La oración a la Virgen de Fátima, es considera por sus devotos y seguidores, como altamente eficaz. Todos cuantos la rezan con esperanza y mucha fe, tienden a solventar cualquier problema que se les presente en circunstancias adversas, confiados en su amor y en su protección.
Oración a la Virgen de Fátima
Su nombre formal es Nuestra Señora del Rosario de Fátima, una de las muchas advocaciones mediante la cual se le rinde culto a la Virgen María dentro de la religión católica. Su primera manifestación tiene similitud con otras apariciones marianas, relacionadas al testimonio brindado por niños pastores. Te invitamos a ver Oración a la sangre de Cristo
La Virgen de Fátima apareció en Portugal, entre las fechas del 13 de mayo y el 13 de octubre, del año 1917. De allí que esta advocación mariana se fue expandiendo a varias regiones del mundo, debido a lo famosa que se fue convirtiendo, en parte porque se le han atribuido varios mensajes de contenido profético.
Su santuario está situado en el municipio de Ourém, y es considerado a nivel mundial como uno de los centros de peregrinación católica más importantes del mundo, quedando registrado un récord de visitas en el año 2011 de 7.3 millones de peregrinos. Para realizar la oración a la Virgen de Fátima, la persona debe tener principalmente convicción de que la Madre de Dios intercederá ante el Padre Celestial en nombre de todos nosotros.
A través de su oración, podremos superar todo aquello que nos causa angustia y dolor, teniendo la certeza de que con su ayuda, todo lo podremos solucionar. Aquí te dejamos un ejemplo de la oración.
¡Oh dulce Virgen María!, que eres exaltada y admirada como Nuestra Señora de Fátima en el mundo entero; tú que nos enviaste tus mensajes de salvación para poder conseguir la paz eterna, y a cambio solo pediste lealtad hacia los preceptos Divinos; ayúdanos Madre Santa a ser cada día mejores, a que podamos reconocer y amor a tu divino hijo, Jesucristo.
Oh Madre Clemente y Señora del Rosario, me presento ante ti Virgen mía, para pedirte que seas parte de mi vida. Tu gran señora compasiva, le pido a tu amado corazón, que me concedas el alivio que necesitan todas mis penas y necesidades, ¡Amén!
Oración para casos desesperados y urgentes
Para realizar esta plegaria a la Virgen de Fátima, se debe entrar en un estado de meditación y concentración para buscar la solución ideal a los problemas. Al final de la oración, se complementa con el rezo de un un Padrenuestros, un Avemaría, un Gloria y una Salve, por el lapso de tres días y así lograr una mayor efectividad.
¡Oh Señora de Fátima!, sagrada Virgen María, que logras que el mundo entero se reúna para venerarte, que nos dejaste ese mensaje hermoso impregnado de paz, para motivarnos a buscar de la mano de tu santo Hijo nuestra salvación.
Tú santa Madre, que ha cambio solo nos pediste serle fiel a las ordenanzas de Dios Padre que emanó de las alturas, dirige nuestras vidas cada día en el camino trazado por Dios para nosotros, ese camino que nos lleva a la perfección, y permítenos el privilegio de llegar a conocer a Jesús y tener el gozo de su infinito amor.
Oh Gran Señora, que fuiste nombrada la Reina del sagrado Rosario, Madre caritativa, te pido me ayudes en esta pena que hoy me embarga y que solo con tu guía podré sobrellevar (se hace la petición). Oh Madre noble, espero respuestas confiada en tu bondad, para que intercedas en la solución a mis carencias y demás necesidades.
Oración para resolver los problemas más difíciles
También en la búsqueda de solución a problemas más graves, se le reza una oración a la Virgen de Fátima de manera especial. Aquí te presentamos un ejemplo de ello.
Por medio de tu sagrada imagen, te pido hoy gran Señora que derrames sobre mí y mi familia, tu inmensa misericordia, ya que amparados en ella podremos aliviar nuestros desconsuelos, males y enfermedades.
Con gran desespero acudimos a ti, para que conozcas de los pesares que nos agobian y por los que hoy atravesamos. Oh Virgen Santa, tú que siempre estás dispuestas a escuchar nuestras peticiones, míranos con tus tiernos ojos e ilumina nuestro camino.
Acompáñanos en cada paso para sentir el poder de fuerza, y enséñanos a ser humildes. Con tu sagrado manto, cúbrenos y bendícenos, para llenarnos nuevamente de esperanzas y confianza en que podremos librar con éxito, esta difícil circunstancia.
