Biografía de Santa Clara de Asís y su Historia

Esta reconocida Santa Clara de Asís, fue la fundadora de la orden franciscana las Clarisas, es la patrona de los medios de comunicación, entre otros. Mucha gente recurre a ella a través de diferentes tipos de oraciones. Ahora bien, ¿quién era esta santa? y ¿cómo fue su historia? Te invitamos a leer este artículo, conocerás todo sobre este personaje santo relevante de la iglesia cristiana.

SANTA CLARA DE ASÍS

Santa Clara de Asís

Nacida en el seno de una familia noble italiana, desde su adolescencia demostró su devoción religiosa, la cual formalizó a la edad de 18 años y tuvo una vida muy marcada por las costumbres cristianas de la época, de las cuales contribuyeron para que tiempo después la consideraran como una santa de la iglesia.

Infancia y Familia

Chiara Scifi, nació el 16 de julio de 1194, en Asís, Italia, era descendiente de un matrimonio aristocrático italiano, siendo Clara la mayor de los hermanos, Boson, Renenda, Inés y Beatriz, estas últimas también fueron religiosas al igual que su madre Ortolana.

Su padre tenía el título de Conde de Sasso-Rosso y su madre era una mujer de gran virtud y piedad cristiana, y se dedicó a realizar largas peregrinaciones a Bari, Santiago de Compostela y Tierra Santa. La tradición dice que antes de que naciera la niña, el Señor le reveló en oración que la iluminaría con una luz brillante que alumbraría al mundo entero, y por eso la nombraron Clara en el bautismo, que contiene dos significados resplandecientes y celebre.

Clara creció en el palacio fortificado de la familia, cerca de la Puerta Vieja y sin amigos. Se dice que desde muy joven sobresalió en virtudes, pero se mortificó severamente y rezaba mucho todo el día que hasta contaba las oraciones con piedritas.

Conversión

La historia señala que el joven Francisco di Pietro di Bernardone, cuya conversión había conmovido tan profundamente a toda la ciudad, había regresado de Roma con la autoridad papal para predicar y Clara lo escuchó predicar en la iglesia de San Rufino y comprendió que el modo de vida observado por el santo era el mismo que le indicaba el Señor a ella. Lo que le sirvió de inspiración para decidir su conversión entonces fue el propio San Francisco de Asís.

Entre los partidarios de Francisco se encontraban Rufino y Silvestre quienes eran familiares cercanos de Clara y le facilitaron el camino hacia sus deseos. Así que un día, acompañada de una pariente, a quien la tradición atribuye el nombre de Bona di Guelfuccio, fueron a verlo y al llegar él que había oído hablar de ella, a través de Rufino y Silvestre, apenas la vio tomó la decisión de: «quitarle al mundo malvado tan preciado botín para enriquecer con él a su divino Maestro». Desde entonces, Francisco fue el guía espiritual de Clara.

La noche después semana santa en 1212, Clara huyó de su casa y se encaminó a la iglesia donde la esperan los frailes menores con farolas prendidas. Una vez, que ingreso se arrodilló ante la imagen del Mesías de San Damián y ratificó su renuncia al mundo «por amor hacia el santísimo y amadísimo Niño envuelto en pañales y recostado sobre el pesebre». Cambió sus relumbrantes vestiduras por un sayal tosco, semejante al de los frailes, trocó el cinturón adornado con joyas por un nudoso cordón y cuando Francisco cortó su rubio cabello entró a formar parte de la Orden de los Hermanos Menores.

Clara prometió obedecer a San Francisco en todo. Posteriormente, fue trasladada al convento de los Benedictinos de San Pablo. Cuando sus familiares descubrieron su fuga y su paradero, fueron a buscarla pero ella se negó a volver y se reubicó en la iglesia de San Ángel de Panzo, donde residían unas piadosas mujeres, que vivían como penitentes.

Inicio de las Clarisas

A los pocos días sus hermanas Inés y Beatriz también ingresaron a la Iglesia para compartir con ella esta nueva forma de vida. Inclusive años después en San Damiano su progenitora Ortolana también se incorporó a la vida religiosa. Luego Clara e Inés inician la orden de las Clarisas, ya que Francisco había logrado que los Camaldoles del Monte Subasio, quienes previamente habían donado la pequeña iglesia de su orden, también le cedieron la Iglesia de San Damiano y la casa contigua, que desde ese momento fue la casa de Clara por 41 años hasta su fallecimiento.

