Un análisis de La Balsa de la Medusa y su contexto

El reconocido pintor y litógrafo romántico Théodore Géricault realizó en la década de 1818 una impactante obra titulada “La balsa de la medusa” en la cual ilustra el naufragio que sufrió el buque conocido como La Fragata, perteneciente a la marina francesa Méduse.

LA BALSA DE LA MEDUSA

La Balsa de la Medusa

A lo largo de la historia del arte universal han sido muchas las obras que han podido impactar de manera positiva entre el público. Infinidades de artistas plásticos han colocado todo su esfuerzo por regalar verdaderas joyas pictóricas. En el artículo de hoy estaremos aprendiendo un poco más acerca de la famosa obra La Balsa de la medusa, una pintura elaborada por el francés Théodore Géricault.

Géricault tuvo la oportunidad de realizar esta emblemática pintura alrededor del año 1818 y desde entonces se convirtió en una de sus creaciones más famosas y admiradas de la historia. La Balsa de la Medusa es por hoy una de las pinturas de mayor reconocimiento y prestigio. Se dice que el francés la terminó antes de cumplir sus treinta años de edad y muchos la describen como un ícono del Romanticismo en Francia.

Son muchas las características que hacen especial la pintura “La balsa de la medusa”. Una de sus principales particularidades tiene que ver con su gran tamaño. De acuerdo a cálculos de los expertos, esta pintura mide aproximadamente 491 centímetros x 716 centímetros y en ella se hace una ilustración perfecta del naufragio que sufrió el buque conocido como La Fragata, perteneciente a la marina francesa Méduse.

Como muchos recordarán, este buque naufragó frente a la costa de Mauritania un 2 de julio de 1816 y representó para ese entonces uno de los episodios históricos más trágicos y lamentables. El accidente provocó que más de 140 personas se vieran obligadas a quedar en la deriva en una balsa que fabricaron de forma improvisada y rápida. La mayoría de estas personas terminaron muriendo a la espera de ser rescatadas. Solo quince de los navegantes pudieron sobrevivir.

El naufragio de la fragata es uno de los hechos más recordados de la historia francesa. Se dice que las personas que iban a bordo de este buque estuvieron alrededor de 13 días esperando por el rescate, enfrentando diferentes escenarios de hambre, falta de hidratación, incluso luchando contra el canibalismo desatado por la ausencia de comida y la desesperación de las personas.

Este accidente se convirtió en uno de los más nombrados de la historia, incluso llegó a ser todo un escándalo en muchos países del mundo. Se cree que el naufragio de la fragata ocurrió por responsabilidad del capitán francés, quién al parecer habría provocado el incidente, siguiendo las órdenes de la reciente y restaurada monarquía francesa liderada por Luis XVIII.

LA BALSA DE LA MEDUSA

El reconocido pintor de origen francés Théodore Géricault decidió tomar este contexto trágico para desarrollar su primera obra de prestigio. La balsa de la medusa terminó convirtiéndose en una gran pintura de renombre en el mundo, en parte, por el impacto que había tenido aquel naufragio de la fragata. El pintor aprovechó lo sonado del caso para realizar una pintura que causara interés en el público y al mismo tiempo impulsara su carrera artística.

La verdad es que Géricault se interesó en gran manera en este acontecimiento trágico, tanto así, que antes de empezar a realizar la obra, se tomó mucho tiempo para emprender una profunda investigación sobre lo que había sucedido con aquella embarcación que terminó en tragedia. El artista desarrolló varios bocetos preparativos antes de realizar la creación definitiva.

Con el objetivo de fabricar un modelo detallado a escala de la balsa, el artista francés tuvo que reunirse con muchas de las personas involucradas en el accidente marino, entre ellos dos de las quince personas que lograron sobrevivir al naufragio. El pintor sostuvo encuentros con Alexandre Correard, un ingeniero de las Arts et Métiers, además con Jean-Baptiste Savigny, un médico cirujano.

Mientras avanzaban los días, el interés de Théodore Géricault por investigar lo que había sucedido era aún mayor. Tanto se enfocó en la investigación que llegó a visitar los depósitos de cadáveres y centros hospitalarios donde pudiera constatar por sus propios ojos el color y la textura de la carne de las víctimas del accidente.

