Características de la Nutria Marina, Alimentación y más

La Nutria Marina es el integrante de mayor tamaño de la familia de los mustélidos y a su vez el más pequeño de los mamíferos marinos. Vive de forma permanente en el mar donde se reproduce y da a luz, siendo una criatura más marina que las mismas focas y leones marinos. En su relación histórica con los humanos ha estado en riesgo de desaparecer en numerosas ocasiones. Entérate de mucho más al proseguir la lectura de este artículo.

Nutria marina

La Nutria Marina

La nutria marina es una variedad de mamífero marino de alimentación carnívora que pertenece a la familia de los mustélidos. Se le tiene como la única especie viva del género Enhydray se le puede conseguir en el Océano Pacífico Norte, a partir del norte de Japón hasta Baja California en México.

Los ejemplares adultos de esta especie llegan a pesar de catorce a cuarenta y cinco kilogramos, y son los de mayor  peso entre los mustélidos y simultáneamente son unos de los mamíferos marinos de menor tamaño. En contraste a otros mamíferos marinos, esta variedad tiene como primordial forma de aislamiento térmico una capa de pelaje inusualmente gruesa, la más densa entre todos los mamíferos.

Pese a que pueden emerger a tierra firme, la nutria marina reside casi de forma exclusiva en el mar. Se le localiza en las proximidades de las costas en las cuales se sumerge hasta el lecho marino para obtener su alimento. Se dieta se compone primordialmente de invertebrados marinos como erizos de mar, moluscos, crustáceos y ciertos peces. Sus hábitos a la hora de alimentarse son admirables en algunos aspectos.

Lo primero a destacar es el uso de rocas para romper las conchas de algunas de sus presas, práctica que la transforma en uno de los pocos mamíferos que emplea herramientas. Por otra parte, en la mayor parte de su zona de distribución, es una especie esencial en razón del control que mantiene sobre la población de erizos de mar, los cuales, de no contar con dicho control, provocarían un daño enorme a los ecosistemas de bosques de algas marinas. Como parte del régimen alimentario de la nutria están incluidos peces de gran demanda por parte de la industria pesquera, lo que propicia conflictos entre ellas y los pescadores.

La cantidad de ejemplares de esta especie, cuya cifra original se calculaba entre 150.000 y 300.000 individuos, fue diezmada de forma intensiva, en razón de su piel, entre 1741 y 1911, hasta disminuir en ese tiempo a solo 1.000 o 2.000 nutrias. Una veda internacional de su caza, iniciativas de conservación y planes de reintroducción han sido de gran ayuda para el incremento de su población. La especie ocupa en la actualidad casi una tercera parte de su zona de distribución original.

Nutria marina

El restablecimiento de la nutria marina se ha considerado un hito de importancia en la conservación marina, pese a que la población de las islas Aleutianas y California se ha visto reducida en tiempos recientes o no ha crecido más. No obstante, por diversos motivos, entre ellos su gran fragilidad ante los derrames de petróleo, la especie aún se mantiene catalogada como en peligro de desaparecer.

Taxonomía

La reseña científica inicial de la nutria marina se puede conseguir en las notas de campo de Georg Steller de 1751 y fue establecida como especie por Linneo en su libro Systema naturae de 1758.​ La denominación científica actual Enhydra lutris fue acuñada en 1922;​ el género, Enhydra proviene del griego ancestral «en» (en) e «hydra» (agua),​ queriendo significar «en el agua», y el término en latín lutris, que quiere decir «nutria».​

Otras variedades de mustélido como el gato de mar, que se localiza en la costa suroeste de América del Sur,​ residen primordialmente en agua dulce, pero se les puede ubicar asimismo en entornos marinos litorales. La especie desaparecida visón marino que pobló América del Norte es otro mustélido que pudo adaptarse al medio ambiente marino.

Evolución

La nutria marina es el integrante de mayor peso de la familia Mustelidae,​ (la nutria gigante tiene un largo mayor, pero es más ligera) un agrupación variada que incorporar las trece especies de nutria y ciertos animales de tierra como las comadrejas, tejones y el visón. Es la única especie de mustélido que no vive en madrigueras o cuevas y puede transcurrir toda su existencia dentro del agua.

Es la única especie aún viva perteneciente al género Enhydra,​ pero muestra una apariencia muy distinta a la de los otros mustélidos, que inclusive, hasta 1982, numerosos científicos consideraban que estaba más vinculada con las focas auténticas.​ Los exámenes de ADN señalan que la nutria marina y sus parientes más próximos, la nutria de cuello manchado, la nutria europea, la nutria sin garras y la nutria pequeña, tuvieron un antepasado común aproximadamente unos cinco millones de años atrás.​

Los testimonios fósiles señalan que el género Enhydra llegó a aislarse hace unos dos millones de años atrás, tras lo que se originó la actualmente desaparecida Enhydra macrodonta y la Enhydra lutris aún existente.​ La especie de desarrolló en un principio en el norte de la isla de Hokkaido y Rusia, propagándose a posteriori hacia las islas Aleutianas, Alaska y el litoral sur de América del Norte.

Al comparársele con los cetáceos, sirenios y los pinnípedos, los cuales se adentraron al agua hace unos cincuenta, cuarenta y veinte millones de años respectivamente, la nutria marina es de reciente arribo al hábitat marino.​ No obstante, en ciertos aspectos, esta nutria se ha adaptado más que los pinnípedos a la vida acuática, ya que estos últimos aún emergen a tierra firme o al hielo para engendrar sus crías.​

Subespecies

Se han reconocido tres subespecies, las que se distinguen por el tamaño de sus cuerpos y por ciertos rasgos de su dentadura y su cráneo:​

  • La nutria marina común ( E. l. lutris Linneo, 1758), se puede conseguir a partir de las islas Kuriles hasta las islas del Comandante en el Pacífico occidental;​ igualmente se le conoce como nutria marina asiática, es la subespecie de mayor tamaño, posee un cráneo amplio y los huesos nasales cortos.
  • La nutria marina del sur, (E. l. nereis Merriam, 1904), se le puede ubicar en el litoral de California Central.​ Igualmente se le denomina nutria marina de California, posee un cráneo más estrecho con rostro prolongado y dientes menudos.
  • La nutria marina del norte, (E. l. kenyoni​ Wilson, 1991), puebla Alaska y el litoral del Pacífico occidental a partir de las islas Aleutianas hasta Columbia Británica, Washington y el norte de Oregón.​ Luego de ser aniquilada en el sur de Columbia Británica en razón de la caza excesiva, se le ha reintroducido en los alrededores de la isla de Vancouver y la península Olímpica.

Los empeños para volverla a introducir en las costas de Oregón no han tenido éxito. No obstante, en Washington de 1969 a 1970 se pudo obtener un resultado positivo con el incremento correspondiente de su rango de distribución y población. En la actualidad se les puede encontrar en el estrecho de Juan de Fuca y pueden localizarse casi hasta la bahía Pillar Point. Se han podido observar a ciertos individuos en las islas San Juan y al norte del estrecho de Puget.

Características Físicas

A la nutria marina se le tiene como una de las variedades de menor tamaño de mamíferos marinos.​ Los machos llegan a pesar de 22 a 45 kilogramos y su longitud se ubica entre 1,2 y 1,5 metros. Las hembras son de menor tamaño, llegando a pesar de 14 a 33 kilogramos y medir de 1,0 a 1,4 metros de largo.​ En contraste a los otros mamíferos marinos, la nutria marina no cuenta con una capa abultada de grasa y es dependiente de su cubierta de pelo extraordinariamente densa para conservar el calor.

