Santa Filomena: Historia, Oraciones y Novena

La sorprendente historia de Santa Filomena, se conoce por revelaciones que tuvieron tres personas desconocidas entre ellas, en tres lugares diferentes, fue una joven mártir de la iglesia primitiva. Es patrona del Rosario Viviente, la fertilidad y mujeres embarazadas, te invito a seguir leyendo y conocer su Historia, Oraciones y Novena.

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Historia de Santa Filomena

De esta joven se tuvo conocimiento a partir del descubrimiento de su tumba 24 de mayo del año 1802, en la ciudad de Roma. Al descubrir la tumba cerrada, encontraron los restos de una joven desconocida que había sido sacrificada, según los símbolos encontrados en la tumba, indicaban los diferentes sacrificios que le aplicaron. Fue hasta el año de 1863, que se supo quién era la joven mártir.

Esto se logró por tres revelaciones privadas, obtenidas luego de orar con fervor por muchos cristianos para saber quién era y porque su sacrificio. Estas revelaciones lograron obtener la Licencia de la Santa Sede por considerar que no son contrarias a la fe, asimismo, permitió que las mismas fuesen divulgadas el 21 de diciembre de 1883.

Las personas a quienes se les reveló la identidad de la joven Santa Filomena, vivieron entre los siglos XVIII y XIX, estos fueron un joven artesano de Nápoles de vida integra y buenas costumbres, un sacerdote docto en oratorias eclesiásticas y una piadosa religiosa de Nápoles, la Reverenda Madre María Luisa de Jesús, consagrada en alma y santidad a la obra de Dios.

Descubrimiento de la tumba de Santa Filomena

La historia de Santa Filomena es sorprendente, el interés por esta joven mártir, de entre doce o treces años se originan desde el momento que 1802, se encuentra su tumba durante los trabajos de excavaciones en Roma y las posteriores revelaciones de la historias de Santa Filomena que le hizo a tres personas diferentes, que no se conocían y que vivían en Italia en el siglo XIX.

Estas revelaciones coincidían en los aspectos que la Santa les había revelado, aunque de las tres revelaciones, las declaraciones ofrecidas por la Reverenda Madre María Luisa de Jesús, 1799-1875 fueron las minuciosas en cuanto a la historia de la santa, a través de la misma se llegó a conocer su origen, la causa que originó su sacrificio a tan joven edad. A Santa Filomena le dicen cotidianamente la hechicera del siglo XIX.

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Durante la realización de las excavaciones en 1802 de las catatumbas de la vía Salaria de Roma, un antiguo cementerio romano. Los trabajadores que hallaron la tumba de Santa Filomena, descubrieron que la misma contenía varios elementos que la identificaban como un mártir cristiano, de los tiempos en que los primeros cristianos fueron perseguidos por creer en las enseñanzas de Jesucristo.

La tumba cuando la descubrieron en mayo de 1802 tenía unos elementos que indicaron que se trataba de un mártir cristiano. Lo interpretado por el Padre Jesuita, Mariano Portenio, fueron unos símbolos que hicieron alusión a la virginidad y asesinato por martirio. En la lápida de la tumba estaba inscrita la frase “(fi)lumena, pax tecum fi(at)” que al traducir dice “filomena la paz sea contigo: así sea”, frase que solía colocar en las sepulturas de los mártires.

Además de este epígrafe, en la lápida estaban también los símbolos propios de una muerte por medio del sacrificio, ellos son: un áncora que indica que había sido lanzada a aguas profundas, unas saetas o flechas y el dibujo de una palma a mitad de la lápida, que quiere señalar el triunfo cristiano sobre la maldad.

Los anteriores símbolos estaba dibujado un látigo, con esferas de plomo, empleado para provocar el martirio y la muerte de los cristianos aprehendidos, asimismo un par de flechas con direcciones de arriba hacia abajo, que recuerdan las que el Arcángel San Gabriel, devolvió en el Monte Gargano. Junto con lo anterior hallaron la imagen de un lirio, simbolismo que indica que fue una joven casta que triunfo sobre los deseos de la carne y de su pureza ante el mundo.

Así mismo, los símbolos antes identificados en la lápida, en la sepultura de la Santa también fueron encontrados objetos como un vaso de vidrio que estaba roto a la mitad, y aún limpio, bañado con restos de sangre. Que según indicaban que ese cuerpo era de una santa mártir, por ser una tradición de los cristianos de los primeros siglos, recoger la sangre de los cristianos martirizados. Esto en memoria a la sangre derramada por nuestro señor Jesucristo en la cruz.