Antes de lanzar al público su famosa obra “La balsa de la medusa”, el pintor francés había alertado sobre lo polémico que pudiera ser una pintura de estas características. Tal y como se había profetizado, la creación del francés resultó siento altamente polémica en su primera exhibición, en el Salón de París de 1819. Si bien recibió muy buenas críticas, también tuvo que enfrentarse a muchos comentarios negativos.

La polémica de la pintura “La balsa de la medusa” acabó consolidando al artista francés como uno de los pintores más conocidos a nivel internacional. Aquella primera exhibición llevó a Géricault a consolidar su reputación global, y la pintura es, aún hoy, ampliamente considerado una obra seminal en la historia temprana del Romanticismo en la pintura francesa.

Si bien es cierto que esta emblemática obra refleja muchos aspectos del género de la pintura histórica, no sólo en cuanto a su tema central sino a la forma en la que está representada, la obra tiene una ruptura con respecto a la calma y orden de la escuela neoclasicista entonces predominante. Lo que jamás se puede poner en duda es el gran impacto que causó la obra “La balsa de la medusa” desde el primer instante de su exhibición.

Tanto la primera como la segunda exhibición de la pintura logró despertando el interés en muchos espectadores, quienes la consideraron como una pintura de altura. La obra fue adquirida por el Museo Nacional de Francia “Louvre”, poco tiempo después del fallecimiento inesperado del pintor Géricault, quien falleció a los 32 años de edad.

Hoy por hoy la pintura continúa teniendo mucha influencia dentro del arte mundial y así se puede apreciar en las obras de artistas como Eugène Delacroix, J. M. W. Turner, Gustave Courbet y Édouard Manet.

El lienzo conocido bajo el nombre de “La balsa de la medusa” se realizó en la década de 1818, sin embargo la primera vez que se presentó al público fue un año más tarde, es decir en 1819, cuando se exhibió en el Salón de París. Sin duda alguna que se trata de una obra monumental e histórica, la cual se puede apreciar en la actualidad en la Sala Mollien, ala Denon, del Museo del Louvre en la ciudad de París.

Si deseas aprender un poco más acerca de esta brillante obra, su historia, contexto y análisis, te invitamos a seguir atento a nuestro artículo de hoy.

Contexto

Tal y como hemos venido comentando a lo largo de este interesante artículo, la pintura La Balsa de la Medusa se encuentra inspirada en el accidente marino ocurrido en la década de 1816 tras el naufragio de un buque. Para comprender un poco más acerca de este incidente, es importante analizar el contexto de cómo sucedieron las acontecimientos.

LA BALSA DE LA MEDUSA

En el mes de julio de ese mismo año, el buque involucrado en el accidente comenzó su recorrido por las aguas, teniendo como punto de partida la localidad de Rochefort y tenía previsto llegar al puerto senegalés de Saint-Louis. El buque dirigía un convoy integrado por otras tres embarcaciones: el buque bodega Loire, el bergantín Argus y la corbeta Écho.

El encargado de liderar la embarcación fue Hugues Duroy de Chaumereys, quién fue designado como el capitán del buque a pesar de no contar con mucha experiencia en el tema, ya que había navegado pocas veces en 20 años. Ahora bien ¿Cuál era la finalidad de este buque? La fragata tenía la finalidad de aceptar la devolución británica de la entonces colonia de Senegal bajo los términos de franceses de la Paz de París.

A bordo de esta embarcación iban importantes personalidades, entre ellas, el gobernador francés elegido para Senegal, Julien-Désiré Schmaltz, además de su mujer. El buque comenzó su recorrido de manera exitosa, sin embargo en un intento por llegar lo más rápido a su punto de destino, la Méduse se adelantó a las otras naves y debido a su velocidad, fue al garete y se desvió de su curso 100 kilómetros (62 mi).

El día 2 de julio de 1816 el buque se detuvo accidentalmente en un banco de arena en la bahía de Arguin, en la costa de África Occidental, cerca de la actual Mauritania. El incidente ocurrió principalmente a la poca experiencia y a la falta de habilidad con la que contaba el capitán de la embarcación, De Chaumereys, quién había sido designado en ese cargo, no por sus conocimientos en el manejo de embarcaciones, sino más bien por favoritismo político.

Por varios días intentaron liberar el barco desde donde había quedado atrapado, sin embargo los esfuerzos no fueron positivos. Al ver que no podía liberar el buque, los aterrorizados pasajeros y la tripulación intentaron salvar los 60 kilómetros que los separaban de la costa africana en los seis botes de la fragata.

