¿Qué es el Infierno? ¡Lo que realmente dice la Biblia!

Tienes alguna idea de ¿Qué es el infierno? No es realmente cómo crees. En este artículo conocerás lo que dice realmente la Santa Biblia.

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¿Qué es el infierno?

Para responder a la interrogante sobre qué es el infierno bíblicamente es necesario escudriñar la Palabra de Dios.

De acuerdo a la definición del diccionario bíblico es el lugar donde moran los muertos no justificados y donde los impíos sufren el castigo eterno. Algunas de las traducciones de esta palabra es Seol. De acuerdo al contexto, en el Antiguo Testamento podía ser la morada de los justos y de lo injustos.

En el caso específico del Nuevo Testamento y que nos responde a la interrogante de qué es el infierno encontramos dos palabras Gehenna y Tartarus. Antes de abordar en profundidad lo qué es el infierno debemos aclarar algunas dudas sobre el carácter de Dios. Contrariamente a este lugar para los creyentes está reservado el Cielo. Si quieres descubrir sobre este lugar te invitamos a leer el siguiente enlace titulado ¿Qué es el Reino de Dios?

El carácter de Dios

Muchas personas consideran que por la naturaleza de Dios, Él no puede haber creado a la humanidad para luego condenarla en un lugar tormentoso. Hay otro grupo de persona que creen erróneamente que no existe ni el cielo, ni el infierno.

Ante estas posturas humanas, la Biblia nos enseña que Dios tiene tributos naturales y morales. Entre los atributos naturales tenemos que Dios es omnipotente, omnisciente y omnipresente.

Los atributos morales son relacionados con sus cualidades: el amor, su santidad, fidelidad, justicia, pero Dios también castiga el pecado (1 Juan 4:8; Salmos 97:2).

Al comparar estas afirmaciones con pasajes bíblicos podemos encontrar que por  amor de Dios advirtió a Noé de que tenía que preparar un arca para que se salvaran él y su familia porque venía un diluvio. La justicia de Dios para acabar con el pecado en la Tierra fue el diluvio.

Por amor Dios le atribuyó al querubín protector Lucifer protector la responsabilidad de la adoración del cielo. Luego de la rebelión contra Dios, liderada por este personaje, la justicia de Dios se manifiesta cuando arrojó a Satanás del cielo. Ahora es un ángel caído y el príncipe de la potestad del aire. Al terminar el plan de Dios será arrojado al lago de fuego y azufre.

Por amor Dios se manifestó a través de los ángeles advirtiéndole a Lot sobre la destrucción de Sodoma y Gomorra. La justicia de Dios se derramó cuando consumió  ambas ciudades con fuego a causa del pecado y la inmoralidad.

Ahora bien, la Biblia nos revela que existe un personaje espiritual que las Sagradas Escrituras llama Satanás, el adversario. Durante el ministerio de nuestro Señor Jesucristo, Él lo llamó el diablo, el acusador.

Este siniestro personaje pertenecía al orden de los querubines. La Biblia en sus inicios nos devela como engañó a la primera pareja en el Paraíso insinuándole no creerle a Dios. Actualmente sigue engañando a la humanidad haciéndoles creer que este lugar no existe, que somos libres de hacer lo deseemos hacer (Apocalipsis 12:9)

Sigue diseminando sus mentiras que haciéndonos creer que no existe vida después de esta vida y si hay vida hay reencarnación. Otras de sus mentiras es que existe un purgatorio donde las almas serán purgadas para poder entrar al reino de los cielos. (Hebreos 9:27; 1 Corintios 15:32)

La Biblia nos enseña que el infierno es un lugar real. Cuando Jesucristo enseñó la realidad de este lugar. Su propósito al predicar esta verdad es que tú y yo no vayamos a este lugar. Dios por amor nos advierte sobre las consecuencias del pecado.

