¿Qué es el Reino de Dios? Significado según la Biblia

¿Sabes qué es el Reino de Dios? A través de este interesante post conocerás el significado según la Santa Biblia cristiana.

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¿Qué es el Reino de Dios?

Cuando Jesús fue llamado a iniciar su ministerio en la Tierra, Juan el bautista anunció que el Reino de Dios se había acercado (Mateo 3:2). La gran pregunta es ¿Qué es el reino de Dios?

Para iniciar a responder esta pregunta vamos a definir la palabra reino. Se refiere al ejercicio del poder real de un rey o una reina en un período específico y que se produce por medio del coronamiento de la persona. Esto nos hace suponer que el Reino de Dios se refiere al ejercicio del poder Soberano de Dios en la Tierra. Esto significa que Dios debía personificarse y gobernar.

Ahora bien, de acuerdo a esta definición vamos a descifrar si el reino de Dios cumple con estos parámetros.

Cuando nos referimos a que Juan el Bautista anunciaba que el Reino de Dios se había acercado, podemos imaginarnos a un Rey aproximándose a quienes estaban en ese momento en el río Jordán.

La cuestión está en escudriñar si Jesús era rey en ese momento. Pues la Palabra de Dios, nos afirma que el Señor aun siendo Dios, se despoja de su divinidad y de su gloria en la persona del Hijo para entregarse como rescate de la humanidad (1 Corintios 15:45-47; Proverbios 8:30; Génesis 3:22; Juan 10:18).

Filipenses 2:6-8

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

El versículo del Libro de Filipenses nos aclara el panorama al referirse que Jesús, aun siendo Dios, viene en forma de siervo para cumplir con el plan de salvación. En cuanto a si estaba coronado como Rey, al ser el Dios verdadero es tácito pensar que su corona existe. El tiempo del reinado de Dios es eterno, sin embargo, hay una profecía que nos asegura que Jesús gobernará en este planeta por mil años. En conclusión es un Rey coronado en Gloria, que vino a esta Tierra para servir y luego de su primera venida, regresará en Gloria y Majestad, como el León de la Tribu de Judá a reinar.

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Profecías de la venida del Reino de Dios 

Ahora bien, al revisar el Antiguo Testamento, podemos encontrar el anuncio de varios profetas sobre cómo vendría el Reino de Dios a establecerse aquí en la Tierra. Así como fueron profetizados los imperios que se han establecidos a través de la historia de la humanidad en el Libro de Daniel (Daniel 2:31-44) también es cierto que en esa misma profecía se nos anuncia la venida del Reino de Dios.

Otras profecías, nos describen con detalle que será un reino de justicia y misericordia (Isaías 2:2-4; 11:1-4; Jeremías 31:27-34; Ezequiel: 36:33-38; Joel 2:21-27; Amos 9:13-15; Habacuc 2.14; Hageo 2:6-9; Apocalipsis 20:4-10)

Si realmente quiere profundizar en la eternidad de la persona del Hijo de Dios, te recomendamos que leas el siguiente artículo sobre la Doctrina de la Trinidad donde abordamos la existencia de las Tres Personas de Dios en la Unidad.

Al escudriñar la Palabra de Dios, precisamos que el anuncio del Reino de Dios estaba determinado y Jesús vino a predicarnos ese evangelio. Te invitamos a que conozca el mensaje que Jesús anunció durante su ministerio donde predicaba las buenas noticias para la humanidad. En este sentido, es importante que ingreses a conocer ¿Qué es el sagrado evangelio de Jesús? (Mateo 4:23; Lucas 8:1).

Isaías 11:1-4

Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces.

Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová.

Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos;

sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío.

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Evangelio de Jesucristo

Al revisar el evangelio que predicaba Jesucristo, y contrastarlo con las profecías del Antiguo testamento, nos aclaran qué es el Reino de Dios y cómo éste vendrá a la Tierra (Mateo 6:9-10). Un reino literalmente gobernado por nuestro Señor. No es algo imaginario.

Jesús afirmaba que el Reino de Dios se había acercado. Obviamente, Jesús en ese preciso instante y en la actualidad es Rey (Lucas 11:20). Significa que allí inicia la instauración del reino de Dios y que será consumado, luego de que se cumpla un conjunto de profecías que están contenidas en las Sagradas Escrituras.

Luego de la crucifixión, sepultura, resurrección y ascensión del Señor es coronado como el Rey Digno, Rey de reyes y Señor de Señores al cual toda rodilla se doblará confesando que Él es el Señor y Salvador (Mateo 28:18; Hechos 1:3; Lucas 9:2; Apocalipsis 19:16; Romanos 14:11; Filipenses 2:10-11)

Precisamente este es el mensaje del evangelio que predicaba Jesús en sus Parábolas. Un ejemplo claro, sobre el mensaje del Reino de Dios, es una de las Parábolas del Señor que nos describe ese reino. Te invitamos a que ingreses al siguiente link donde podrás descubrir el mensaje que encierra la La Parábola de los Talentos

Asimismo, el Señor nos da un mandato y es ir y predicar este mismo evangelio en toda La Tierra. Pues Jesús vendrá por segunda vez a establecer su Reino. Ya no vendrá como un cordero sacrificado, sino con Gloria y Poder.

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La Gran Comisión

La Gran Comisión es el último mandato que nos ha dado el Señor Jesucristo. Es un llamado especial que nos da a los cristianos de ir predicar el evangelio (las buenas noticias del Reino de Dios, la vida eterna) en toda la Tierra. Esta Gran Comisión está establecida en el Evangelio de Mateo 28:18-19.

