Aprende todo lo relacionado con el interesante mundo de la Mitología Azteca a través del siguiente artículo informativo , en el cual podrás conocer más de cerca algunas de sus principales creencias, costumbres y sus dioses más importantes.
Mitología Azteca
En nuestro artículo de hoy estaremos aprendiendo un poco más acerca de la interesante mitología azteca, una de las más populares y estudiadas de todos los tiempos. Cuando hablamos de mitología azteca nos referimos especialmente al conjunto de creencias y mitos característicos de la civilización azteca.
La civilización azteca está considerada como una de las más importantes e influyentes de la historia mexicana. Este pueblo logró dar origen a un gran imperio en la ciudad de Tenochtitlán. Este pueblo era descendiente de Los Mexicas y por esa razón muchas veces eran llamado de esa misma manera.
Lo cierto es que la civilización azteca se convirtió en una de las más características de la época, en parte gracias a sus costumbres, cultura y tradiciones, que fueron consolidándose con el pasar del tiempo. La mitología azteca nos hace recordar muchas de las actividades típicas que realizaban este pueblo, su carácter nómada y su aspecto religioso.
Los azteca eran un pueblo bastante arraigado a sus costumbres religiosas. A lo largo de la historia rindieron tributo y culto a muchas deidades importantes. La religión les exigía, por así decirlo, hacer grandes sacrificios que la mayoría de las veces eran dirigidos hacia el sol, pues era su dios principal o el más dominante.
A través del siguiente artículo tendrás la oportunidad de conocer más de cerca todo lo relacionado con la mitología azteca, cada uno de esos mitos y creencias que formaron parte del día a día de los pueblos aztecas. Los aztecas fueron muy seguidos en su momento, gracias principalmente a que derrotaron a muchos otros pueblos de ese mismo origen nahuay.
La mitología azteca nos permite conocer a profundidad el nivel de religiosidad que tenían las personas pertenecientes a esta importante civilización. Expone cada una de sus creencias por medio de leyendas y mitos, lo que la hace similar al resto de las civilizaciones antiguas, pues para nadie es un secreto que uno de los aspectos que más compartieron nuestros antepasados fue precisamente la religión.
A través de la religión, los aztecas tuvieron la oportunidad de desarrollar su propia forma de observar el mundo, de una manera muy distinta a como lo concebimos en la actualidad. Sus creencias religiosas les permitieron colocar la mirada en una gran cantidad de dioses y figuras, a quienes veneraban y rendían sacrificios en forma de agradecimiento por los favores concedidos.
Sobre la Mitología Azteca
Antes de entrar directamente en materia, es importante hacer mención brevemente a la concepción del mundo que tenía esta civilización. Eso nos va a permitir comprender de una mejor manera las bases de la mitología azteca. Lo primero que podemos aclarar es que para la civilización azteca el mundo se encontraba dividido por cuatro soles o edades que individualmente concluían con un hecho dramático y cada una de estas etapas contaba con un dios especial.
Tal y como era lógico en este sistema de creencias, la naturaleza con cada uno de sus elementos contaba con un rol fundamental, paradójicamente lo mismo sucedía con el tema de la muerte. La muerte era uno de los temas que mayormente se comentaba dentro de esta civilización, posiblemente por los sacrificios de sangre humana para los dioses y todo esto se evidencia muy concretamente en los diferentes mitos aztecas.
Este último elemento era indispensable para ellos debido a que a sus normas esto era fundamental para lograr mantener el orden cósmico y natural que solo se alcanzaba teniendo a sus dioses satisfechos. Por ese motivo es que la sangre para los aztecas jugaban un rol importante dentro de sus creencias y rituales.
La mitología azteca nos enseña que la sangre no solamente era vista como un líquido vital, sino que además equivalía a la ofrenda de mayor peso dentro de la cultura. La sangre era una ofrenda sagrada que era posible entregas a los dioses aztecas y era entorno a ella que se realizaban las diferentes ceremonias y rituales típicos de esta civilización antigua.
Es asì como en sus relatos se filtraban detalles propios de una cultura que encontraba en el dios de la guerra y en el dios del sol las entidades divinas más completas para regir su diario vivir. Mucho se habla acerca del origen de la mitología azteca. La verdad es que proviene de la explicación que estos dan a la creación, no solo del hombre sino también del universo como tal.
