En nuestro mundo moderno cada día se abren más posibilidades a favor de las organizaciones más horizontales que verticales, con equipos de líderes en lugar de jefes. Examinemos las ventajas y desventajas del liderazgo participativo.
¿Qué es el liderazgo participativo?
Como es evidente por su nombre, el liderazgo participativo es aquel en el que a todos los integrantes de un proyecto les es otorgada la capacidad de proponer y decidir en conjunto. A pesar de que existe nominalmente un líder concreto, éste asume un rol más cercano al de coordinador de todos los miembros del equipo.
Si en el formato tradicional el jefe decidía por sí solo, basado en su intuición, interés y experiencia, en el liderazgo participativo la deliberación es más colegiada, con un debate pleno de ideas y cuestionamientos por parte de toda la compañía, hasta alcanzar una decisión por mayoría consensuada.
El líder oficial participa también en el debate como uno más y queda con la responsabilidad de comunicar al exterior las decisiones e ir desarrollando las condiciones objetivas para su implementación.
Ventajas
Entre las ventajas que podemos asociar a este tipo de liderazgo podemos mencionar en primer lugar el tema de la motivación. Es razonable esperar que los miembros del equipo se moverán con más entusiasmo en pos de los objetivos si han participado tanto en el establecimiento de éstos como en el método para lograrlos.
Adicionalmente, saber que la opinión propia tiene un peso específico y será considerada, llena de sentido el trabajo del individuo, muy al revés de la vieja estructura con autoridades lejanas e incuestionables.
En segundo lugar, el contacto constante entre personas a través del debate establece relaciones más cercanas y empáticas. Las perspectivas son consideradas desde la óptica de la cercanía humana y el nexo emocional se fortalece, dando lugar a un sistema de verdadera unión y solidaridad. Algo también lejano al orden clásico de cubículos cerrados.
Por último, una ventaja importante radica en la diversidad de ideas. Por pura probabilidad estadística, es bastante más común que se encuentren soluciones viables en conjunto (y en roce con otras propuestas) que en soledad. El cuestionamiento minucioso de una idea provoca resultados más eficaces y con menos errores que la simple obediencia a una línea de laboratorio dictada desde arriba.
Desventajas
En el lado de las desventajas, debemos mencionar primero lo referente a la intimidación.
Aún apartando la figura agresiva del jefe único, no dejará de presentarse una natural variedad de caracteres entre miembros del equipo, que originará una jerarquía no oficial liderada por los más asertivos. En el campo de libre debate, muchas veces los retraídos tienen las de perder, aún siendo en ocasiones los más creativos.
Sin una figura que ejerza de moderadora firme y cree canales distintos de comunicación de ser necesarios, la compañía puede convertirse en una letanía de voces enérgicas, azuzándose unas a otras y reduciendo al resto al silencio.
Esto nos lleva obviamente al segundo inconveniente que puede presentarse en este sistema: el conflicto personal. Es posible que varios miembros de equipo sean incapaces de defender sus ideas sin herir a otros, algo que podría haber pasado bajo la mesa en un formato de autoridad única.
Entonces, lo que se planteaba como una exposición objetiva de posibilidades termina como una hostilidad de larga duración que acompaña a los involucrados en cada encuentro del grupo. Esto, por supuesto, puede minar el funcionamiento general y retrasarlo todo. Limar las asperezas en un entorno de máximo y más frecuente contacto, de debate cotidiano, puede ser bastante arduo. La distancia prudencial y momentánea para sanar heridas puede no ser una posibilidad.
El tercer punto en contra puede resumirse en la palabra dispersión. Es más que probable que varios miembros del grupo se aferren a sus propuestas preferidas y les cueste admitir el consenso creado en torno a otra. Entonces, de no existir personalidades fuertes ejerciendo moderación, se puede producir una desbandada general o un falso compromiso con la idea triunfante que se traduce en apatía laboral.
Como puede verse, un orden de trabajo horizontal aún requiere ciertas figuras de autoridad que ejerzan una buena ascendencia sobre el grupo para conseguir una disposición pacífica y cierta unanimidad. Por ello, terminamos invitándote a ver el siguiente vídeo breve y animado que describe las características del buen líder participativo.
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