Este lugar responde a la justicia de Dios, pues el ha advertido a través de la predicación del Evangelio de Jesús sobre cómo recibir la bendición de la salvación.

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¿Cómo es el infierno?

El Señor Jesucristo en su ministerio nos muestra cómo es el infierno (Lucas 16:19-31). Al escudriñar la Palabra  de Dios en el Antiguo Testamento nadie sabía cómo era este lugar. Nuestro Señor nos devela que este lugar queda en el centro de la Tierra y que es real.

Muchos creen que las riquezas en esta Tierra son bendiciones, en algunos casos sí, pero la Palabra de Dios nos demuestra que muchos ricos irán abajo y los que han estado abajo en este mundo irán arriba al reino de los cielos. Leamos algunos versículos de esta historia.

Lucas 16:19-31

19 Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.

20 Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, 21 y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.

22 Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado.

23 Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.

Al repasar esta historia real que nos cuenta el Señor Jesucristo vemos que los papeles se invirtieron. El mendigo fue al Seno de Abraham y el rico al Hades traducido en Seol).

Lo primero que nos revela este pasaje bíblico es que a la hora de la muerte, los que hemos recibido el mensaje de Dios, las buenas nuevas de Jesucristo y vivimos bajo la gracia, los ángeles de Dios vendrán por nosotros donde quiera que nos encontremos y llevarán nuestra alma atravesando el primer, segundo y hasta llegar al tercer cielo hasta llegar a la presencia del Señor Todopoderoso.

Continuemos escudriñando las escrituras. Sigamos leyendo

Lucas 16:24-26

24 Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.

25 Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado.

26 Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.

Por otro lado, en este pasaje bíblico podemos darnos cuenta que los que estaban en el lugar de condenación no podían pasar al lugar de los justos, ni los justo al lugar de condenación.

Asimismo, la Palabra de Dios nos revela que en el infierno los condenados tienen sus sentidos activados El rico podía ver, escuchar, hablar y sentir el ardor de las llamas. Su diálogo con Abraham nos confirma esta esta afirmación. El rico padece sed en ese lugar. Incluso nos devela que es un lugar de tormento.

Las personas que se encuentran en ese lugar de tormento claman por el perdón. Al darnos cuenta que este hombre reconoció a Abraham significa que escuchó del evangelio y no podrá decir que no conoció la verdad.

Al leer este pasaje Bíblico podemos comprender que este lugar estaba dividido en dos partes. Uno donde iban los justos conocido como el Seno de Abraham o el Paraíso como lo llamó Jesús en la cruz (Lucas 23:42-43) y el otro que era para los impíos. No podían pasar de un lugar a otros. Sigamos descubriendo cómo es el infierno.

Lucas 16:27-31

27 Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, 28 porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.

29 Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos.

30 Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán.

31 Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.

Podemos darnos cuenta que estas personas tendrán memoria y recordarán las veces que se burlaron de Dios. Pues el rico recordaba quienes eran sus familiares y pedía un milagro para que supieran que el infierno es real. Esto significa que no hay perdón después de tu muerte. Van a sufrir por sus familiares vivos en la Tierra.

Descripciones de los sufrimientos en el infierno

Considerando la morada final de los muertos no salvos, que no están bajo gracia sufren el castigo eterno. Luego de la muerte y del juicio final aquellos que no hayan recibido el mensaje de salvación la Biblia nos devela que los sufrimientos son inimaginables. Frases como el lloro y el crujir de dientes, las tinieblas de afuera (Mateo 2:8-12; 22:2-13; 24:51; 25;2-30; 13:28)

Marcos 9:44; 46 y 48

44 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.

Estas frases indican sufrimiento eterno tanto físico, emociona y espiritual. Pues, podemos imaginar cómo ese lugar de tormento donde el fuego no se acaba, quemando sus almas. Como pudimos observar no pierden sus sentidos.