Esto lo lograron concebir gracias a sus diferentes creencias religiosas, conocidas como politeísmo. Las creencias religiosas de los aztecas estaban caracterizadas, entre otras cosas, por la adoración a diferentes dioses, todos ellos relacionados con la naturaleza; por medio de los cuales llegaron a crear férreas creencias, una de ellas vinculadas con su origen.
Los aztecas llegaron a decir que su país natal era una tierra colorada situada al norte, identificada como Chicomostoc, la cual les permitió salir de las profundidades de las cuevas o intestinos de la tierra, nombre que se les da en los mitos. Una gran parte de estos mitos comenzaron a ser difundidos en los actuales Guatemala y México. Desde allí empezaron a ser expandidos alrededor del mundo entero, haciendo conocer sus leyendas y mitos.
Mitos aztecas
Para nadie es un secreto que la mayoría, por no decir todos los mitos propios de la América Central, tenían su fundamento en un aspecto en particular como era la muerte. Lo mismo ocurría dentro de la mitología azteca, donde la muerte jugaba un rol muy importante. La religión exigía sacrificios de sangre y se movía alrededor de una pléyade de divinidades de la muerte y de otras muchas entidades menores y terribles.
Sobre todas esas criaturas del tenebroso mito infernal regían, desde el círculo noveno, el más recóndito del universo oscuro de Chicnaujmichtla, los esposos Mictlantecuhli y Mictecacihualtl. Los mitos aztecas hacían referencia a una conformación del universo bastante particular.
Ellos creían que el universo estaba compuesto por una serie de planos paralelos, que iban desde los nueve, o trece, exteriores, en donde tenían su morada los dioses, hasta los de planetas y astros que se ven en el firmamento pasando por los cielos de colores.
Bajo el plano de nuestro mundo, debajo de ese disco que está en el centro mismo del Universo, rodeado de agua en toda su periferia, se sucedían los planos paralelos, que aquí sumaban nueve, concluyendo en ese mismo infierno al que iban las almas de los seres anónimos.
A ese lugar arribaban luego de recorrer un largo camino de cuatro años a través de muchas y duras pruebas aquellas ánimas que no habían sido elegidas por Huitzilopochtl, a quienes describían como el dios más importante o el gran dios supremo. A este dios correspondían los que habían fallecido por las aguas exteriores del cielo y de la tierra, por las tormentas y los rayos, y por causa de enfermedades vinculadas con las “aguas” interiores del cuerpo humano.
Dentro de los mitos aztecas podemos encontrar varios relatos que han trascendido de generación en generación y que hasta el sol de hoy siguen expandiéndose alrededor del mundo. Entre los mitos de los aztecas más importantes podemos encontrar los siguientes relatos: Nacimiento de Huitzilopochtli y el mito del maíz.
El mito de la creación azteca
A través del mito de la creación azteca se pretende exponer de forma más explícita cada elemento que impulsó los orígenes de esta importante civilización. El mito presenta a Ometecuhtli como el dios absoluto y creador. Se cuenta que en un primer momento estaba solo, y fue cuando decidió darle vida a un hombre y a una mujer de nombre Tonacatecuhtli y Tonacacihuatl.
De esa primera pareja nacieron cuatro hijos. Fueron esos cuatro hermanos quienes al asumirse como dioses, crearon un hombre y una mujer para que poblaran la tierra con su descendencia y de esa forma rendirle adoración a los dioses creadores. El mito también dice que estos dioses se encargaron de crear aspectos naturales como los mares y dieron vida a los animales.
Concepciones religiosas
Una de las cosas que más caracterizaba a la mitología azteca era precisamente la religión. Este pueblo tenía muchas concepciones religiosas en las cuales destacan la presencias de varios dioses o deidades, la mayoría de ellas relacionadas directamente con la naturaleza. A continuación te mostramos algunas de las concepciones religiosas más importantes de los aztecas:
- El primer Sol recibía el nombre de Nahui-Ocelotl (Cuatro-Ocelote o Jaguar). Era llamado así debido a que el mundo, que estaba habitado por gigantes, había sido destruido, luego de tres veces cincuenta y dos años, por parte de los jaguares, que los aztecas consideraban nahualli o máscara zoomorfa del dios Tezcatlipoca.
- El segundo sol se llamaba Nahui-Ehécatl (Cuatro-Viento). Su desaparición ocurrió luego de siete veces cincuenta y dos años producto a la presencia de un fuerte huracán, manifestación de Quetzalcóatl, que convirtió a los sobrevivientes en monos.
