¿Cómo era la Organización Social de Egipto?

Fue un imperio que se desarrolló a orillas del río Nilo a lo largo de casi tres mil años. Durante tan prolongado periodo de tiempo la Organización social de Egipto logró la creación de una brillante civilización cuyas características principales perduraron con pocos cambios a través de los siglos.

ORGANIZACIÓN SOCIAL DE EGIPTO

Organización Social de Egipto

La antigua civilización egipcia surgió principalmente por su inmensa capacidad para adaptarse a las duras condiciones del Valle y del Delta del río Nilo. Aprovechando las inundaciones anuales que abonaban el suelo con limo fértil, se creó un eficiente sistema de riego para la agricultura lo que permitió la producción en cantidades excesivas de cultivos de granos, asegurando así el progreso social y cultural.

Una eficiente administración que concentraba el poder sobre los recursos humanos y materiales permitió la creación de una compleja red de canales, la conformación de un ejército regular, la expansión del comercio y el desarrollo gradual  tecnologías de minería, geodesia de campo y construcción que hicieron posible organizar la construcción colectiva de estructuras monumentales.

La fuerza convincente y organizadora del Antiguo Egipto era un aparato estatal bien desarrollado, compuesto por sacerdotes, escribas y administradores, encabezados por un faraón, que a menudo se edificaba en un complejo sistema de creencias religiosas con un culto desarrollado de ritos funerarios .

La organización social de Egipto antiguo estaba encabezada por el faraón que, unido a la familia real, era el eje de todas las actividades y concentraba el poder absoluto; por debajo del faraón estaba la clase sacerdotal que desempeñaba un papel importante dentro de la estructura social; más abajo están los funcionarios y el cuerpo administrativo posteriormente la clase militar junto con los comerciantes y artesanos, más abajo los campesinos y por último los esclavos.

El Faraón

El término faraón proviene de la palabra per-aâ que en el antiguo idioma egipcio significa «gran casa», y es utilizado para designar a los reyes y reinas que gobernaron el antiguo Egipto por más de tres milenios. Los nombres de trescientos cuarenta y cinco faraones se conocen gracias a múltiples certificaciones, incluidas listas reales compiladas por escribas egipcios. Dentro de la organización social de Egipto el faraón ejercía el poder absoluto, comandaba sobre el ejército, fijaba los impuestos, juzgaba a los criminales y controlaba los templos.

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Desde las primeras dinastías los faraones fueron considerados seres divinos y se identificaban con el dios Horus, a partir de la quinta dinastía también eran considerados “hijos del dios Ra”. Después de su muerte el faraón se fusiona con el dios Osiris, adquirió la inmortalidad, siendo entonces venerado como un dios más en los templos. Los egipcios creían que su faraón era un dios viviente. Sólo él podía unificar el país y mantener el orden cósmico o Maat.

Según los conceptos de la ideología real, la naturaleza del faraón es doble: humana y divina. Esta noción divina del faraón fue evolucionando a través del tiempo. En el Antiguo Reino (2686 al 2181 a. C) igual que el dios del sol Ra, del cual era el hijo, el faraón era el encargado de mantener el orden. Bajo el Reino Medio (2050 al 1750 a. C.) el faraón se acerca a los súbditos siendo elegido por el dios Ra y sirviendo de mediador. En el Nuevo Reino (1550 al 1070 a. C.) el faraón es la simiente de dios, su hijo carnal.

De los Textos de la Pirámide, las funciones religiosas del soberano se enmarcan en una sola máxima: «Traer a Maat y hacer retroceder a Isefet “, esto significa ser promotor la armonía y hacer retroceder al caos. El faraón asegura la prosperidad del reino a interceder ante los dioses para que regulen las aguas del río Nilo.

Los egipcios nunca supusieron que el Faraón pudiera controlar el fenómeno del diluvio como un dios. Su papel es menor y se limita a obtener la benevolencia de las divinidades, asegurando la regularidad y la abundancia de agua mediante ofrendas de adoración. La cooperación entre Faraón y los dioses es una cuestión de supervivencia mutua. En los templos, el suministro de altares depende de las inundaciones, y se otorga solo con la condición de un servicio generoso y regular.

El faraón tenía el poder de ser el jefe supremo de los ejércitos y nombrar a los generales. En muchos relieves frescos y papiros se muestra al faraón triunfante sobre sus enemigos, esto se ve como una muestra de megalomanía, egocentrismo y despotismo. El faraón también es el juez supremo, establecía los tribunales de justicia, dictaba y sanciona leyes, promulga decretos reales para los nombramientos de funcionarios, promociones, sustituciones, anuncios de recompensa, etc.