Otros versículos bíblicos nos develan que en el infierno hay juicio y sufrimientos en diferentes grados (Mateo 10:15; 11:22,24;  18: 6; Marco 6:11; Lucas 10:12,14)

Tomando en consideración estos versículos las interpretaciones que se le han dado dependerán de estas interrogantes:

¿El sufrimiento es eterno o temporal? ¿Enseña la Biblia que el infierno es real o figurativo?

En cuanto a la primera interrogante debemos decir que las Santas Escrituras nos devela que el sufrimiento de los condenados es eterno (Isaías 66:24; Mateo 25:46; Marcos 9:44,46,48; Apocalipsis 14:11) En cuanto a pensar que Dios es injusto al condenar eternamente a una persona por un pecado temporal es restarle importancia al pecado en si.

Como hemos dicho la Suprema Santidad de Dios no habita en medio del pecado. Él por amor nos hace saber sobre el mensaje de salvación. Si la persona insiste en llevar una vida pecaminosa el responsable es únicamente el sujeto.

En relación a la segunda interrogante, la Biblia nos enseña sobre un lugar literal. Como hemos relatado anteriormente, la historia que nos contó Jesucristo sobre el rico y Lázaro no es una parábola, sino una historia real que nos devela sobre ese terrible lugar (Lucas 16)

Asimismo, el Señor nos enseña en Mateo 10:28 que tanto el alma como el cuerpo pueden ser arrojados al infierno. Esto significa que el lugar es literal, pues un cuerpo físico que tenemos no podrá ser arrojado en nada que sea figurativo.

La diferencia entre los cristianos es que algunos creen que totalmente literal, otros que es una combinación de ambos. Para efectos de este artículo, el infierno es literal y sus sufrimientos son eternos.

Hay algunas sectas que niegan la existencia de este lugar, sin embargo como hemos advertido Satanás sigue engañando a la humanidad para que se pierda. Recordemos que la lucha es entre principados y potestades que se pelean por nuestras almas. Por lo tanto, dependerá de usted saber qué camino tomar.

Para concluir, el infierno no puede ser descrito con un lenguaje humano que pueda develar la realidad total de este terrible lugar. Es por ello, que a continuación te invitamos a leer cómo librarte de este lugar.

Los que no creen en este lugar tienen respuestas bíblicas para ello. Escucha este interesante video.

¿Cómo librarnos de este lugar?

La Biblia nos enseña que en el mundo de los vivos la forma de librarnos de este lugar es escuchando el evangelio de Jesús. Si deseas escapar de este terrible lugar, te invitamos a leer sobre el mensaje del evangelio de Jesús titulado  ¿Qué es el sagrado Evangelio de Jesucristo?

Las bendiciones para aquellos que vivimos bajo la gracia de Dios son de bendición. Es importante que sepamos qué es el camino de la bendición y el de la maldición, por ello te invitamos a leer el siguiente enlace para que decidas qué camino tomar

Escuchar el evangelio es la manera que Dios estableció para ser salvos (Romanos 10:17; 1 Pedro 1:23)

El mensaje de salvación

Estando Jesús en su ministerio, en muchas ocasiones predicaba sobre el mensaje del arrepentimiento de los pecados, ya que el Reino de Dios se había acercado. Incluso anunciaba las buenas noticias sobre la vida eterna en el Reino de los Cielos. Lo primero que nos hace saber es que es necesario arrepentirnos de cada uno de nuestros pecados.

Por otra parte, nos hace saber que Él es el camino para llegar al Padre. Además, al escudriñar las Santas Escrituras, Dios nos dice que sin derramamiento de sangre, no hay remisión de pecados, por lo tanto el sacrificio perfecto era que a través de un hombre, sin pecado, perfecto como lo fue Adán se entregara como holocausto para redimirnos.

Juan 14:6

Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

Ahora bien, el evangelio de Jesús que predicamos, está resumido en el Libro de Romanos

Romanos 10:8-11

que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.