Si bien es cierto que la Medusa llevaba 400 personas, incluida una tripulación de 160 marineros, en esos botes solo existía capacidad para menos de 250 personas. El resto de la dotación del buque (al menos 146 hombres y una mujer), se apiñaron en una balsa de 20 metros de largo por 7 de ancho, fabricada de manera improvisada y rápida, la cual se sumergió parcialmente al recibir la carga.

La historia indica que un aproximado de 17 personas se arriesgaron a quedarse a bordo de la Medusa. El capitán y la tripulación a bordo de los otros botes trataron de arrastrar la balsa, pero después de sólo unos pocos kilómetros las amarras de la balsa se soltaron por sí solas o alguien las soltó. El capitán dejó a los pasajeros de la balsa entregados a su suerte.

La situación comenzó a agravarse de forma acelerada: en la primera noche unas 20 personas se quitaron la vida, aunque también se dijo que pudieron ser asesinados, ya que para el sustento de la tripulación de la balsa solo se les entregó una bolsa de galletas del buque (consumida en el primer día), dos contenedores de agua (perdidos por la borda durante las peleas) y unos barriles de vino.

“Según el crítico Jonathan Miles, la balsa arrastró a los supervivientes hacia las fronteras de la experiencia humana. Desquiciados, sedientos y hambrientos, asesinaron a los amotinados, comieron de sus compañeros muertos y mataron a los más débiles.»

Luego de haber transcurrido aproximadamente unos 13 días desde el accidente, la balsa fue finalmente auxiliada por la nave Argus. El rescate ocurrió el 17 de julio de 1816 y fue de manera fortuita debido a que hasta ese momento nadie había planificado un a búsqueda de la balsa, ni siquiera las fuerzas francesas. Lamentablemente el rescate llegó muy tarde, cuando la mayoría de las personas ya habían muerto.

Al momento del rescate solo se mantenían con vida un total de 15 hombres, mientras que el resto de las personas que iban a bordo de la balsa ya habían perdido la vida. Pudieron ser asesinados o en su defecto arrojados por la borda por sus propios compañeros de aventura. También se llegó a decir que pudieron morir por inanición o se habrían lanzado al mar por decisión propia y en medio de tanta desesperación.

El naufragio de la fragata se convirtió en un gran escándalo internacional, incluso llegó a ser considerado como una enorme vergüenza pública para la monarquía francesa, recientemente restaurada en el poder después de la derrota definitiva de Napoleón.

La historia del barco francés “Medusa” podría describirse como uno de los acontecimientos más espeluznantes de todos los tiempos. Esta embarcación naufragó frente a las costas africanas y un reducido número de las personas que iban a bordo del buque pudieron sobrevivir gracias a una balsa.

En medio del mar, un barco de la marina francesa logró avistar a los náufragos pero no los recogió. Los supervivientes tuvieron que soportar duros momentos, entre ellos la falta de comida, la sed, la insolación y las enfermedades. La mayoría de las personas murieron en medio de la desidia, mientras que aquellos que pudieron sobrevivir, lo hicieron comiendo los restos de sus compañeros fallecidos.

Por suerte, un carguero los encontró y devolvió a Francia. En algún momento los hechos de este accidente fueron censurados por parte de las autoridades gubernamentales, lo que impidió a los medios de comunicación difundir los acontecimientos. El pintor Théodore Géricault asumió el riesgo y decidió crear un cuadro centrado en este tema, con la finalidad de dar a conocer el hecho.

Durante dos años el cuadro del francés fue prohibido y se impidió su exhibición, sin embargo, tiempo más tarde lo pudo exhibir en el Salón Oficial y provocó un tremendo escándalo social en su momento.

Análisis del cuadro

El cuadro “La balsa de la medusa” es una pintura que no registra simetría. Se podría decir en todo caso que nos muestra un desorden intencionado alineado con el tema representado. Varias líneas directrices (una de ellas la principal), dos planos (primero la balsa y de fondo el paisaje), en definitiva, una estructura piramidal sobre una base inestable (el mar).

En esta emblemática pintura del francés Théodore Géricault se puede apreciar de manera detallada el instante en el que varias personas ven sus vidas amenazadas después de haber naufragado a bordo de la fragata. La pintura también refleja el intento desesperado de los náufragos por llamar la atención de una vela en el horizonte, la fragata que no los recogerá.

