¿Están relacionadas las catedrales y la masonería? La Edad Media es la época de las grandes catedrales, edificaciones que destacaban por encima de cualquier otro edificio de las ciudades. Eran el emblema de la cristiandad, en una época donde la devoción era un pilar de la sociedad. Una época donde las ciudades evolucionaban, donde la burguesía pisaba con fuerza. Y los masones fueron unos grandes ideólogos y constructores.
Hay quienes aseguran que los masones de la Edad Media sentarían las bases de la masonería posterior, la masonería moderna y más conocida por todo el mundo. Vamos a ver donde podría estar esa relación y si se tienen datos de ser o no cierta.
Las Catedrales y la Masonería
Hablar de las catedrales y la masonería y la relación entre ambas, implica llevar la mirada un poco más atrás. Las primeras iglesias cristianas, aquellas que bebían del modelo de basílica romano y las iglesias del primer periodo de la Edad Media eran iglesias más toscas.
Antes de las Catedrales
El románico era robusto, fuerte, muros gruesos y una altura cautelosa. Representaba la perdurabilidad de la Iglesia, donde la piedra era la protagonista. En aquel momento la luz era poca, la forma de construcción no permitía la apertura de grandes ventanales y por ello el espacio era sobrecogedor, el del Dios Justiciero, el del Juicio Final, El Pantocrator.
La sociedad de aquel momento era una sociedad feudal, de vasallaje, donde los reyes para poder proteger todo el territorio de las invasiones daban a los nobles parte de las tierras a cambio de esa protección. Fueron surgiendo los Feudos coronados por castillos o por monasterios. Los siervos eran los encargado de trabajar las tierras para el señor feudal a cambio de protección El feudalismo fue un sistema social, pero también económico y político.
La época de las grandes catedrales
Con la llegada de la Baja Edad Media (siglos XI al XV) y la introducción del gótico, la fábrica de las iglesias se fue levantando en altura, aparecen el arco apuntado, los contrafuertes y elementos estructurales que permitían que el peso de la estructura se gestionara mejor. El resultado fue catedrales muy altas y la apertura de las vidrieras góticas. La luz es un punto clave en el gótico, es la que crea interiormente el ambiente celestial en el mundo terrenal.
La piedra, las bóvedas de cañón y de crucería, los arcos de medio punto y apuntados, todos los elementos sustentantes y sustentados del interior de las catedrales dejaron atrás las techumbres de madera y regresaron a las de piedra como en época romana.
La unión entre las Catedrales y la Masonería
Ahora bien, ¿Dónde entra en juego aquí la masonería? Las catedrales empezaron a convertirse (y, hoy día lo son) en el símbolo de la Edad Media cuando hablamos de arte y arquitectura. Eran el centro de las urbes, era lo que destacaba por encima de todo lo demás. La catedral, y en concreto sus torres que se alzaban hacia el cielo, eran la unión entre lo terrenal y lo divino.
Para realizar aquellas estructuras impresionantes debían haber unos maestros tan impresionantes por detrás del proyecto. En la gran mayoría de las ocasiones había un maestro teórico (el arquitecto «maestro de obras» o quien ideaba el proyecto) y un maestro albañil (quién realizaba el proyecto). De los primeros nos han llegado algunos nombres, de los segundos lo habitual es no conocerlos. Pero son precisamente los segundos quienes nos interesan más, los canteros, que en francés se denominan: maçons (masones).
Los Maestros fueron ganando reputación a lo largo de la Edad Media y, durante el gótico, eran los que podía construir en la tierra la casa de Dios. Era él quien elaboraba la estructura del edificio, después se presentaba al promotor quien ponía la financiación necesaria para realizar el proyecto. Los promotores solían ser nobles, reyes o eclesiásticos. El Maestro contaba además, con operarios para realizar el proyecto. Los más destacados eran los artistas de la piedra, los masones.
Los masones de la Edad Media y la masonería
Los maçons, eran los que estaban en lo más alto del escalafón de los operarios, eran maestros de la piedra, los encargados en darle forma y poner cada una en el lugar que le corresponde. Eran auténticos escultores que tallaban la piedra en bloques o en figuras humanas, de animales o vegetales.
Por ejemplo, en la catedral de Santiago de Compostela, llegaron a trabajar en torno a cincuenta canteros bajo el mando del maestro Bernardo el Viejo. Fueron masones los que colocaban la primera piedra de la catedral, la de fundación que normalmente estaba en la cabecera y también eran ellos lo que colocaban la última piedra, la clave de bóveda. Con ellos arrancaban y culminaban las fábricas de las catedrales.
Sin embargo, hasta aquí debemos hablar de la relación de las catedrales y la masonería. La masonería como la entendemos a día de hoy surge en Londres en el siglo XVIII de la mano de la política. Los masones tomarían símbolos de la época medieval como propios. Sin embargo decir que los maçons son el origen de la masonería moderna sería igual decir mucho. No se conoce relación más allá del nombre de estos increíbles maestros de piedra, escultores y albañiles por cuyas manos pasaron las catedrales más impresionantes. Tampoco se conocen datos sobre la masonería anterior a su surgimiento en el siglo XVIII.7
Lo que si está claro es que los maçons fueron figuras admiradas en su momento, aunque todavía no se les considerara artistas como lo entendemos hoy día sino artesanos. Ellos fueron los que levantaron edificios tan emblemáticos como Notre Dame en París, La Catedral de Milán, La Catedral de Colonia, La Catedral de Burgos, la Catedral de Santiago de Compostela y un largo etcétera de edificios espectaculares que recorrieron Europa. Edificios que a día de hoy seguimos conociendo y seguimos dándoles una gran importancia. Por mucho que el arte gótico se denominara así por considerarlo un arte tosco y bárbaro, ya desde el romanticismo le hemos dado el valor que se merece.