En las Santas Escrituras existen diversas parábolas, en el presente artículo se desarrolla la parábola de la oveja perdida, nos demuestra que todos los hijos de Dios son importantes para Él, por lo que nunca los abandonará.
La parábola de la oveja perdida
Una de las estrategias que utilizaba el Señor durante su ministerio para enseñar la Palabra de Dios eran las parábolas. Una de éstas es la parábola de la oveja perdida o del buen pastor. Nos relata el Señor Jesucristo:
Lucas 15: 3-7
3 Entonces él les refirió esta parábola, diciendo:
4 ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?
5 Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozosos;
6 y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido.
7 Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.
Como podemos apreciar, la parábola trata de un pastor que tiene en su rebaño cien ovejas, pero una de ellas se extravía. El pastor como es bueno decide ir en búsqueda de la que se perdió y deja a las otras noventa y nueve. Pareciera que el pastor tiene una predilección por aquella oveja. Sin embargo, sabemos que detrás de cada parábola hay una enseñanza. A continuación su significado.
La Biblia y la parábola de la oveja perdida
Como hemos referido anteriormente, el Señor Jesucristo utilizaba las parábolas como un recurso para enseñar un mensaje.Ahora bien, para contextualizar el tema, consideramos oportuno precisar el significado del término parábola. de acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española:
Parábola deriva del griego «parabolé», término que sugiere una comparación. Una parábola es un relato corto, con forma de historia sencilla, real o inventada pero no fantasiosa, mediante la cual Jesús establece una comparación: «igual que sucede en tal caso, así sucede en tal otro».
Son breves historias dichas por Jesús que encierran una educación moral y religiosa, que revelan una verdad espiritual de manera comparativa.
Partiendo de la definición, podemos empezar afirmando que la parábola de la oveja perdida encierra una enseñanza. Nuestro Señor inclusive explica las razones que lo llevan a utilizar las parábolas para enseñar. Leamos:
Mateo 13:11-15
“Y les dijo en parábolas muchas cosas…
“Cuando los discípulos de Jesús le preguntaron por qué hablaba en parábolas, Él respondió: “A ustedes se les ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos; pero a ellos no. Al que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia. Al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará. Por eso les hablo a ellos en parábolas: Aunque miran, no ven; aunque oyen, no escuchan ni entienden.”
En palabras del Señor, Él utilizaba este recurso para dejar una enseñanza a aquellos quienes de corazón lo seguían. Los pecadores y mundanos no se les había dado sabiduría para entender estas enseñanzas. Esta parábola la podemos leer en la Biblia (Mateo 18:12-14 y Lucas 15:24-27).
La historia relata sobre una oveja, entre cien, se pierde, y el pastor (quien representa a Dios) deja el rebaño para rescatarla. Al igual que la parábola del hijo pródigo, Jesús indica que Dios se regocija por el arrepentimiento de aquellos que se apartan de la fe. Jesús explica que cada alma tiene valor para Dios y vale la pena llevarla de nuevo al redil.
La parábola de la oveja perdida, podemos encontrarla también como parábola de la oveja descarriada o parábola de la oveja extraviada, aparece reseñada en el Evangelio de Lucas (15: 3-7; Mateo 18:12-14).
Ahora bien, es una historia que presenta similitudes muy evidentes, muestran la misma idea general. Ciertamente, las dos partes son del Nuevo Pacto. Sin embargo, tienen marcos diferentes y con algunas características propias, que enseñan tres elementos comunes .
Evangelio de Lucas (15: 3-7)
En el Evangelio de Lucas se describe la parábola de la oveja perdida de la siguiente manera:
- Un hombre que tiene cien ovejas pierde una.
- Cuando se da cuenta, deja las noventa y nueve para buscar la oveja perdida.
- La consigue y siente un fuerte regocijo por ella, mayor gozo que por las restantes.
Es importante mencionar que la parábola de la oveja perdida, en el Evangelio de Lucas, es llamada la parábola de la misericordia. Cuando se refiere a la trilogía de las parábolas, también se les llama como parábola de la alegría. Este conjunto de parábolas abarcan: la parábola de la moneda perdida, la del hijo pródigo y la oveja perdida.
El grupo de esas tres parábolas definen el mensaje y la figura misericordiosa de Nuestro Señor Jesús, a tal punto que inclusive se les consideraba «el corazón del tercer evangelio».
Ahora bien, en el Evangelio de Mateo, la parábola es más corta y es parte de una norma de vida que tiene el objetivo de mostrar a los pastores de la Iglesia el espíritu con el que deben guiar y profesar su ministerio, especialmente hacia los más débiles y desprotegidos.