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Para el mantenimiento del orden social establecido era muy importante que el faraón se asegurara la sucesión de su poder. Por eso tenía varias esposas, pero solo una de ellas era considerada como reina la cual recibía el nombre de Gran Esposa Real. Si la reina moría, el faraón escogía otra de sus otras mujeres. Una práctica común entre los faraones era casarse con sus propias hermanas, e incluso con sus propias hijas, igual que los dioses se casaban con su propia familia. Esto se hacía para fortalecer la pureza de la sangre real.

La Nobleza

La nobleza en la organización social de Egipto estaba representada por la familia del faraón, los altos funcionarios del gobierno y los ricos señores terratenientes. Entre los cargos más destacados que formaban parte de la nobleza egipcia estaba la del visir. La importancia del visir se resaltó durante la dinastía cuarta aunque se sabe que la existencia de este cargo es muy anterior.  El visir es el jefe de todo el poder ejecutivo, quien dirige a los grandes del Alto Egipto y del Bajo Egipto, es juez supremo y encargado de los trabajos ordenados por el faraón.

El visir es el jefe de la administración central, se ocupa de la justicia, pero su tarea fundamental es la de la administración del tesoro y de la agricultura. El visir representa el cargo del primer ministro y su autoridad solo era superada por la del faraón quien le delegaba varias de sus funciones.

Otra de las funciones importantes del visir era la de gobernar el país durante los setenta días de luto que sucedían a la muerte del faraón; era también el que se ocupaba de supervisar el banquete funerario y el acompañamiento musical. Y, por último, era el que tenía el poder de nombrar, efectivamente, al heredero del faraón.

Un cargo que formaba parte de la nobleza dentro de la organización social de Egipto era el de nomarca. Los nomarcas eran funcionarios de alto rango que se encargaban de la gobernación de una provincia o nomo. El monarca era el jefe supremo de la administración local en el Antiguo Egipto, responsable de la irrigación, del rendimiento agrícola, y también de recaudar impuestos y fijar los límites de las propiedades después de la inundación anual del Nilo, y era responsable de la gestión de almacenes y graneros.

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En las provincias el monarca actuaba como delegado del faraón asumiendo las responsabilidades jurídicas, militares y religiosas. Eran, también, los directores de los cleros de la provincia que dirigían, interviniendo tanto en la administración del templo como en el ejercicio del culto efectivo a la divinidad involucrada, cargos cuya implementación se basa en la provisión regular de los altares dedicados a la deidad.

Poder Militar

Quienes ejercían el poder militar también formaba parte de la nobleza en la organización social de Egipto. Después de la guerra con los hicsos, en el Segundo Periodo Intermedio (1786-1552 a.C.), se produce una reforma administrativa en la cual se crea un ejército permanente. Hasta entonces, en Egipto no había ejército, sino que se creaban una serie de “expediciones” para ir a la guerra. Con la creación de este ejército permanente, aparece la figura del Comandante de los ejércitos.

El jefe supremo del ejército es el faraón y la familia del faraón dirigía las diferentes jefaturas del ejército incluso los jefes del ejército podían ser los hijos del faraón. Los generales y los oficiales intermedios pertenecían a la nobleza. El “Supervisor de los soldados” era el general y por debajo de él existían: “Comandantes de los reclutas”, “Comandante de las tropas de choque”, etc. Los oficiales llevaban un largo bastón de mando, para distinguirse de los demás soldados.

La Casta sacerdotal

El régimen que dominaba al antiguo Egipto era teocrático. De hecho el soberano era considerado un dios. Por ser un dios tenía la responsabilidad máxima en cuanto al mantenimiento del orden divino en el imperio. Sin embargo es preciso que el faraón delegue en otros funcionarios que puedan asumir sus funciones en todas las ceremonias que se celebrasen en los numerosos templos de Egipto. Este fue el nacimiento de la clase sacerdotal dentro de la organización social de Egipto.

Así el faraón nombró un grupo de sacerdotes, algunos de los cuales podían ser miembros de su familia, los cuales tuvieron en su poder grandes extensiones de tierras. Los sacerdotes se caracterizaban por su sabiduría, siendo su principal tarea la administración de los templos y la atención de sus divinidades para interpretar sus deseos y cumplirlos.

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El pontífice, llamado Sem, estaba en lo más alto de la jerarquía sacerdotal. El pontífice era un hombre muy culto, generalmente uno de los ancianos del templo, dotado además de considerable capacidad administrativa y habilidad política. Entre sus responsabilidades estaba el buen funcionamiento del templo y su patrimonio, además debía oficiar todas las ceremonias solemnes. Esta autoridad normalmente se reclutan de entre las propias filas del clero, aunque era prerrogativa del faraón el nombrar a quien prefiriese para estos cargos.