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Un hecho llamativo relacionado con el vaso de vidrio impregnado con la sangre de Santa Filomena, es que cuando tratan de desprender del vaso, para depositar en otro envase de cristal, mantiene su color oscuro, pero esto cambiaba, cuando de nuevo se le acercaba a la urna cambiaban a partículas globulares, que milagrosamente reflejaban diferentes colores del arco iris, sobre todo el dorado, el rojo rubí, plateado y el cristalino como el diamante más puro.

Su osamenta fue colocada cuidadosamente en una pequeña caja de madera sellada con cera, y llevadas a Roma con la intención que fuesen preservadas en Custodia General, hasta que el Papa decidiera cuando dar el permiso para que sean venerado por los fieles.

Sus restos fueron llevados, primero hasta Nápoles, con la protección del cura Francisco de Lucía, a una librería, permaneciendo en la misma hasta que los mismos fueron trasladados a la iglesia de la parroquia del sacerdote, en Mugnano, área metropolitana de Nápoles en septiembre de 1805. Al examinar los restos de Santa Filomena, en los huesos de sus costillas se observó heridas, la cabeza tenía una fisura craneal y conservaba todavía gran partes de tus dientes.

Las reliquias de Santa Filomena

Entre los años de 1802 hasta 1805, los restos de la joven mártir Filomena permanecieron en Custodia General, luego fueron trasladados a Mugnano, una ciudad que queda en la Diócesis de Nápoles. A continuación se narra los detalles de su traslado por lo importante de sus detalles.

El padre Francesco di Lucía, párroco de la pequeña ciudad de Mugnano quería aumentar la fe de los parroquianos que para ese momento estaban muy reacio. Por eso, cuando recibió la invitación de ir a Roma como acompañante del Padre Cesáreo, para ser consagrado a Obispo, la acepto con mucho gusto. Él fue junto a su sacerdote amigo a Roma, con la intención de solicitar en Roma, las reliquias de virgen mártir conocida que le ayuda aumentar la fe de los parroquianos.

Una vez que llegó a la Santa Sede en Roma pidió audiencia para reunirse con el Guardián de la Custodia General, Monseñor Ponzetti, quien pronto lo recibió y escuchó con atención la preocupación del padre Francesco. Una vez que supo de la preocupación del devoto y humilde sacerdote, de buscar aumentar la fe de sus parroquianos, le hizo saber que había trece reliquias en custodia, de entre las cuales podía escoger.

El Monseñor Ponzetti, le invitó a ir hasta el sitio donde se encontraban en custodia las trece reliquias. El padre Don Francesco, estaba lleno de gozo e investigó entre las reliquias, constatando que solo tres eran conocidos: uno era de un niño, la segunda de una niña y la tercera de un adulto. Cuando el sacerdote, se paró frente a los resto de Filomena, él sintió de súbito mucha alegría como si la pequeña le dijera que la llevara y consideró que era la intermediaria que buscaba.

Le hizo saber al Obispo Guardián cual reliquia quería llevar a su parroquia y este le prometió entregarle las reliquias seleccionadas. Sin embargo, poco duro su alegría, porque el Obispo se acercó hablar con él y le informó, que por ser muy poco los mártires conocidos, estos se encontraban reservados para Iglesias o Diócesis específicas.

Esta información lo desilusiono y junto con la alta temperatura ambiental en la ciudad de Roma, en breve tiempo el padre Francesco se debilito, al perder el sueño y el apetito. Cayó enfermo, y un amigo sacerdote para confortarlo le ofrece las reliquias de un mártir desconocido, en respuesta el sacerdote Francesco, le hace saber que… será Filomena y no otro… porque solo ella puede convertir a la fe cristiana a su parroquia.

Las reliquias de Santa Filomena quieren ir a Mugnano

El Padre Francesco durante su malestar sufrió de fiebre y, una noche que tenía ardiendo por la fiebre, pidió a Filomena que lo sanará y prometió solemne que si mejoraba de salud, la convertiría en Patrona de Mugnano. De manera casi inmediata, la fiebre se le quitó y durmió en un refrescante sueño. Al siguiente día despertó muy bien de salud.

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Firme en cumplir su palabra, habló con su amigo Cesáreo, con quien había viajado a Roma y quien acababa de ser consagrado Obispo, para que intermediara por él para lograr llevar las reliquias de Filomena a Murgano. Cuando el ahora Obispo Cesáreo estuvo de acuerdo con el padre Francesco que la joven mártir al parecer quería irse a la ciudad de Mugnano. Decidió interceder por la solicitud de Don Francesco y habló con el Obispo Guardián, en esta oportunidad el Guardián accedió.

Muy contento por la noticia de que les permitían llevar las reliquias de Filomena a Mugnano, el buen Obispo Cesáreo y el padre Francesco tomaron el apreciado cofre con la intención de llegar pronto con la santa a Nápoles.  Entre las oraciones y pleitesías decidieron que el cofre iría en el asiento de frente del carro episcopal. La mártir Filomena había dado dos señales de querer ir Mugnano.

