Nudos y cruces fue la primera gran novela negra del reconocido escritor escocés Ian Rankin. Exploremos brevemente la trama general y tópicos de esta clásica aventura policial.
Ian Rankin, el rey del Tartan Noir
Nudos y cruces (Knots and Crosses en su título original en inglés) significó para el autor Ian Rankin el lanzamiento oficial, en 1987, de toda una carrera dedicada al género noir, aún activa tras décadas de trabajo.
También fue el encuentro inesperado de una vocación tras mucho tiempo de errancia juvenil. Rankin pasó de ser porquero a periodista, luego músico punk, después recogedor de vendimia y por último tutor académico de literatura. La experiencia de todas estas labores dispares se refleja en la riqueza vivencial de sus personajes.
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El autor ha sido inmensamente importante en el establecimiento del llamado Tartan Noir, el género de novela negra escrito y ambientado en tierras escocesas.
Si bien la definición ha sido considerada problemática por los autores de Escocia incluyendo a Rankin, pueden señalarse una serie de características comunes, como el protagonismo de un cínico y atormentado antihéroe en búsqueda de redención a través de sus investigaciones. Rankin ha sido importante en la asunción del género como un producto exitoso más allá de las fronteras de su tierra natal.
En el siguiente vídeo puede verse al afable Rankin hablando de las últimas peripecias de su labor novelística. Su temperamento parece en las antípodas de lo que refleja su oscura obra.
La clave para esta difusión aclamada del estilo inspirado en el hardboiled americano pasado por el tamiz europeo ha sido para Rankin su personaje preferido, el protagonista de Nudos y cruces. Si Christie tuvo su Hércules Poirot, Conan Doyle su Sherlock y Chesterton su Padre Brown, Rankin ha tenido durante décadas al inspector John Rebus. 22 entregas suma el personaje en el tope de ventas de la novela negra.
Nudos y cruces, un retrato personal atravesado por sangrientos secuestros
La novela funcionó en su momento como la primera exposición detallada del carácter, talento y background del antihéroe John Rebus. Si existe un misterio planteado por una serie de crímenes, este se encuentra colocado como telón de fondo del drama personal del inspector, aquejado de numerosos tormentos psíquicos. Nudos y cruces es, por tanto, la presentación en sociedad de Rebus y así debe ser entendido el libro.
John Rebus es un inspector que en el pasado fue integrante del servicio secreto militar de su país, lo cual le ha generado un permanente estrés postraumático manifestado en forma de reclusión, aspereza en el trato y recurrentes ataques de pánico. A esta mezcla es necesario añadir la adicción al alcohol y el tabaco, un divorcio reciente y una chica adolescente con la cual la comunicación no es la mejor. Rebus es realmente un personaje especialista en tocar fondo desde hace mucho tiempo.
En estas condiciones, el detective debe enfrentarse a un extraño caso de secuestros de niñas que tiene aterrorizada a la ciudad de Edimburgo. Dos de las infantes han aparecido asesinadas y una tercera corre peligro de llegar al mismo destino. Rebus deberá empezar de cero a descifrar un caso para el cual no existe ninguna pista. Pero pronto empezarán a llegar cartas anónimas, como juegos mentales de una mente enferma que sólo el inspector atormentado puede resolver.
Como es de esperar, el conflicto personal se cruza con la trama criminal. ¿El posible fracaso del detective en salvar las niñas en peligro no resuena en su mente con su incapacidad para ser un padre adecuado de su joven hija? ¿La inocencia amenazada y herida irreversiblemente no le trae recuerdos inmanejables de su antigua vida militar? Cuando Rebus se encamina a resolver el caso siguiendo cada pieza de información, también camina en el filo de la navaja de una potencial crisis psíquica.
Hasta aquí nuestro artículo sobre Nudos y cruces, de Ian Rankin. Si te ha interesado este artículo, probablemente eres un fan del género noir.
