Miss Americana: Taylor Swift lanza un spot publicitario de hora y media | Crítica

En Miss Americana, el primer gran documental de Netflix sobre Taylor Swift (el de las canciones de Reputation no cuenta) y su durísima vida detrás de los focos e Instagram, podemos ver a la joven limpiarse las orejas.

Sabedora de que tiene la cámara delante, Taylor Swift agarra un bastoncillo y se lo frota con decisión. Este momento, con el que suponemos que la cantante trataba de imprimir algo de humanidad y normalización a su estátus de diosa global (valorada en 360 millones de net worth), es lo más transgresor y revelador de Miss Americana.

Estrenado ayer en Netflix, Miss Americana es un documental oficialista hasta la médula, con alma de spot publicitario y hora y media de duración.

Miss americana: una campaña de relaciones públicas de ensueño

Miss Americana no pretende ser un repaso exhaustivo de la trayectoria de siete álbumes de estudio de Taylor Swift. Más bien se centra en una etapa de varios años caracterizada por cierto declive de reconocimiento y estátus. Como producto, Miss Americana es un win-win colectivo de existencia lógica por cuatro razones:

Taylor Swift es la protagonista ideal

  • Netflix se asegura una cifra de espectadores bien jugosa y un retorno instantáneo de la inversión. 90 minutos de grabaciones caseras y recortes de telediarios pasan poca factura. Aunque no pertenezca al género de moda (el de los documentales serielizados tipo Don’t fuck with cats), Miss Americana es un garantía de audiencia. Además de por la segura procesión de la feligresía swiftiana, Taylor Swift es un icono de la industria de la música pop, de la comunidad LGTBI y de la cultura posmoderna en su conjunto. La joven es un símbolo de nuestros tiempos. En Postposmo Taylor Swift nos interesa tanto como nos interesan todos los imputs capaces de dar un mejor entendimiento del contexto sociocultural en el que vivimos. El éxito, relevancia, interés y talento de Taylor Swift están fuera de toda duda.
Taylor Swift segundos después de publicar su tweet crítico con Trump.
Taylor Swift segundos después de publicar su tweet crítico con Trump. / NETFLIX

La vida privada de Taylor Swift

  • Joven, guapa e íntima. Los promotores de Miss Americana se han cerciorado de que el documental viniese debidamente envuelto en una pátina de revelación de intimidades y vida interior de Taylor a la que muchos sucumbirán. Poco importa la confirmación, a los 15 o 20 minutos de reproducción, de que se trata de una intimidad consciente y muy calculada. «Son las cuatro de la mañana…» le dice Swift a su productor en un fragmento en el que queda patente su interés por hacernos partícipe del inefable espíritu de sacrificio que marca su vida. Y así todo el rato.

La Taylor Switfmanía no va a estar ahí siempre

  • La propia Taylor Swift es la más interesada en el éxito del documental. En un panorama donde lo habitual es brillar por un par de años para luego desaparecer, Taylor Swift lleva demasiado tiempo en primera fila. Y lo sabe. Como también sabe que su reinado está llegando a su fin, del mismo modo que llegaron a su fin los respectivos reinados de Shakira, Beyoncé, Lady Gaga y Rihanna. El reciente batacazo de la película Cats (en la que Swift canta y actúa) ha puesto de manifiesto que hasta ella puede errar. Taylor Swift necesita este documental más de lo que lo necesita la propia Netflix.

Prestigio del festival de Sundance

  • En sus diez años de visitas al festival de Sundance, Mathew Panzarino, de Techcrunch, asegura no haber visto jamás una expectación similar por un documental. Miss Americana fue el evento estelar en la jornada de apertura del festival indie por excelencia. Tiene pinta de que no sólo Swift está necesitada de atención.

¿Merece la pena ver Miss Americana?

Los mayores destellos de interés que afloran en Miss Americana son los involuntarios. En el universo Taylor Swift, una no nominación a los premios Grammy adquiere el estátus de muerte de un familiar querido y cercano. En el universo Taylor Swift, para componer una canción basta con un teléfono, 15 minutos de sofá y un pianista a tu servicio (y del que no ofrecerás información alguna).

