¿Qué es un anfiteatro? Desmontando su historia

Coliseo de Roma o Teatro Flavio, máximo representante del anfiteatro romano

El anfiteatro es el lugar de celebraciones públicas por excelencia de la antigua civilización romana. Con una arquitectura muy característica, constituye un espacio de forma circular u ovalada delimitada por una grada construida a base de arcos y bóvedas,  y una zona central con arena donde se celebraban los espectáculos.

El Imperio Romano construyó anfiteatros por todo el mundo durante su expansión en la Edad Antigua, siendo el más conocido el Coliseo de Roma. Así, esta civilización nos ha dejado en la actualidad todo un patrimonio cultural donde estos espacios han quedados destinados a la celebración de diversos eventos públicos. Si quieres saber qué es un anfiteatro y conocer su origen e historia, quédate con nosotros para descubrirlo.

¿Qué es un anfiteatro?

Anfiteatro de Arles en la actualidad, se observa magnífica conservación

La palabra “anfiteatro” tiene su origen etimológico en la palabra griega “amphithéatron” donde “amphi” significa “ambos lados” y “teatron”, “lugar para ver”. Se trata de un espacio reservado para ver “por ambos lados” o “por todos los lados”, los eventos allí celebrados debido a su forma circular, ovalada o similar.

El anfiteatro nace así en la antigua civilización romana como un lugar de uso público destinado a la celebración de espectáculos y eventos, siendo el más popular la lucha de gladiadores, pero también acogía luchas entre animales, ejecuciones públicas o actividades deportivas, entre otros.

Los anfiteatros eran construidos por la administración  pública romana y por entidades privadas dirigidas por las élites de las ciudades.

Según  los registros históricos, los primeros anfiteatros datan a finales del siglo II a.C aunque se desconoce con precisión la fecha y ubicación exacta del primer anfiteatro  verdadero construido en la historia. El primer anfiteatro datado con seguridad es el de Pompeya, construido en torno  al año 75 a.C.

Los romanos construyeron hasta más de 200 anfiteatros de todos los tamaños en todo su imperio durante su expansión y permanencia, la mayoría en la zona oeste, ya que las regiones orientales estaban ocupadas por teatros y estadios griegos destinados a menudo a celebraciones públicas. Durante la extensión del imperio, los campamentos del ejército romano contaban frecuentemente con su propia arena -normalmente construida de madera- que usaban para los entrenamientos y para actividades de entretenimiento.

Esta propagación arquitectónica y cultural no es más que la manifestación de la idiosincrasia de la cultura romana: si hay algo que gustaba al pueblo romano era el espectáculo y la oportunidad de asistir a increíbles representaciones capaces de disparar las emociones más intensas.

El anfiteatro más conocido es el Coliseo de Roma al que le sigue la Arena de Verona. Pero existen otros anfiteatros bien conservados en la actualidad como son Arlés, Burnum, Capua, El Djem, Frejus, Nimes, Leptis Magna, Pérgamo, Pompeya, Pula, Salona, Tarragona y Uthina y otros tantos más. Se han encontrado alrededor de 75 restos de anfiteatros en todo el mundo distribuidos en lo que en la Edad Antigua fue parte del Imperio Romano, de modo que encontramos un catálogo de anfiteatros romanos en numerosos países que comprenden: España, Francia, Italia, Alemania, Suiza, Croacia, Austria, Reino Unido, Libia, Argelia, Túnez  y Marruecos.

Características arquitectónicas de los anfiteatros

Plano del Coliseo de Roma que representa todas sus partes arquitectónicas

La arquitectura de los anfiteatros respondía a su razón de ser en cuanto al uso y clase social a la que iba destinada.

Su forma circular u oval permitía que el espectáculo pudiera ser visto desde cualquier ángulo. El terreno cubierto por arena en el centro constituía el escenario perfecto para la representación del tipo de evento que allí se celebraba. Y las gradas, conocidas como graderío o cávea, estaban divididas en cuatro zonas según la clase social que las ocupara: la zona inferior -y más cercana a la escenificación-  estaba ocupada por la élite, senadores y altos cargos de la administración romana; la zona media estaba destinada a la plebe y la superior- y de peor visibilidad- a las mujeres y ciudadanos carentes de derechos.

Los primeros graderíos se construyeron con piedra tallada y  posteriormente se empleó el hormigón y se incluyeron arquerías y bóvedas. Otra característica de los anfiteatros es su sistema de drenaje, que gozaban de gran amplitud en los anfiteatros de mayores dimensiones.

La disposición cerrada en círculo del espacio constituía la forma arquitectónica de preferencia de los romanos para sus representaciones y evolucionó a partir de los estadios griegos de dos lados y de los teatros semicirculares de la Antigua Grecia.

Es importante no confundir el anfiteatro con los teatros ni con los circos, todos ellos contemporáneos de la época. Mientras que el anfiteatro posee forma circular u ovalada, los teatros clásicos romanos son semicirculares y los circos tenían forma elíptica y se usaban para representar espectáculos de carreras.

Arena del Coliseo romano, se observa su forma elíptica

Como máximos representantes de las características típicas de anfiteatro romano tenemos al Coliseo de Roma y la Arena de Verona. El coliseo romano -cuyo nombre original es Anfiteatro Flavio– es el ejemplo más  popular y de mayores dimensiones, con una arena de 87,5 x 54,8 m. Tiene 80 entradas y cuenta con una capacidad para al menos 50.000 espectadores. También dispone de un amplio sistema de drenaje, una característica que paralelamente observamos en el anfiteatro de Verona, donde todavía funciona y ha contribuido a la excelente conservación del monumento. La  Arena de Verona mide 152 x 123 m y era la tercera más grande después del Coliseo y Capua. Los arcos más bajos conducen a un pasillo interior de 4,4 m de ancho que rodea la Arena.

