Como creyente, es esencial que conozcas los factores que determinan la santidad de Dios. Su máxima divinidad proviene de las cualidades que rigen su existencia y una de ellas es su forma de Justicia. Aprenderás mediante la lectura de este artículo todo sobre la justicia de Dios y lo que la hace perfecta.
¿Qué es la justicia de Dios?
Dios tiene una forma de Justicia muy diferente a la del ser humano, esta es perfecta y sincera para todos los habitantes de la tierra. Esta cualidad del Señor es de naturaleza pura, impecable y legítima y se manifiesta para ejercer su voluntad sobre la tierra.
La justicia de Dios está motivada por el amor perfecto del Padre Celestial por su creación. Esta es la forma en la que el Señor guarda a los hermanos de la tierra en su gracia, cubriéndolos con la sangre de Cristo y lavándolos de todo pecado en arrepentimiento.
Vosotros, por ende, que sois hombres y mujeres del Señor, escapen de todo aquello, y persistan firmes en el camino de la justicia, la misericordia, la esperanza, le benevolencia, la insistencia y el amor (1 Timoteo 6:11).
Esta forma de amor que santifica a Dios se expresa a través de la misericordia y el perdón del Padre. La justicia de Dios está plasmada en la biblia como un ejemplo a seguir para ser santo en el espíritu de Dios.
Conoce qué es la santidad en el siguiente artículo, para que pongas en práctica cada una de las cualidades santas.
El hombre debe practicar la justicia según sea la voluntad del Señor y no por su propia mano ni su propia consciencia, pues solo los planes del Padre son realmente acertados cuando se trata de pronunciarse y manifestarse sobre el merecido del prójimo.
La misericordia es una cualidad que llena el espíritu y alimenta la santidad del alma. Por voluntad de Dios, el perdón tiene que ser directamente consultado con el Creador pues este proveerá tanto sabiduría, como la paz interna para practicar la justicia divina.
No se trata solamente de manifestarse con humildad y misericordia sino de profesar también el amor por estas dos formas del cristianismo. Es decir, en nombre del Señor, el perdón y la justicia deben salir del corazón y jamás de la obligación del deber cristiano.
Justicia distributiva de Dios
La justicia distributiva tiene relación con la forma en que se distribuyen los bienes y sanciones o condenas merecidas que se dan por la mano del Padre con respecto a los actos.
Es una forma que se asemeja más bien a un sistema de leyes y reglas que al ser rotas o acatadas tienen por recompensa algún valor positivo o negativo.
En un salmo la palabra de Dios lo expresa lo más claro posible:
Ya que el Dios Todopoderoso cree en lo justo, y ama a lo justo, y jamás deja solo a aquel que le sigue con lealtad.
El Creador os cuidará en su camino, cuando están libres de pecado e impiedad.
Sin embargo, para los malignos, sus descendencia terminará y serán cada vez menos hasta que no haya mal sobre la tierra (Salmos 37:28).
Una persona que profesa el bien de corazón y no hace seguimiento a las acciones del impío ni se descarrila de su camino, por ende, es recompensado con bendiciones, prosperidad, paz, éxitos y bienaventuranzas.
Por otro lado, el corrupto que no hace más que omitir el consejo de la palabra y sacrificar su espíritu bajo comportamientos desagradables a los ojos de Dios, solo estará sumergiéndose en la miseria mundana por sí mismo.
El bien se recompensa con benignidad y el mal es solventado con la negatividad, no por parte de Dios que es perfecto e incapaz de hacer maldad, sino del mundo que fue manchado por el propio humano desde el momento en que Eva incitó a Adán a cometer el pecado original.
Justicia por remuneración
El plan de Dios en el momento en que creó la tierra, el cielo y los mares, fue llenar de provecho al ser humano y que rebozase este de riquezas.
Luego de que se originó el pecado y se desató el mal alrededor de toda la tierra, Dios prometió al hombre un mundo beneficioso para este una vez que el paraíso llegara a ser.
La justicia remunerativa es aquella que el Señor prometió al hombre para el mundo, independientemente de cuáles sean sus obras a corto plazo, sino más bien dependiendo de cuáles hayan sido sus intenciones y actos en su vida para el momento de su desaparición física en relación con la llegada de Cristo.
Esto puede ser un poco más complejo de comprender y es bien sabido que uno de los mayores errores de las religiones que se desvían del camino del Señor es malinterpretar las formas de misericordia ya que, muchas personas creen que el bien no está prometido para todo ser humano.
Es común que las personas lo confundan ya que esta expresión de justicia es aquella promesa de que el hombre siempre puede ser salvo y santo. Dios nunca cierra puertas a nadie y está completamente abierto en su espíritu a recibir a todo niño, hombre o mujer que se arrodille ante sus pies.
Se considera una forma diferente de justicia para comprender mucho mejor cómo actúa Dios a la hora de percibir tus pecados y buenas obras.
La distributiva es una forma de recibir suplicios y pesadumbre o bienes y bendiciones según las obras del individuo, y la remunerativa es una promesa eterna de que el hombre como colectivo siempre va a tener una forma de recibir el espíritu de Dios. Esto es la justicia de Dios.
¿Qué es la justicia para la santidad?
Ejercer la justicia de Dios es esencial para lograr ser salvo y santo. No hay santo verdadero que no sea capaz de perdonar a su peor enemigo si pone su voluntad en el espíritu de Dios, este debe residir en su corazón.
El santo se compromete a crear un entorno de paz en un mundo que busca evangelizar a cada hombre y mujer sobre la tierra. Sin el perdón y la misericordia, el propósito de Dios no se daría por completo.
