Descubrimos qué hay en el interior de la Fosa de las Marianas, el lugar más profundo de los océanos de nuestro planeta. Un lugar que ha suscitado la curiosidad de investigadores y de cualquiera que sienta predilección por el planeta, los mares y/o los misterios que hay en ello.
Por ello, hoy queremos hablar de la Fosa de las Marianas, de qué es, de qué hay en su interior y por qué ha llamado tanto la atención desde que se conoce.
La Fosa de las Marianas
La inquietante y, al mismo tiempo, fascinante Fosa de las Marianas está ubicada en el fondo del océano Pacífico, ubicado al este de las islas Marianas de dónde procede su nombre. Se trata de la fosa marina más profunda que existe o, por lo menos, que se conoce a día de hoy. Consta de nada más y nada menos que unos 11.034 metros de profundidad en su parte más honda, el abismo de Challenger.
Es un lugar que ha despertado gran interés para la comunidad científica porque ofrece un potencial impresionante de información sobre la historia de la Tierra y la formación de su corteza oceánica. Las rocas y sedimentos del fondo de la fosa de las Marianas tienen mucho que contar a los geólogos, pueden hablar sobre las placas tectónicas o sobre eventos sísmicos, por ejemplo.
Este lugar tan increíble y que tiene tanto por enseñarnos se enfrenta, como ocurre con un gran porcentaje marino, a la amenaza de la contaminación y explotación de recursos de mano del ser humano. Su gran interés, implica que sea lugar a proteger y conservar, es un patrimonio natural. Un lugar único que fascina a aventureros y a científicos. Un lugar considerado monumento nacional marino y que el 12 de abril de 2017 pasó de ser Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
A día de hoy están prohibidas la mayoría de las actividades humanas como minería y perforación o pesca tanto comercial como deportiva. Las propias islas que dan nombre a la fosa son lugares de gran importancia para las culturas Polinesia y Micronesia. Son 14 islas que forman el Estado Libre Asociado de las Islas Marianas del Norte, y el territorio de Guam.
El nombre de las islas y, por tanto el de la Fosa, se debe a la reina de España Mariana de Austria (1634-1696), esposa de Felipe IV de España.
¿Cómo se originó?
La fosa de las Marianas tiene su origen en una colisión de dos placas tectónicas: la placa del Pacífico y la placa de Filipinas. La primera de las dos se hunde bajo la segunda (algo conocido como subducción) creando una zanja, barranco o grieta enorme en el fondo del océano.
¿Qué podemos encontrar dentro de la Fosa de las Marianas?
Sabemos que la fosa de las Marianas es el lugar más profundo del océano pero, no es el punto más cercano al centro de la Tierra. Nuestro planeta tiene forma de un esferoide oblato, es decir, no es una esfera perfecta ya que su radio llega a ser 25km menor en los polos con respecto al ecuador. Esto implica que algunos fondos marinos (como partes del océano Ártico) estén más cerca del centro de la Tierra que el punto más profundo de la fosa de las Marianas.
Vida marina
Aunque parezca difícil por la gran presión del lugar, no resulta del todo inhóspito, sino que la fosa es el hogar de una gran diversidad de vida marina. Se pueden encontrar almejas gigantes, los cangrejos de las Marianas o gusanos poliquetos. Todas estas especies están adaptadas a las condiciones de la fosa que implica una gran presión, bajas temperaturas y oscuridad. Además, también se pueden encontrar depósitos de minerales y microorganismos que se alimentan de los mismos.
Una parte importante de los animales que viven allí son especies gigantes, y cuando hablamos de gigantes nos referimos a supergigantes, nada que ver con sus parientes de aguas poco profundas.
Presión
La gran profundidad con la que cuenta la fosa hace que la presión en su fondo sea muy extrema, alcanzando 1086 bar. Es decir, la vida que nos rodea en la superficie no puede sobrevivir en la profundidad. Son los organismos adaptados a ese tipo de condiciones los que pueden sobrevivir en ella.
Aún con ese problema, los seres humanos han conseguido llegar a lo más profundo de la fosa. En 1960, el explorador suizo Jacques Piccard y el teniente de la Marina de los Estados Unidos Don Walsh consiguieron alcanzar el punto más profundo, el abismo de Challenger. Para esta hazaña fueron a bordo del batiscafo Trieste y consiguieron llegar lo más profundo que el ser humano había conseguido descender en el océano. Desde entonces se han descubierto allí nuevas especies de peces, crustáceos, moluscos, organismos unicelulares y bacterias que pueden sobrevivir a las condiciones extremas de la fosa.
A partir de entonces, las diversas expediciones realizadas como la de 2011, 2014 0 2017, han ido encontrando diversas especies animales que venían a reflejar cierta unión entre las profundidades y el gigantismo de sus habitantes.
Temperaturas extremas
La temperatura en el fondo del océano es fría, en el fondo del foso más profundo es heladora, entre 1 y 4ºC. Pero la fosa también cuenta con fuentes hidrotermales y cerca de ellas la temperatura es de más de 500ºC debido al magma. Algunas de estas fuentes son chimeneas casi cilíndricas formadas por los minerales que emiten y el contraste que se genera entre la temperatura de lo expulsado por las fuentes y el agua heladora del fondo marino.
Profundidad y oscuridad
Que la fosa es profunda nos ha quedado claro, pero para que realmente nos hagamos a la idea de lo profunda que es podemos compararla con el monte más alto que existe en la superficie. Si metiéramos el monte Everest dentro de la fosa, la cima del mismo se encontraría aún a más de dos mil metros de la superficie. En un lugar así, la luz del sol no llega y la oscuridad es absoluta, por ello los animales que allí viven están adaptados a esta condición.