- El tercer Sol se llamaba Nahui-Quiahuitl (Cuatro-Lluvia de fuego). Narra la historia que después de haber transcurrido seis veces cincuenta y dos años, empezó a caer una lluvia de fuego, manifestación de Tláloc, dios de la lluvia y señor del rayo, de largos dientes y ojos enormes, todos eran niños y quienes lograron sobrevivir fueron convertidos en pájaros.
- El cuarto Sol se llamaba Nahui-Atl (Cuatro-Agua). Su destrucción ocurrió producto a un devastador diluvio, luego de tres veces cincuenta y dos años y del que solo llegaron a sobrevivir un hombre y una mujer, quienes se refugiaron bajo un enorme ciprés (en realidad, ahuehuete). Tezcatlipoca, en castigo por su desobediencia, los transformó en perros, cortándoles la cabeza y colocándosela en el trasero.
Como se puede apreciar eran en total cuatro soles los que formaban parte de la mitología azteca. Cada uno de ellos representaba de cierta manera a un punto cardinal diferente: Norte, Oeste, Sur y Este, respectivamente.
Actualmente existe un quinto Sol que recibe el nombre de Nahui-Ollin (Cuatro-Movimiento). Recibe esa denominación ya que estaba destinado a desaparecer por la fuerza de un movimiento o temblor de tierra. Tras ese temblor iban a aparecer los monstruos del Oeste, tzitzimime, que lucirían una apariencia de esqueletos, y matarán a todas las personas.
Dentro de la mitología azteca se hace mucha mención a una deidad en especial llamada Quetzalcóatl, quién en compañía de Xolotl, habrían sido los responsables de crear a la humanidad actual, dando vida a los huesos de los viejos muertos con su propia sangre. El sol actual se ubica en el centro, quinto punto cardinal y se atribuye a Huehuetéotl, dios del fuego, porque el fuego del hogar se encuentra en el centro de la casa.
Dioses Aztecas
Son diversos y variados los dioses que forman parte del reconocido panteón azteca, eso nos permite determinar que esta importante civilización antigua era netamente politeísta, es decir, no creían en un solo dios, sino que por el contrario, rendían tributo y culto a muchas deidades al mismo tiempo, todas ellas relacionadas con la naturaleza.
Si hablamos de sus divinidades, es importante aclarar que no todas son entendidas como algo absoluto y todopoderoso pues se rigen por el hecho de ser encarnaciones de fuerzas naturales que en su mayoría cuentan con atributos humanos. Los dioses aztecas estaban divididos por grupos:
Estaban los dioses aztecas creadores, quienes de acuerdo a lo que detallan los mitos, fueron los encargados de participar en el origen de la humanidad. También destacan los llamados dioses patronos, que se asignaban a los pueblos conquistadores. A parte de ellos estaban los denominados dioses aztecas menores, que guardaban relación con las profesiones y unos cuantos aspectos familiares.
También vale la pena recordar que cada uno de estos dioses o figuras siempre estaban acompañados en los mitos por criaturas sobrenaturales, además de unos cuantos héroes que en algunas oportunidades tenían participación en los relatos. Casi siempre lo más habitual es hallar divinidades separadas en celestes y terrenales. Entre los dioses más importantes están:
- Ometecuhtli
- Tezcatlipoca
- Tláloc
- Chalchiuhtlicue
- Tonacatecuhtli y Tonacacihuatl
Si algo nos enseña la mitología azteca es acerca de las creencias religiosas que formaban parte de este característico pueblo antiguo. Quienes hacían parte de esta cultura solían destacarse por sus creencias. Los aztecas, tal y como lo mencionamos más arriba, eran politeístas, esto significa que creían en muchos dioses.
Los dioses de la mitología azteca estaban divididos en dos grandes grupos: Por un lado estaban los dioses del cielo y por el otro destacaba los dioses de la tierra. A continuación mencionamos algunos de los más importantes, su historia, origen y atributos.
Ometecuhtli
Una de las deidades más importantes dentro de la mitología azteca es precisamente Ometecuhtli, descrito como un ser supremo. Este dios presenta muchas características que lo hacen sobresalir frente al resto de divinidades. Se trata de una deidad dual, esto quiere decir que equivale a hombre y a mujer al mismo tiempo.
