Oración de guerra espiritual: Poderosa en fe

La Oración de guerra espiritual es una herramienta de intercesión de liberación y sanación en momentos difíciles. Y en esta oportunidad traemos una muy poderosa escrita por el teólogo del siglo XVIII: Matthews Henry, que todo intercesor cristiano debe conocer y practicar

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Oración de guerra espiritual

De la misma forma que existe un mundo físico, existe uno espiritual. Este último aunque no se pueda percibir con los sentidos físicos, si es perceptible con los espirituales. En ese mundo espiritual se gesta una batalla constante entre el bien y el mal. Gesta al que todo cristiano está llamado a participar como un intercesor y posicionarse en la brecha, como está escrito en Efesios 6:10-13

Para poder participar en esa batalla es necesario que el cristiano se prepare y utilice las herramientas dadas por Dios para enfrentarla. Dios ha proporcionado todas las herramientas necesarias para que el diablo sea derrotado constantemente, en una batalla que ya nuestro Señor Jesucristo conquistó la victoria en su sacrificio en la Cruz. Y en Cristo Jesús esa victoria es nuestra también.

Una de estas armas poderosas para enfrentar la guerra espiritual es la oración. Para conocer más sobre ella, te invitamos a entrar aquí: La Guerra Espiritual y la importancia de orar. Donde aprenderás que esta batalla se puede enfrentar orando en todo momento y siendo conscientes de la autoridad que nos fue dada por Dios en Cristo Jesús para guerrearla revestidos con sus armas espirituales. De acuerdo a las palabras del apóstol Pablo en Efesios 6:10-20.

La oración de guerra espiritual de Matthews Henry 

Matthew Henry fue un teólogo y ministro del Señor del siglo XVIII, quien es muy conocido por su relevante obra literaria denominada El comentario bíblico. En esta obra, él hace una reveladora exposición del Antiguo y Nuevo Testamento de la Biblia. Pero Matthew también dejo otro legado, que es haber escrito una poderosa oración de guerra espiritual.

En esta oración Matthew Henry consigue poner en alto la verdad inmutable de que Dios es poderoso para derrotar a cualquier enemigo. Esto solo lo pudo hacer escudriñando las escrituras para luego ponerla en práctica, usándola de forma aguerrida en dicha oración.

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Padre Celestial

En toda oración lo primero que debemos hacer es colocarnos en la presencia de Dios Padre y clamar a él:

Padre celestial, me inclino en adoración y alabanza ante ti. Cúbreme con la sangre de Jesucristo como protección durante este tiempo de oración. Me rindo a ti completamente y sin reservas contra todas las obras del diablo que puedan dificultar este momento de oración y elevo mi suplica solamente al Dios vivo y verdadero, Jesucristo.

Desecho en esta hora cualquier participación del diablo en mi oración. A ti, Satanás, te ordeno sal de mi presencia con todos tus demonios, en el nombre poderoso de Jesús y pongo la sangre Cristo entre nosotros.

Padre Celestial, te alabo, te bendigo, te adoro y te doy gracias. Reconozco que solo tú eres digno de recibir toda la gloria, el honor y la alabanza. Afirmó mi obediencia a Ti y te pido sea tu Santo Espíritu el que me guíe en este momento de oración. ¡Gracias Padre eterno! porque desde la eternidad me has amado. Gracias por Jesucristo a quien enviaste al mundo a morir en mi lugar y para que a través de él yo fuera redimido. Te doy gracias Señor Jesucristo por tu sacrificio, porque a través de ti, Dios me has perdonado por completo. Tú Jesús me has dado vida eterna; me has justificado ante el Padre.

Gracias Dios porque en Cristo me has hecho completo, y te has ofrecido a mí como mi ayuda y fortaleza diaria. Padre Celestial, abre mis ojos para que pueda ver lo grande que eres y lo completa que es tu provisión en este día. Padre en el nombre de Jesús ocupo mi lugar que me diste con Cristo en los lugares celestiales, con todos los principados y poderes debajo de mis pies.

En Cristo esta la Victoria

Antes de entrar a la guerra debemos tener la certeza que ya Cristo obtuvo la victoria por cada uno de nosotros:

Gracias Padre Celestial, por la victoria que el Señor Jesucristo ganó para mí y porque con él estoy sentado en los lugares celestiales. Con esta fe, declaro que todos los principados, potestades y todos los espíritus malignos están sujetos a mí en el nombre poderoso del Señor Jesucristo.

Gracias Dios por la armadura que Tú has provisto para mí, por tanto me pongo:

El cinturón de la verdad

La coraza de justicia,

El calzado de la paz

Y el casco de la salvación

Levanto el escudo de la fe contra todos los dardos de fuego del enemigo,

y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.

Uso tu Palabra contra todas las fuerzas del mal en mi vida, me pongo esta armadura, viviendo y orando en completa dependencia de Cristo Jesús, bendito sea su Santo Espíritu.

Gracias, Padre Celestial, porque Jesucristo despojó todos los principados y potestades; y se mostró triunfante sobre ellos en la cruz. Padre hoy, reclamo toda esa victoria para mi vida. Hecho fuera de mi vida todas las insinuaciones, acusaciones y tentaciones del diablo. Declaro en esta hora que la Palabra de Dios es verdad y decido vivir a la luz de la Palabra de Dios.

Padre Celestial, decido vivir en obediencia a ti, en sujeción y en comunión contigo. Abre mis ojos y muéstrame las áreas de mi vida que no te agradan. Obra en mi vida para que no haya ningún lugar en que el maligno pueda poner su pie. Muéstrame cualquier área de debilidad, cualquier área de mi vida en la que deba intervenir para que pueda agradarte. Estoy contigo, con el poder del Espíritu Santo obrando en mi vida.