Mis esperanzas no tienen límites, y por eso es que en tus manos pongo todo lo que hoy me preocupa, Oh virgencita de Fátima, intercede para que (Se plantea el problema al que se le quiere dar solución), Oh Reina pura y peregrina, gran Señora del Rosario.
Tú que siempre consigues del Señor lo que le pidas, sirve como mediadora para que me ayudes en esta petición que te hago de manera desesperada. Tu amor es el refugio donde me siento salvo y solo en tu regazo encuentro amparo, ¡Amén!
Novena a la Virgen de Fátima
El pliego de oración a la Virgen de Fátima contiene también una novena dedicada a ella para rendirle culto y devoción. Para rezar la novena se debe realizar en primer lugar la señal de la Santa Cruz y luego, otras oraciones que se presentan a continuación. Puedes ver tambien la novena a San José
Acto de contrición para todos los días
Luego de la señal de la Cruz, se inicia la novena con el acto de contrición, que será la misma oración durante los 9 días que dure la novena a la Virgen de Fátima.
Oh Jesús mío, amado redentor llamado el Dios verdadero, por tu santa investidura, y en nombre del gran amor que sientes por la humanidad, hoy quiero confesar mi pesar por haberte ofendido, prometiendo no volver a pecar.
Impide que pueda llegar a cometer cualquier otra acción que te ofenda, y oriéntame para cumplir con la penitencia que me diste para remediar mis fallas. A cambio te ofrezco mi vida y mis acciones para el perdón de mis pecados. ¡Amén!
Oración inicial para todos los días
De igual manera, seguido del acto de contrición, se reza una oración inicial para todos los días que vaya a durar la novena a la Virgen. Al finalizarla, se debe rezar la oración del Día que corresponda.
¡Oh Virgen santísima!, Madre de la misericordia, que a través de tu representación mariana como la Virgen de Fátima, trajiste a la Tierra tu mensaje de paz de salvación eterna. Confiados estamos en tu maternal indulgencia.
Agradecidos estamos por demostrar en nosotros tus bondades, y para poder cumplir con la encomienda que nos diste en tu mensaje de amor, concédenos la gracia de (se hace la petición especial) a través de esta Novena, y que los resultados sean para la honra y gloria de Dios, ¡que así sea!
Oración final para todos los días
Luego de rezar las oraciones iniciales y la oración correspondiente al día de la novena, se cierra con el recitar de esta oración final, que es la misma para todos los días.
¡Oh Dios bendito!, que enviaste a la tierra a tu Unigénito para que con su vida, su muerte y resurrección, se nos concediera la salvación y una vida eterna, te suplicamos que nos des a entender cada uno de los misterios del santo rosario, que se le rinde a la Virgen María, para emular sus enseñanzas y obtener el premio de su promesa eterna, te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, ¡Amén! (se rezan tres Avemarías).
Oraciones desde el Día 1 hasta el Día 9
Primer Día, se inicia con el acto de contrición, la oración inicial, y luego la siguiente oración:
¡Oh clemente Virgen María!, de los pecadores eres Madre, en tu advocación mariana como la Virgen de Fátima, disipas la sombra de tristeza que tenían los hombres en su mirada, que nos motivas a lavar y reparar nuestras culpas, exhortándonos a cumplir con nuestras penitencias.
Otórganos la gracia de poder sentir un dolor sincero por nuestros pecados y resarcir nuestras fallas y ofensas cometidas hacia el Padre y el Hijo, danos un lugar en tu inmaculado corazón para que sea nuestra protección y refugio, ¡Amén! (Se debe luego rezar la oración final).
Segundo Día, se inicia con el acto de contrición, la oración inicial, y luego la siguiente oración:
¡Oh santa Virgen María!, que tele apareciste a los pastorcitos vestida de blanco con una luz reluciente, que a través de ellos nos enseñaste a que debemos procurar siempre tener el alma inocente.
A través de tu mensaje, nos pediste tener santidad y llevar una vida cristiana íntegra, guíanos en ese camino para cumplir con dicha encomienda, y obtener las promesas de los sacramentos bautismales, ¡Amén! (Se debe luego rezar la oración final).
Tercer Día, se inicia con el acto de contrición, la oración inicial, y luego la siguiente oración:
¡Oh María santísima!, sublime insignia de devoción marina, a través de tu advocación como la Virgen de Fátima, nos hiciste gran empeño en el rezo de tu santo Rosario, repitiendo constantemente “Orad, orad mucho”, para que por medio de la oración, se disiparán todos nuestros males.