En este convento de San Damián germinó y se desarrolló la vida de oración, de trabajo, de penuria y de felicidad, virtudes del carisma franciscano. En ese momento, el estilo de vida de Clara y sus hermanas atrajo mucha atención y el movimiento creció rápidamente. La condición requerida para admitir a un postulante en San Damián era la misma que pedía Francisco en la Porciúncula: repartir todos los bienes entre los pobres.

SANTA CLARA DE ASÍS

El convento no podía recibir una donación, pero tenía que permanecer inquebrantable para siempre. Las monjas se mantenían con el trabajo y la limosna. Mientras algunas hermanas trabajaban en el convento, otras mendigaban de puerta en puerta y cuando regresaban Clara las recibía con un abrazo y les besaba los pies.

La santa todo el tiempo luchó por la vida de penurias en su comunidad, negándose a recibir bienes que acomoden su existir. Por eso pidió y logró en 1216 que Inocencio III les concediera el privilegio de la penuria: «has prescindido toda ambición por los bienes mundanos… No tienes miedo a la privación … y le garantizamos que nadie puede obligarlo a recibir bienes». Firmó este texto «cum hilarite magna» (riendo de buena gana).

La Vida Diaria en San Damián

Clara, aunque era superiora, solía servir la mesa y ofrecer agua a las monjas para que se lavaran las manos y las cuidaba con ternura. Dicen que se levantaba todas las noches para comprobar si estaba sin arropar alguna monja. Francisco envió a los enfermos varias veces a San Damiano y Clara los curó con sus cuidados. Incluso cuando estaba enferma, lo cual era común, no descuidaba el trabajo manual. Así se dedicó a bordar ropa, en el mismo lecho, que enviaba a las iglesias pobres de las montañas del valle.

Así como en el trabajo fue un ejemplo para las monjas, también fue un ejemplo en la vida de oración. Después de las completas, último servicio del día, se quedó sola un buen rato, en la iglesia ante el Crucifijo que había hablado con San Francisco. Allí rezó el «Oficio de la Cruz», que Francisco y ella habían compuesto. Estas prácticas no le impidieron levantarse muy temprano en la mañana para despertar a las hermanas, encender las lámparas y tocar el timbre de la primera misa.

Según la leyenda, una vez el Papa fue al convento, ella ordenó que se prepararan las mesas y se colocaran pan sobre ellas, para que el pontífice las bendijera. El Sumo Pontífice le pidió a la santa que lo hiciera, a lo que Clara se opuso con vehemencia. El Papa la exhortó, por santa obediencia a hacer la señal de la cruz en los panes y a bendecirlos en el nombre de Dios. Santa Clara, como una verdadera hija de la obediencia, bendijo muy devotamente esos panes con la señal de la cruz e inmediatamente la señal de la cruz apareció en todos los panes.

Su cama, al principio, estaba formada por manojos de sarmientos con un tronco de madera como almohada, luego lo cambió por una pieza de cuero y un cojín tosco. Por orden de Francisco, más tarde se vio reducido a dormir en un colchón de paja. Durante los ayunos de Adviento, Cuaresma y San Martín, Clara comía solo tres días a la semana, y solo con pan y agua.

Para reemplazar la mortificación corporal, observó durante mucho tiempo la práctica de llevar una camisa de piel de cerdo con la parte peluda vuelta hacia el interior del cuerpo. Una vez que Clara estuvo gravemente enferma en la Solemnidad de la Natividad de Cristo, milagrosamente fue transportada a la Iglesia de San Francisco y así pudo asistir a todo el servicio de maitines y misa de medianoche, y también recibió sagrada comunión, luego la llevaron de regreso a su cama.

Fortaleza Espiritual

Clara, ante Francisco se mostraba débil y necesitada de consuelo y aliento, pero en medio de sus hermanas, era la madre llena de fuerzas para defenderlas y protegerlas. Federico II le hizo la guerra al Papa y envió arqueros mahometanos a los Estados Pontificios, sobre los que las excomuniones del Papa no tenían poder. En 1240, desde lo alto de la fortaleza de Nocera, a poca distancia de Asís, los sarracenos cayeron sobre el valle de Spoleto y fueron a atacar el convento de San Damiano.

