El 17 de julio de 1902 se construyó el primer sistema de aire acondicionado en los Estados Unidos. Pero se podría decir que los primeros bocetos de este sistema nacieron ya en el antiguo Egipto y China.
Fue ese día cuando el ingeniero estadounidense Willis Haviland Carrier presentó el primer sistema de aire acondicionado moderno. El que desarrolló fue un aparato voluminoso repleto de dispositivos que gestionaban el paso de los gases «refrigerantes» del estado líquido al estado aeriforme, acción que conducía a un descenso de su temperatura y, en consecuencia, a una refrigeración del ambiente circundante y a una deshumidificación. La idea básica de aquel entonces era encontrar un sistema que eliminara el exceso de humedad del ambiente y que refrescara las cálidas temperaturas.
A partir de ahí, surgieron distintos inventos que cumplían estas funciones, aunque inicialmente poca gente se lo podía permitir porque eran precios muy elevados, y artefactos enormes que no eran aptos para estar en un hogar. De hecho, inicialmente no se pensó en ellos como objetos para poder tener en casa, cosa que veremos a continuación mientras hagamos un recorrido por los distintos autores e inventos sobre artefactos que podrían considerarse aires acondicionados de antaño.
Willis Haviland Carrier
¿Sabéis dónde se usó por primera vez la primera máquina en usar este sistema de refrigeración? Pues nada más nada menos que en una imprenta de Brooklyn para proteger el papel de los cambios repentinos de humedad.
Willis Haviland Carrier
El padre del aire acondicionado, o como debería llamarse mejor, “ aire acondicionado ”, es el ingeniero estadounidense Willis Haviland Carrier. En 1901, a la edad de 25 años, recién terminados sus estudios de ingeniería mecánica, Carrier ideó una máquina para reducir la humedad y la temperatura del aire. El sistema, patentado en 1906, se basaba en el principio teorizado por el químico y físico inglés Michael Faraday quien, aproximadamente un siglo antes, había descubierto cómo la compresión y posterior expansión de un gas tenía como consecuencia el enfriamiento del propio gas.
Todo empieza con los primeros fanáticos del Antiguo Egipto…
La historia de la climatización comienza en el mundo antiguo, cuando para mantener frescas las casas, se intentaba aprovechar al máximo las corrientes de aire, colocando ventanas y huecos en las paredes en el lugar adecuado. A estas soluciones se añadieron varias soluciones: en Egipto, por ejemplo, era costumbre colgar cañas húmedas en las ventanas, para que el agua, al evaporarse, enfriara el aire. También en la tierra de los faraones vieron la luz los primeros abanicos, hechos con hojas de palma, y luego se extendieron también en Grecia (a partir del siglo V a. C.) y de allí en el mundo romano. No se puede decir que antaño no se las ingeniaran con lo que podían para mejorar la calidad de vida…
Aún así, el primer ventilador no viene de Egipto si no de China
En cambio, fue en China donde nació el primer prototipo de ventilador, concebido en el siglo II d.C. por el inventor Ding Huan y que consiste en un ventilador accionado por siete ruedas, para ser girado manualmente. El sistema se perfeccionó en la época medieval, utilizando la fuerza motriz del agua (como en un molino), mientras que en la época moderna el científico británico John Theophilus Desaguliers en 1734 fabricó un ventilador de cabecera similar a un secador de pelo. La máquina, diseñada para evitar la acumulación de aire viciado, consistía en una rueda metálica insertada verticalmente en una estructura de madera provista de un «pico», desde donde se aspiraba y expulsaba el aire.
Un gran salto para la humanidad: pasamos del vapor a la electricidad
Una nueva e importante evolución se produjo en 1849 con el ingeniero escocés William Brunton, quien, utilizando la energía del vapor, diseñó un «súper ventilador» (con un radio de unos seis metros) que pronto se utilizó para mejorar las condiciones del aire en minas y hospitales. El siguiente paso fue la energía eléctrica: en 1882, el ingeniero estadounidense Schuyler Wheeler presentó la patente del primer ventilador eléctrico (diseñado primero con dos y luego con seis aspas) y también fabricado en versión «techo».
Luego, con la llegada del siglo XX, hizo su debut en escena el primer acondicionador de aire real, creado por Willis Carrier y se podría decir que gracias a los inventos anteriores. Entre estos, un aparato frigorífico, el progenitor del frigorífico, concebido en 1756 por el médico escocés William Cullen y basado en el principio de que un líquido, al evaporarse, elimina calor del ambiente con el que está en contacto, bajando su temperatura.