Alcanzando hasta más de 150.000 filamentos pilosos por centímetro cuadrado, su pelaje es el más denso de todos los mamíferos.​ Esta envoltura está conformada por una capa externa de pelo larga e impenetrable al agua y otra capa interna más corta, donde la capa externa conserva a la inferior libre de humedad. Gracias a esta cubierta mantiene completamente separada al agua fría de su piel y restringe la pérdida de calor.​ La capa de pelo se mantiene gruesa a lo largo de todo el año y es sustituida incesantemente en vez de sufrir una muda estacional.

La cualidad de mantener el pelaje impenetrable al agua repercute en la retención de calor, requiriendo por ello de una limpieza profunda. Dado lo anterior, la nutria marina cuenta con la capacidad de llegar y acicalar todos los puntos de su cuerpo, sirviéndose de la piel sumamente deslizable y el esqueleto excepcionalmente flexible.​ El color de su pelaje es regularmente marrón oscuro con manchas gris plata; no obstante, puede oscilar de amarillento hasta marrón grisáceo o casi negro.​ En los ejemplares adultos, la cabeza, el cuello y el pecho muestran un color más claro que el restante del cuerpo.​

La nutria marina cuenta con varias adaptaciones para manejarse en el entorno marino. Puede cerrar sus agujeros nasales y sus conductos auditivos;​ sus extremidades posteriores, los cuales aportan la mayor parte del impulso natatorio, son prolongadas, amplias y aplanadas, y están dotadas de membranas interdigitales. El quinto dedo de cada pata es el de mayor longitud, lo cual favorece su capacidad natatoria, pero entorpece sus movimientos en tierra.​

La cola es sumamente corta, levemente aplanada y de gran musculosidad. Las extremidades anteriores, de menor longitud que las posteriores, cuentan con garras retráctiles con almohadillas firmes en las palmas que le posibilitan retener presas resbaladizas.​ Logra impulsarse bajo el agua por medio del movimiento ondulante de la parte posterior del cuerpo, incluidos la cola y extremidades posteriores, hacia arriba y hacia abajo. Puede lograr velocidades de hasta 9 kilómetros por hora.​

Cuando se encuentra bajo el agua, su cuerpo adquiere un aspecto largo y esbelto, conservado sus cortas extremidades anteriores apretadas de forma estrecha sobre el pecho.​ Al emerger a la superficie, suele flotar sobre su espalda y se desplaza empleando sus patas y cola como remos.​ A la hora de descansar, usualmente apoya los cuatro miembros sobre el pecho para preservar el calor. En días que tienden a ser calurosos puede mantener bajo el agua  las extremidades posteriores para enfriarse.​

El cuerpo de esta nutria cuenta con una elevada flotabilidad merced a su enorme capacidad pulmonar, unas 2,5 veces superior a la de los mamíferos terrestres de igual tamaño,​ y al aire retenido en su pelaje. La nutria marina puede andar es sus extremidades, pero con paso nada ágil se desliza por la tierra, y puede correr dando pequeños saltos.​ Unas vibrisas (pelos de la nariz) muy sensitivas y las almohadillas plantares de los extremidades anteriores les sirven de ayuda para encontrar sus presas a través del tacto cuando el agua se encuentra turbia.​

Los estudiosos han apreciado que al acercarse a las nutrias, estas responden más rápido cuando tiene el viento a favor, dando a entender que el olfato es de mayor relevancia que la visión como sentido para vigilar.  Otras evaluaciones señalan que la vista es de utilidad dentro y fuera del agua. No obstante, este sentido no se haya tan  desarrollado como el de las focas.​ Su oído no sobresale por ser muy agudo o muy pobre.​ Un adulto cuenta con treinta y dos dientes, los que, primordialmente los molares, son aplanados y de forma redonda diseñados para machacar más que para cortar.​

Los pinnípedos y las nutrias marinas son las únicas criaturas carnívoras que cuentan con dos incisivos en el maxilar inferior en vez de tres;​ su fórmula dentaria es: 3.1.3.1 – 2.1.3.2. La nutria posee un metabolismo basal de dos a tres veces más elevado que en los mamíferos de tierra del mismo tamaño. Ha de comer una cantidad estimada de 25 a 38% de su peso corporal cada día, con el propósito de obtener las calorías necesarias para neutralizar la pérdida de calor ocasionada por la baja temperatura del agua donde puebla.​

Su eficacia digestiva se calcula en un 80 a 85% y el alimento lo digiere velozmente, en un lapso tan breve como tres horas.​ Gran parte de su demanda de agua lo recibe de los alimentos, no obstante, en contraste a los otros mamíferos marinos, igualmente puede ingerir agua de mar, ya que su riñón de tamaño más o menos grande, tiene la capacidad  de depurar el agua marina y expeler orina concentrada.​

Alimentación

La alimentación de la nutria marina está compuesta de más de cien presas distintas.​ En la mayoría de su territorio su dieta se compone casi de forma exclusiva de invertebrados marinos, entre los que se encuentran erizos de mar, una diversidad de bivalvos como almejas y mejillones, abulones, varios moluscos, crustáceos y caracoles.​ Sus presas tienen tamaños diferentes, desde modestas lapas y cangrejos hasta enormes pulpos.​ Ante la presencia de erizos de mar, almejas y orejas de mar de distintos tamaños, usualmente prefieren las presas más grandes.​

En ciertas áreas al norte de su territorio igualmente consumen peces. En investigaciones realizadas en la isla Amchitka en los años 1960, en la cual la población de nutrias alcanzó su máxima capacidad, el 50% del alimento hallado en sus estómagos se componía de peces.​ Las especies encontradas más frecuentemente son moradores del fondo marino, de gran lentitud o de poco desplazamiento como Hemilepidotus hemilepidotus y los que conforman parte de la familia Tetraodontidae.​ No obstante, al sur de Alaska no muestran interés por los peces o apenas ocupan una pequeña proporción de su dieta.​

En contraste a la creencia popular, las nutrias marinas en forma muy rara se alimentan de estrellas de mar y cualquier alga que sea engullida, al parecer pasa a través de su aparato digestivo sin ser digerida.​ Los ejemplares dentro de una área específica, se distinguen a menudo en sus prácticas de búsqueda de alimento y sus clases de presa, además, usualmente siguen el mismo patrón que aprendieron de sus madres.​

El régimen alimentario de poblaciones locales igualmente se altera con el tiempo, a causa de la búsqueda de opciones, ya que tienen la capacidad de reducir la reserva de sus presas predilectas como los erizos de mar y atribuir la carencia de comida secundaria a otras circunstancias, como la pesca ejercida por los humanos.​

Las nutrias marinas pueden extraer abulones de toda una zona, exceptuando a los ejemplares escondidos en las grietas de las rocas,​ no obstante, jamás exterminan completamente a una especie de la cual comen en un lugar determinado. ​Un investigación realizada en 2007 en California evidenció que en zonas en las cuales la comida es más o menos escasa, se servían como alimento a una vasta diversidad de animales. No obstante, y de manera asombrosa, la alimentación de cada individuo era más especializada en estas zonas que en los lugares en las cuales  la comida abunda.​

Comportamiento

Por medio de sus vibrisas y las patas delanteras, la nutria marina puede ubicar a sus presas utilizando el sentido del tacto. La nutria marina es de hábitos diurnos, efectuando una fase de procura de alimentos en las mañanas la cual inicia una hora antes del amanecer, posteriormente reposa y duerme al mediodía.​ La búsqueda de alimentos se retoma por algunas horas en la tarde y se detiene antes del ocaso.

Puede existir un tercer lapso de búsqueda de alimentos cerca de la medianoche. Las hembras con crías al parecer son las que prefieren comer durante las noches.​ El seguimiento de la cantidad de tiempo que la nutria dedica a diario para comer arroja una cifra que varía de un 24 a un 60%, la cual depende aparentemente de la existencia de comida en el sector.

