En el presente artículo explicaremos de manera detallada el significado, importancia y característica de nuestro importante llamado como cristianos: La gran comisión.
La gran comisión
La gran comisión es la orden que el Señor Jesús nos deja en su Palabra al enviarnos a hacer discípulos; es un mandamiento que va de la mano con la fe que profesamos. Todo creyente, nacido de nuevo, tiene la responsabilidad de llevar el mensaje de salvación a las almas que aún no conocen del sacrificio de la cruz.
Mateo 28: 18-20
18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Mateo capítulo 28, versículos 18-20, presenta de manera clara este deber que el Señor deja a sus seguidores. Es un un pasaje clave que nos deja las Escrituras, pues nos revela nuestro propósito y tarea, hacer discípulos para Jesús, haciendo exactamente lo que nuestro Señor hizo.
El hacer discípulos representa el conocer al otro y ver un él un seguidor de Cristo e instruirlo en la Palabra para que el mismo comience a crecer en su caminar cristiano y a su vez atraer más almas para Cristo.
Ejemplo de Jesús
Nuestro Señor Jesús es el mayor ejemplo que tenemos en la tarea de hacer discípulos. El Salvador del mundo dedicó su ministerio a predicar la Palabra, sanar, enfermos, echar fuera demonios, perdonar pecados, preparar a los doce.
Una de sus claves en la tarea de hacer discípulos fue su cercanía con las personas. Cristo se apegaba a ellas, y de esa manera obraba en sus vidas de tal forma que las iba trasformando a lo que Él, como maestro y Señor deseaba hacer en cada corazón. Apegarse es una palabra que describe el discipulado, mediante el contacto personal con las personas. Cristo nos enseña que no sólo predicamos con la Palabra, sino también con nuestras acciones y conducta. Tal y como no los enseña enseña en el libro de 2 a Corintios, capítulo 3, versículo 2:
«Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres.»
El predicar y hacer discípulos no sólo permite compartir el mensaje de Salvación, sino también mostrar a Jesús a través de nuestro propio caminar. Es una tarea maravillosa que amplía nuestro trabajo. Debemos esforzarnos por traer almas a Cristo y formarlos, capacitarlos, para que una vez preparados, ellos preparen a otros y así dar a conocer el evangelio de Jesús a todos los lugares del mundo.
Tal y como lo hacía el Señor, cuando las personas le veían y oían comenzaban a absorber su carácter y conducta. Así le seguían y servían más entrañablemente. El Maestro se apegaba a creyentes dispuestos.
Otra forma clave que tenía el Señor para hacer discípulos es que Él vislumbraba algo más allá de sí mismo, y de su tiempo en la tierra. Observaba la extensión de su vida y de su ministerio. Sabía Jesús que el hacer discípulos contribuía a la expansión del evangelio por todas las naciones.
Una vez que iniciamos el trabajo del discipulado no debemos descansar hasta que la persona sea formada en los principios bíblicos que le permitirán sentar bases sólidas en su caminar con el Maestro. Esa debe ser la meta, formar creyentes comprometidos con el evangelio, con lo que el Señor nos demanda en su Palabra. Un hombres y mujeres con un fundamentos fuerte, no será movido por cualquier viento de doctrina.
Como complemento de este maravilloso tema te invito a observar el siguiente contenido audiovisual.
El llamado
Cuando decidimos caminar con Cristo, asumimos así el llamado único para todos. Muchos aparte de hacer discípulos tienen un llamado específico al ministerio. Como lo deja ver la Palabra en el libro de Efesios, capítulo 4, versículo 11:
«Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros.»
Todos y cada uno de ellos para edificación de la iglesia. Sin embargo, independientemente del ministerio que ejercen, todos, tenemos la responsabilidad de hacer discípulos, es el llamado principal que todo creyente recibe al comenzar a caminar con Jesús. Capacitar, formar hombres y mujeres que con amor prediquen y defiendan las sanas enseñanzas que nos dejó el Maestro. Si deseas conocer acerca este importante tema te invito a seguir el enlace La sana doctrina
La gran comisión es una gran responsabilidad que tenemos como creyentes. Es nuestro propósito primordial en el caminar con Cristo, discipular a otros, escoger a creyentes que estén dispuestos a seguirle y a entregar todo por Él
La promesa
Este maravilloso llamado encierra una promesa hermosa para nuestras vidas. El Señor no sólo nos envía, sino que promete estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, promesa que podemos encontrar en el libro de Mateo, capítulo 28, versículo 20.
No debemos temer a hacer la tarea. Con toda confianza en el Padre debemos cumplir con lo que el Señor nos demanda en la gran comisión.
No es una tarea sencilla, no siempre podremos encontrar a quién esté dispuesto a renunciar a muchas cosas por seguirle a Él. Sin embargo, el gozo que nos deja cumplir con el Señor y saber que Él está con nosotros en tan hermosa labor nos impulsa cada día a querer conseguir más seguidores para Cristo.
El Señor está todos los días con nosotros hasta el fin del mundo, es decir, no hay día que su compañía no nos aliente. Debemos cobrar fuerzas y motivarnos a llevar a Cristo Jesús a las naciones. Comenzando desde los más cercanos, inspirando con nuestro testimonio el desear ser discípulos de nuestro amado Señor y Salvador.
Recomendaciones
Al realizar el trabajo de discipular a otros debemos tomar en cuenta una serie de recomendaciones, a mencionar entre ellas a la hora de hacer el trabajo.
Hombres y mujeres dispuestos para la gran comisión
La actitud para aprender es sumamente importante. El discípulo debe estar en apertura plena para que el Maestro le forme y le lleve a la estatura de conocimiento que Él desea. No se puede formar a medias tintas, tanto el discípulo como el discipulador deben estar en apertura a recibir, a querer, a desear aprender más y más para obtener un crecimiento espiritual con bases y fundamentos sólidos.
Camine con su discípulo, sea ejemplo, permítale conocerle, estudie, enseñe, predique, descanse y que el discípulo pueda ver a Cristo en usted
Forme en libertad
Siempre forme a sus creyentes liberándolos para que una vez formados, ellos están en la capacidad de discipular a otros y extender el trabajo de la gran comisión.
La clave de Jesús: El éxito de la gran comisión
Al discipular recuerde la clave que uso el Señor, cercanía y expansión, no las pases por alto. Allí la llave para abrir las puertas que te llevarán a formar seguidores de Cristo.
La responsabilidad que tenemos como creyentes de hacer discípulos no es tarea sencilla. Sin embargo, el saber que estamos sembrando para el reino es de gran bendición para nuestras vidas. Seamos siervos fieles, los cuales cuando nuestro Señor venga nos encuentre haciendo el trabajo encomendado en obediencia. La obediencia siempre trae bendición a nuestras vidas.
Finalmente, deseamos dejarte los siguientes enlaces para que prepares tu mensaje al momento de predicar. Textos bíblicos para predicar en la calle, Bosquejos de predicas cristianas para mujeres y ¿Qué es el denuedo?. Estos tres artículos te permitirá llevar un mensaje claro en la Gran Comisión.
Debemos trabajar con fe apegándonos a la Palabra y creyendo que la obra en los corazones no es tarea nuestra, sino responsabilidad absoluta del Espíritu Santo, nosotros soltamos la semilla y el Señor se encarga de regarla y hacerle florecer. Deseamos nos comente tus experiencia al predicar el evangelio.