Cuando se habla de mujeres aventureras el viaje de Amelia Earthart se vuelve algo imprescindible de mencionar. Un viaje repleto de aventura y con un final repleto de misterio ya que Amelia nunca regresó.
En el artículo de hoy vamos a hablar precisamente de ese viaje que hizo Amelia y qué ocurrió durante el mismo para tener el final inesperado que tuvo.
El Viaje de Amelia Earthart
El inicio del viaje de Amelia Earthart comienza cuando nace nuestra protagonista el día 24 de julio de 1897 en una pequeña localidad al norte de Kansas City. Ya desde niña Amelia sintió predilección por las aventuras, por las actividades con cierto riesgo como escalar árboles, disparar, salir de caza y un largo etcétera de actividades que por aquella época no se esperan en una chica.
También desde pequeña tuvo que mudarse en numerosas ocasiones debido a la vida familiar. Aquella otra aventura la llevaría a recorrerse los diferentes estados del Medio Oeste americano. El padre de Amelia tenía una vida laboral errática donde perdió varios empleos lo que le llevó al alcoholismo hizo que la madre de Amelia cogiera a los niños y se marchara a Chicago. Tiempo después, cuando cayó la I Guerra Mundial, ella y su hermana Muriel viajaron a Canadá para servir como enfermeras voluntarias atendiendo a pilotos de combate. La idea de pilotar empezó a formarse en la cabeza de Amelia por aquel momento.
El punto de inflexión
El evento que cambiaría su vida para siempre ocurrió en 1920 en Long Beach donde pudo observar un espectáculo aéreo. Desde aquel momento, Amelia quiso volar. Tomó clases de aviación con la primera mujer que consiguió tener una escuela de aviación, Neta Snook. Conseguiría su licencia 3 años después, con ella ya eran 16 mujeres con licencia de piloto.
No tardaría en romper su primer récord, con el biplano amarillo que llamo «El Canario», siendo la primera mujer que superaba los 4.300 metros de altitud. Al mismo tiempo era columnista en los medios de comunicación, lo que le sirvió para darse a conocer y promover la aviación entre las mujeres.
Pasó a formar parte de la Asociación Aeronáutica Internacional en 1927, momento en el que el editor George P. Putnam (con quien se acabaría casando nuestra protagonista) recibió el encargo para organizar el primer vuelo femenino sobre el Atlántico. Así Amy Guest patrocinó el primer vuelo de Amelia sobre el Atlántico. Este proyecto personal de Guest iba a ser, en un inicio para ella misma, pero disuadida por su familia acabó siendo una búsqueda de una joven piloto. Naturalmente, la escogida fue Amelia que formó parte de la tripulación junto al piloto Wilmer Stultz y el mecánico Louis Gordon. Aquello lanzó a Amelia a la fama.
Los siguientes meses estuvieron repletos de vuelos, donde Amelia aprovechaba su popularidad para defender la incorporación de las mujeres al sector profesional de la aviación. Realizaría una travesía en solitario entre Hawái y California. Fue el primer piloto en completar esa travesía sobre aguas del Pacífico con éxito. También lograría un récord de velocidad realizando un vuelo sin escalas, de más de catorce horas, entre Ciudad de México y Nueva York. Amelia estaba preparada para su última y gran aventura.
El último viaje de Amelia Earthart
Era el año 1937 cuando la piloto anunció un nuevo reto: iba a dar la vuelta al mundo usando una ruta diferente. Hasta aquel momento, los vuelos se realizaban por etapas cortas atravesando el hemisferio norte. Amelia, junto con su copiloto, el capital Frederick J. Noonan, llevaba la intención de rodear la tierra por el ecuador en un bimotor Lockheed Electra 10-E.
El 1 de junio de ese mismo año comenzó el último viaje de Amelia. Partieron desde Miami, de ahí a San Juan de Puerto Rico, después a Caripito, al este de Venezuela, continuando hacia África y el mar Rojo. Después siguieron a Karachi, Pakistán y el 17 de junio ya estaban rumbo a Calcuta. Fueron pasando por Rangún, Bangokok, Singapur y Bandung, en Java occidental. Hubo ciertos retrasos en el viaje debido al mal tiempo, la necesidad de hacer reparaciones en la nave y que Amelia enfermó de disentería.
El 27 de junio pudieron retomar el viaje rumbo Australia, allí parece ser que Amelia mandó devolver los paracaídas porque ya no serían necesarios en lo que quedaba de viaje. Llevaban realizados 35.405 kilómetros en treinta días, se encontraban en Papúa Nueva Guinéa y les quedaban otros 11.265 kilómetros por delante cuando Amelia se puso en contacto con el Herald Tribune, las fotos que les envió mostraban a una Amelia con signos severos de cansancio e incluso enfermedad.
El 2 de julio con un temporal importante encima, volvieron a ponerse en marcha rumbo a Howland, una isla cercana a Australia. Sin embargo llegaría el siguiente cominicado: «KHAQQ llamando al Itasca. Debemos estar encima de ustedes, pero no los vemos… El combustible se está agotando…»
La desaparición de Amelia y su copiloto, con años de experiencia a la espalda, despertaron las especulaciones y la imaginación de muchos. A día de hoy se sigue sin saber muy bien qué ocurrió.