Mensaje de la parábola de la oveja perdida
Generalmente se ha instruido que el foco de esta parábola es la oveja perdida o extraviada, la cual fue hallada por su pastor que salió a buscarla, sin embargo, no es así. En realidad se puede ver que en ninguno de los dos enfoques se indica la palabra “pastor”. Por supuesto, es totalmente intencional porque Nuestro Señor no quería que fuese asociada a esta historia al trabajo que desempeñaban los pastores; así como tampoco fue la finalidad que se asociara con los cristianos que se alejaron de su congregación.
El enfoque central de historia es el gozo que sintió aquel hombre por la oveja hallada; simplemente es ese el centro de la enseñanza de Jesús en esta parábola. Nos muestra a un Dios que se alegra cuando una de sus fieles vuelve a sus brazos, por eso hace fiesta; con el fin de celebrar al perdido que es encontrado. Se debe tener muy claro que según esta parábola “para Dios todos los hombres son de su redil, cristianos o no”. Eso incluía a las prostitutas, los fariseos, los publicanos y escribas, es decir, absolutamente todos.
Conociendo los personajes
Al leer la párabola de la oveja perdida podemos apreciar la intervención de algunos personajes. A continuación desarrollaremos algunos de ellos.
Las ovejas
Las 100 ovejas, el número cien no es un capricho, el Maestro lo escogió porque mostraba un rebaño medio. En aquella época los rebaños de ovejas se componían de 20 cabezas a 200. Y el número cien lo utiliza para mostrar a un hombre medio, que no es rico y no es pobre. De esa forma certificaba que en su gran mayoría los oyentes se identificaran con el relato.
La oveja perdida
La oveja perdida, en aquel tiempo los pastores acostumbraban a colocar nombres a las ovejas. Esta oveja era anónima, puesto que podía ser cualquiera de nosotros.
No es especial como ciertos intérpretes han propuesto. Las ovejas suelen ser animales que se extravían a menudo, es una más de las que se pierden. La pérdida o extravío de esta oveja nos representa a todos aquellos que inconsciente o conscientemente se han alejado de Dios, de sus bendiciones, de la vida que Dios prometió. Esas personas no saben que están extraviadas, o sí lo saben, pero la realidad es que les gusta estar en esa condición.
El pastor
El hombre que salió a buscarla, es cierto que no se menciona que es un pastor es obvio que sí lo es. Y esto resulta contraproducente, ya que el oficio pastoral se había viciado y se consideraba con el de los publicanos un oficio vil. Sin embargo, en el evangelio de Juan, Jesús se confrontó con un pastor, para mostrar a los religiosos de aquella época que Dios elige lo despreciado y vil del mundo para abochornar a los que se creen superiores. Y finalmente, el hombre que busca a la oveja perdida personifica a Dios Nuestro Señor, el mismo salió a buscar a Adán y Eva que luego de haber pecado. Es Dios quien sale a buscarnos, no al contrario.
Amigos y vecinos
Los amigos y vecinos del hombre, al parecer se dirige a hombres y mujeres que entienden el auténtico significado del Reino de Dios; que de igual forma conciben el gozo, agrado de Jesús cuando se arrepiente una persona pecadora, y no es juzgado por estar perdido, por el contrario lo reciben con satisfacción en el redil del que nunca debió salir.
Temas y significados de la parábola
Ahora bien es imperativo que comprendamos, la realidad que se presenta disimulada en esta historia. En este caso la oveja, no era verdaderamente una oveja, y este pastor es muy diferente a un pastor.
La parábola de la oveja perdida fue epicentro de múltiples comentarios de la época del cristianismo primitivo hasta el ahora. Entre los significados más considerados y las características que se destacan las referimos a continuación.
El perdón y la misericordia de Dios
Habitualmente podemos considerar que esta historia, especialmente en el enfoque del Evangelio de Lucas, establece un pasaje que tiene como principal objetivo la misericordia de Dios. Podemos leer que el hombre tomó en sus brazos a la oveja y luego la puso en sus hombros para cargarla.
Esto simboliza el gran amor de Dios por la humanidad entera, por los perdido, ya que a fin de cuenta todos somos ovejas perdidas. Para nuestro amado Dios siempre seremos personas que se extravían fácilmente, pero de igual forma Él nos perdona y apoya a salir de las diferentes situaciones que nos encontremos.
Esta misericordia de Dios es principalmente para los pecadores, y hace una reseña continua al carácter real del perdón, que marca una enseñanza muy fuerte donde diferencia el pecado del pecador.
Esta parábola puede enseñarnos que Dios es todo misericordia y todo perdón, un Dios dispuesto a desacomodarse para que la extraviada se acomode.
Dios nos busca
La historia que nos presenta la parábola en estudio, no se interesa principalmente por el relato de la oveja, que según simboliza al hombre pecador caído en desgracia.