Una de las funciones, tal vez la más importante de los sacerdotes, era la custodia de las estatuas sagradas u «oráculos». De entre los sacerdotes, una minoría selecta tenía el privilegio de entrar en el «santísimo» de cada templo para atender al cuidado del oráculo.

La clase sacerdotal tenía un gran poder y autonomía ya que a cada templo por lo general se les proveía de suficientes tierras que garantizaran su sustento a través de los cultivos y el ganado que arrendaba a los campesinos. Los sacerdotes tenían la obligación de impartir la educación de los príncipes, nobles y futuros funcionarios.

La educación que en los templos daban los sacerdotes a los faraones o nobles eran muy complejas, ya que en la enseñanza de la escritura comprendía otras disciplinas, aparte de la habilidad precisa del dibujo a pluma, ya que se aprendía geografía, matemáticas, gramática, textos sagrados, idiomas extranjeros, dibujo, correspondencia comercial y diplomacia, etcétera, lo que capacitaba acceder a los más dispares empleos.

Escribas

Los escribas apoyaban a los nobles en sus funciones. Estos funcionarios pertenecientes a la organización social de Egipto se caracterizaban por saber leer, escribir y ser buenos calculistas, debiendo cursar estudios por más de cinco años, por lo tanto eran personas muy cultas que servían de secretarios al faraón. Administraban el país, vigilaban las construcciones y recaudaban los impuestos. Su función específica consistía en transcribir las ordenes, anotar y llevar un control de todas las actividades económicas.

El escriba egipcio solía proceder de la clase baja, pero era inteligente y educado. Conocía bien los documentos legales y comerciales de la época, y los preparaba al dictado o de otras maneras, un trabajo por el que recibía una remuneración.

Comerciantes y Mercaderes

Estos miembros de la organización social de Egipto se dedicaban a la compra y venta de todo tipo de productos desde los alimentos más básicos, como cereales, hortalizas, frutas, etcétera hasta lo más finos y lujosos traídos desde lejanas tierras y que vendían a la nobleza y hasta el mismo faraón y su familia.

Algunos comerciantes tenían su propio establecimiento, mientras que otros negociaban en las plazas del mercado y los bazares de las ciudades. Algunos poseían flotas de naves que surcaban los mares lejanos en busca de mercancías valiosas procedentes de países distantes. Otros viajaban por las extensas rutas comerciales terrestres del mundo antiguo

Artesanos

Eran las personas encargadas de realizar con sus manos una serie muy diversa de objetos desde los más necesarios y utilitarios como vajillas hasta esculturas de bulto redondo, fresco o bajo relieves. Los artesanos egipcios, trabajarán dentro de dos tipos de talleres: los talleres oficiales, que están en torno a los palacios y los templos y es donde se forman los grandes artistas y obras, y los talleres privados, destinados a clientes que no estuvieran relacionados ni con la monarquía ni con la religión.

Campesinos

Los campesinos eran el grupo más numeroso, y vivían en pequeñas chozas de adobe, junto con sus bestias, a orillas del río Nilo. Su vida estaba dedicada a las tareas agrícolas, siendo permanentemente vigilados por los funcionarios del faraón. Los frutos de las cosechas obtenidas se dividían en dos partes: una para ellos, y otra que se deposita en los almacenes de los faraones para alimentar a los funcionarios reales Los campesinos constituían el ochenta por ciento de la población egipcia.

La mayoría de los campesinos trabajaban en los campos de la producción de cultivos, mientras que otros trabajaban como sirvientes en las casas de los nobles ricos. Durante la temporada de inundaciones, que duraba unos tres meses, los campesinos solían trabajar en grandes proyectos de construcción para el gobierno.

Esclavos

En Egipto existía la esclavitud, pero no en el sentido clásico de la palabra. Los siervos “forzosos” tenían derechos legales, percibían salario y hasta podían ser ascendidos. Los malos tratos no eran frecuentes, y cuando ocurrían, el esclavo tenía derecho a reclamar ante los tribunales, aunque únicamente si el castigo había sido injusto. Para servir en las mejores familias incluso había voluntarios. A veces, personas arruinadas se vendían a sí mismas a familias de buena posición.

Los esclavos adscritos al servicio doméstico podían considerarse afortunados. Además de alojamiento y comida, su dueño estaba obligado a suministrarles una cantidad de telas, aceites y vestidos.

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