En el cuadro también se puede observar un considerable número de cadáveres en la parte inferior de la balsa, así como a dos personas que los están sujetando. Una realidad muy distinta se aprecia en la parte superior de la pintura, donde podemos observar a los sobrevivientes del naufragio. Este grupo de sobrevivientes están desesperadamente realizando movimientos con sus brazos para tratar de que alguien los pueda observar e ir por su rescate.

La pintura nos deja ver como si en la barca, de manera repentina, hubiera nacido una palpitación de vida y esperanza. En este espectacular cuadro se pueden apreciar muchos elementos que conjugan con la pintura central, por ejemplo el color del cielo, el cual está en su totalidad nublado, así como las aguas del mar que están revueltas y agitadas. El viento sopla hacia la izquierda, la única luz que ilumina la pintura proviene del extremo superior izquierdo del cuadro.

En esta famosa pintura se pueden observar entre 17 y 21 tripulantes, entre los que hay fallecidos, desnudos y desperdigados sobre la pequeña balsa desecha por el oleaje. El creador de este cuadro utilizó el óleo sobre lienzo como técnica central, además de un tamaño bastante amplio, específicamente casi cinco metros de altura y más de siete metros de anchura. Es importante señalar que estos grandes tamaños son típicos en las obras de carácter histórico.

La técnica de pincelado también resulta bastante interesante en La Balsa de la Medusa. Se podría decir que el francés empleó una técnica caracterizada principalmente por ser suelta y tener unos contornos imprecisos. Corresponde a una textura lisa de acuerdo a lo que dicen los expertos en el tema. También existe una importancia del color sobre el dibujo.

Las figuras que aparecen en la pintura están elaboradas a partir de manchas de color, en general, sin embargo en algunas figuras tienen algunas partes en las que usa una línea más definida. El autor alcanza sacarle volumen a la obra gracias a las sombras que coloca en cada uno de los personajes. La luz es de tipo natural, tomando en cuenta que los personajes están en el mar, y por consiguiente es ambiental.

Los colores que se utilizan en esta pintura también resultan muy específicos, al punto de ser reducida la gama de colores. El autor del cuadro “La balsa de la medusa”, emplea una gama desde beige al negro pasando por los tonos pardos claros y oscuros. El color que más sobresale en esta pintura es el beis oscuro y tenue.

La finalidad del pintor francés Théodore Géricault con esta obra es proclamar su rechazo a la pintura histórica, retratando por primera vez un hecho de actualidad. Así mismo elige el tema del naufragio para expresar la angustia del destino. Para su realización, el artista tuvo que entrevistarse con varias personas involucradas en el incidente, entre ellas dos sobrevivientes, que posaron para el cuadro.

A través de la obra “La balsa de la medusa”, Géricault se convirtió en el principal personaje en ser precursor de la corriente del Romanticismo, tanto así que fue considerado como la figura central del Romanticismo en Francia. La obra además tiene caracteres reivindicativos debido a que su creador está al tanto, así como la mayoría de la sociedad de la época, que el naufragio se produjo por errores humanos. Es un cuadro-denuncia .

El pintor Théodore Géricault decide seleccionar este tema con un objetivo clave y es el de dar a conocer con mayor profundidad todo lo que sucedió alrededor de este polémico naufragio que sacudió a la Francia de la época. El estilo de esta pintura es Romanticismo francés, un movimiento literario y artístico que comenzó a tener vigencia a finales del siglo XVIII y que se extendió prácticamente por todo el continente europeo.

Perspectiva: No hay punto de fuga, ya que las otras dos bordas de la balsa están ocultas por los personajes que se encuentran en ella. El encuadre es frontal.

Tipo de espacio: espacio «teatral», compuesto (los personajes están dispuestos formando una curva que se dirige a la esquina superior derecha del lienzo).

Colores: La paleta es muy reducida, va del beige al negro pasando por los tonos pardos claros y oscuros. Consigue, de este modo, una atmósfera de tonos cálidos con colores armonizados que produce una impresión dramática de angustia y desamparo. El color dominante es el beige oscuro y apagado. Sin embargo, existe un elemento que se destaca del resto por su color: se trata de la estola rojiza que lleva el anciano que sujeta un cadáver con la mano, en la parte izquierda inferior del cuadro.

Pincelada: El romanticismo se caracteriza por una pincelada suelta y unos contornos imprecisos, como es el caso de este lienzo.

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