Luego de recibir al Señor y declararlo, nos ordena a predicar el evangelio en todo lugar, tiempo y personas. Concretar una de las misiones cristianas más importantes, además de recibir al Señor es que se bauticen, tal como lo dice este versículo (Mateo 28:18-19 Hechos 1:3).

Condiciones para entrar al Reino de Dios

Lo primero que queremos resaltar que la salvación de nuestra alma no depende de nada que hagamos, pues en un regalo que Dios nos ha entregado.

Efesios 2:8-9

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;

no por obras, para que nadie se gloríe.

Sin embargo, este regalo no es para todos. Este don de Dios tiene ciertas condiciones, pues no todo aquel que cree tendrá su entrada al Reino de los Cielos.

Mateo 7:21-23

21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos mucho milagros?

23 Y entonces les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad.

Para entrar al Reino de Dios, Jesús nos dice a través de su mensaje que hay algunas condiciones para recibir ese regalo de Dios: arrepentirnos, reconocer y confesar que Jesús se entregó por nuestros pecados, nacer de nuevo, obedecer y hacer la voluntad del Padre, conocer a Dios, Someter la carne (Mateo 19:16; Santiago 2:19; Romanos 6:1-23; Hechos 8:17; Romanos 8:9; Lucas 6:46; Lucas 9:62; 1 Corintios 9:27; Lucas 14:26-27)

 Arrepentimiento

Al iniciar el Ministerio de Jesús, el predicaba el Reino de Dios y su justicia, sin embargo lo primero que Él decía que debíamos arrepentirnos de nuestros pecados (Mateo 3:2). Arrepentirse va más allá de confesar nuestro pecado. Es cambiar nuestra forma de pensar y de comportamiento. Es decir, luego de arrepentirnos es necesario abandonar las prácticas del pecado (Marcos 1:14-15; Lucas 13:5; Hechos 2:38; Hechos 20:20-21; Apocalipsis 2:16; 22:19)

Mateo 4:17

Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

Reconocer a nuestro Señor y Salvador

Para reconciliarnos con Dios hay dos pasos fundamentales que debemos hacer. El primero es creer en nuestro corazón que Jesús es el Señor, que murió porque somos pecadores y que gracias a su sacrificio en la cruz hemos sido salvos. Este llamado lo escuchan las ovejas del reino. Para ello, te invitamos a que leas el siguiente enlace referido a ¿Qué es el Buen Pastor?

Muchos dicen ser cristianos. No obstante, no entienden que Jesús fue a la cruz como el pago por nuestra redención. Si tú crees en Cristo ya diste el primer paso. El segundo es hacer una oración. Como dice Romanos 10:10 debemos decir con nuestros labios que creemos. Que entre en nuestro corazón.

Romanos 10:9-10

que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.

Para elevar esta oración tienes que hacerla en el Nombre de Jesús. La Palabra Dios nos dice cómo hacerlo. Nos recalca que todo debemos orarlo al Padre por medio del único que tiene el poder y el dominio para hacerle llegar nuestras oraciones, Jesús (Juan 14:13; Mateo 21:22).

1 Timoteo 2:5

Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre

Nacer de nuevo

Cuando nos arrepentimos, recibimos y confesamos al Señor como nuestro Dios y Salvador, Jesús decía que acto seguido era bautizarse como un símbolo de nuestra muerte a este mundo.

Pues, con este acto anunciamos al mundo que morimos sobre nuestra forma de vida; sin embargo, eso no es fácil. Debemos desprendernos de nuestra manera de pensar y actuar. Sólo esto es posible a través de la dirección del Espíritu Santo. Por ello, debemos esforzarnos en someter nuestros pensamientos,  nuestra carne bajo la voluntad de Dios; en otras palabras es resistir a las tentaciones que enfrentamos en este mundo (2 Corintios 4:11; Romanos 15:13; Juan 3.3-6; Gálatas 5:20)

Nacer de nuevo implica ser como los niños obedecer y depender de nuestro Padre que está en los cielos (Marcos 10:15).

 Obedecer la Palabra de Dios

Luego de nacer de nuevo, es necesario obedecer a Dios, pues el Primer y más grande Mandamiento que amemos a Dios sobre todas las cosas.

Esto significa que una persona convertida al Señor, debe escudriñar las Sagradas Escrituras para conocer la voluntad de Dios.

 Mateo 7:21

21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

Durante el ministerio de Jesús, la Biblia nos relata el caso de un joven de la aristocracia de la época, quien se acerca a Jesús para preguntarle cómo tener la vida eterna (Marcos 10:17-22; Hechos 14:22; Lucas 16:16; Mateo 18:1-4)

Lo primero que el Señor le indica es obedecer a Dios, cumplir sus mandamientos. No obstante, el joven le dice que ya eso lo hace. El Señor lo insta a darle todo a los pobre y seguirlo. El joven se va triste. Allí podemos ver como este joven ponía su confianza en sus riquezas y en sus propias fuerzas.

El principio de la dependencia total a Dios estaba vulnerado en este caso. Jesús aclara lo siguiente

Juan 17:3

Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

Esto significa que debemos tener comunión con Dios, escudriñar las escrituras (Juan 5:39) y orar como Jesús lo hacía (Marcos 1:35)

Luego de haber definido qué es el reino de Dios y descubrir cómo será este reinado vale preguntar ¿Estás dispuesto en vivir una vida en obediencia hacia Dios? ¿Estás esperando el reino de Dios? Te invitamos a ver este mensaje que aborda al reino de Dios.


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