La entrada de musulmanes al monasterio significó para las monjas amenazas de muerte. Todas asustadas, se refugiaron alrededor de Clara, postrada en cama por una enfermedad muy grave. La trasladaron a la puerta del convento, ordenó que le llevaran el cáliz de plata en el que estaba reservado el Santísimo Sacramento y se arrodilló ante él pidiendo la protección del cielo para ella y sus hijas.

Cuenta la leyenda que del cáliz salió una voz similar a la de un niño que le dijo: “Te guardaré para siempre”, tras lo cual se levantó de la oración. En este preciso momento, los sarracenos erigieron el sitio del monasterio y se fueron a otra parte. Un año después, en junio de 1241, un milagro similar, las tropas de Federico, lideradas por Vital de Aversa, atacaron la ciudad de Asís y querían destruirla. Santa Clara y sus monjas rezaron con fe ante el Santísimo Sacramento y los atacantes se retiraron sin saber por qué. Este evento siempre es celebrado por Asís como fiesta nacional.

SANTA CLARA DE ASÍS

Otro signo de su fuerza se manifestó en la lucha que libró durante años con el Soberano Pontífice Gregorio IX a cambio de mantener la integridad del voto de pobreza. El pontífice quiso convencerla que aceptara bienes para el convento, como lo hicieron las demás órdenes religiosas. La disputa llegó a tal punto que el Papa incluso le dijo que si ella se creía obligado por su voto, él tenía el poder y la obligación de desatarlo, a lo que ella respondió: “Santísimo Padre, desáteme de mis pecados, pero no de la obligación de seguir a Nuestro Señor Jesucristo”. Solo dos días antes de su muerte, Clara llegó a obtener de Inocencio IV y a perpetuidad el derecho a ser y a permanecer siempre pobre.

Muerte de la Santa

En el verano de 1253, el Papa se trasladó a Asís para verla, ya que estaba postrada en su cama. Ella le pidió la bendición papal y la absolución de sus males, y el Sumo Pontífice respondió: «Cielo, por favor, hija mía, que necesito la indulgencia de Dios tanto como tú». Cuando Inocencio se retiró, Clara dijo a sus hermanas: «Hijas mías, ahora más que nunca debemos dar gracias a Dios, porque al recibirme en la sagrada hostia, me han considerado digna de recibir la visita de su Vicario en la tierra».

Desde ese día, las monjas no se apartaban de su cama, incluso Inés, su hermana, viajó desde Florencia para estar a su lado. En dos semanas, la santa no pudo comer, pero no le faltaron fuerzas. Cuenta la historia que estando en el más profundo dolor, dirigió su mirada hacia la puerta de la habitación, y he aquí, vio entrar una procesión de vírgenes vestidas de blanco, todas con coronas de oro en la cabeza.

Una de las que caminaba entre ellas más deslumbrante que las demás, cuya corona, que en su parte superior tenía una especie de incensario agujereado, irradia tanto esplendor que transformó la noche en un día luminoso dentro del Casa, fue la Santísima Virgen María. La Virgen se acercó a la cama donde yacía Clara, se inclinó amorosamente sobre ella y la abrazó.

Murió el 11 de agosto rodeada de sus hermanas y hermanos León, Ángel y Junípero. La gente decía de ella: «Clara de nombre, clara en la vida y muy clara en la muerte». La noticia de la muerte de la monja conmocionó inmediatamente a toda la ciudad con una resonancia impresionante. Hombres y mujeres acudieron en masa al lugar. Todos la proclamaron santa y pocos, en medio del elogio, se echaron a llorar.

SANTA CLARA DE ASÍS

La podestá llegó con una procesión de caballeros y una tropa de hombres armados, y esta tarde y toda la noche vigilaron los restos mortales de Clara. Al día siguiente, llegó el Papa en persona con los cardenales y toda la población partió hacia San Damián. Era precisamente el momento en que iban a comenzar los servicios divinos y los hermanos comenzaban el de los difuntos.

Cuando de repente, el Papa dijo que era necesario decir el oficio de vírgenes, y no el de difunto, como si quisiera canonizarla incluso antes de que su cuerpo fuera entregado al sepulcro. Sin embargo, el obispo de Ostia observó que en este asunto es necesario proceder con prudencia, y finalmente se celebró la misa de difuntos.

