La ciencia siempre está desarrollándose en busca de encontrar soluciones a ciertas problemáticas que puedan acompañar la vida. Esta es la historia de como científicos valencianos inventaron una nueva fruta a partir del caqui, apreciado pero con ciertas cosas que podían mejorarse de cara al día a día. Así surge el Persimon.
¿Cómo es el Persimon?
Estamos ante una fruta bastante reciente en cuanto a su creación. Tiene un color anaranjado más cercano al melocotón que al caqui (más rojizo), la piel es brillante y tersa como una nectarina. Su textura es parecida a la de una manzana y es más, se puede comer a bocados como una. Y su sabor es dulce y suave, similar al albaricoque.
Esta fruta sirve para comerla como cualquier fruta y también queda perfecta en postres como tartas o yogur, pero también en zumos como un ingrediente protagonista o zumos de diferentes frutas.
«Persimon» es en realidad más que el nombre de la fruta, una marca. Pero el nombre de la marca está tan asociado a esta fruta que ya la nombramos por el mismo, es como ocurre con otro tipo de marcas como «Clinex» o «Danone».
Esta fruta que ahora puede verse en fruterías y supermercados siempre que es temporada (es una fruta de otoño) y aún cuando no lo es, en realidad… hace unos pocos años no existía. Entonces os preguntaréis ¿De dónde ha salido?
Del caqui al Persimon
El Persimon no es una fruta exótica que se haya importado y por eso no la teníamos oída. Es una fruta que nace de la ciencia, es un invento español. Y más en concreto realizado por científicos valencianos.
Utilizando de base el caqui, usando diferentes mejoras agrícolas además de manipulación posterior a las cosechas resultantes, se consiguió una fruta nueva.
El caqui si es una fruta importada y en concreto de China en el siglo XVII. A lo largo de todo el mediterráneo, esta fruta ha ido derivando en diferentes variedades dependiendo de la zona en la que se plantaba. Aunque prácticamente todas las variedades tenían unas características similares.
El caqui en España
En el caso de España, se cultivaba en tierras andaluzas, valencianas y catalanas. Aunque también hay que decir que no era una fruta por la que los españoles sintieran gran predilección. Estos primeros caquis eran pequeños, duros y sin mucho sabor, es por ello que no eran la predilección de casi nadie. A esto hay que añadir que los árboles daban pocos frutos. Todo ello hacía una del caqui original una fruta que no salía rentable para los agricultores ya que no merecía el esfuerzo que conllevaba producirla.
Con la llegada del siglo XX en las plantaciones valencianas surge una variedad del caqui: Rojo Brillante. Éste sí empezó a gustar. Era más grande, los árboles daban más fruto y tenía gran sabor. En los años 70 es cuándo se quedó el nombre de «Rojo Brillante», precisamente por su aspecto.
El problema del caqui
El sabor dulce de Rojo Brillante, terminaba dejando una sensación no tan agradable en la lengua. Una sensación rasposa debido a la astringencia de los taninos presentes en el caqui. La solución para ello era esperar a que la fruta estuviera muy madura, cuando los taninos van desapareciendo.
Al ir madurando, el caqui emite etanol lo cual hace que los taninos se evaporen y desaparezca esa sensación que producen en la lengua. Se evitó así la sensación áspera que a tanta gente parecía desagradar.
De la solución surgió de nuevo un problema. Todos tenemos en la mente como es un caqui: muy dulces y muy blandos. Que fueran blandos suponía un gran problema a la hora del transporte. Esta era una dificultad enorme para los agricultores que tenían que dar salida a su producto y veían su transporte a grandes distancias casi imposible. Se había conseguido un buen producto, pero sólo se podía comercializar en las cercanías a donde era producido.
Los caquis Sharon
La variedad israelí del caqui también tenía los mismos problemas que hemos comentado, pero los científicos del país consiguieron eliminar la aspereza dejada por los taninos sin tener que esperar a que el caqui madurara en exceso. Este procedimiento se aplicaba una vez cosechada la fruta, no era una modificación para crear otra variante, sino que sobre el propio fruto recogido se aplicaba este método.
En los años 90, unos veinte años después de este invento israelí, científicos valencianos se dispusieron a realizar lo mismo y lograron hacerlo. La idea era conseguir que los taninos evaporaran sin que la fruta llegara a madurar y por tanto se volviera blanda.
Si los taninos se evaporaban con el etanol natural que emite la fruta al ir madurando, la solución era exponer la fruta a etanol. Lo importante del proceso era recoger la fruta sin madurar, cuando su carne aún era tersa, y gasearla con etanol para conseguir el mismo efecto que el propio fruto hacía de forma natural. Vieron que con aproximadamente un día de exposición se lograba.
Nace el Persimon
Esta nueva fruta venía a ser una alteración del caqui para conseguir que no perdiera su tersura pero al mismo tiempo resultara agradable a la hora de ser consumido. Todo ello ha hecho que esta fruta se pueda comercializar mucho más, su producción sea mayor y por tanto sea muy abundante.
Hablando con cifras: de cultivar unas 2.000 hectáreas que daban unas 21.ooo toneladas de caquis en el año 2000 a pasar a cultivar casi 16.000 hectáreas con una cosecha de más de 300.000 toneladas de caquis en el año 2017. De todas estas piezas de fruta, la mayor parte es exportada a Europa.
Como podemos ver, el Persimon se ha extendido por toda Europa gracias a estas mejoras desarrolladas por la agricultura y la ciencia. Por otro lado, el caqui tradicional sigue consumiéndose en zonas próximas a los campos donde se cultiva y muchos siguen apreciando esa textura blanda que lo caracteriza.
Espero que este artículo os haya resultado interesante, siempre es bueno seguir descubriendo aquello que nos rodea e interesarnos las curiosidades que hay detrás.