Más bien, lo hace por personaje principal que es el pastor, el cual representa a Dios Padre («De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños») y por prolongación al propio Jesucristo.
En el rol que interpreta el pastor podemos observar que tiene afán por buscar lo perdido y demuestra su alegría por encontrarlo. Para Jesús, los relatos de las parábolas se referían al extraño interés que mostraba por las clases más abatidas de la comunidad judía y por habitantes de Galilea que no eran judíos.
El pastor no demuestra sentimientos de cólera, cuando percibe la pérdida de la oveja, simplemente la inquietud por encontrarla. La pena y el dolor fuerte que sintió lo obligan a realizar una búsqueda afanosa.
Aunque en la primera parte del relato de la parábola se haga referencia al amor del pastor por lo extraviado, el núcleo central de la historia es la alegría por encontrar lo perdido.
En la Biblia las parábolas que están dedicadas a la misericordia, Jesús deja ver que la naturaleza de Dios, es la de un Padre que nunca se da por vencido. Persiste hasta que se haya deshecho el pecado y más aun superado el rechazo con la misericordia.
En las parábolas reseñadas en la Biblia, conocida como las de misericordia o la alegría, Dios es presentado siempre contento, sobre todo en el momento cuando perdona. Sin lugar a dudas, en ellas podemos encontrar el centro del Evangelio y de nuestra fe, ya que la misericordia se presenta como la fuerza de empuje que todo lo vence, que llena siempre de amor el corazón y que además, otorga el perdón.
Esta parábola también nos enseña que los más juiciosos en la fe son los que deben salir en búsqueda de los inmaduros. Es decir, la promesa universal del creyente se practica cuando salimos de nuestra entorno para buscar a los invisibles ante la sociedad, a los desamparados, a los pobres, a los imposibilitados de tener acceso a la buena vida.
Ahora bien los que tenemos más fortuna debemos salir de ella para compartir con los más necesitados, las bendiciones que Dios nos ha heredad, y eso no solo incluye un “Dios te bendiga”, sino además compartir nuestros dinero, nuestros alimentos, nuestros vestidos con los desprovistos; pues esta parábola no apunta a las otras ovejas, las que están en el mundo.
Dios nos halla
Cuando pastaba la oveja sin darse cuenta se alejo del resto, por supuesto ahora no ve al rebaño tampoco al pastor. Esta sin protección en las montañas donde hay peligro y se acerca la noche.
De pronto, escucha una voz que se le hace conocida, era la voz del pastor, corre hacia ella la ciñe a su ropa y la lleva de vuelta a casa.
En reiteradas oportunidades Jehová se coteja con un pastor. Su mensaje nos dice:
Ezequiel 34:11, 12
“Ciertamente buscaré a mis ovejas y las cuidaré
Cuidaré de mis ovejas
Si nos hacemos la pregunta ¿Quiénes son las ovejas de Jehová? Sin lugar a dudas son las personas que lo siguen, lo aman y le rinden devoción.
La Biblia dice:
Salmo 95:6, 7
“Entren, adoremos e inclinémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios, y nosotros somos el pueblo de su apacentamiento y las ovejas [bajo su cuidado]”.
Muchas veces los que veneran a Dios quieren ir tras su Pastor, como las ovejas, Pero no necesariamente lo alcanzan. En ocasiones los que servimos al Señor somos como ovejas extraviadas, perdidas o desviadas (Ezequiel 34:12; Mateo 15:24; 1 Pedro 2:25).
En la actualidad ¿Jesús nos cuidad como un pastor?
¡Claro que sí! El Señor nos asegura en su Palabra que nada nos faltará (Salmos 23) Esto significa que Dios nos provee de todas las cosas: la salud, la protección, el cuidado, los alimentos, las proviciones y de todas aquellas Promesas bíblicas. En sentido espiritual, como nos asegura en:
Ezequiel 34:14
14 En buenos pastos las apacentaré, y en los altos montes de Israel estará su aprisco; allí dormirán en buen redil, y en pastos suculentos serán apacentadas sobre los montes de Israel.
Ciertamente, siempre nos provee mucha diversidad de alimento espiritual, pero sobre todo, en el momento apropiado.
Nos brinda protección y ayuda, el Señor promete:
Ezequiel 34:16
“A la dispersada traeré de vuelta, y a la quebrada vendaré y a la doliente fortaleceré”.
Jehová proporciona ánimo y fuerzas a los más débiles o agobiados por las circunstancias. Si alguien le hace daño a las ovejas Él cura sus heridas, inclusive si es un hermano que se congregue. De tal manera que ayuda a encaminar a las pérdidas y las que tengan emociones negativas.
Si nos perdemos, nos busca.