Cada ejemplar pasa prolongados períodos acicalándose (cerca de un 10% de su tiempo),​ esta limpieza conlleva desenredar y asear el pelaje, retirar la piel descamada y restregar su piel para desalojar el agua e ingresar aire. Para un observador casual podría parecer que la criatura se estuviese rascando, no obstante, no se conoce sobre la permanencia de piojos u otros parásitos en su piel.​  Al tanto que se alimentan efectúan frecuentemente giros dentro del agua, con el propósito aparente de retirar los restos de comida de su pelaje.​

¿Cómo Obtiene su Alimento?

La nutria marina atrapa presas a lo largo de las breves inmersiones que efectúa casi siempre hasta el fondo del océano. Pese a que puede bucear por cinco minutos,​ sus inmersiones usualmente dura cerca de un minuto y de forma general no superan los cuatro minutos.​ Es el único mamífero marino con la capacidad de levantar y girar rocas del fondo, lo cual realiza con frecuencia con sus patas delanteras al momento de buscas presas.​

Igualmente pueden separar caracoles y otros organismos pegados a las algas marinas y cavar bajo el fondo fangoso en busca de almejas.​ Es el único mamífero del mar que emplea los miembros anteriores para capturar peces en vez de hacerlo de forma directa con los dientes.​ Debajo de cada miembro anterior, la nutria cuenta con una especie de bolsillo conformado por piel suelta que se prolonga a través de la sección anterior del tórax.

En dicha bolsa (primordialmente en la izquierda), a lo largo de las inmersiones el animal deposita alimento para transportar a la superficie.​ Toda vez allí, come mientras flota de espalda, empleando sus extremidades anteriores para escoger el alimento y dirigirlo a la boca. Tiene la capacidad de masticar y tragar mejillones pequeños con todo y concha, pero en el caso de animales de mayor tamaño debe retirarles los caparazones.​

Para separar la carne de las conchas emplea sus sobresalientes incisivos inferiores.​ Para alimentarse de los erizos de mar, los cuales están recubiertos de espinas, la nutria les mordisquea el vientre, sitio en el cual las espinas son cortas, absorbiendo luego el contenido fuera de la concha.​ Esta variedad animal utiliza rocas en su proceso de alimentación, actividad que lo hace uno de los pocos mamíferos con capacidad de usar herramientas.​

Para romper caparazones duras, procede a golpear a su presa, reteniéndola entre las patas delanteras. Para arrancar los abulones (moluscos gasterópodos) de una roca, golpea la concha utilizando una roca grande, propinando tres impactos cada segundo.​ Para desprender al abulón, el cual puede aferrarse a una roca con una fuerza similar a cuatro mil veces el propio peso de su cuerpo, requiere efectuar muchas inmersiones.​

Estructura Social

Debido a que cada uno de los adultos y los jóvenes ya poseen su propia autonomía, buscan alimento por su propia cuenta, las nutrias prefieren descansar juntas en agrupaciones del mismo sexo denominadas en inglés rafts, las cuales se componen de diez a un centenar de ejemplares y los conformados por machos son de mayor tamaño que los de hembras.​ Se ha podido apreciar que las agrupaciones más grandes pueden estar compuestas por más de dos millares de individuos. Para impedir flotar a la deriva en el mar entretanto reposan y se alimentan, las nutrias suelen enrollarse en algas.

Es bastante probable que un macho pueda reproducirse si su territorio de apareamiento se encuentra en una zona que sea de la predilección de las hembras.​ Puesto que la principal temporada de reproducción tiene lugar en el otoño en gran parte de su zona de distribución, los machos regularmente protegen su territorio únicamente a partir de la primavera hasta el otoño.​ A lo largo de esta temporada rondan las fronteras para mantener distantes a otros machos, no obstante, las luchas ocurren muy raramente.​

Las hembras adultas se desplazan con libertad dentro del territorio de los machos y rebasan en cantidad a los machos en una relación de 5 a 1.​ Los machos que no cuentan con territorio propio usualmente se congregan en agrupaciones constituidas únicamente de machos,​ y se mueven a través de las zonas ocupadas por hembras en prosecución de una pareja.​ La nutria marina expresa una conducta vocal diversa. El lloro de un cachorro es frecuentemente comparado con el de una gaviota.​

Las hembras murmuran al parecer cuando se encuentran alegres y los machos, en vez de ello, tienden a gruñir.​ Al sentirse los adultos atemorizados o afligidos propenden a silbar, sisear o en situaciones extremas, a gritar.​ Pese a  que la nutria marina es una criatura sociable y juguetona, en verdad no se le estima como un animal social.​ Transcurren gran parte de su tiempo a solas y cada adulto puede complacer sus propios requerimientos alimenticios, higiénicos y defensivos.​

Reproducción y Ciclo Vital

Las nutrias marinas tienen relaciones poligínicas, esto significa que los machos se aparean con diversas parejas. No obstante, en la temporada en la que las hembras se encuentras receptivas al macho, estas pueden provisionalmente conformar una pareja por unos días.​ El apareamiento tiene lugar en el agua y puede ser de naturaleza violenta, ya que el macho muerde el hocico de su pareja, lo cual frecuentemente deja cicatrices en la nariz, y en ocasiones manteniendo su cabeza sumergida.

Los nacimientos suceden a lo largo de todo el año, con mayor ocurrencia de mayo a junio en las poblaciones que pueblan al norte de su zona y de enero a marzo en las poblaciones al sur.​ El lapso de gestación al parecer oscila de cuatro a veinte meses, puesto que la especie tiene implantación diferida en la que solo en los últimos cuatro meses tiene lugar la auténtica gestación.​ En California, existen nutrias de reproducción anual, casi con el doble de frecuencia que sus semejantes de Alaska.

Los nacimientos igualmente se dan en el agua y regularmente paren una sola cría que llega a pesar de 1,4 a 2,3 kilogramos.​ Los partos de gemelos ocurren en el 2% de los casos; no obstante, normalmente únicamente sobrevive uno de ellos.​ Al llegar al mundo, los cachorros logran abrir sus ojos inmediatamente, poseen diez dientes visibles y cuentan con una voluminosa cubierta de pelaje infantil.​ Se ha podido ver a las madres lamer y sacudir a crías por horas; luego de efectuado el aseo, el pelaje se encuentra en capacidad de conservar el suficiente aire para ayudar a  la flotación de los cachorros.​

El pelaje del recién nacido es sustituido por el del adulto luego de pasar trece semanas.​ La lactancia se extiende por seis a ocho semanas en las nutrias de California y de cuatro a veinte meses en las de Alaska. Las madres comienzan a brindarles bocados de alimento a sus crías a partir del primer o segundo mes.​ La leche de la nutria marina se origina de un par de pezones localizados en el abdomen y se parece más a la leche de los mamíferos marinos que a la de los demás mustélidos.​

Un cachorro, con la orientación de su progenitora, nada y bucea por varias semanas antes de encontrarse en capacidad de llegar hasta el fondo del mar, en un principio los objetos que recoge del fondo cuentan con poco valor alimenticio, como estrellas de mar de llamativos colores y guijarros.​ Los jóvenes se hacen autónomos al alcanzar los seis u ocho meses; no obstante, una madre puede verse obligada a dejar a su cría si no puede aportarle el alimento suficiente,​ o de forma contrastante, atenderlo hasta casi alcanzar la edad adulta.​