Por instrucciones del Obispo se había dispuesto colocar el cofre con las reliquias en el asiento de frente del carro, sin embargo, el chofer sin consultar dispuso colocar amarrado el cofre debajo del asiento del Obispo. Al emprender el viaje, de repente las cajas golpearon al Obispo, este enojado increpó al chofer objetando que el equipaje estaba mal amarrado pues se había desplazado hacia adelante golpeando sus piernas.

El servicio arreglo de nuevo el equipaje y sin embargo, en dos oportunidades se volvió a repetir el incidente, por lo que preguntó al servicio que había puesto debajo de su asiento. Solicitando acto seguido que la sacara. Al sacarla el Obispo se dio cuenta que era la pequeña caja con las reliquias, el hombre trató de desplazar las reliquias de nuevo bajo el asiento y se le dificultaba. Por lo que le preguntó ¿tú sabes que es esa caja?, es la caja de unas reliquias. Había dado instrucciones para colocarlas con cuidado en el asiento de enfrente.

Una vez colocado el cofre en el asiento de enfrente, el viaje empezó y continúo como una peregrinación con Filomena delante de ellos. El Obispo reflexionando por el camino sobre lo ocurrido, se dio cuenta que los golpes no era de una caja, sino de Filomena que había golpeado sus piernas. Por esto se arrodilló en el coche y, con humildad le solicito perdón a Filomena y beso el cofre.

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Los Milagros de Santa Filomena

Durante su traslado, hicieron una parada en casa de un rico publicista Antonio Terres, durante la estadía las reliquias se quedaron en la pequeña capilla de la casa. En esa visita fue modelada la primera imagen de Santa Filomena, la imagen desilusionó un poco, pues en una mano sostenía una lila artificial y una hoja de pala y en la otra una flecha apuntando al corazón de la niña, la habían construido a la manera napolitana con papel maché.

Mientras la vestían la casa de los esposos Terres casa fue inundada con un dulce aroma. En esa casa servía una señora que estaba enferma desde hace doce años con una enfermedad incurable y, antes de emprender de nuevo viaje la comitiva eclesiástica, Filomena sanó a la empleada de los Terres. Al llegar a Mugnano el calor sofocante del verano, cambio de un momento a otro con una refrescante lluvia, tal vez fue un saludo de Santa Filomena.

Ya llegando a la Santa capilla de Nuestra Señora de la Gracia, al momento que ingresaban con las reliquias, se produjo el primer milagro que está inscrito en los registro de esa capilla. Ocurrió que una señora de la nobleza padecía de úlceras cancerosas y a la que ya tenía fecha para amputarle una pierna, el día de la llegada de la Santa se curó completamente.

Otro milagro que sucedió por la intercesión de la Santa ese día se produjo en el momento que empezaron a sonar las campanas, indicando que estaban entrado las reliquias a la capilla. En ese momento un hombre paralitico de nombre Angelo Bianchi, fue curado y, entrando a la capilla por sus propios pies gritó que lo habían curado cuando empezaron a repicar las campanas, los otros feligreses que asistieron a la celebración, sorprendidos lo vieron caminando.

Las santas reliquias de Filomena las cocaron en el altar mayor de la capilla de Nuestra Señora de las Gracias, para que fuesen veneradas por los feligreses. A partir de ese entonces empezaron a ocurrir de manera continua muchos milagros. Los feligreses consideraron que con las reliquias de Santa Filomena tenían una prodigiosa protectora, que iba llevando a todos los lugares consuelo, sanaciones y alegrías. Divulgando su veneración por toda la iglesia cristiana católica.

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Hasta la imagen elaborada en casa de los Terres, se transformó en su totalidad, sin la intervención de persona alguna. Los que la habían visto antes quedaron maravillados con los cambios de la imagen y, según incluso algunos viajeros fueron testigos de que la imagen de Filomena abría y cerraba sus ojos cuando estos oraban ante su imagen.

Todo esto y otros milagros más convirtieron a Santa Filomena en una mediadora muy popular todo esto impulso al Obispo Cesare a hacer llegar a toda Italia, polvo de los huesos de Santa Filomena. El Obispo se asombraba por el hecho de que a pesar de enviar polvo de los huesos de la Santa por toda Italia, el mismo no se acababa, por el contrario aumentaba.

El Obispo admirado por este milagro, informó a la Congregación de los Ritos en el Vaticano, para probarlo el Vaticano también envió el polvo de los huesos de otro santo. Observando que en el otro santo, este se acabó y muy por el contrario el polvo de los huesos de Santa Filomena aumentaba. Este milagro lo testificaron obispos y cardenales en el mismo Vaticano y lo divulgó la Congregación de Ritos.

