Las ondas delta despiertan tanto interés como misterio. Se trata de las ondas más lentas (0-4Hz) emitidas por el cerebro y se producen durante el sueño profundo y en estados de máxima relajación, como la meditación. Son por encima de todo, ondas que se producen en estados no conscientes de la mente y se han vinculado a estados emocionales de bienestar y paz interior.
Se ha visto también que están asociadas a procesos cognitivos como la toma de decisiones, así como se han identificado trastornos asociados a su desequilibrio, como las migrañas o el TDAH. Sin embargo, sus efectos aún están en estudio. Si quieres saber más sobre este tipo de ondas cerebrales te invitamos a descubrir ¿qué nos dice la ciencia sobre las ondas delta?
¿Qué son las ondas cerebrales?
Resulta conveniente aclarar qué son las ondas cerebrales antes de introducirnos en el estudio de una de ellas en concreto: las ondas delta, el tema que nos ocupa este post.
Las ondas cerebrales son la manifestación física -en forma de onda electromagnética- de la actividad eléctrica del cerebro.
El cerebro está formado por miles de millones de neuronas que se conectan entre sí sinápticamente, generándose un impulso eléctrico de una a otra a consecuencia de esa interacción. Cuando un conjunto de neuronas se comunican sincrónicamente entre sí se produce un impulso eléctrico que es tangible y se puede medir mediante electroencefalograma.
Como ya sabemos, el cerebro es un órgano extremadamente complejo a la par que extraordinario, por lo que la naturaleza de estas ondas es diversa y la emisión de cada una de ellas depende del tipo de proceso que se esté llevando a cabo en ese momento. Podemos asociar los diferentes tipos de ondas a distintos estados de activación, de ánimo o de concentración. Así, se han detectado hasta cinco tipos de ondas, que mencionaremos en orden creciente de frecuencia y son: ondas delta (1-4Hz), theta (4-8Hz), alfa(8-12Hz), beta (12-35Hz) y gamma(superiores a 30Hz).
Esta comunicación entre las neuronas del cerebro es lo que da lugar a los pensamientos y por ende, a las emociones y la conducta. Es decir, son las responsables de configurar quiénes somos.
En el caso que nos ocupa, cabe decir que las ondas delta son las más lentas emitidas por el cerebro y se han registrado en la fase de sueño profundo así como en otros procesos que te sorprenderán. Por lo tanto, en esta oportunidad te invitamos a descubrir ¿qué nos dice la ciencia sobre las ondas delta?
«La neurociencia es, por mucho, la rama más excitante de la ciencia, porque el cerebro es el objeto más fascinante del universo. Cada cerebro humano es diferente, el cerebro hace a cada ser humano único y define quién es».
Stanley B. Prusiner (Premio Nobel de Medicina, 1997)
¿Qué son las ondas delta?
Las ondas delta son sólo un tipo de los cinco que existen de ondas cerebrales (delta, theta, alfa, beta y gamma). De todas ellas es la más lenta o de menor frecuencia y se produce durante el sueño profundo, en la fase no REM (cuando no soñamos), es decir, mientras estamos inconscientes. Es por ello por lo que están asociadas al buen descanso y por tanto a estados emocionales de bienestar y tranquilidad.
Su rango de oscilación se encuentra entre los 0 y 4 Hz y fueron descubiertas por Grey Walter a comienzos del siglo XX. Lo que nos dice la ciencia sobre las ondas delta es tan interesante como insuficiente, ya que -si bien ha habido significativos descubrimientos- aún no se conoce cómo operan, por lo que las ondas deltas encierran cierto halo de misterio a la par que de fascinación.
Se han vinculado también a procesos cognitivos, así como a la intuición y ciertas patologías cuando se ven alteradas. En las próximas líneas te contaremos todo lo que necesitas saber sobre las ondas delta, sus efectos y los descubrimientos más recientes.
Funciones de las ondas delta
Las ondas delta contribuyen significativamente a una mejora de la salud integral. Vemos cómo:
- Son directamente responsables del buen descanso. Se ha visto que los sujetos que no consiguen conciliar el sueño profundo, es decir, que no generan ondas delta, experimentan cansancio y síntomas de fatiga durante todo el día. En este sentido se ha visto que una baja emisión de frecuencias delta está relacionada con dolores de cabeza y migrañas. Así lo refiere un estudio de La American Headache Society.
- Inciden sobre la motivación y la empatía. Se ha sugerido que cuando el cerebro produce ondas delta con frecuencia, las personas se vuelven más entusiastas y empáticas, mejorando sus relaciones sociales.