El índice de mortandad de cachorros es elevado, y más frecuentemente en su primer invierno. Se calcula que apenas el 25% de ellos cumplen el primer año.​ Los nacidos de madres expertas cuentan con las tasas más elevadas de sobrevivencia.​ Las hembras se encargan de todas las tareas destinadas a alimentar y atender a sus crías; de forma ocasional se les ha visto atendiendo cachorros huérfanos.​ Bastante se ha dicho sobre el nivel de atención que profesan las madres hacia sus cachorros, las cuales les aportan un constante cuidado al cargarlos sobre su pecho lejos del agua gélida y al asearles su pelaje con esmero.​

Al buscar alimento, los dejan a flote en el agua, en oportunidades enrollados en algas lo que evita que se vayan a la deriva. De no conciliar su sueño el pequeño, chilla de forma ruidosa hasta su regreso.​ Se ha sabido de madres que aún cargaban a sus hijos luego de días de estar muertos.​ Las hembras llegan a su madurez sexual casi a los tres o cuatro años de existencia y los machos a los cinco. No obstante, los machos con frecuencia no se activan a nivel reproductivo sino hasta varios años después.​ Un macho en cautividad concibió cachorros a la edad de diecinueve años.​

En el medio natural, las nutrias marinas llegan a vivir hasta un máximo de veintitrés años,​ con una expectativa de vida media de diez a quince años para los machos y de quince a veinte años para las hembras.​ Ciertos ejemplares en cautividad superaron los veinte años, y una hembra recluida en el acuario de Seattle pereció a los veintiocho años de edad.​ En su entorno natural, con frecuencia padecen del deterioro de su dentición, lo cual puede coadyuvar al acortamiento de su ciclo de vida.​

Población y Distribución

La nutria marina vive en aguas litorales con profundidades de entre quince y veintitrés metros; y regularmente se mantienen a menos de un kilómetro de distancia de la costa.​ Se les consigue más frecuentemente en zonas protegidas de los vientos oceánicos más potentes, como litorales rocosos, bosques compactos de algas marinas y barreras de arrecifes.​ Pese a que con bastante frecuencia puebla en sustratos rocosos, las nutrias marinas igualmente pueden subsistir en áreas cuyo suelo oceánico esté constituido por lodo, arena o cieno.

​Su zona de distribución hacia el norte es acotado por la orilla del hielo ártico, puesto que estas criaturas pueden sobrevivir sobre el hielo flotante, más no pueden hacerlo en el hielo fijo.​ Cada ejemplar, por regla general, llega a ocupar un territorio de varios kilómetros de extensión y se queda allí a lo largo de un año.​

Se calcula que la población de nutrias marinas se ubica entre 150.000 y 300.000 ejemplares,​ que se reparten en un arco que atraviesa el Pacífico Norte a partir del norte del Japón hasta el centro de Baja California en México. La comercialización de su piel que comenzó en la década de 1740 mermó la población de la especie en cierto tiempo a apenas mil o dos mil individuos repartidos en trece colonias.​

En casi dos terceras partes de su antiguo territorio, la especie ha manifestado un nivel cambiante de recuperación, que varía entre agrupaciones con densidades elevadas de población y poblaciones bajo amenaza. Hoy en día hay comunidades estables en regiones de la costa oriental de Rusia, Alaska, Columbia Británica, Washington y California. Han sido reportadas recolonizaciones en México y Japón.​ Los cálculos de población efectuados entre 2004 y 2007 señalan una población de casi 107.000 ejemplares a nivel global.​

Rusia

En la actualidad, el área más segura y estable de su zona de distribución es Rusia.​ Previo al siglo XIX había un número de alrededor de 20.000 a 25.000 nutrias marinas en las islas Kuriles, localizadas en su mayor parte en Kamchatka y las islas del Comandante. Tras años de una intensa actividad de caza, la población menguó hasta permanecer únicamente 750 individuos.​

Desde 2004, las nutrias marinas llegaron a repoblar sus hábitats tradicionales en el sector, con una población calculada de 27.000 ejemplares. De ellos, cerca de 19.000 se consiguen en las Kuriles, 2.000 a 3.500 en Kamchatka y de 5.000 a 5.500 en las islas del Comandante.​ Tal evolución se ha reducido levemente, insinuando que la población está llegando a su límite.​

Columbia Británica y Washington

A través de la costa del sur de Alaska, el reparto de la especie no es continuo. Desde 1969 a 1972, a ochenta y nueve ejemplares se les transfirió desde Alaska a la costa oeste de la isla de Vancouver, Columbia Británica. Estas dieron origen a una población sana, calculada en más de 3.000 animales en 2004 y su zona de distribución se prolonga desde Tofino, Canadá, hasta el Parque Provincial Cape Scott.​ Una colonia autónoma fue hallada en el litoral del centro de Columbia Británica en el año 1989.

Se ignora si esta colonia, la cual se compone de cerca de 300 ejemplares, tuvo su origen a partir de nutrias transferidas o si son sobrevivientes del comercio de pieles. De 1969 a 1970, cincuenta y nueve nutrias marinas fueron transferidas desde la isla Amchitka hasta Washington. Mediante el seguimiento anual efectuado desde 2000 a 2004, se han reconocido entre 504 y 743 individuos, y su zona de distribución va desde la península Olímpica precisamente al sur de isla Destrucción hasta Pillar Point.​

California

Gracias a una investigación realizada en la primavera de 2007 pudieron contar 3.026 nutrias marinas en el litoral central de California, una cantidad inferior a la estimada antes de la temporada de caza, que acumulaba unos 16.000 animales.​ Estas descienden de una colonia sobreviviente de nutrias marinas del sur compuesta por unos cincuenta animales, que fue hallada en las cercanías de Big Sur en 1938. Dicha colonia se encuentra repartida primordialmente desde el sur de San Francisco hasta el condado de Santa Bárbara.

A fines de los años 1980, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos relocalizó unos 140 ejemplares de California en la isla San Nicolás al sur de la península, con la pretensión de establecer una población de reserva que no se viese afectada por un potencial derrame de petróleo. Para asombro de los biólogos, la población de San Nicolás disminuyó abruptamente puesto que muchos animales retornaron al continente.​

Al ser implementado por el Servicio de Pesca y Vida Silvestre el programa de relocalización, igualmente se procuraba atenuar la rivalidad entre las nutrias y los pesqueros, pretendiendo establecer un área libre de nutrias entre Point Conception y la frontera de México. En dicha área, únicamente fue asignada la isla de San Nicolás como ámbito de la nutria marina, y cualesquier individuo existente en la zona debía ser atrapado y reubicado. El proyecto fue abandonado al determinarse que no era práctico atrapar centenares de nutrias que luego retornarían a la zona.​

No obstante, luego de ser tratado el tema de forma pública en 2005, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre no ha formalizado ninguna resolución sobre el asunto.​ La nutria marina fue cuantiosa en cierto tiempo en la bahía de San Francisco. Los datos recopilados evidencian que la compañía Ruso-americana importó aleutianos a la bahía en distintas oportunidades, pese a que los españoles les atraparan o dispararan entretanto cazaban nutrias marinas en los deltas de San José, San Mateo, San Bruno y las inmediaciones de la isla Ángel.​

Ivan Kuskov, quien fundó Fort Ross, consiguió escasas nutrias en su segundo viaje a Bodega Bay en 1812, pero mando a una agrupación de pescadores aleutianos a la bahía de San Francisco en la cual, en conjunto con otro equipo ruso y otro americano, atraparon 1.160 nutrias en un lapso de tres meses.​ Para 1817, las nutrias marinas de la zona fueron casi exterminadas y los rusos pidieron autorización a los españoles para ir de caza al sur de San Francisco.​

Poblaciones residuales de nutrias marinas pueden haber logrado sobrevivir en la bahía hasta 1840, fecha en la que el Rancho Punta de Quentin fue adjudicado al capitán John B. R. Cooper,  por el gobernador de California Juan Bautista Alvarado, a quien igualmente se le otorgó una licencia para cazar nutrias marinas.​ Pese a que la zona de distribución de la nutria marina del sur se extendió de forma continua desde Big Sur desde que se le concedió protección en 1911, en años recientes la población de nutrias y su territorio se han reducido.​

En tiempos recientes, una toxina denominada microcistina generada por una clase de cianobacteria (Microcystis) al parecer se concentra en los animales marinos que sirven de alimento a la nutria ocasionándoles intoxicación. Las cianobacterias se pueden conseguir en el agua dulce estancada que se enriquece con nitrógeno y fósforo procedente de pozos sépticos y filtraciones de fertilizantes agrícolas, que pueden discurrir hacia el océano al ser arrastrados por las corrientes de agua en la temporada lluviosa.​ En 2010, fue hallada una cantidad récord de cadáveres de nutria marina en el litoral de California y se registró como causante de tal aumento en su mortalidad a los ataques de tiburones.