Término: «Aparato para el Tratamiento del Aire»
Partiendo de un razonamiento similar, Carrier presentó su acondicionador de aire en 1902, accionado eléctricamente y rebautizado como «Aparato para el Tratamiento del Aire». Un aparato que garantizaba la refrigeración del aire aprovechando la expansión de los gases refrigerantes, transportados en un circuito hidráulico (equipado con compresores y ventiladores) en el que pasaban varias veces del estado líquido al gaseoso. Un proceso que involucraba dos unidades conectadas entre sí: una «externa», donde el gas fluía en estado líquido, y una «interna», donde regresaba gas.
Término: «Aire acondicionado»
Patentado en 1906, año en que comenzó a extenderse el término «aire acondicionado», el sistema Carrier experimentó numerosas mejoras, especialmente útiles para obtener una temperatura exacta en un ambiente determinado. Los nuevos aires acondicionados, por lo tanto, comenzaron a usarse en la industria, así como en teatros, cines y algunas oficinas, aunque durante mucho tiempo siguieron siendo engorrosos y peligrosos. Los gases utilizados, desde el amoníaco hasta el clorometano, eran de hecho tóxicos y una fuga accidental podía ser fatal. Por ello, en 1931 fueron sustituidos por nuevos compuestos químicos conocidos con el nombre comercial de “freón”, inocuos para el ser humano, pero no para el medio ambiente, en particular para el ozono atmosférico, tanto que hoy en día están prohibidos en gran medida ( a favor del gas con un menor impacto ambiental).
Ahora sí, ya pasamos a tener aire acondicionado en casa, coches o en el tren
También en 1931 fue desarrollado en los EE.UU., por los ingenieros HH Schultz y JQ Sherman, un acondicionador de aire «doméstico», para ser colocado en los alféizares de las ventanas. Luego, el aire acondicionado se incluyó en los automóviles (la primera empresa que creyó en el negocio fue la estadounidense Packard en 1939) así como en otros medios de transporte. A lo largo de las décadas, los acondicionadores de aire se han vuelto cada vez más eficientes, seguros, compactos (en 1945 el estadounidense Robert Sherman incluso creó un modelo «portátil») y económicos, estableciéndose como una presencia permanente en muchos hogares y en casi todos los espacios públicos interiores. Recordemos que antes los precios eran tan elevados que no todo el mundo se podía permitir tener aire acondicionado.
3r milenio…
Y en el tercer milenio estos aparatos, gracias a tecnologías cada vez más sofisticadas (y capaces también de generar calor), se volvieron «inteligentes», pudiendo ser operados a través de teléfonos inteligentes. Se pueden llegar a encender en los momentos más adecuados, limitando el consumo eléctrico, e incluso se pueden programar para que se enciendan o apaguen a determidas horas del día o si llegan a un varemo «x» (que indicamos nosotros mismos) de temperaturas. Además, los gases refrigerantes de última generación, como el R32, no son en modo alguno dañinos para la capa de ozono que protege el planeta, tanto que se los define como “ecológicos”.
¿Qué imprenta fue la primera que lo provó?
Como hemos comentado antes, los primeros en provar este sistema de refrigeración para los diarios fue una imprenta de Estados Unids. Veamos cuál exactamente… el primer acondicionador de aire se instaló el 17 de julio de 1902 en una imprenta de Brooklyn, Nueva York, donde los constantes cambios de humedad dificultaban el correcto tratamiento del papel y las tintas. Las aplicaciones se extendieron rápidamente a la industria textil, luego a las oficinas (para aumentar el rendimiento de los empleados) y finalmente, después de la Segunda Guerra Mundial, llegaron a los hogares y automóviles.
Pasamos de gases dañinos para el ser humano a gases dañinos para el medio ambiente, ¿y ahora qué?
Los gases utilizados en los primeros acondicionadores de aire, clorometano y amoníaco, eran altamente tóxicos y la avería accidental de los compresores podía ser fatal. Recién en 1928 estos gases fueron reemplazados por clorofluorocarbonos, derivados del metano y conocidos bajo el nombre único de freón, que tienen excelentes propiedades refrigerantes y son inocuos para los humanos; desafortunadamente, sin embargo, son muy dañinos para el ozono atmosférico.
Por suerte, como hemos comentado antes, ya no se utilizan gases de ese tipo en los aires acondicionados de la actualidad, pero cabe recordar que hubieron épocas en las que se miraba «el bienestar» puntual del ser humano sin tener en cuenta su salud a largo plazo o por accidente, ni el medio ambiente. No quiere decir que hoy en día lo hagamos mucho mejor, porque queda mucho camino por seguir, pero en algo hemos ido mejorando.
De todas formas, gracias a esos avances hoy en día podemos disfrutar de otros avances, mejorando lo que ya teníamos y disfrutando de inventos que mejoran nuestro día a día en beneficio tanto del ser humano como del medio ambiente, si más no, si ser perjudiciales.