- Contribuyen al funcionamiento generalizado de todas las funciones básicas del organismo. Se ha comprobado que la ausencia de generación de ondas deltas altera en medidas variables otros ritmos fisiológicos, como el latido del corazón o la respiración. Esto suele darse ante situaciones de estrés donde es frecuente experimentar respiraciones superficiales y entrecortadas así como arritmias cardíacas.
- Probablemente estén vinculadas al fenómeno de la coherencia cardíaca: el corazón está dotado de una importante población de neuronas de modo que éste también emite su propia frecuencia electromagnética, que además está estrechamente vinculada con la del cerebro. Nace así el maravilloso fenómeno de la coherencia cardíaca, que surge cuando ambos campos electromagnéticos (corazón-cerebro) están en sincronía. El resultado es un estado de bienestar y equilibrio. Puesto que las ondas delta se generan en estados de tranquilidad y bienestar, es muy probable que tengan su parte protagonista en este suceso.
- Por todo lo mencionado hasta el momento, se estima que podrían tener una participación importante en procesos intuitivos. La intuición es un modo de percepción vinculada a áreas inconscientes del cerebro que están hoy identificadas, pese a que se le ha dado poco crédito tanto a su existencia como a su validez, los estudios cada vez desmitifican más su mala prensa y al parecer las ondas delta juegan un papel relevante al generarse en estados inconscientes de la mente.
- Efecto antiestrés: un estudio de Wanee Rojviroj concluye que las ondas deltas son en sí mismas antiestresantes y se cree que podrían estar relacionadas con la síntesis de serotonina y melatonina, generando así estados de calma y bienestar. Los procesos que vinculan las ondas delta con la síntesis de estas hormonas aún no están determinados, por lo que de momento es sólo una hipótesis.
- Están implicadas en procesos cognitivos como la toma de decisiones, la memoria, la precepción y el aprendizaje y así lo determina un trabajo publicado en los Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) en donde se ha visto que:“cuando no hay toma de decisiones, la actividad oscilatoria de las ondas delta cerebrales decrece significativamente”. Asimismo se ha determinado el papel que las ondas delta desempeñan en la sincronización de áreas cerebrales separadas que trabajan funcionalmente como una unidad en la toma de decisiones.Por este motivo, se ha visto que un patrón alterado en las oscilaciones de ondas deltas cerebrales está relacionado con trastornos del aprendizaje y de la conducta como el TDAH.
- Se cree que las ondas delta modulan la actividad cerebral del recién nacido para adaptarse a la multitud de estímulos que encuentra en el mundo exterior. Se ha visto que estas ondas son las predominantes en el feto y prosiguen hasta el primer año de vida, aunque cada vez se generan con menor frecuencia después del nacimiento.
Vías para generar ondas delta
- La primera es el buen descanso, por todas las razones ya mencionadas.
- Otra alternativa es la meditación: promover un estado de consciencia plena y respiraciones armónicas facilitarían la generación de ondas delta por parte del cerebro. Ya se tiene registro de que, en efecto, las ondas delta se producen en estados meditativos donde la percepción de quietud y paz interior está más que notificadas.
- Escuchar música relajante con frecuencias delta: el cerebro se sincroniza con su entorno y escuchar este tipo de ondas promueve su generación, facilitando la relajación e induciendo al sueño.
- Y por último el Neurofeedbact: es una técnica que entrena al cerebro para que aprenda a aumentar ciertas ondas cerebrales, de manera que se consigue una regulación cerebral óptima y en consecuencia mejora el funcionamiento y el bienestar de la persona. Es una práctica clínica que puede emplearse para el tratamiento del estrés, la ansiedad, el insomnio, la depresión o el TDAH.
Cada vez generamos menos ondas delta
Esto no sólo se ha visto en el primer año de edad de los niños sino también en los adultos. El ritmo frenético de nuestros días nos hace estar sumidos en un constante estado de estrés y agitación que disminuyen significativamente la generación de ondas deltas cerebrales.
El insomnio, la ansiedad, la depresión, etc. son los grandes males del siglo XXI y se hace urgente tomar consciencia de cómo el estrés nos enferma, alterando un sinfín de parámetros fisiológicos así como el patrón de oscilaciones delta del cerebro.
Estamos seguros de que después de leer este artículo querrás ”introducir más ondas delta en tu vida”, no solo por mejorar tu salud sino por mejorar la calidad de tu día a día. Nos complace saber que conocer qué nos dice la ciencia sobre las ondas delta haya podido contribuir a mejorar tu calidad vida.