Póster oficial de Miss Americana, el documental de Taylor Swift en Netflix.
Póster oficial de Miss Americana, el documental de Taylor Swift en Netflix./NETFLIX

Ausencia total de otras cantantes contemporáneas de Taylor Swift (tipo Katy Perry), ausencia total de parejas sentimentales (claves en la gestación de la práctica totalidad de las canciones de Swift) y ausencia total de cualquier información que esté siquiera cerca de generar una imagen negativa de Taylor Swift.

Taylor Swift, traviesa ella, se mete en política

De verdad intentan vendernos que a Taylor Swift le es igual que su imperio millonario pueda derrumbarse como le pasó a las Dixie Chicks cuando criticaron a George W. Bush. Miss Americana de verdad pretende hacernos creer que Taylor Swift se mete en política porque le ha salido de la cona.

En un momento dado de Miss Americana se establece una relación causa-consecuencia apasionante: después de haber sido víctima de agresión sexual (un presentador le tocó el culo mientras se hacían una foto), Taylor Swift decidió que nunca más se quedaría callada ante nada. Dicha postura desemboca en su primer pronunciamento público en el mundo de la política, en el que apoya a una senadora demócrata por Tenesse y crítica abiertamente a Donald Trump.

«La próxima vez que tenga la oportunidad de cambiar algo, lo que sea, más me vale tener claro qué voy a defender y qué quiero decir»

Taylor Swift en alusión a su agresión sexual y su apoyo al partido demócrata

Sólo Taylor Swift manda en Taylor Swift

Todo lo que dice y hace Taylor Swift responde a una hoja de ruta orquestada por ella misma y nadie más. Contestataria como ninguna, cómo lucha con sus publicistas, reacios a que se meta en política por culpa del daño que ésto podría hacerle a su carrera. Qué rebelde e independiente que es. Ni una sola mención al aparato (discográfica, agentes, publicistas, periodistas, etc) detrás del fenómeno. Insistimos: no se dice ni el nombre del productor al que vemos durante todo el documental. Ella lo hace todo.

Nadie detiene a Taylor. Sólo el loco de Kanye West. Y cuando esto sucede y al autor de Jesus is King le da por quitarte el micrófono para reivindicar que tu premio en verdad se lo merecía Beyoncé, toda la carrera musical y la imagen pública de Taylor Swift se tambalean con riesgo de derrumbe total. Según Miss Americana, Kanye West estuvo a punto de acabar con la carrera de Taylor Swift con aquel incidente de los MTV Video Music Awards 2009.

La devastación de ser Taylor Swift y no estar nominada a los Grammys/ NETFLIX
La devastación de ser Taylor Swift y no estar nominada a los Grammys/ NETFLIX

La sacrificada vida de Taylor Swift

La protagonsita de Miss Americana carece de aficiones más allá de la música. No sabe hablar de otra cosa ni dedicar el tiempo a otra cosa. El documental nos vende la imagen de una chica sin amigos que vive encerrada en su casa componiendo canciones desde el sofá para, de vez en cuando, organizar con mamá conciertos multitudinarios y después regresar a la vida de sacrificio. Nada se nos cuenta de la responsabilidad clave de su madre en la fabricación de la estrella.

Aunque la directora del documental es Lana Wilson, el vídeo parece estar firmado por la propia Taylor Swift. Que Miss Americana forma parte fundamental del calendario empresarial de Swift S.A. 2020 lo demuestra la sección de merchandising de su página web oficial. Hay desde fundas de teléfono por 18$ hasta sudaderas a 75 $.

La premisa fundamental de Miss Americana es que Internet y el mundo están un poco cansados de la Taylor. Pero ella va a estar sacando discos hasta que se lo permitan. A pesar de haber sido nominada 31 veces a los Grammy y de haberse llevado 10 (el primero a la edad de 20 años), Taylor Swift dice sentirse poco querida por la industria y los medios que la reducen a un cuerpo y una sonrisa.

«En un mundo donde brillas durante dos años, yo me he reinventado 20 veces. Es eso o dejar de trabajar», dice la cantante cerca del término del documental. Dejar de hacer música y abrir espacios para nuevas voces es algo implanteable. No vaya a ser que la Taylor se nos muera de hambre.


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