Oregón

La última nutria marina natural del estado de Oregón, Estados Unidos, fue víctima de la cacería en 1906. De 1970 a 1971, una suma de noventa y cinco ejemplares fueron objeto de reintroducción a partir de la isla Amchitka, Alaska, hasta el sur de la costa de Oregón. No obstante, este empeño fue un fracaso. En época reciente, en 2004 y 2009, se pudieron observar machos solitarios en la costa de Oregón, supuestamente provenientes de las poblaciones de Washington o California.

Especie Clave

La nutria marina es un ejemplo típico de especie esencial; su existencia impacta los ecosistemas de modo más significativo de lo que su tamaño y cantidad pudiesen insinuar. Puede regular la población de ciertos herbívoros del fondo oceánico como lo erizos de mar. Estos subsisten en base a la sección inferior de los tallos de algas, ocasionando que éstas se desprendan y mueran. Al perderse el hábitat y los nutrientes aportados por los bosques de algas se produce un profundo impacto en cascada sobre los ecosistemas del mar.

Las regiones del Pacífico Norte que no cuentan con nutrias marinas, con frecuencia se transforman en fondos marinos yermos, con profusión de erizos de mar y la pérdida correspondiente de los bosques de algas.​ La reintroducción de la nutria marina en Columbia Británica ha ocasionado una mejora significativa en la vitalidad del ecosistema litoral,​ con variaciones semejantes observadas, en la medida que se recuperaban las poblaciones de nutria, en las Aleutianas, las islas del Comandante y las costas de California.​

No obstante, ciertos ecosistemas de bosques de algas de California igualmente han mejorado sin el influjo de las nutrias marinas, con las poblaciones de erizos marinos regularas al parecer por otras circunstancias.​ El rol de esta especie como benefactora de los bosques de algas es más evidente en costas despejadas que en bahías y deltas.​ De manera añadida al crecimiento fomentado de los bosques de algas, las nutrias marinas pueden ejercer un profundo impacto en las zonas rocosas que propenden a estar recubiertas por capas de mejillones. Ésta los arranca de las rocas, dejando espacio para otras especies produciendo diversidad en la zona.​

Predadores

Las orcas y leones marinos son los predadores más conocidos de esta especie animal. Las águilas calvas capturan a las crías que nadan sobre la superficie acuática. ​A los ataques de tiburones, primordialmente de tiburones blancos, se les han achacado el 10% de las muertes de nutrias marinas en California y se considera que es uno de los motivos por los cuales su población no se ha expandido más hacia el norte. ​Se han conseguido individuos muertos en razón de ataques de tiburones, no obstante, no hay evidencia de que sean una fuente de comida para estos.​

Relación con los Humanos

Como parte de su nexo con los humanos esta especie ha sido aprovechada históricamente para obtener sus pieles, actividad que casi la lleva a la extinción, proceso que ha sido contenido gracias a iniciativas para su preservación. Por otro lado se han presentado conflictos por la consecución de las especies marinas que consumen las nutrias marinas y que igualmente son parte importante de la actividad pesquera en las mismas zonas de distribución de dichas criaturas.

Comercio de Piel

Los hallazgos arqueológicos señalan que por millares de años, los nativos atraparon a estas criaturas por su carne y piel.​ La caza en grandes proporciones empieza con el comercio de pieles, el cual es responsable de la muerte de una cifra próxima al millón de individuos. Ésta principió en el siglo XVIII al comenzar a arribar cazadores y mercaderes  de todo el planeta para proveer la demanda mundial de pieles de nutria marina, la cual se había transformado en una de las de mayor valor de todo el mercado.​ A inicios de siglo, los rusos comenzaron a cazarlas en las islas Kuriles para comerciar sus pieles en China.​

Los rusos igualmente estuvieron de exploración en el Norte del Pacífico en ese mismo tiempo y mandaron a Vitus Bering a levantar mapas del litoral Ártico y de paso localizar nuevas rutas a partir de Siberia hasta América del Norte.​ En 1741, en su segunda travesía a través de la zona, la nave de Bering se fue a pique frente a la isla de Bering en las islas del Comandante, en la cual pereció en unión de muchos de su tripulación.​

Los supervivientes, entre quienes se hallaba el naturalista Georg Steller, lograron descubrir a las nutrias marinas en las bahías de la isla y transcurrieron el invierno atrapando nutrias marinas, y haciendo apuestas con sus pieles.​ Retornaron a Siberia luego de haber aniquilado cerca de un millar de nutrias, consiguiendo elevados precios por sus pieles.​ A partir de esto se dio inició a la temporada de caza intensiva, la cual prosiguió por espacio de una década.

Las excursiones rusas para conseguir pieles redujeron de forma rápida la población de la especie en las islas del Comandante, por lo que en 1745 comenzaron a desplazarse a lo largo de las islas Aleutianas. Los rusos al inicio hicieron comercio con los nativos de estas islas para conseguir las pieles, pero en corto tiempo los sometieron, confinando a sus mujeres y niños como prisioneros, torturándoles y asesinándoles para forzarlos a cazar nutrias.

Numerosos aleutianos perecieron ya fuese a manos de los rusos o por las enfermedades traídas por ellos.​ De acuerdo a la cifra suministrada por los rusos, la población de aleutianos disminuyó de veinte mil a dos mil personas.​ En la década de 1760, los rusos habían llegado a Alaska. En 1799, el emperador Pablo I fusionó a las empresas de caza competidoras en una misma sociedad Ruso-americana, asegurándole el privilegio imperial, defensa y exclusividad sobre los derechos de comercio y compras territoriales.

Bajo el régimen de Alejandro I la gestión de la compañía fue trasladada a la marina imperial, debido  primordialmente a los alarmantes informes de parte de los oficiales de la marina acerca de los atropellos a los nativos. Para 1818 a los naturales de Alaska se les garantizaron derechos civiles similares a los de un ciudadano del Imperio ruso.​ Además de Rusia otros países colaboraron en la cacería de la nutria marina al sur de su territorio.