El nombre de esta deidad azteca significa en lengua náhuatl señor dual, por encima de las demás divinidades y de las vicisitudes mundanas. Este dios habitada e Omeyocán, el lugar del cielo doble. Como dios de la dualidad, remite a la creencia presente en otras culturas en un ser andrógino, que representa la coincidencia de los opuestos: hombre y mujer, movimiento y quietud, luz y oscuridad, orden y caos.
Es importante señalar que esta particularidad doble del dios Ometecuhtli no era típica únicamente de él, sino que esa ambigüedad también se puede reflejar en otras destacadas figuras mitológicas. En algunas oportunidades se representaba a Ometecuhtli con símbolos de la fertilidad.
Se tenía la creencia de que este dios liberaba en Omeyocán las almas de los niños como acto propiciatorio de los nacimientos humanos en la tierra. Si analizamos la jerarquía de los dioses aztecas, Ometecuhtli era uno de los más notorios y renombrados. Le seguían Tezcatlipoca, gran espíritu del mundo, y su rival Quetzalcóatl.
Tezcatlipoca
Entre los dioses aztecas más importantes está Tezcatlipoca, descrito como el señor del fuego y de la muerte. En esta civilización se tenía la creencia de que esta deidad era la que dominaba el llamado cielo nocturno, por lo que estaba relacionada directamente con temas del mal y la destrucción.
Si existía una deidad a quien temer dentro del panteón azteca esa era precisamente Tezcatlipoca. Un dios malo y vengativo. También recibía el nombre de Yáotl, que significa “el enemigo”. Esta figura estaba directamente relacionada con las fuerzas de la destrucción y del mal. A pesar de su lado negativo, era uno de los dioses más importantes.
A finales del siglo X fue llevado a las regiones centrales de México por parte de los toltecas. La historia se ha encargado de mostrarlo como una deidad mala, tanto así que era descrito por muchos como hechicero y maestro de magia negra. Casi siempre solía aparecer con una máscara negra y un espejo de obsidiana en el pecho, donde veía todas las acciones y pensamientos de la humanidad.
Fue gracias a la gran influencia del dios Tezcatlipoca que comenzó a popularizarse la práctica del sacrificio humano en muchas regiones antiguas. La tradición consistía en seleccionar a un prisionero joven parecido para una vida de lujuria y placer durante todo un año, antes de presentarlo en sacrificio en el sexto mes ritual, el Tóxcatl, la víctima, ataviada como Tezcatlipoca, subía a lo alto del templo, donde se le abría el pecho y le sacaba el corazón.
Tláloc
En la mitología azteca había la tradición de que todos sus dioses estaban relacionados con temas de la naturaleza. En el caso de Tláloc, éste era considerado como el dios del rayo, del trueno y de la lluvia. De acuerdo a las características narradas en muchos de los mitos, era un dios bastante generoso y bueno, a quién se solía acudir para pedir por la fertilización de los campos.
Se podría decir que era una de las deidades más importantes dentro de la civilización azteca, incluso tan importante como Huitzilopochtli, el dios del Sol. Ambos jugaban un rol fundamental en temas relacionados con la producción y fertilización de los campos. Se creía que era este dios quién tenía el poder de hacer fluir los manantiales de las montañas.
Si bien era un dios generoso, Tláloc también era temido por muchos, ya que en él había el poder de provocar la muerte por medio del rayo o del ahogamiento, sin embargo también era venerado por su generosidad (lluvia). Por lo general se le representa como un hombre con ojos grandes y redondos, de cuya boca en ocasiones salen serpientes. Suele ir tocado con sombrero en forma de abanico y siempre aparece junto a èl un instrumento agrícola.
Mictlantecuhli
Cuando se estudia la mitología azteca es común encontrarse con muchos dioses que formaron parte de las creencias religiosas de estos pueblos. Una de esas deidades es Mictlantecuhli, descrito como el dios de la muerte, señor del Mictlán, el silencioso y oscuro reino de los muertos.
Se podría decir que esta deidad es bastante similar al dios maya Ah puch. De acuerdo a algunos relatos, Mictlantecuhli es representado la mayoría de las veces como un esqueleto, o al menos su cabeza es una calavera. Según las creencias que tenían los aztecas, habían cuatro cielos comunicados, a los que se iba ascendiendo por méritos, consiguiendo cada vez un conocimiento más pleno y espiritual hasta llegar a la felicidad eterna.