“Las libraré de todos los lugares a los cuales han sido esparcidas”, dice Jehová. Y además promete: “A la perdida buscaré” (Ezequiel 34:12, 16).
Para Dios, cualquier oveja extraviada no es un caso perdido, Él se da cuenta cuando se pierde alguna, de tal forma que la busca hasta encontrarla y se regocija (Mateo 18:12-14).
Es por ello, que a sus verdaderos siervos los llama “mis ovejas, las ovejas de mi apacentamiento” Ezequiel 34:31. Y créalo usted es una de esas ovejas.
Haz que seamos de nuevo lo que fuimos antes
Jehová lo invita a buscarlo, porque quiere que sea feliz. Él ha prometido que llenara con muchas bendiciones a sus ovejas Ezequiel 34:26. Y usted ya ha sido testigo de ello.
Es importante que recuerde el sentimiento que experimento al conocer a Jehová, por ejemplo, cuando aprendió el nombre de Dios y lo que él se propone hacer con la humanidad.
Los siervos de Dios de la antigüedad oraron:
“Haz que volvamos a ti […], y volveremos; haz que seamos de nuevo lo que fuimos antes” (Lamentaciones 5:21).
Y Jehová les respondió, y su pueblo volvió a servirle con gozo (Nehemías 8:17). Él hará lo mismo con usted.
Y ciertamente, los que deciden volver al Señor deben afrontar grandes retos.
Dios nos escoge
En la afirmación de Pablo, en el apartado 1 de su escrito a los Efesios, dice que los fieles se nos ha glorificados con toda bendición espiritual en los zonas celestiales, en Cristo. Pablo sigue diciendo que las promesas que Dios nos ha dado son de acuerdo al plan perpetuo de Dios.
La bendición espiritual que el Señor nos dio estaba escrita desde antes la fundación del mundo y hecha acorde al propósito eterno de Dios, no fue por capricho o casualidad. La doctrina bíblica de la elección soberana de Dios, es una de las más atropelladas y atacadas de las sagradas Escrituras. No logran soportar la idea que el padre Celestial ejerza su privilegio de ser Dios.
La Biblia muestra con mucha claridad que nuestro Dios es totalmente soberano, y que eligió independientemente a un grupo de personas para salvarlas, y a los otros los dejó sumidos en su justa condenación, y esto ocurrió justamente antes de la fundación del mundo.
Esta doctrina en la vida del cristiano es de vital importancia por eso observemos lo que pablo expone en estos versículos:
Efesios 1: 3 – 6
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,
4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,
5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad,
6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,
Al estudiar estos versículos hay específicamente dos palabras a destacar. En primera instancia el vers. 4 dice que Dios nos eligió, y en el versículo 5 que nos predestinó. Los vocablos son muy afines en significado. “Escoger” significa “seleccionar”. Esta palabra se utiliza en Lucas 6:13 para conversar sobre la escogencia que hace Cristo de los doce apóstoles.
El señor los escogió de la multitud que siempre lo seguía para ser Sus apóstoles. Aquí aplica igual Nuestro Padre nos seleccionó para salvación. Como dice en:
Juan. 15:16:
“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros”.
La segunda palabra predestinación: “es la traducción de la palabra griega “proorizo”, palabra compuesta de “pro” que significa “de antemano”, y “orizo” de donde proviene nuestra palabra “horizonte”. En ese sentido, quiere decir trazar de antemano un límite. Jehová como todo un soberano trazó una línea, y los destinó de antemano para que algunos fuesen al cielo.
Pablo establece el basamento de la escogencia, “Según nos escogió en Él”, en el momento que el Señor nos hizo partícipe de Su plan soberano Él sabía que no lo merecíamos. Sin embargo canceló nuestra deuda de antemano. Sin la segunda Persona de la Trinidad jamás hubiésemos participado del plan salvador de Dios.
Luego Pablo habla del momento de la elección: Fuimos escogidos “desde antes de la fundación del mundo”, Dios nos incluyó soberanamente en Su plan de redención. Y ésta se hizo en la eternidad, antes del inicio de los tiempos.
En ese orden, seguimos con el propósito de la elección, Pablo dice que Dios nos ha escogido “para ser santos y sin mancha delante de Él”. El Señor no vio algo bueno en nosotros, simplemente nos observo en pecado y de allí que nos seleccionó para ser santos como dice Efesios 2:1-3, la santidad no es la causa, es el fruto de ser escogidos.
Ese propósito divino en la elección debe repercutir en nuestras vidas como cristianos. Positivamente debemos tener la ambición de ser santos, de conformarnos cada vez más al carácter santo de Dios. Negativamente debemos tener la ambición de ser sin mancha, irreprensibles. Amparados en la gracia de Dios debemos apartarnos de toda apariencia de mal, dice Pablo en 1Ts. 5:22. Para eso fuimos escogidos.