A través del litoral californiano, los expedicionarios de España adquirieron pieles de nutria marina a los amerindios para mercadearlas en Asia.​ En 1778, el expedicionario inglés James Cook arribó a la isla de Vancouver pudiendo comprar piel de nutria a los aborígenes canadienses.​ Al detenerse el barco de Cook en un puerto chino, la piel se vendió con rapidez y a un precio elevado. Al correrse la voz, gente de toda Europa y América del Norte comenzaron a desplazarse al noroeste del Pacífico para sumarse al comercio de su piel.​

La cacería de parte de los rusos se extendió hacia el sur, patrocinada por capitanes de navíos americanos, los cuales subcontrataron cuadrillas de caporales rusos y cazadores aleutianos para trabajar en lo que hoy en día es Washington, Oregón y California.​ De 1803 a 1846, setenta y dos naves de procedencia americana era parte de la caza de nutrias únicamente en California, consiguiendo una cifra estimada de cuarenta mil pieles, equiparado con apenas trece navíos de la sociedad Ruso-americana, la cual reportó únicamente 5.696 pieles de nutria recopiladas de 1806 a 1846.​

Llegó un tiempo en que la cifra de este mamífero vino a ser tan escasa que su cacería con fines comerciales dejó de ser rentable. En las islas Aleutianas, su caza se prohibió en 1808 debido a una ley conservacionista exigida por la sociedad Ruso-americana.​ En 1834, se establecieron limitaciones extras de parte de la misma sociedad.​ Al ser vendida Alaska a Estados Unidos de parte de Rusia en 1867, la población de esta región ya se había incrementado en más de cien mil ejemplares, pero los norteamericanos retomaron la caza y aniquilaron nuevamente la población.

Apenas la especie se hizo exótica los precios se incrementaron: en la década de 1880, el precio de una piel era de US$ 105 a US$ 165 en el mercado de Londres, empero en 1903, el precio se había empinado a US$ 1.125.​ Para 1911, Rusia, Japón, Gran Bretaña (por Canadá) y Estados Unidos como miembros del Tratado Para la Preservación y Protección de los Osos Marinos, implantaron una moratoria para la cacería de nutrias marinas.​ Para dicho tiempo, la población mundial había disminuido probablemente tan solo a mil o dos mil ejemplares.​

Recuperación y Conservación

A lo largo del siglo XX, la población de nutrias marinas se pudo recuperar hasta casi dos tercios de su cifra original, lo que se considera como uno de los logros más significativos de la conservación marítima.​ No obstante, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) aún cataloga a la especie como bajo amenaza, por la existencia de peligros significativos como los derrames petroleros, depredación de parte de las orcas, caza ilegal y conflictos con los pescadores (las nutrias podrían ahogarse al enredarse con los implementos de pesca).​

La cacería de la especie es ilícita exceptuando la caza de subsistencia que efectúan los nativos en Alaska.​ La caza ilegal se transformó en una amenaza grave en Rusia Oriental luego de disolverse la Unión Soviética en 1991. No obstante, ésta se redujo de forma significativa apenas se aplicaron regulaciones más rigurosas y la situación económica del país mejoró.​ En la actualidad la amenaza más relevante para las nutrias marinas son los derrames  petroleros.​

Las nutrias marinas son específicamente vulnerables al contacto con el petróleo, ya que depende de cuan impermeable se encuentre su cubierta de pelaje para preservar el calor. Al empaparse su pelaje con crudo va perdiendo su cualidad de conservar aire y la criatura perece de hipotermia de forma rápida.​ El hígado, riñón y pulmón de la nutria igualmente sufren daños luego de aspirar o ingerir petróleo en el eventual aseo del pelaje empapado con petróleo.​

El accidente del buque petrolero Exxon Valdez en 1989 aniquiló a millares de nutrias marinas en Prince William Sound, Alaska, y aún en el año 2006 los residuos de petróleo en la zona perjudicaban a la población.​ La zona de distribución restringida de las poblaciones de esta especie en California, Washington, y Columbia Británica conlleva que un derrame petrolero de grandes proporciones podría constituirse en una calamidad para los ejemplares de estas áreas.​ Las más importantes metas de los empeños conservacionistas son la prevención de derrames y el apresto para el rescate de nutrias en el caso que ello ocurra.

El aumento del tamaño y territorio de las poblaciones de nutria podría ser de ayuda en la disminución del riesgo de que un derrame acabara una población.​ No obstante, a causa de la fama de la especie de agotar los recursos pesqueros, aquellos que fomentan el aprovechamiento de mariscos de carácter comercial, recreacional o de subsistencia frecuentemente han sido contrarios al aumento de su territorio, y han sido presentados casos de fallecimientos ilegales de manos de pescadores y otra gente.​

En las islas Aleutianas, una caída en masa y repentina de la población de nutrias marinas ha acontecido en las últimas décadas. En los años 1980, la zona alojaba una cifra estimada de 55.000 a 100.000 ejemplares, empero la población se redujo a apenas 6.000 individuos para el año 2000.​ La tesis más admitida, aunque aún debatida, achaca la responsabilidad de este hecho a las orcas. El patrón de extinción es congruente con el incremento en la depredación de las orcas; no obstante, no hay evidencia directa de que las orcas coman nutrias en una cifra significativa.​

Otra región que preocupa es California, en la cual la recuperación comenzó a oscilar o disminuir a fines de la década de 1990.​ Se ha informado una mortandad sumamente elevada entre las nutrias adultas y sub-adultas, sobre todo de hembras.​ Las necropsias señalan que infecciones, provocadas primordialmente por parásitos como Toxoplasma gondii y acantocéfalos, ocasionan la mayor cantidad de las muertes en esta zona.​ Toxoplasma gondii, el cual es a menudo letal para las nutrias marinas, es acarreado por los gatos silvestres y domésticos y por zarigüeyas, y puede ser contagiado por los gatos mediante los excrementos volcados en el mar a través del alcantarillado.​

Pese a que se sabe con certidumbre que las infecciones parasitarias han ocasionado la muerte de gran parte de las nutrias marinas de California, se ignora si esta población en especifico se haya más aquejada por estos padecimientos que las poblaciones de otras zonas.​ El entorno de la nutria marina está resguardado mediante  algunas regiones protegidas en Estados Unidos, Rusia y Canadá.

En estas regiones las actividades contaminantes, como el volcado de residuos de actividades petroleras, están proscritas.​ Hay un estimado que supera los 1.200 ejemplares en el Santuario Nacional Marino Bahía de Monterrey y más de medio millar en el Santuario Nacional Marino de la Costa Olímpica.

Impacto Económico

Ciertas nutrias marinas tienen como alimento otras especies que son fuente de comida para los humanos como abulones, almejas y cangrejos. En otras áreas la responsabilidad de la gran reducción en el acopio de mariscos, ha sido imputada a las nutrias marinas y se han mantenido fuertes polémicas públicas acerca de cómo gestionar la rivalidad entre las nutrias y los humanos por los recursos del mar.​

La controversia se hace complicada por el hecho que en oportunidades a la especie se le ha culpado de la disminución de las reservas de mariscos, cuestión que más probablemente es ocasionada por otros factores como la sobrepesca de parte de los humanos, enfermedades, polución y actividad sísmica.​ La reducción en la recolección de mariscos ha tenido lugar igualmente en muchos lugares de la costa norte del Pacífico no poblados por nutrias marinas y los conservacionistas asimismo han evidenciado que la presencia de grandes concentraciones de mariscos en los litorales fue un estallido reciente como fruto de la casi aniquilación de las poblaciones de nutria marina.​

Puesto que numerosos factores impactan en las reservas de mariscos, la depredación ejecutada por las nutrias marinas puede acabar la pesca hasta el extremo de no hacerla rentable.​ Hay un consenso entre los investigadores de que la nutria marina y la pesca de abulones no pueden cohabitar en la misma zona. Probablemente esto se pueda aplicar igualmente a otros animales.​ Hay cuantiosos factores de la interacción entre las nutrias marinas y la economía de los humanos que no se pueden percibir inmediatamente

Estas han sido de ayuda para incrementar las cosechas de algas debido a la regulación ejercida sobre las poblaciones de erizos de mar. Dichas algas son empleadas en la elaboración de variados productos alimenticios y farmacéuticos.​ Pese a que los buzos cuentan con la capacidad de recolectar erizos de mar rojos con el propósito de usarlos como fuente de alimento y ofrecer protección a las algas, las nutrias marinas, sumado a que cazan otras especies, son más eficaces en la regulación de estas poblaciones.​

Un ecosistema de algas sano es de importancia para la crianza de las poblaciones de peces, entre las que se incluyen aquellas de relevancia comercial.​ En ciertos sectores, las nutrias marinas conforman un atractivo turístico sumamente popular, trayendo visitantes a los hoteles de la zona, restaurantes y excursiones para su avistamiento.​

Cautiverio

Ejemplares de nutria marina se han colocado en cautividad para ser exhibidos en al menos cuarenta acuarios y zoológicos.​ El acuario de Seattle se transformó en el primer establecimiento en crías ejemplares con el arribo de Tichuk en 1979, proseguido por tres cachorros más a inicios de la década de 1980.​ Para 2007, un video hecho público en YouTube de dos nutrias agarrándose de las patas obtuvo 1,5 millones de visitas en un par de semanas y hoy en día cuenta con diecisiete millones de reproducciones.​ Su filmación ocurrió hace cinco años en el acuario de Vancouver y fue el video de animales de mayor  popularidad en ese tiempo.