Sin embargo, las creencias de los aztecas también estipulaban que aquellos individuos que no se habían portado bien o que había tenido una vida llena de pecado eran llevadas al Mictlán, un lugar situado en el centro de la tierra en el que el castigo no era el tormento sino el tedio y la inercia.
Los aztecas, con el objetivo de tener complacido y tranquilo al dios Mictlantecuhli, solían enviarle regalos suntuosos, entre los que no faltaban pieles de hombres desollados para que cubriera sus huesos descarnados.
Coatlicue
Ahora nos corresponde hablar un poco sobre esta importante deidad de la mitología azteca. Podría considerarse como una de las diosas más emblemáticas. Es identificada como diosa serpiente de la tierra, madre de Huitzilopochtli, de quién salió embarazada sin pecado, mágicamente, por medio de una bola de plumas que cayó sobre ella y quedó prendida a su ropa.
Al enterarse de su misterioso y sospechoso embarazado, cuenta la historia que sus más de 400 hijos e hijos intentaron asesinarla, sin embargo los contuvo el mismo Huitzilopochtl, que salió armado del vientre de su madre. Representa lo maternal en su doble significado: nacimiento y muerte, fecundidad y voracidad.
Quetzalcóatl
Este dios representa un símbolo de la muerte y la resurrección, además de ser el patrono de los sacerdotes. Se le podría describir como uno de los dioses más importantes de la antigua Mesoamérica. Por lo general era conocido como la Serpiente Emplumada, ya que de acuerdo a su descripción, es una combinación de pájaro y serpiente cascabel.
En la mitología azteca, Quetzalcóatl era el hermano de Tezcatlipoca, Huizilopochtli y Xipe Totec. Casi siempre se le relaciona con el dios de la lluvia Tláloc. En ocasiones puede llegar a ser considerado como la principal divinidad del panteón mexica. Dios de la vida, la luz, la fertilidad, la civilización y el conocimiento.
Tlazolteotl
Otra de las diosas de la mitología azteca de mayor renombre era Tlazolteotl, descrita como la diosa de la inmundicia y de la basura, de acuerdo al significado de su nombre. La mayoría de las veces esta deidad estaba relacionada con la hechicería y la purgación de las faltas. Era intermediaria de los penitentes ante el dios Tezcatlipoca, cuyo nombre significa “espejo que humea”.
Otontecuhtli
El dios Otontecuhtli ubica un puesto especial entre las principales deidades de la mitología azteca. Para esta civilización, Otontecuhtli estaba considerado como el dios del fuego. Se trata de una divinidad vinculada al mundo de los muertos, sobre todo en el ritual denominado Xocotl Uetzi, porque representaba el alma de los guerreros sacrificados y muertos, que descendían a la tierra luego de acompañar al sol.
Muchos se atreven a describir a Otontecuhtli como el dios azteca del sacrificio. Según la descripción de esta deidad, se deja apreciar con algunas rayas negras reflejadas en parte de su rostro, a nivel de ojos y boca, su pelo es de papel y sobre él reposa una mariposa obsidiana. También llevaba en su mano una flecha de cactus.
Los Otomíes era uno de los pueblos donde mayor culto y adoración se rendía a esta importante deidad. Ellos tenían la tradición de realizar cada 19 de marzo un ritual de fuego en su honor. Ese ritual marcaba el comienzo de la temporada de siembra de maíz, que era considerada como la semilla más producida en la población.
Por lo general, este ritual se llevaba a cabo en las viviendas más antiguas del pueblo. Allí limpiaban los fuegos, después lo adornaban utilizando una planta de nombre jarilla, que llamaba la atención por su color amarillo. Con esa planta era que realizaban una cruz que luego colocaban dentro del fogón.
Tonacacihuatl
Entre las deidades femeninas más emblemáticas de la mitología azteca llama particularmente la atención Tonacacihuatl. Se tiene la creencia de que ella, junto a Tonacatecuhtli, fueron los encargados de llevar a cabo el proceso de la creación natural. Sus nombres se traducen como “nuestro sustento”, a estos se les atribuye la creación de la civilización azteca.
Por ser considerada como la diosa de la creación, esta deidad era responsable de la copulación, concepción, nacimiento y parto. Por esa razón es que dentro de la mitología azteca se le identifica como la “vieja madre”. Esta diosa poseía el poder de la fertilidad, por eso es que muchas personas de la región azteca solían acercarse a ella con el objetivo de que les apoyara al momento de la concepción.