1 Timoteo 2:5 

Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,

Hechos 3:19

19 Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio

Condiciones para entrar al Reino de Dios

Lo primero que queremos resaltar que la salvación de nuestra alma no depende de nada que hagamos, pues en un regalo que Dios nos ha entregado.

 Efesios 2:8-9

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;

no por obras, para que nadie se gloríe.

Sin embargo, este regalo no es para todos. Este don de Dios tiene ciertas condiciones, pues no todo aquel que cree tendrá su entrada al Reino de los Cielos. Pueden correr el riesgo de ir al infierno (Mateo 7:21.23)

Para entrar al Reino de Dios, Jesús nos dice a través de su mensaje que hay algunas condiciones para recibir ese regalo de Dios: arrepentirnos, reconocer y confesar que Jesús se entregó por nuestros pecados, nacer de nuevo, obedecer y hacer la voluntad del Padre, conocer a Dios, Someter la carne (Mateo 19:16; Santiago 2:19; Romanos 6:1-23; Hechos 8:17; Romanos 8:9; Lucas 6:46; Lucas 9:62; 1 Corintios 9:27; Lucas 14:26-27)

Arrepentimiento

Al iniciar el Ministerio de Jesús, el predicaba el Reino de Dios y su justicia, sin embargo lo primero que Él decía que debíamos arrepentirnos de nuestros pecados (Mateo 3:2). Arrepentirse va más allá de confesar nuestro pecado. Es cambiar nuestra forma de pensar y de comportamiento. Es decir, luego de arrepentirnos es necesario abandonar las prácticas del pecado (Marcos 1:14-15; Lucas 13:5; Hechos 2:38; Hechos 20:20-21; Apocalipsis 2:16; 22:19; Mateo 4:17)

Reconocer a nuestro Señor y Salvador

Para reconciliarnos con Dios hay dos pasos fundamentales que debemos hacer. El primero es creer en nuestro corazón que Jesús es el Señor, que murió porque somos pecadores y que gracias a su sacrificio en la cruz hemos sido salvos.

Muchos dicen ser cristianos. No obstante, no entienden que Jesús fue a la cruz como el pago por nuestra redención. Si tú crees en Cristo ya diste el primer paso. El segundo es hacer una oración. Como dice Romanos 10:10 debemos decir con nuestros labios que creemos. Que entre en nuestro corazón.

Nacer de nuevo

Cuando nos arrepentimos, recibimos y confesamos al Señor como nuestro Dios y Salvador, Jesús decía que acto seguido era bautizarse como un símbolo de nuestra muerte a este mundo.

Pues, con este acto anunciamos al mundo que morimos sobre nuestra forma de vida; sin embargo, eso no es fácil. Debemos desprendernos de nuestra manera de pensar y actuar. Sólo esto es posible a través de la dirección del Espíritu Santo. Por ello, debemos esforzarnos en someter nuestros pensamientos,  nuestra carne bajo la voluntad de Dios; en otras palabras es resistir a las tentaciones que enfrentamos en este mundo (2 Corintios 4:11; Romanos 15:13; Juan 3.3-6; Gálatas 5:20)

Nacer de nuevo implica ser como los niños obedecer y depender de nuestro Padre que está en los cielos (Marcos 10:15).

Obedecer la Palabra de Dios

Luego de nacer de nuevo, es necesario obedecer a Dios, pues el Primer y más grande Mandamiento que amemos a Dios sobre todas las cosas.

Esto significa que una persona convertida al Señor, debe escudriñar las Sagradas Escrituras para conocer la voluntad de Dios.

Oración para pedir perdón por mis rebeliones

Señor en esta hora en el Nombre de Jesús reconozco tu Gloria, tu Poder, tu Misericordia.

A ella recurro Señor para clamar por el perdón de mis rebeliones y pecado. Contra ti solo he pecado.

Lávame con la Sangre del Cordero de Dios y pon en mí un corazón dispuesto a enderezar mis pasos conforme a tu voluntad. En el nombre de Jesús.


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