La obra de glorificación comienza en el momento de convertirnos, nuestros corazones están depurados y libres de pecado y seguirá en la vida de nosotros a medida que practiquemos la gracia que Dios nos ha heredado.
Ahora bien, en el versículo 5, Pablo indica que se nos eligió consagrados en amor, “para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo”.
En la actualidad al referirnos al término de adopción se nos viene a la mente niños, pero en aquellos tiempos se solían adoptar personas adultas. Por ejemplo si un hombre adinerado no tenía a quien dejar su fortuna, encontraba a una persona digna a quien dejarsela, y lo adoptaba como su hijo. Desde ese mismo momento, el hijo comenzaba a disfrutar de su herencia, y esa es la idea que Pablo presenta al hablar de adopción.
Regocijo de Dios
Ciertamente al preguntarnos si ¿Dios se regocija en sus hijos?, si Él lo hace. Ahora la interrogante muestra dos elementos: en primera instancia ¿qué distingue Dios en nosotros que lo lleva a gozarse? Y en segundo lugar ¿Por qué nos indica que se regocija en nosotros? Cuando digo “Dios”, quiero decir todo lo que Dios significa para nosotros en Cristo. Me refiero al Dios cristiano y trino.
Ahora bien, prestemos atención a diversos versículos que nos dan referencia del regocijo de Dios en su pueblo y su alabanza:
Sofonías 3:17
“Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría.”
Salmo 147:11
“Se complace Jehová en los que le temen, y en los que esperan en su misericordia.”
Ahora bien, podemos decir que en respuesta a la primera pregunta, lo que ve Dios esencialmente en nosotros que lo lleva a regocijarse es que nosotros somos quienes vivimos del gozo de estar en su resencia. Y obviamente Dios debe aprobar lo que es correcto. Por lo tanto, Él se regocija en la manera que tenemos de sentir, pensar, y de hacer su perfecta voluntad. No porque sea impuesta, sino que en el livbre albedrío hemos decidido seguirlo a Él. Un verdadero cristiano sabe que obedecer a Dios es sinónimo de bendición.
“La Rectitud” significa pensar, sentir y actuar de forma que exprese, en una proporción verdadera, el valor de lo que es más valioso». Es observar realmente el regocijo y manifestar asiduamente en acciones infinitamente el valor de Nuestro Dios. De esta manera, se hace lo correcto cuando entendemos la verdad del valor de Dios por lo que es, y lo sentimos igual a su hegemonía universal, y procediendo de manera que digan el valor supremo de Dios.
Filipenses 4:4
“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!
Romanos 5:2
“por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.”
El Señor estima las acciones que lo valoren a Él y se regocija al ver que nos gozamos en Él. De allí cuando manifestamos que Dios se goza en la manera de pensar, sentir y hacer lo que es apropiado, queremos decir que se regocija por cómo percibimos, nos alegramos y exponemos Su propio valor supremo. La razón correcta para entusiasmarse en que el Señor se goza en nuestro gozo en Él es porque da confirmación que nuestro gozo en Él es verdadero’.
Al fijar la mirada sólidamente en Él y al hacer que nuestro gozo en su belleza sea más grande, entonces existe una forma destructora de dar respuesta a la aprobación de Dios hacia nosotros. Por lo tanto, si usamos exclusivamente el gozo con el fin de obtener elogios, lo estamos haciendo muy mal, ya que no estaríamos gozándonos en Dios. Además, la ilustración de que Dios se goza en nosotros es muy peligrosa, porque somos caídos, y la razón primordial de la naturaleza caída no es el sexo, sino más bien la autoexaltación.
La naturaleza pecaminosa que tenemos ama que la adoren por lo que existimos y lo que hacemos. Así que la corrección para esto no es que Dios se convierta en alabador, lo apropiado es que oigamos las alabanzas como ratificación que nuestro gozo realmente está en Él. Definitivamente la alabanza de Dios por nuestro gozo en Él tiene el propósito de ayudar a permanecer regocijándonos en Él, y sin ninguna distracción.
Salmo 43:4
“Entraré al altar de Dios, Al Dios de mi alegría y de mi gozo.”
Salmo 70:4
“Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan, Y digan siempre los que aman tu salvación: Engrandecido sea Dios.”
Es verdad que nos gozamos en la cumplido de Dios hacia nosotros, mas no lo hacemos de la manera que lo haría una instinto carnal. En ese sentido, no es posible permitir que Su adulación sea una distracción de la razón por la cual nos alaba, a saber de, nuestro deleite en Él.