Esta diosa también llegó a ser conocida bajo el nombre de Xochiquetzal, que en su traducción significa “flor hermosa”. Dentro de la mitología azteca, Tonacacihuatl estaba considerada como una de las deidades más atractivas y bellas. De hecho entre sus principales atributos estaba el de ser amorosa.
Tonacacihuatl vivió en compañía de su esposo Tonacatecuhtli en el cielo más alto. También tuvieron un total de cuatro hijos, entre quienes destacan:
- Tezcatlipoca rojo
- Tezcatlipoca negro
- Quetzalcoatl
- Señor del Hueso
Chalchiuhtlicue
Ahora hablaremos acerca de Chalchiuhtlicue, considerada como una de las diosas más importantes de la mitología azteca. Es ampliamente conocida como “la que tiene su falda de piedras preciosas”, es la deidad de las corrientes de las aguas vivas, los ríos, lagos y mares, no obstante, otros le atribuyen ser la diosa del amor. También es conocida como la protectora de los nacimientos y bautismos.
Esta deidad, dentro de la mitología azteca, es descrita como la diosa del amor. Recibe ese calificativo debido a que en esa cultura hay una historia que narra que Chalchiuhtlicue se convirtió en la diosa reinante cuando el mundo quedó cubierto de agua, después de una fuerte inundación, donde los hombres fueron transformados en peces, para evitar que desapareciera por completo esa especie.
Por lo general Chalchiuhtlicue es representada con la figura de una indígena, con rasgos hermosos, vestimenta llamativa y elegante, muy típica de su cultura. La vestimenta que emplea es conocida como huipil, constituida por una falda de color esmeralda, que representa el agua que se distribuye en el océano, mares, ríos y lagos.
De acuerdo a lo que narra la leyenda, esta diosa estuvo casada como Tláloc. De esa unión nació Tecciztécatl, el dios azteca que se transformó en la luna. No obstante, existen otras leyendas en la que esta diosa no aparece como esposa de Tláloc, sino que era su hermana, por consiguiente, esta era esposa de Xiuhtechuhtli, el dios del fuego y el calor.
Ometéotl
Ometéotl también forma parte de la lista de dioses aztecas más importantes. En esa mitología, esta deidad representaba la dualidad. Este dios simbolizaba los polos opuestos, el día y la noche, los positivo y lo negativo, la creación y la destrucción, masculino y femenino, fuego y agua, blanco y negro, entre otros.
Dentro de su dualidad, este dios poseía un lado hombre y otro de mujer. En su parte masculina se hacía conocer como “Ometecuhtli “el señor de la dualidad”, mientras que su lado femenino era Omecihuatl “la señora de la dualidad”. Ambos representaban a la pareja creadora, es decir los dioses aztecas de la creación y la vida.
Esta deidad habitaba en Omeyocán, siendo el punto más alto del cielo. Algo que vale la pena mencionar de este dios es que él se creó a sí mismo de la nada. Por esa razón es que se le llamaba Motocoyani, aunque muchos solían denominarlo como dios verdadero, ya que se autoformó, es por ello que Ometéotl era el verbo de la creación.
Ometéotl estaba descrito como la divinidad suprema, el origen de todo lo que existía. En muchas oportunidades se llegó a decir que esta deidad era el responsable de mantener el orden de todas las cosas. Este dios de la cultura azteca no intervenía directamente en los asuntos de los seres humanos, únicamente cuando una mujer se encontraba en trabajo de parto cuidando el nacimiento del nuevo ser.
Tonatiuh
En la mitología azteca, Tonatiuh estaba considerado como el dios del sol. Por mucho tiempo fue descrito como el líder del cielo por el pueblo mexica, tanto así que llegó a ser conocido como el quinto sol. Recordemos que dentro de la cultura azteca había la creencia de que él tomó el control cuando el cuarto sol había sido expulsado del cielo. También creían que cada sol era un dios diferente.
Cuenta la leyenda que una vez ocurrió la muerte del cuarto sol, empezaron a buscar el quinto y nuevo sol. Hallaron dos dioses que lucían como los candidatos. Por un lado encontraron a Tecusiztécatl, que era un cobarde pero muy orgullo de él mismo. También encontraron a Tonatiuh, que se describía como un dios pobre pero de muy buen corazón.
