y letra, tan semejantes enunciados que marcaron su vida y la existencia de muchos lectores.
Biografía de Sor Juana Inés de la Cruz
Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, conocida como Sor Juan de la Cruz, nació un 12 de noviembre del año 1648, en la ciudad de San Miguel de Nepantla, Estado de México, México.
https://youtu.be/EqExgGAynPU
Sus padre de nombre Pedro Manuel de Abaje y Machuca, capitán vasco, originario de Vergara, Guipúzcoa, quien era casado, y al conocer a Isabel Ramírez de Santillana de Cantillana, nativa de Yecapixtla, un pueblo del estado de Morelos en México, se juntaron y concibieron tres hijas. Siendo Juana Inés la segunda de las hijas de esta unión. No estuvieron unidos en matrimonio.
Muchos expertos e investigadores en el tema aún no llegan a dilucidar la causa que afectó a Sor Juana, al conocerse como hija ilegítima, debido a que sus padres no estaban unidos bajo el sacramento del matrimonio, sin embargo, cuentan que en muchas ocasiones este asunto se mantuvo no develado por ella.
Durante su infancia fue una niña precoz y con una inteligencia sobresaliente, a la edad de tres años comenzó a trazar sus primeras escrituras en forma de garabatos, y a los siete años de edad, escribió poesía.
Sor Juana, vivió una buena parte de su infancia en Panoayan, en una hacienda propiedad de su abuelo materno, en la vivienda había una extensa y nutrida biblioteca en donde Sor Juana se mantenía buscando libros para leer, por lo que se estima que en ese recinto nació su agrado por la lectura, al igual enriquecer sus conocimientos.
En su niñez Sor Juana, sobresalió por ser una niña con grandes habilidades de carácter intelectual, comenzando que a los tres años de edad, aprende a leer y a escribir, y a los ocho años tuvo la gracia de plasmar su primera alabanza al Santísimo Sacramento, compuestos en sonetos en español como en náhuatl, lengua aprendida cuando compartía con los esclavos en la hacienda de su querido abuelo.
Llegado el año 1659, se traslada en compañía de su familia a la Ciudad de México, allí vivió en casa de su tía María Ramírez y Juan de Mata, esposo de su tía.
Con el transcurso de tiempo, en los años 1663 y 1665, Sor Juana, es elogiada por sus destrezas y arte literario, además de su brillante inteligencia y grandes conocimientos, esto le ayuda a ingresar en la corte de virrey Antonio Sebastián de Toledo, Marqués de Mancera junto a su esposa la virreina Leonor de Carreto.
Durante todo ese tiempo Sor Juana, contó con la virreina como su protectora, lo que permitió a desarrollar grandes habilidades literarias, plasmando sonetos, poemas, que muchos de éstos eran por encargo.
Desde muy temprana edad, Sor Juana, resuelve ingresar al convento, prefiriendo tener una vida religiosa, en vez de entregarse al matrimonio, a su parecer dentro del convento continuaba aprendiendo sin límites.
Llegado el año 1667, Sor Juana, se interna en el convento de las Carmelitas, que luego tuvo que dejar por tener problemas de salud. Pero, al pasar algún tiempo, ingresa definitivamente a la Orden de San Jerónimo, donde se mantuvo en una habitación individual y cómoda.
Estando en esta Orden de San Jerónimo, la religiosa Sor Juan, tiene grandes oportunidades de proseguir con sus estudios, investigaciones de tipo científicas, dedicarse a la escritura, arreglar melodías, plasmar obras de teatro, y hasta pudo recibir visitas de sus amistades, a donde realizaba largas pláticas junto a otros intelectuales y poetas, así como ejecutar otras labores. Fue tanto, que en su propia habitación tuvo la posibilidad de construir una significativa biblioteca.
Se pueden destacar, entre los personajes que la visitaban a Carlos de Sigüenza de Góngora, familiar de Luis de Góngora, quien tuvo gran influencia en su arte literario, lo que se puede notar en sus sonetos y obras poéticas.
En los últimos años de vida de la monja Sor Juana Inés de la Cruz, se desarrollaron sufriendo la muerte de muchas de sus grandes amistades, las revueltas sociales de Nueva España, y la presencia de epidemias devastadoras que terminaron con muchas vidas.
A causa de estos acontecimientos, Sor Juana, había abandonado el arte de escribir, para dedicarse su tiempo completo a la vida mística. De igual manera, se encaminó a apoyar a sus otras compañeras del convento, auxiliando a quienes habían contraído la enfermedad de la epidemia de la cólera que castigaba a todos los habitantes.
La muerte sorprende a Sor Juana de la Cruz, una madrugada del 17 de abril del año 1965, a la edad de 43 años, debido a que fue contagiada con la epidemia. Fue sepultada el mismo día, y el acto del sepelio fue precedido por su gran amigo Carlos de Sigüenza y Góngora.
Luego de su muerte, su reconocimiento fue enaltecido con sus obras literarias, siendo consideradas una de las más grandes manifestaciones del barroco más significativo del siglo XVII y del Siglo de Oro español, lo que género que su nombre consiguiera un nivel importante dentro del ambiente de la literatura de la Nueva España.
Sus obras
Sor Juana, dedicó su vida a escribir una gama de obras, dejando para el deleite de muchos lectores su extenso conocimiento, ingeniero y habilidades en el arte literario. Según cuentan que muchas de las obras escritas por Sor Juana, se debieron por ser obras encargadas por diferentes personas. Sus distintas obras literarias, se especializan por el gran ahínco de sus controversias, por su carácter expresivo, su capacidad de analizar temas acerca del amor, proteger a la mujer, utilizar con sapiencia los recursos literarios, los calificativos, las conclusiones, entre otros muchos.
Sus obras teatrales
En sus obras teatrales, Sor Juana, se caracterizaba por escribir comedias en las que se evidenciaban un gran esmero y cuidado para producir enredos y errores dentro de sus historias.
Los empeños de una casa: se trata de una comedia conformada por un elogio dos farsas. Es calificada como una de las obras más brillantes dentro de la literatura hispanoamericana, que fuera plasmada por Sor Juana. Finalmente, habla de los deseos fracasados de una monja, un personaje que se reconoce por su fortaleza y dificultades que viven las parejas en su vida cotidiana.
Amor es más laberinto
Se trata de una comedia, escrita con el apoyo del monje Juan de Guevara, quien completó la segunda parte de la obra, el tema tiene un contenido mitológico. La presentación de esta obra se llevó a cabo en las celebraciones de la asunción del virreinato de Gaspar de la Cerda Mendoza, durante el año 1689.
Autos sacramentales
La poeta Sor Inés, se dedicó a plasmar tres autos sacramentales, se trata de una obra de teatro específicamente religiosa, que le fuera encargada desde Madrid. Estas obras reciben los títulos de:El mártir del sacramento, El cetro de José y El divino Narciso.
Poesía
Sor Juana Inés de la Cruz, una mujer que demostró su capacidad poética con sobresaliente aspecto original y delicadeza para exclamar su gama de temas de la vida, el amor, el desamor y la amistad.
Su obra titulada el Primero sueño, única obra escrita por su propia inspiración, publicada en el año 1692. Se identifica por ser un largo poema conformado por 975 versos. Primero sueño, poema donde Sor Juana enfatiza la necesidad del ser humano conseguir conocimiento, y disfrutar de enormes destrezas eruditas.