En Cristo tenemos una nueva naturaleza

El cristiano debe mantener diariamente su fe, que es la gracia. Porque la salvación es por fe y no por obras, en Cristo tenemos una nueva naturaleza:

Padre Celestial, por fe y dependiendo de Ti, desecho al viejo hombre y me mantengo en la victoria de la cruz, donde el Señor Jesucristo proporcionó limpieza de la vieja naturaleza. Me visto del nuevo hombre y me afirmo en la victoria de la resurrección, tomo la provisión que Él hizo por mí allí para vivir por encima del pecado. Por tanto, desecho al viejo hombre con su egoísmo y me visto de la nueva naturaleza con su amor.

Desecho el temor de la vieja naturaleza y me visto con el valor de la nueva naturaleza. Me quito tota la debilidad de la vieja naturaleza y me visto de la fortaleza de la nueva. Desecho todos los deseos engañosos y vicios de la vieja naturaleza, para vestirme con la justicia y pureza de la nueva.

Permanezco firme en la victoria de la ascensión y glorificación de Cristo, el Hijo de Dios, donde todos los principados y potestades fueron sometidos a Él.

Reclamo mi lugar de victoria en Cristo, junto con Él en victoria sobre todos los enemigos de mi alma. Bendito Espíritu Santo, te pido que me llenes, penetra en mi vida y rompe cada ídolo, arroja fuera de mi todo enemigo.

Gracias, Padre Celestial, por la expresión de tu voluntad en todos los días de mi vida, como lo afirmas en tu Palabra. Por ello, reclamo la voluntad de Dios en este día. Gracias, porque me has bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo Jesús. Gracias, porque me has hecho renacer a una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de los muertos.

La voluntad de Dios

En la oración debemos pedir se haga siempre la voluntad de Dios en nuestras vidas. Porque su voluntad es buena, agradable y perfecta:

Gracias Dios, por permitir que hoy yo pueda vivir en la plenitud de tu Espíritu Santo, con amor, gozo y dominio propio. Reconozco que ésta es tu perfecta y agradable voluntad para mí, por tanto rechazo y resisto a todos los esfuerzos del diablo y de todos sus espíritus malignos de querer robarme lo que Dios quiere para mí. Rechazo en este día a creer en mis pensamientos, levantando el escudo de la fe contra todas las acusaciones e insinuaciones que el diablo quiera venir a poner en mi mente. Reclamo la buena, perfecta y agradable voluntad de Dios en mi vida para hoy.

En el Nombre poderoso del Señor Jesucristo, me rindo completamente a Ti, Padre Celestial. Me entrego como un sacrificio vivo. Decido no conformarme a este mundo. Decido ser transformado por el Espíritu Santo para la renovación de mi mente, y te suplico me muestres tu voluntad y me instruyas para caminar hoy en la plenitud de la voluntad de Dios.

Gracias, Padre Celestial, porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, para el derribo de argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento  de Dios, para llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia al Señor Jesucristo. Por esto, desarmo hoy en mi vida las fortalezas del maligno, y destruyo los planes que Satanás tenga y haya planeado contra mí. Destruyo las fortalezas del diablo contra mi mente y sujeto todo pensamiento, cuerpo, alma y espíritu a la obediencia de Cristo Jesús.

En Cristo somos más que vencedores

Al realizar una oración de guerra espiritual como cristianos debemos tener siempre presente el texto de Romanos 8:28-39. Porque no hay nada que nos pueda apartar del amor de Dios:

Por tanto afirmo, Padre Celestial, que no me has dado un espíritu de temor, sino de poder, de amor y de dominio propio. En el nombre de Jesús derribo cualquier fortaleza que Satanás haya querido formar hoy contra mis emociones, y las entrego a Ti, Dios. Decido hacer las correctas decisiones de fe.

Destruyo las fortalezas que Satanás haya formado hoy contra mi cuerpo, y entrego mi cuerpo al Santo Espíritu, reconociendo que soy templo de Dios. Padre Celestial me regocijo en tu misericordia y en tu bondad.

Dios en el nombre de Jesús te pido que a través de Tú palabra me vivifiques y me muestres de qué forma Satanás pueda estar obstaculizando, tentando, mintiendo, falsificando y distorsionando la verdad en mi vida. Guíame Señor para ser enérgico en la oración. Enséñame a pensar tus pensamientos y darte el lugar que Tú mereces en mi vida.

Padre Celestial cúbreme con la Sangre de Jesucristo y te pido que el Espíritu Santo, traiga hoy a mi vida la obra de la cruz, la obra de la resurrección, la obra de la glorificación de Cristo y la obra del día de Pentecostés del Espíritu Santo. Me entrego a Ti mi Dios rehusando ser desalentado, porque tú eres el Dios de toda esperanza. Has mostrado tu poder resucitando a Jesucristo de entre los muertos y reclamo tu victoria sobre todas las fuerzas satánicas activas en mi vida, y rechazo estas fuerzas; te pido todo en el nombre de Jesucristo y te doy las gracias. Amén.

Para finalizar te invitamos a leer: La iglesia es cuerpo de Cristo: Significado. En donde encontrarás el significado de la expresión: Iglesia cuerpo Cristo, la cual es de gran importancia dentro del cristianismo. Te queremos invitar también a leer el artículo: Las mejores Oraciones poderosas y sanadoras. Donde encontrarás oraciones cristianas para pedir y clamar a Dios en el nombre de Jesús, sanación y protección por situaciones difíciles o de desesperación. Porque los que confían y esperan en el Señor nunca serán avergonzados.


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