La nutria de coloración más clara se llama Nyac, la cual llegó a sobrevivir el desastre del Exxon Valdez.​ Nyac pereció en septiembre de 2008 cuando contaba con 20 años.​ Desde la mitad de la década de 1970, la especie comenzó a hacerse popular entre los aficionados de la naturaleza y los científicos. En la actualidad se ha transformado en una importante imagen de conservación ambiental.​ El rostro redondeado y elocuente, y el cuerpo terso y peludo de la nutria marina se han representado en una gran diversidad de recuerdos, postales, atuendos y peluches.​

Otros Tipos de Nutrias

Las nutrias conforman un agrupación de 12 especies (donde hay que anexar a la nutria marina) en 8 géneros, y las podemos considerar como criaturas evolutivamente bastante exitosas, ya que han llegado a todos los continentes a excepción de Oceanía.

Nutria Gigante (Pteronura brasiliensis).

Es uno de los mustélidos más grandes, o al menos el de mayor longitud de todos llegando hasta casi 2 metros de largo (1,7 – 1,8 m) y un peso característico para los machos de unos 32 kilogramos. Reside en las cuencas de los ríos Orinoco y Amazonas, en Sudamérica, en los cuales se alimenta de peces pero alternativamente de crustáceos, tortugas e inclusive modestos caimanes. A excepción  del ser humano, que le ha cazado por su piel, no cuenta con depredadores naturales por lo que se considera a esta nutria como uno de los super-depredadores de Sudamérica.

Desde una perspectiva taxonómica, es una nutria algo apartada de las otras nutrias vivas, toda vez que su estirpe fue el que primeramente llegó a separarse del tronco común. Sus antecesores arribaron a Sudamérica con el Gran Intercambio Americano pero se desarrollo de forma autónoma a las otras nutrias neotropicales, del género Lontra. Le son conocidas dos subespecies.

Nutria de Río Norteamericana (Lontra canadensis)

En un principio fue catalogada bajo el género Lutra, y a posteriori se le asignó el género de todas las nutrias americanas a excepción de la nutria gigante, o sea, Lontra. Reside en Norteamérica, esencialmente desde Alaska hasta Terranova (excluyendo las regiones polares), y desciende por el oriente hasta el estuario del Mississippi y por el occidente hasta California. No está presente en todo el Centro de los Estados Unidos y en las regiones desérticas. Le son conocidas siete subespecies.

Huillín o Gato de Río (L. provocax).

Esta nutria se localiza en la zona más austral de Sudamérica: la Patagonia de Chile y Argentina. Pese a que tiene la capacidad de residir tanto en entornos fluviales como marinos, se inclina mayormente por los ríos y lagos con gran presencia de vegetación.

Nutria Neotropical (L. longicaudis)

En su aspecto es muy semejante tanto a la nutria norteamericana como al gato de río, pero se le localiza en la zona precisamente intermedia entre este otro par de especies. Más específicamente reside en los entornos fluviales de índole tropical a partir de México hasta el Norte de Argentina, e igualmente habita la Isla de Trinidad, y es la especie de su género de más extensa distribución. Es la nutria de costumbres más generalistas y se inclina por aguas más rápidas y cristalinas, evitando así la competencia con la nutria gigante, más propensa a las aguas bajas y calmas. Se le reconocen seis subespecies.

Chungungo o Nutria Marina Sudamericana (L. felina)

Es, en conjunto a la nutria marina del norte, la única con costumbres exclusivamente marinos. De forma muy rara se le ve en deltas o ríos, y mora en todo el litoral pacífico de Sudamérica a partir de Perú hasta la Tierra del Fuego. Es una de las nutrias de menor tamaño (llega a pesar un máximo de 5 kilogramos) y es el mamífero de mar más modesto.

Nutria sin Garras (Aonyx capensis)

Es la segunda especie de nutria de río de mayor tamaño, y se le localiza en ámbitos fluviales del África subsahariana, en las zonas de sabana y de bosques secos de terrenos bajos. Se le reconocen seis subespecies.

Nutria de Cuello Manchado (Hydrictis maculicollis)

En África subsahariana se le puede conseguir en aquellos espacios casi precisamente en los cuales no se encuentra la nutria sin garras: los entornos acuáticos de la región de bosques tropicales y ecuatoriales del Centro de África.

Nutria Paleártica (Lutra lutra)

Es la especie del Viejo Mundo de mayor distribución: casi todo el continente euroasiático a partir de la Península Ibérica e Irlanda hasta el Océano Pacífico (exceptuando las zonas polares y las zonas más desérticas), y hasta el Sur hacia el Norte de África, e inclusive se adentra en el Indomalayo en ciertas partes de India e Indochina. Ciertos autores estiman que la subespecie japonesa L. l. nippon fue una variedad separada. Esta nutria fue aniquilada por el ser humano alrededor de los años 80 del siglo XX, a causa del comercio de pieles.

Nutria de Sumatra (Lutra sumatrana)

Es la más exótica e ignorada de todas las nutrias. Desde un punto de vista histórico se localizaba en el Sur de Indochina hasta Borneo y Sumatra, pero fue cazada hasta su extinción. Desde 1998 se redescubren recientes poblaciones de esta especie en Tailandia, Vietnam, Indonesia y Camboya y Myanmar. Está catalogada como «En Peligro».

Nutria Lisa (Lutrogale perspicillata)

Es la nutria con la zona de distribución más grande en la Región indomalaya, pues se localiza en casi toda India e Indochina, inclusive Sumatra y partes de Java. Inclusive hay una población remanente en el Sur de Irak, que conforma una subespecie exclusiva, en conjunto a otras dos reconocidas.

Nutria Pequeña sin Garras (Amblonyx cinerea)

Es la nutria de menor tamaño, llegando a pesar de 1 a 5 kilogramos. Existen polémicas acerca de su taxonomía, alternando las posibilidades entre los géneros Amblonyx, Aonyx y Lutrogale. Mora en manglares y aguas dulces de terrenos bajos en Indochina, Borneo, Sumatra, Java e igualmente en ciertas zonas de India. Se inclina por aguas pausadas e intermareales, así como siembras de arroz.

Nutrias Empapadas en Petróleo

En escasas horas el buque ‘Exxon Valdez’ derramó unos 41.000 metros cúbicos de petróleo en las costas de la localidad de Prince William Sound, Alaska: una cantidad que colmaría 16 piscinas olímpicas y que llegó a manchar hasta 2.100 kilómetros de litoral. Entre otras circunstancias debido a la tormenta que barrió el delta tres días luego del vertido y que expandió la mancha más allá de dicha región.