Por otro lado, aprender a amar el perdón y la misericordia, está directamente relacionado con seguir la voluntad del Señor tal cual es de su agrado.
Esto se debe a que, cuando el hombre cumple con los propósitos divinos, por más que su alma manchada lo atraiga hacia la amargura y la renuencia, está luchando en liberar su espíritu de ataduras que lo condenan a un camino pecaminoso.
En las congregaciones, es necesario que se enseñe como aceptar en el corazón el espíritu de la misericordia de forma honesta. No es lo mismo perdonar por moral que por amor al prójimo.
¿Cómo se debe practicar la misericordia?
Misericordia es toda aquella manifestación que se ejerce para dejar atrás el orgullo, el dolor o el resentimiento y seguir adelante con las formas benévolas para aceptar a alguien. Dios tiene la forma de misericordia más pura y no solo la ejerce sino que también la enseña a través de la palabra.
Para poseer un espíritu de misericordia pleno quizá tengas que practicar una liberación espiritual. Conoce todo aquí.
Tiene que ser completamente honesta, promulgada con el corazón y con la vista puesta en Dios. Jesucristo por algo era Redentor, ya que lavaba a las personas de sus pecados hasta sus últimos días de vida, por obra de Dios para cumplir con el propósito divino de ejercer justicia en toda la tierra.
Hay que practicar la unión sobre todo, los cristianos deben determinarse a estrechar lazos con sus hermanos creyentes y construir un amor incondicional uno con el otro que les permita establecer el reino de Dios en la tierra así como Éste lo tiene planeado.
Es determinante que conozcas la diferencia entre la justicia de Dios y la justicia errada que ha practicado la cruel humanidad desde los tiempos de Adán.
Nunca se debe justificar ni excusar la violencia o agresión como castigo para una persona por manos propias pues la biblia dice que el que tiene a Dios en su corazón, encontrará un refugio con sus recompensas en manos de Este.
La justicia de Dios también tiene que ver mucho que ver con la paciencia. Ser realmente comprensivos y perceptivos de corazón es parte de ser justos en nombre del Espíritu Santo.
Dios, a través de su palabra, te dice que jamás pierdas la empatía, la compasión, y la paciencia por el prójimo. Estallar en cólera, aunque sea parte del ser humano imperfecto, no es digno de santidad.
Cuando una persona practica la misericordia de Dios, tiene que ser consciente de que debe perdonar a fondo. Es decir, no tiene que quedar absolutamente ningún vestigio de rencor o remordimiento.
Por ejemplo, en relación a los acontecimientos que tienen lugar en el mundo, cuando una persona paga una condena de cárcel completa, queda absuelta de los márgenes de su delito, por lo que pasa a ser una vez más un individuo de la sociedad a quien se debe tratar con respeto en su entorno.
Lo mismo sucede con una persona que se ha arrepentido de sus actos pecaminosos en frente de Dios. Cualquier intento de denigrar a las personas en base a sus acciones previas a la redención es algo indigno de la santidad.
También es relevante saber que el castigo nunca debe ser impuesto por el hombre, siempre por Dios y únicamente por Él. Cuando las personas juegan a ser jueces y verdugos, difieren con el propósito divino que es de entregar salvación y sanación al sembrar violencia y penitencias indignas.
Consecuencias de la desobediencia
La justicia de Dios también cobra con el resultado que atraen las obras malignas del hombre. Por ejemplo, a gran escala, en la biblia existen numerosos relatos que han determinado la forma en la que se manifiesta el espíritu del Todopoderoso para hacer frente a la vanidad de la humanidad.
Por ejemplo, cuando Dios mandó a Egipto las plagas que acabarían con la prosperidad de la nación, se manifestó la justicia en contra de las prácticas mundanas, vanas y paganas que profesaba toda la población egipcia.
En cambio, para la misma instancia, aquellos que fueron buenos, benévolos y obedientes, se libraron de pagar una condena pues Dios siempre es justo y jamás perjudica al inocente.
Dios juzga y toma decisiones en relación a su juicio. Sin embargo, la justicia del Señor también puede volverse un tema hereditario ya que, por ejemplo, la expulsión del paraíso de Edén en la tierra en el suceso del pecado original cometido por Adán y Eva, la humanidad se vio perjudicada por completo.
Todo el linaje del hombre y la mujer original fue manchado con la semilla de la manzana del Edén debido a los actos que llevaron a Eva a traicionar y desobedecer a Dios.
Esto se debe a que, bien el hijo debe aprender de los errores de su padre. Por ello, en numerosas secciones de la biblia existen relatos en los que destacan las consecuencias que ha sufrido toda una familia debido a su unión sagrada de sangre con su padre.
Divinidad de la justicia
Comúnmente la fe del cristiano tirita porque este no cree por completo en las intenciones y planificaciones del Señor. Muchas veces, puede que no conozcas el por qué Dios hace las cosas que hace y obra de lo forma que obra en su vida.
Es esencial que reconozcas que aunque pueda parecer contradictorio a tu perspectiva o incluso errado, Dios siempre tiene una razón para todo.
Como lo denota su justicia remunerativa, Él tiene riquezas apartadas solamente para ti en tu salvación y tu redención.
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No sería lo mejor cuestionar la forma en que Dios maneja los sucesos de tu vida puesto que a veces se puede tratar incluso de las consecuencias naturales de tus propias obras. El tiempo y los actos de Dios son perfectos y no es correcto discrepar con esto si tienes una fe plena en su gracia.
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