Qué es una catedral

Una catedral contiene la cátedra o sede del obispo de la correspondiente diócesis

Es muy frecuente que, a la hora de realizar algún viaje, uno de los puntos de interés más destacables sea una catedral. Como buenos turistas, lo más normal es ir a visitarla. ¿Pero sabéis realmente qué es una catedral? ¿La importancia que tiene? ¿O en qué se diferencia de una iglesia?

Si no lo tenéis claro, os recomiendo que echéis un vistazo a este artículo. Explicaremos qué es una catedral, para qué se utiliza y en qué se diferencia de una iglesia y de otros edificios cristianos.

¿Qué es una catedral y para qué sirve?

En una catedral se imparten estudios y se llevan a cabo ceremonias religiosas

Comencemos explicando qué es una catedral. Se trata básicamente de un templo cristiano que destaca por contener la cátedra o sede del obispo de la correspondiente diócesis. Por lo tanto se podría decir que es la iglesia principal, o al menos la de mayor importancia de esa zona. Desde ahí, el obispo preside toda la comunidad cristiana de esa región mediante la enseñanza de la doctrina de la Iglesia católica y de la fe. También se encarga de administrar órdenes y ciertos sacramentos. Así pues, la cátedra o sede es un símbolo de la función de gobierno que desemplea el obispo. Cabe decir que la Iglesia cristiana ortodoxa denomina normalmente a las catedrales como «gran iglesia».

En cuanto al uso que se le da a estos edificios, obviamente está todo lo relacionado con las ceremonias religiosas. Sin embargo, a día de hoy las catedrales se utilizan también para llevar a cabo otras tareas, como por ejemplo la impartición de estudios, sobre todo de latín, teología y gramática. De hecho, así se originaron los estudios catedralicios o escuelas. Mediante las enseñanzas que se impartían en las catedrales, se formaron los primeros estudios reglados. Más adelante, este proceso fue evolucionando poco a poco hasta que surgieron las universidades que conocemos a día de hoy.

Historia

Ahora que ya sabemos qué es una catedral, comentaremos un poco su historia. Estos edificios surgieron como construcciones nuevas o bien como una evolución de una iglesia monacal cuyo estatus había sido elevado al de sede del obispo. Los factores principales que determinaron qué iglesias podían aspirar al título de catedral eran las cuestiones demográficas, las actividades misioneras y el poder eclesiástico. A medida que iban apareciendo estos nuevos edificios, se iban suprimiendo o fusionando diferentes territorios cristianos, conocidos como diócesis.

Hay que destacar que, inicialmente, las iglesias sede del obispo no tenían ninguna tipología especial. De hecho, durante los primeros siglos del medievo y del cristianismo, lo que serían los siglos IV al XI aproximadamente, las catedrales no era muy diferentes a otros centros de culto religioso, como por ejemplo los templos dedicados a los mártires o las iglesias monacales. Fue más tarde, en el siglo XI, cuando las catedrales empezaron a adquirir unas dimensiones y ciertas configuraciones que las hacían destacar de los demás edificios religiosos.

Durante los siglos XIII, XIV, XV y una parte del XVI, la construcción de estos edificios tuvo su momento álgido, pues coincidió con la aparición del arte y la arquitectura gótica. Durante esa época, las catedrales no sólo siguieron siendo la sede del obispo, que es la característica principal que las define, si no que también adquirieron diversas connotaciones en las que jugaban un papel fundamental tanto el prestigio como la imagen de las ciudades en las que se construían. Y así fue como pasaron a ser templos cristianos a ser unos edificios monumentales y grandiosos. Incluso a día de hoy se siguen relacionando las catedrales con el estilo gótico.

Después de aquella época de magnificencia a la hora de construir catedrales, hubo una serie de factores, como por ejemplo la Reforma protestante, que frenaron este afán por construir edificaciones tan grandiosas. A partir de entonces, las catedrales fueron moderando un poco su magnificencia y su tamaño. No obstante, siguieron siendo unos edificios muy imponentes, pero adaptados a los cambios de estilos artísticos y de gustos de cada época.

¿Qué diferencia una iglesia y una catedral?

Las basílicas y las catedrales son los edificios cristianos más importantes

Es muy frecuente confundir algunos conceptos como iglesia, catedral o basílica. Si bien es cierto que todas tres forman parte de las iglesias cristianas, hay ciertas diferencias que debemos conocer, siendo la más destacable la importancia que tienen estos edificios. En primer lugar vamos a aclarar el término «iglesia». Generalmente se refiere a una congregación formada por cristianos fieles. También se llaman así a los edificios dedicados al culto divino cuyas diferencias residen especialmente en su importancia.

Como ya hemos mencionado anteriormente, la catedral es la iglesia o templo donde se encuentra la cátedra o sede del obispo. Podemos encontrar estos edificios por todo el mundo y sus formas arquitectónicas y sus dimensiones son muy variadas. Las catedrales más antiguas de las que tenemos conocimiento se remontan al origen de la religión cristiana. No obstante, a día de hoy se siguen construyen templos del cristianismo muy originales y modernos.

Sin lugar a dudas, la catedral es una de las construcciones más importantes del cristianismo, pero la basílica tampoco se queda corta. ¿Y esto qué es? ¿En qué se diferencia de una catedral? Veamos: Las basílicas, si bien se consideran iglesias, se construyen antes de que apareciera el cristianismo. Se trata de unos edificios muy llamativos y grandes que se utilizan principalmente para transmitir la religión.

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Inicialmente fueron usadas por los romanos y por los griegos como tribunal. Sin embargo, desde el siglo IV, que es cuando surgió el cristianismo, son iglesias que han obtenido el título honorífico de basílica otorgado por el mismísimo Papa. Para que se las pueda considerar como iglesias destacadas, deben cumplir con al menos uno de estos criterios o acontecimientos particulares:

  • Poseer un alto valor arquitectónico.
  • Contener reliquias importantes y únicas.
  • Ser un destino de peregrinación de muchos fieles.

Espero que ahora os haya quedado claro no sólo qué es un basílica, si no sobre todo qué es una catedral y lo que la distingue de otros edificios cristianos. Seguro que ya habéis visto alguna o al menos oído hablar, como por ejemplo la famosa catedral de Notre Dame de París.


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