Inclusive su compasivo consentimiento de nuestro gozo imperfecto en Él lo hace más hermoso en Él mismo. Cuando escuchen las frases: “Bien hecho, sirviente bueno y leal,” digan, que grande y misericordioso es nuestro Dios. Indiscutiblemente el Señor ve a sus herederos por medio de la justicia que se ha impuesto a Cristo, así que existe una relación entre lo expresado aquí y la misma.
Esto lo podemos traducir en:
- Primero de por sí, nos considera semejantes a Cristo; es decir como sus hijos, pues hemos sido adoptados.
- Segundo: Él puede ver nuestra transformación a lo que ya somos en Cristo. Desde el punto de vista de la imputación hemos asegurado el derecho invulnerable al lado del Señor. Además de garantizar el gozo de Dios en nuestro regocijo imperfecto en Él. Si bien Dios nos considera perfectos y justos en Cristo, Él tiene la capacidad de observar el verdadero pecado, como también, el producto del Espíritu en nuestra existencia.
Por lo tanto, el Señor se entusiasma en nosotros a niveles menores o mayores, y lo sabemos porque para Él somos perfectamente rectos como dice (Romanos 4:4-6) y nos disciplina en relación al pecado que podamos cometer (1 Corintios 11:32). En consecuencia, el gozo de Nuestro Dios amado, por el regocijo que demostramos para Él variará en consonancia a los apegos que existe en el corazón, no obstante, será posible porque el Señor nos atribuye la justicia perfecta de Cristo.
El Cuidado de las otras 99 ovejas
Este relato nos instruye que Nuestro Padre Celestial nos ama tanto a los perdidos como a todos aquello que permanecen junto a Él. En los relatos hechos por Mateo y Lucas se les ha criticado porque mencionan que las 99 ovejas quedaron desamparadas en el desierto o la montaña bien sea el caso, mientras que el pastor buscaba a la perdida.
Definitivamente, no era así, todo aquel que sea un buen pastor y por demás, experimentado en aquella época, tomaba sus respectivas previsiones. Tenía corrales de campo, bien sea en la montaña o el desierto, donde resguardaba a sus ovejas precisamente para casos como éste.
Ahora bien, esos corrales eran hechos con materiales que el lugar les ofrecía y eran fabricados en el momento justo, no lo hacían antes ni después. Si bien es cierto que en los Evangelios de Lucas y Mateo no se registraron estos actos, fue porque no eran necesarios.
Es importante destacar, que si ese pastor llego a tener 100 cabezas ovejas es porque tomaba las previsiones correspondientes siempre. Demostraba que era un buen pastor ya que velaba por sus ingresos financieros, en este caso las ovejas eran su sustento.
De allí que este pastor aunque sin estudios, según la tradición, no iría a una búsqueda de una oveja a lo loco, y descuidaría así 99 ingresos financieros a la suerte del campo. Este pastor no era tonto ni despilfarrador; de haberlo sido jamás habría tenido 100 ovejas.
Enseñanza parábola de la oveja perdida
La Parábola de la oveja pérdida, deja una gran enseñanza sobre el gran amor que Jesús Nuestro Señor nos tiene. Él siempre está dispuesto a ir a nuestro encuentro, de ningún modo nos deja solos, es un Padre amigo y cercano que tiene la disposición a dejarlo todo para ir a buscarnos como un gran acompañante de camino.
Jesús a través de la Parábola la Oveja Pérdida, nos hace estar constantemente atentos a ayudar al más necesitado y sobre todo a perdonar.
La parábola de la oveja perdida aún vigente
Definitivamente hoy en día se puede decir que también sirve de gran aprendizaje para los fieles cristianos y para el resto de las personas. El corazón de Jesús y el del Padre son grandemente misericordiosos. Para ellos incluso lo último de nosotros es sumamente importante.
Tanto es así, que cuando uno de nosotros se pierde intentamos agarrar malas prácticas o nos desviamos, se ocupan de nosotros de tal manera como si fuésemos hijos únicos. Porque, ciertamente, cada uno de nosotros es único para ellos. Se ocupan, sin impedirnos que hagamos uso de nuestro libre albedrío, si pretendemos permanecer en esos malos hábitos o desvíos o incluso hacerlos progresar podemos hacerlo.
Cuando cualquiera de nosotros se arrepiente y decide volver a casa tras haberse perdido, ocurre como en esta parábola, en la que el pastor se carga la oveja sobre los hombros, vuelve contento a su casa y lo celebra con sus amigos.
Podemos decir que en nuestro caso es lo mismo, lejos de aplicarnos castigos y reproches, nos encontramos es con un perdón incondicional, un gran abrazo y una fiesta en el Cielo en nuestro honor. Porque el haber recuperado lo que estaba extraviado es una conmemoración lo que merece. Esto no significa que por saber que Dios nos ama y nos perdona tenemos la libertad de pecar. Pensar así significa que no estamos arrepentido. Verdaderamente de lo que se trata es de disciplinar nuestra carne y luchar por someterla.