Eventos celebrados en los anfiteatros

El gusto del pueblo romano por el espectáculo creó toda una industria de entretenimiento de representaciones en vivo que se convirtió en una enorme fuente de empleo: desde los domadores de caballos hasta los cazadores de animales, pasando por los músicos y los rastrilladores de arena.

La promoción de estos  espectáculos estaba encabezada por la élite social de la época: magistrados promotores de los eventos cívicos públicos, ciudadanos bien adinerados y emperadores que finalmente monopolizarían el control de los espectáculos.

Probablemente las entradas eran gratuitas ya que la élite promotora estaba más interesada en mostrar su riqueza y su generosidad que en utilizar estos eventos como una fuente de ingresos.

De entre los eventos celebrados en los anfiteatros romanos encontramos los que a continuación de describen.

Lucha de gladiadores

lucha de gladiadores romanos uno a uno en la arena del anfiteatro

Fue el espectáculo más popular y extendido en el antiguo Imperio Romano. Se trata de una costumbre adquirida de las culturas etrusca y oscosamnita, origen de esta tradición. A través de concursos de enfrentamientos, los gladiadores demostraban su fortaleza y valía.

La lucha de gladiadores uno a uno constituía de los espectáculos más sangrientos celebrados en la arena. Con estas celebraciones se pretendía ensalzar cualidades como el valor, la destreza técnica y la celebridad de los participantes. La exposición de la propia vida a la posibilidad de perderla- es decir, la muerte- era algo que resultaba de lo más morboso para el público allí presente y que sin duda hacía de estos espectáculos las escenas preferidas por el pueblo romano.

Los magistrados de la ciudad en la antigua Roma debían organizar un espectáculo de gladiadores (munera) como modo de consecución de un cargo y las ciudades de todo el imperio se ofrecían a organizar concursos locales para mostrar su solidaridad con las costumbres de Roma y para celebrar acontecimientos notorios, como una visita imperial o el cumpleaños de algún emperador.

Las luchas de gladiadores marcaron todo un hito en la época cobrando gran popularidad, hasta el punto en que los ganadores de las batallas se convertían en verdaderas leyendas en torno a los cuales se forjaron clubes de fans propios.

Espectáculos con animales salvajes

lucha entre gladiadores y animales salvajes en la arna romana

Además de los concursos de gladiadores, en las arenas de los anfiteatros se celebraban espectáculos con animales exóticos procedentes de lugares lejanos al imperio, donde se capturaban para luego ser expuestos en los eventos. Podían ser leones, tigres, panteras, rinocerontes, jirafas, etc., algo que resultaba de gran atractivo para el público que no acostumbraba a ver esos ejemplares además del interés que despertaba las luchas sangrientas entre ellos.

Durante estos eventos, se empleaban mecanismos subterráneos para que los animales aparecieran inesperadamente en la arena. Para dotar de mayor realismo la escena, frecuentemente la arena se ajardinaba con árboles y rocas que asemejaran  lugares exóticos.

Simulacros de batallas navales

Escenificación de batallas navales en los anfiteatros

A modo de celebración de una vitoria naval romana, se recreaba la escena del triunfo mediante escenificaciones de batallas reales, que se harían de la forma más fiel a la realidad posible, incluso si eso implicaba mortalidad.

Ejecuciones públicas

ejecuciones romanas de los condenados en la arena del anfiteatro

En una sociedad autócrata como era la antigua civilización romana, los códigos éticos brillaban por su ausencia o en el mejor de los casos se hallaban muy desdibujados. Así, se hacían ejecuciones públicas sin ningún tipo de escrúpulos donde se procedía de las maneras más espantosas. A menudo los criminales eran ejecutados en las arenas por exposición a animales salvajes que los devoraban o se sometían a una lucha desigual con gladiadores bien armados y experimentados. También se les hacía a los condenados enfrentarse entre ellos hasta que salían mal heridos o sin vida.

Decadencia de los anfiteatros y su uso en la actualidad

Festival de ópera en la Arena de Verona en la actualidad

El imperio romano sufrió su decadencia hasta llegar al final de sus días. Con la propagación del cristianismo, las competiciones de gladiadores ya no se ajustaban a la nueva mentalidad y con la decadencia de los últimos emperadores romanos, la lucha de gladiadores llegó a su fin en el año 404 d.C y con ello, el fin de la actividad de los anfiteatros.

La historia del Coliseo es sin duda de las más representativas: convertido en fortaleza en el siglo XII, sacudido por un terremoto en el siglo XIII y utilizado como cantera pública por el Papa Alejandro VI. Aun así, el Coliseo y otros muchos anfiteatros que han sobrevivido hasta la actualidad son hoy un magnífico patrimonio cultural y arquitectónico de una época marcada por las luces y sombras del mundo romano.

Muchos se conservan en buen estado y se han restaurado para revalorizarlos y volver a darles una segunda vida, donde se celebran diversos eventos culturales. Ejemplo de ello lo encontramos en la ópera de verano en Verona, los simulacros de luchas de gladiadores en Tarragona y los conciertos de rock en Arles conocidos a nivel mundial.


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