Muy pronto, verdaderas multitudes de peregrinos comenzaron a llegar al lugar donde descansaban las monjas, popularizando una oración dedicada a ella: “Verdaderamente santa, verdaderamente gloriosa, ella reina con los ángeles que tanto honor reciben de los hombres de Dios en la tierra. Intercede por nosotros ante Cristo, tú que llevaste a tantos a la penitencia y tantos a la vida”. Después de unos días, su hermana Inés siguió a Clara hasta su muerte.

Representación y Patronazgos

Se representa a la santa con la costumbre de la orden, el cual comprende un velo negro y un sayal marrón, sujeto con un cordel de 3 nudos de cuyo cinturón se muestra un rosario. Sus atributos comunes son la custodia y el báculo, debido por una parte a la lucha con los soldados sarracenos en 1230, siendo la primera vez que se le representa con este atributo en un fresco de San Damiano, actualmente bastante deteriorado, en el que se le ve con el Santísimo Sacramento enfrentándose resueltamente a los sarracenos que huyen aterrorizados. Mientras que el báculo lo tiene porque fue abadesa mitrada.

Otro atributo característico es el lirio, flor que representa la pureza y la virginidad. En el cuerpo incorruptible de la santa, expuesto en la basílica que lleva su nombre, la santa sostiene en sus manos un lirio de metal precioso. Por otro lado, en el escudo de las Clarisas, el lirio y el bastón se cruzan en sotuer (forma X).

SANTA CLARA DE ASÍS

El Sumo Pontífice en 1958 aprobó que tenga el patronazgo de los medios televisivos y las telecomunicaciones. También es la patrona de los orfebres, clarividentes y meteorólogos, razón por la cual destaca la costumbre que las novias le ofrecen huevos para que no llueva el día de su boda.

Además, de la basílica en su honor en Asís, tiene importantes santuarios en Nápoles y Bari en Italia, en la ciudad californiana nombrada para homenajearla y en la ciudad de Santa Clara en la provincia de Villa Clara en Cuba, de la que es la patrona de la diócesis. Bajo sus auspicios se encuentran seis ciudades argentinas, una mexicana, una salvadoreña, una española y dos ciudades, una en Venezuela y otra en Uruguay.

Veneración

Es venerada en las Iglesias Católica, Anglicana y Luterana (está incluido en su Calendario Luterano de Santos). Siendo sus festividades el 11 de agosto. Muchas ciudades, santuarios y templos fueron nombrados para honrarla. En septiembre de 2010, el Sumo Pontífice Benedicto XVI declaró que la vida de Santa Clara de Asís es un ejemplo de la importancia de la mujer en la vida de la Iglesia. Para el santo padre, había demostrado «cuánto debe toda la Iglesia a mujeres valientes y creyentes como ella, capaces de dar un impulso decisivo a la renovación de la Iglesia».

Oración a Santa Clara de Asís

La siguiente es una oración a Santa Clara de Asís, haciéndole una petición, reconociéndoles sus virtudes para lograr su intermediación divina.

Amadísima Santa, por esta fe inalterable que te limitó a usar los bienes terrenales para obtener las celestiales, por esta firme esperanza con la que superaste todos los inconvenientes que se interponían en el trayecto de tu transcendencia, por esta caridad pura que te tocó en todo momento de vida, te suplico con humilde confianza que intercedas ante el Supremo y obtengas su favor en lo que te pido (se hace la petición) y una caridad fervorosa hacia el Omnipresente y el prójimo. Amén.

Rezar un Padre Nuestro, un Avemaría y un Gloria.

Oración para una Petición Urgente y Difícil

A continuación, se presenta una plegaria efectiva para solicitar la intervención de Santa Clara de Asís en los momentos más necesarios.

Muy gloriosa y muy digna, espejo muy claro de santidad y pureza, base sólida de la fe más viva, brillo de perfecta claridad y tesoro de todas las virtudes. Por todos estos favores con los que el Señor te ha colmado, y por la especial prerrogativa de haber hecho trono tu alma con su infinita grandeza, únete a nosotros con tu inmensa piedad, que purifique nuestras almas de las manchas y culpas, y sin recursos todos los efectos terrenales, sea un templo digno de su morada.

También pedimos la paz y la tranquilidad de la Iglesia para que se conserve siempre en la unidad de fe, santidad y moral que la hacen irreprochable a los esfuerzos de sus enemigos. Y si fuera para mayor gloria del Omnipresente y mi bien espiritual, dame, te ruego, por todo lo que pido en esta oración y por el favor especial que tanto necesito: (decir tu solicitud).