Este relato resulta enormemente alentador para todos aquellos que, lejos de sentirse justos, más bien nos sentimos cargados de fallos y sabedores. Ya tropezamos una y mil veces con las mismas piedras: otra vez con el consumo, otra vez con la desatención a los demás, en definitiva, con ese egocentrismo de primero yo, luego yo, y después yo que tan difícil es quitarnos de encima.
El tener la certeza de que podemos pedir perdón sabiendo que vamos a ser recibidos con los brazos abiertos, sin reproches y sin rencores es un auténtico privilegio. En correspondencia con quienes nos insultan y luego se acercan arrepentidos, el proceder nuestro debería ser equivalente al de Jesús y el Padre, es decir, dadivoso, sensible y misericordioso y estrechamente con cualquiera que necesite de esa misericordia.
El comportamiento de los hombres que tienen aquí en la tierra está bien lejos de esa grandeza. Por más que las personas vuelvan arrepentidos lo que pretendemos es que paguen por lo que hicieron. Nuestro corazón es muchas veces duro como una piedra.
Si hubiese abundado la indulgencia entre quienes habitaban la tierra hace 21 siglos y entre quienes vivimos en la tierra a día de hoy no hubiera sido necesario que Jesús se hiciese hombre y viniese al mundo para enseñarnos que es el amor lo único que da sentido a la vida.
La parábola de la oveja perdida resumen
El título dado no fue el más apropiado, sencillamente porque no fue dado por Jesús. Fue dado por los copistas de aquella época se encargaron de poner comas, puntos, y hacer separación de párrafos de las Santa Escrituras. Pero el tema principal radica acerca de la alegría de Nuestro Padre Celestial cuando uno de sus hijos vuelve a tener comunión con Él.
Ahora bien, sería inapropiado tomar esta parábola para castigar a líderes espirituales que no salen a buscar a sus ovejas perdidas (porque ese no es la idea principal de este relato bíblico). Además, sería incorrecto agarrarse de esta parábola para probar que cada vez más nos distanciamos de nuestro Dios, porque al final estamos conscientes que Él nos perdonará al encontrarnos. Sin embargo existen fieles que les gusta salirse del mundo congregacional, para luego desde “el mundo” hacer reclamos a sus pastores que no fueron a buscarlos, este mensaje no es para ustedes.
Si bien es cierto que Dios es toda misericordia, perdón, igual sigue siendo muy firme. Evidentemente su paciencia es súper grande pero también tiene un límite. Límite que se ha impuesto por amor a nosotros. Pues bien, demos gracias a Nuestro Padre Celestial de la vida que se alegra cuando una persona extraviada vuelve al carril, que no es más que a la vida que Él soñó para todos.
Origen
El origen de esta parábola aun no está definido, existen diversidad de criterios sobre cuál de las dos versiones es se aproxima a la versión inicial.
Diferentes biblistas reconocidos tales como: Rudolf Bultmann y Joseph A. Fitzmyer, indicaron que la versión mateana se acerca más a la original. Por el contrario, Joachim Jeremías y Josef Schmid manifestaron que el texto reseñado en el Evangelio de Lucas, se asemeja más.
Por otro lado, se encuentra la opinión del biblista Claude Montefiore quien comentó: la historia original de la parábola podría conservarse de manera compartida: algunos puntos en el Evangelio de Lucas y otros en el de Mateo pudiesen resguardar el material original de manera precisa.
A quién va dirigida la parábola en Lucas y Mateo
Tenemos que en el Evangelio de Lucas, la historia está dirigida a los enemigos y críticos de Jesús. Estos, rabinos fariseos, establecían un principio de no relacionarse con las personas consideradas como pecadoras por su condición u oficio: «El hombre no debe relacionarse con el impío ni para enseñarle la Ley».
En ese sentido, Nuestro Señor hace la parábola de la oveja perdida para darles a los escribas y fariseos una lección ante las murmuraciones indignas y que siempre cuestionaban la conducta de Jesús, por recibir a los pecadores y sentarlos en su mesa.
Por el contrario, podemos evidenciar que en el Evangelio de Mateo la parábola nos presenta un destino distinto, puesto que Jesús no la enfoca a los fariseos contrarios a él, sino a sus propios discípulos.
Cabe destacar, para aquel entonces «los discípulos» significaban los jefes de la comunidad cristiana.
Definitivamente, ambas narraciones tienen un punto a destacar en común, ninguno de los dos hace referencia explícita al término «buen pastor» ó «pastor».
Por otra parte, existen características con diferencias bien marcadas en los dos enfoques de la parábola. Se observa que en Mateo, el pastor deja a sus ovejas en la montaña, distintamente de Lucas quien lo hace en el desierto.