Concédenos Madre santa, el don de la oración, para cumplir todos los días, fielmente con tu santa recomendación, y obrar en pro de los mandamientos de Dios. Danos las fuerza necesarias para vencer las tentaciones y oriéntanos en el camino del conocimiento sobre Jesucristo, ¡Amén! (Se debe luego rezar la oración final).
Cuarto Día, se inicia con el acto de contrición, la oración inicial, y luego la siguiente oración:
¡Oh santa María, Señora de la Iglesia!, que le pediste a los pastorcitos a quienes se les presentó la Fátima, que rogaran por el Papa, y en sus corazones plantaste una semilla de amor y veneración hacia él, por ser el representante de Dios en la Tierra.
Te pedimos que propagues también en nosotros, ese espíritu de veneración, amor y respeto, para con todos los miembros de la santa Iglesia, y que nos animemos a participar de sus sacramentos para disfrutar de sus gracias. ¡Amén! (Se debe luego rezar la oración final).
Quinto Día, se inicia con el acto de contrición, la oración inicial, y luego la siguiente oración:
¡Oh Madre noble de Fátima, que eres el consuelo de los afligidos y la salud para los enfermos, obrando constantemente en la curación de nuestras almas, con tu sola presencia, santificas los lugares donde te manifiestas.
Apelamos a tu maternal corazón, dejando en tus manos nuestras enfermedades y otros males, las aflicciones de nuestra alma. Míranos con compasión y enmienda con ternura nuestros problemas para que así podamos, serenos, podamos entonces servirte, ¡Amén! (Se debe luego rezar la oración final).
Sexto Día, se inicia con el acto de contrición, la oración inicial, y luego la siguiente oración:
¡Oh Virgen María!, que a los pecadores sirves de refugio, y a los pastorcitos les enseñaste a rezarle a Dios nuestro Señor de manera incesantemente. Libera a los pecadores de las llamas del infierno y evita que caigan en la tentación de cometer pecados de la carne.
Haz que veamos el pecado con horror y que tengamos temor de Dios y de su justicia divina, pero al mismo tiempo, intercede ante él para que a través de nuestras oraciones apelemos a su compasión, ¡Amén! (Se debe luego rezar la oración final).
Séptimo Día, se inicia con el acto de contrición, la oración inicial, y luego la siguiente oración:
¡Oh sagrada Virgen María!, Gran Señora del purgatorio, que le mostraste a los pastorcitos como orarle y pedirle por la salvación de todas las almas en el purgatorio. A tu corazón maternal encomendamos la purificación de sus almas, especialmente de aquellas que han sido abandonadas.
Alíviales sus penas, Oh Madre piadosa, y llévalas pronto a que puedan ver la luz de tu mirada, a descansar por fin en paz, gozando de la gracia de tu misericordia. ¡Amén! (Se debe luego rezar la oración final).
Octavo Día, se inicia con el acto de contrición, la oración inicial, y luego la siguiente oración:
¡Oh María Virgen santísima!, como la Señora del Santísimo Rosario te presentantes en tu última manifestación, y encomendaste a todos tus hijos rezarlo con devoción, porque solo eso bastaría para eliminar de nuestras vidas todas las angustias y males.
Es a través de la oración que se disiparon las aflicciones tanto las externas del cuerpo como las internas del alma. Haz que valoremos cada uno de los misterios del santo Rosario, y concédenos la gracia de honrarlo al rezarlo diariamente. Premia nuestra conducta con tu amor maternal y fiel protección, asistiéndome siempre, especialmente en la hora de la muerte ¡Amén! (Se debe luego rezar la oración final).
Noveno Día, se inicia con el acto de contrición, la oración inicial, y luego la siguiente oración:
¡Oh Madre dulcísima!, que a través de los pastorcitos de Fátima diste a conocer tu misericordioso corazón ante el mundo, y los motivas a propagar el amor que debe sentirse por Dios nuestro Señor, y que dicho sentimiento fuese la prenda de salvación.
Haz que sepamos santa Madre, como poner en práctica tu mensaje, que actuemos siempre con gran fervor. Danos consuelo e ilumina nuestro camino, para que sea tu infinito amor el que nos conduzca hacia Jesús, ¡Amén! (Se debe luego rezar la oración final).
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