La gigantesca industria de petróleo Exxon tuvo que gastar unos 2.000 millones de dólares en las tareas de limpieza y puso en acción cien aeronaves, un millar de barcos y unos 13.000 empleados que tuvieron que recurrir a diferentes métodos para suprimir las huellas del derrame en las arenas de las playas del estuario. Ni los empleados gubernamentales ni los gerentes de la empresa sabían cómo retirar el crudo de las rocas. Intentaron con disolventes químicos, con agua a presión y con centenares de kilómetros de balizas absorbentes.

Pero solo pudieron recuperar un 7% del petróleo y no impidieron que el derrame ocasionara un daño irremediable sobre el ecosistema de la zona. No hay quien sepa con exactitud la cantidad de animales que perdieron la vida en la primavera de 1989. Las autoridades afirman que fallecieron 250.000 aves marinas, 22 orcas, 247 águilas calvas, unas 300 focas, 2.800 nutrias marinas y millones de ejemplares de arenque y de salmón. Ciertos animales murieron al ingerir el petróleo derramado. A otros el petróleo les produjo esterilidad, les perforó el hígado o se les adhirió en la piel ocasionándoles una hipotermia mortal.

No existe alguien que haya conocido mejor los desafíos de aquellos momentos que Kelley Weaverling, quien realizó la coordinación de la operación para recuperar a los animales del delta luego del derrame del ‘Exxon Valdez’. «La compañía no había tenido en cuenta a los animales y nadie conocía lo qué se tenía que hacer», rememora con una voz aquejada por un resfriado. «A aquel que tuviese alguna idea lo dejaban encargado y a mí me seleccionaron ya que conocía bien el delta. Lo había transitado numerosas veces en canoa y había apuntado notas acerca de las playas y la fauna del sitio».

Kelley es un hombre delgado, con gafas de metal y el pelo rapado como Gandhi. Él y su esposa arribaron a Cordova en 1987 encantados por la economía sustentable de la localidad y a partir de entonces han dirigido la librería Orca: una tienda en la cual venden postales, brindan Internet gratis y ofrecen el mejor café de la ciudad. «En ese tiempo un salmón tenía un precio superior a un barril de petróleo», señala Kelley de forma irónica. «Consideramos que si nos mudábamos aquí no nos afectarían los vaivenes de la industria petrolera y vea usted qué ironía: dos años luego nos tocó padecer el derrame del ‘Exxon Valdez’».

El incidente no nos sorprendió aquí en Cordova, cuyos pescadores habían podido contener por un tiempo la construcción del muelle petrolero de Valdez con una acusación judicial. Dirigentes como el gobernador republicano Jay Hammond (1974-1982) apoyaban entonces el trazado de un ducto que transportara el crudo por tierra atravesando Canadá. Pero la industria se inclinó por levantar el muelle marítimo del que salió el crudo del ‘Exxon Valdez’.

«En ese tiempo no estaba permitido exportar el crudo del Ártico a otras naciones», explica Kelley, que fungió de alcalde por varios años. «Pero sospecho que las empresas vieron a los buques petroleros como una apuesta a futuro para el momento cuando el Gobierno levantara dicha prohibición. No podemos olvidar que Alaska se encontraba más próxima que cualquier otro sitio de Estados Unidos para exportar a naciones como Japón o Corea del Sur».

Los días inmediatos tras el derrame fueron de locura. En esa época no había teléfonos celulares ni Internet. En Cordova solo habían dos faxes y los teléfonos de los pescadores sonaban todo el tiempo. Si uno procuraba telefonear a Valdez, las líneas siempre aparecían ocupadas y era difícil saber lo que se tenía que hacer.

«Los guardacostas anunciaron que el espacio aéreo se había clausurado», aclara Kelley. «Pero algunos pilotos volaban con sus aeronaves hasta donde se encontraba el barco y nosotros señalábamos en un mapa hasta dónde alcanzaba la mancha de petróleo. Nadie sabía lo que ocurría. Aquí había centenares de barcos prestos para partir pero Exxon nos indicó que nos quedáramos quietos. Habría sido mejor partir el día inicial y recolectar el petróleo con cubos plásticos. Pero aguardamos por tres días hasta que arribó la tempestad y para ese momento no había nada que hacer».

El crudo del ‘Exxon Valdez’ se expandió hasta sitios muy alejados en la costa de Alaska. Si el buque hubiese naufragado en la punta sur de Florida, el petróleo habría cubierto la línea litoral estadounidense hasta los límites con Canadá.

Los encargados de Exxon culparon entonces de la magnitud del desastre a la negativa gubernamental de dispersar el crudo con disolventes. Empero Kelley precisa que eso no es cierto: «Con los disolventes el crudo no se desvanece. Permanece en el fondo del mar y extermina a los microorganismos que viven en el delta. El plancton no es tan encantador como las nutrias marinas pero es de gran valor para el ecosistema de esta zona».

El caos imperó igualmente en el rescate de los animales. Kelley rememora que Exxon se había restringido a convocar a dos organizaciones no gubernamentales cuyos encargados eran especialistas en aves y mamíferos marinos pero desconocían el ambiente en el que iban a trabajar. «No existía plan alguno para rescatar a los animales ni embarcaciones asignadas para esa faena», recuerda con ira. «No existía equipamiento alguno ni personal adiestrado para esa tarea. Tampoco existía una cadena de mando definida ni un plan para trasladar a los animales a un centro de recuperación».

Siete días luego del derrame, las autoridades tuvieron que recurrir a Kelley, que planteó algunas ideas y comenzó a trabajar con un conjunto de personas de la zona. «Realizamos cosas muy obvias que nadie había pensado», reseña  mientras repasa la memoria que redactó unos meses luego del vertido. «Fue bastante complicado rescatar a las nutrias ya que son criaturas muy escurridizas y fue una experiencia particularmente dura para mí ya que había dormido en gran parte de aquellas playas. No es que conociese a las especies. Es que si sabía de aquella foca, de aquella orca o de aquella morsa. Me tome este operativo de rescate muy a pecho».

Algo muy semejante percibió la escritora Marybeth Holleman, que hizo parte en las tareas de rescate y relató su vivencia unos años luego en el libro ‘The Heart of the Sound’. «Al principio estuve en un centro de rehabilitación de la localidad de Seward», cuenta en una cafetería de los alrededores de Anchorage. «Las nutrias marinas se encontraban drogadas y las restregábamos con liquido lavaplatos. Los guías nos señalaban que no les retornásemos la mirada para no amansarlas pero no era posible. Ellas nos buscaban con la mirada como si requirieran que les dijésemos que todo saldría bien».

«Más adelante nos enteramos de que muy pocas de aquellas nutrias habían subsistido más de unos meses y todo aquello nos resultó infructuoso. Habían consumido petróleo pero igualmente habían padecido sumo estrés». Quienes pudieron vivir aquel tiempo destacan que el derrame hizo emerger lo mejor y lo peor de cada persona. Hubo inhumanos que mancharon de forma intencional a ciertos animales para engrosar su cuenta bancaria con las faenas de limpieza, así como científicos que dieron de comer petróleo a nutrias saludables para evaluar las consecuencias sobre su organismo.

Así como muchos en Cordova, Marybeth considera que la participación humana creó más problemas de los que solucionó en los meses que prosiguieron al derrame. «Mucha gente arribó aquí en busca de dinero fácil o porque era una clase de aventura», evoca. «Pero igualmente llegue a conocer personas voluntariosas que acudieron porque sentían el deseo de hacer algo para remediar el sufrimiento de los animales. Lo menos importante fue la cantidad de animales que fueron rescatados. Lo significativo es que partieron de Alaska con la creencia de que era necesario hacer algo para proteger un ecosistema como éste».

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