En la versión del Evangelio de Lucas muestra al dueño transportando a la oveja perdida en sus hombros. En el evangelio de Mateo no hay reseña alguna de ese punto.
¿Dónde se encuentra esta parábola?
Mateo 18, 12-14
12 ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado?
13 Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron.
14 Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.
Es importante destacar, que esta parábola está contenida en papiros y códices muy antiguos. Entre los papiros del Nuevo Testamento el más antiguo es el Papiro 75 (datado de 175-225), y aquí podemos ver la versión lucana de esta historia. Inclusive, ambas versiones, la que reseña Mateo y Lucas respectivamente están contenidas en los cuatro grandes códices unciales de la Biblia en griego.
Ahora bien, se muestran las dos versiones canónicas de la parábola:
Lucas 15, 1-7
1 Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él (a Jesús) para oírle, 2 y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este acoge a los pecadores y come con ellos.» 3 Entonces les dijo esta parábola. 4«¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra? 5 Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros; 6 y llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice: “Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido.” 7 Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión.
¿Por qué dos versiones de la misma parábola?
Estas dos versiones se complementan y así permiten a los lectores tener una vista más amplia de lo sucedido. En realidad no fue que Mateo y Lucas escucharon un relato diferente, más bien cada uno tuvo su propia interpretación de los hechos, como suele sucedes a los seres humanos.
Según los especialistas en la Biblia la narración de la Parábola en Mateo es la primera versión en ser escrita. Luego de algunos años el historiador Lucas se tomo su tiempo para escribir su propio historia, incluyendo ciertos elementos que no se plasmaron en la parábola de Mateo.
La imagen del pastor y las ovejas en tiempos de Jesús
En el tiempo de Jesús de Nazaret se tenía en mal concepto a los pastores. Se los presentaba en muchas listas de trabajos que se consideraban despreciables. A tal punto, que no resulta conveniente para un padre enseñar a los hijos por ser «oficios de ladrones».
En los escritos de la literatura rabínica de maneras diversas contenía opiniones muy desfavorables sobre quienes desempeñaban ese oficio. Sin embargo, a lo largo de las Santas Escrituras se presentaba a David, a Moisés y hasta el propio Yahvé como pastores.
De hecho, se igualaba a los pastores con los publicanos y recaudadores de impuestos. Se decía:
«A los pastores, a los recaudadores de impuestos y a los publicanos les es difícil la penitencia»,
En el Evangelio de Lucas como ya se ha mencionado anteriormente, Jesús se presenta fuertemente criticado por los escribas y fariseos por la razón de acoger a los publicanos. En respuesta a esa dura crítica, emite una parábola en la que el intérprete misericordioso es un pastor, figura duramente menospreciada.
Por tal motivo, se haya llamado a este a este grupo «Evangelio de los marginados», ya que principalmente su objetivo es demostrar lo cercano que se encuentra de Dios y por supuesto su gran misericordia para quienes existen fatigados por el rechazo de las demás personas.
Jesús enseñaba por medio de las parábolas
Las parábolas representaban para aquella época una forma cultural muy común de comunicarse. A diferencia de Jesús los líderes religiosos recurrían a un lenguaje académico se citaban entre ellos. Mientras que el Señor lo hacía en forma de contar historias, ya familiar para aquel momento. Logrando así comunicar verdades muy profundas y espirituales que le permitían conectarse con su público de una manera muy particular y los líderes religiosos no lo podían hacer.
El propósito de las parábolas
Jesús usaba las parábolas como un medio para mostrar verdades intensas, profundas y divinas, pero, su principal propósito era espiritual, ya que tenía la capacidad de mostrar información a las personas que determinadas a escuchar.
A través de estas historias las personas podían recordar fácilmente los personajes y los simbolismos que presentaban gran significado.
Entonces, una parábola representa una bendición para todos aquellos que tienen oídos dispuestos para oír, sin embargo, para los que tienen los oídos y el corazón obtuso puede significar una declaración de juicio.
Características de las parábolas
Para continuar con el desarrollo de tema es importante mencionar las características:
- Siempre se refieren a la acción y no al campo de las ideas, se infiere a que las parábolas se hicieron para que las personas se motivaran a actuar más que a pensar.
- Estaban dirigidas a personas que no concordaban con Jesús y representaba una forma de diálogo principalmente evita el desafío directo. Era un recurso que podía usarse no solo a nivel pedagógico sino también relacional. Se decían verdades incómodas pero “masticables”.
- Eran extremadamente persuasivas ya que su fundamento se basaba en experiencias de fácil conocimientos para todos, eran accesibles y muy confrontativas.
Y para finalizar la lectura te dejo este material de complemento.