Cuando Tonatiuh se sentó frente a la fogata de los sacrificios llamado pira, cuenta la historia que enseguida salió una chispa directo para el cielo y se iluminó, naciendo así el quinto y nuevo sol.
Otros Dioses
- Atlacoya: Diosa de la sequía.
- Chiconahui: Una diosa de la fertilidad doméstica.
- Citlalicue : Un creador de las estrellas
- Cipactónal: Dios de la astrología, de la hechicería (brujería)
- Oxomoco: Diosa de la astrología
- Xochiquezal: Diosa de la sexualidad femenina, de las prostitutas, del placer.
- Patecatl: Dios de la sanidad y creador del peyote (un alucinógeno)
- Tezcatlipoca: Era el dios de las tinieblas, el engaño, y la hechicería. Muchas de las creencias y religiones aztecas estaban centradas en el lado oscuro. Sus prácticas paganas les llevaron a lo que realmente son rituales y costumbres satánicas.
No quedan dudas de que dentro de la mitología azteca son muchos los dioses y diosas que jugaron un rol fundamental. Había un dios para casi cada propósito y aspecto de la vida en la cultura azteca. La religión era una parte muy importante de la civilización y estaba entrelazada en sus diarias, creencias, ceremonias y vestimenta.
De acuerdo a varias fuentes, serían más de cien dioses o diosas diferentes, mientras que otras fuentes enumeran docenas más.
Seres mitológicos aztecas
Dentro de la mitología azteca podemos encontrar muchos seres mitológicos que forman parte de cada una de las creencias de este pueblo. Es una civilización que dispone con una extensa variedad de leyendas, mitos e historias propias de un pueblo que se consideraba elegido por el sol.
Muchas de estas historias y leyendas de la mitología azteca incluyen la intervención de criaturas sobrenaturales, fantásticos y hasta escalofriantes. Estos se diferencian de las criaturas mitológicas aztecas por tener una apariencia humana, o haber sido parte de la humanidad. Entre los principales seres mitológicos aztecas encontramos:
- Cihuateteo
- Gigantes
- Tlahuelpuchi
- Chaneque
Criaturas mitológicas aztecas
En la mitología azteca encontramos infinidades de historias, relatos y mitos que forman parte de la cultura de este pueblo. De estas historias se desprenden un gran número de deidades, seres impresionantes y criaturas. Cuando hablamos de las criaturas mitológicas aztecas nos estamos refiriendo a entidades que pueden asombrar, dado a que pueden llegar a ser horribles, hermosas, imponente o todo lo anteriormente mencionado.
Si bien es cierto que hay muchas criaturas mitológicas aztecas, las que más pueden llegar a causar impresión son las siguientes:
- Cipactli
- Xicalcóatl
- Centauro mesoamericano
- Ahuízotl
- Xochitónal
Conocimiento, escritura y calendario
Para conocer más acerca de la mitología azteca es importante hacer mención a algunos aspectos relacionados con su escritura, orfebrería, cerámica, literatura y música. En cuanto a la escultura se podría decir que era básicamente monumental. En esta civilización se tenía la costumbre de levantar grandes construcciones arquitectónicas.
A lo largo de la historia de pueden hallar grandes piezas de importantes tamaños que representan a los dioses, los mitos y los reyes aztecas. Muchas de estas esculturas han podido sobrevivir a los años y se encuentran, una gran parte de ellas, en el Museo Nacional de Antropología de México.
En la orfebrería, los aztecas también lograron destacar. Ellos por lo general solían combinar oro y plata. Los metales se usaba principalmente para realizar joyas, pendientes, pectorales, adornos y pulseras. En ocasiones también se realizaban figuras y recipientes. Los aztecas llegaron a ser considerados como maestros en la fundición, hasta el punto de fabricar figuras articuladas.
En la cerámica también destacaron, tanto así que llegó a ser considerada como la forma de expresión más popular dentro de esta civilización, especialmente en lo que tiene que ver con las figuras de personas y dioses. Los aztecas se especializan en realizar muchas figuras en cerámica, sobre todo figuras femeninas de fertilidad y representaciones de dioses.
La mitología azteca contempla especialmente aspectos como la literatura y la música. Cuando llegaron los conquistadores españoles, muchos de los textos de los códices prehispánicos fueron recopilados en libros escritos en legua náhuatl con caracteres latinos. Se dice que en esa época existieron muchos instrumentos musicales que servían para darle vida a grandes rituales y celebraciones.
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