Ten piedad de mí y encuentra para mí una solución rápida y favorable a esta urgente y apremiante petición, que pesa y entristece mi corazón. Tú, Madre y Protectora, no me abandones en este trance difícil, presenta mis votos ante el trono de Dios, que confío en la bondad infinita, que por tus méritos cumpliré, para el mayor honor y gloria de nuestro Señor, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Rezar 3 Padre Nuestro, 3 Avemaría y 3 Gloria.

Oración para Solucionar Problemas de Parejas

Esta es una oración a Santa Clara de Asís muy buena para realizar cuando las personas en pareja tengan dificultades en su relación.

Hermosa Santa, tú que después de haber llevado una vida de penuria y oración, de ayuno y mortificación, de sacrificio y de privación, y con tus últimas palabras, nunca dejaste de agradar al Omnipresente para estar junto al creador y redentor, ayúdanos en la angustia de nuestra relación. Haznos saber que por la inmensa misericordia de Dios y por tu poderosa y beatífica mediación, nuestros difíciles problemas están resueltos.

Amable gran Señora, tú que para alcanzar el querer del Mesías, nuestro redentor, tu dolor le ofreciste, así como tus dones espirituales. Tu humildad y claridad tus lágrimas y la santa pobreza, no desoigas nuestra suplica, ayúdanos con tu gran bondad. Oh amable, tú que siguiendo las huellas de la virgen María, fuiste receptora del cuerpo místico de Cristo, alcánzanos con tu inmensa piedad, que limpie nuestras almas de pecados, faltas y culpas.

Te pedimos también que tengas piedad de nosotros y nos ayudes con tu inmenso y limpio corazón en esta espinosa y dolorosa situación que vivimos hoy en casa de nuestra pareja, para que podamos remediar esta crisis que estamos atravesando, y resolver nuestras dudas, dificultades y problemas que nos hagan perder la paz interior y alejarnos: (haz la petición).

Gloriosa concédenos, todos los favores que te pedimos, alivia nuestras dudas, nuestros dolores, nuestras ansiedades, nuestras aversiones, nuestros lamentos y nuestra amargura, aviva el amor entre nosotros, haznos recuperar el amor y la confianza, nos evita la infidelidad y los reproches y hace de nuestra unión una eternidad.

Santa bendita, Mesías tus manos bendijo con la Santa Cruz, donde murió para librarnos de todo mal y tu alma lleno de gracias y dones sin par. Señora piadosa, por nosotros pide e intercede ante el Señor, no nos abandones en esta aflicción, en tu divino corazón llévanos, en tu santísimo manto acógenos, con tus benditas manos protégenos. Amén.

Rezar un Padre Nuestro, un Avemaría y un Gloria.

Oración para que Deje de Llover

A Santa Clara de Asís se le relaciona con los eventos climáticos, por lo tanto, la siguiente oración es excelente para usar durante esos momentos que llueve y no parece tener fin. Con la ayuda de ella, pronto dejará de llover.

Madre santa y digna gloriosa, espejo claro de perfección y pureza, gran pilar de la fe más viva, brillo de perfecta claridad y tesoro muy rico de todas las virtudes. Por todos estos favores con los que el Señor te ha colmado, y por el privilegio especial de haber hecho de tu alma el trono de tu gran grandeza, conquístanos con tu infinita piedad, y que limpie mi alma de las manchas y de culpa y, reemplazado por todos los efectos terrenales, sea un templo digno de tu casa.

Te pedimos también la paz y la tranquilidad de la Iglesia para que permanezca siempre en la unidad de la fe, la santidad y las costumbres, que la hacen irrefutable ante los esfuerzos de sus enemigos. Y si fue para mayor gloria del Altísimo y mi bien espiritual, por favor concédeme todo lo que pido en esta oración, y el favor especial que tanto necesito, como este cesa la terrible tormenta.

Ten piedad de mí y dame una solución rápida y positiva a este pedido urgente y desesperado, Santa Clara de Asís como santa y protectora, no me abandones en este momento difícil, ofrece mis mejores deseos ante el trono del Supremo, porque tengo confianza en tu bondad infinita, que por tus méritos los realizaré. Para el mayor honor y la mayor gloria de Nuestro Señor, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Rezar un Padre Nuestro, un Avemaría y un Gloria.

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