Filomena sana a Paulina Jaricot

Santa Filomena ha realizado muchos milagros, y entre estos tiene importancia relatar el milagro hecho a la fundadora de la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe, la misionera Paulina Jaricot. Ella nació en Lyon en Francia el año de 1799. Sus padres fueron dueños de una fábrica que fabricaba seda, y era la última de ocho hijos.

De joven disfrutaba de los bailes de sociedad y de los halagos de los jóvenes de su edad, por su atractivo y elegancia de sus vestidos finamente elaborados con las ricas telas. Contaba 17 años, cuando asistió a la misa del primer domingo de Cuaresma, se encontraba ricamente trajeada, durante el oficio el sacerdote instruyó sobre las “ilusiones de la vanidad” y se vio reflejada en las palabras del sacerdote.

Esto conllevó, que dejó de vestirse con ropa lujosa y sus hábitos de riquezas, se mantiene secular y muy comprometida con misiones de la iglesia y de ayuda a los pobres. Promovió en 1818, el donativo de un centavo semanal por parte de los obreros de Lyon para las misiones, esto dio la base económica de la misiones del siglo XIX, y fundó la Asociación por la propagación de la Fe, en ese tiempo escribió: “El Infinito Amor de la Divina Eucaristía”.

Fue la propulsora de la idea del Rosario Viviente, en el año de 1832, estando enferma algunos hermanos de la Orden San Juan de Dios que recolectaban donaciones para los pobres que sufren enfermedades mentales y epilepsia. Llegan a casa de sus padres solicitando su colaboración a sabiendas de su generosidad. Estos hermanos, al saber de la grave enfermedad de Paulina le dicen que le imploren a Santa Filomena, y pronto Paulina recupera su salud.

Paulina Peregrina a Mugnano y Roma

A partir de esto Paulina hizo una Novena a Santa Filomena, su salud se restableció  y ya habiendo logrado dar unos pasos, y escribir, recayó y creyendo que iba a morir  le dijo a su familia que quería ir a Mugnano. Gravemente enferma, Paulina con la autorización de su médico, quien había hecho lo medicamente posible, les dijo a su familia que permitiera que realizara la peregrinación hacia Mugnano, él creyó que no la lograría. Paulina tendida en una capilla, emprendió la peregrinación,  acompañada de un capellán y una amiga.

Cuando llegó a Paray-le Monial, pasó todo el día en la capilla de la Visitación, Paulina se encontraba casi moribunda. Esta capilla de Visitación fue dónde Jesús le contó los secretos de su Sagrado Corazón a una obediente religiosa de esa congregación. Al culminar la peregrinación les comentó a sus compañeros de viaje que quería ir a Roma, porque quería recibir la bendición del Santo Padre y la aprobación para el Rosario Viviente.

Entre abril y mayo de 1835, los peregrinos llegaron a Roma, con Paulina convaleciente de un ataque al corazón y ardiendo en fiebre. Se hospedaron en el Convento del Sagrado Corazón, en Trinitá dei Monti. Al saber que se encontraba en Roma el Papa Gregorio XVI fue a visitarle a sabiendas de su condición física y por su heroica peregrinación. Conociendo de su fe cristiana fue a visitarla para otorgarle su bendición y en privado le pidió que suplicara por él al llegar al cielo.

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Paulina le responde que sí al Papa Gregorio XVI y le comenta que si regresa curada de  Mugnano a Roma, el Santo Padre consideraría la causa de Santa Filomena. Él creyendo que estaba moribunda le responde que ese sería un milagro de “primera clase”. Paulina y sus acompañantes llegaron a Mugnano el 8 de agosto de 1835, días previos a las festividades de Santa Filomena.

Paulina Jaricot llegó muy enferma acostada en su camilla y con sus acompañantes, cuando los parroquianos de Mugnano, a vieron le suplicaron a Santa Filomena por su sanación. La intención de Paulina, no era pedir por su sanación, si no para solicitar gracia para su alma y para sus asociaciones apostólicas.

Dos días después, el día de su festividad realizó el milagro de sanar a Paulina, luego de los efusivos ruegos de los parroquianos que, creyendo que la santa no les escuchaba la amenazaron con dejar de suplicarle y creer en ella. El milagro ocurrió cuando todos habían perdido las esperanzas, Paulina, se dio cuenta que estaba sanada, pero se sentía tan agotada y emocionada por todo lo vivido que no se atrevió a hacer ninguna señal, por temor de la emotiva reacción de triunfo que podría despertar en la asamblea religiosa.

El Padre Francesco, ya bastante mayor y conociendo lo milagrosa que es Santa Filomena, quiso ver la misionera sanada. La noticia llegó a muchos sitios, la santa niña había sanado a la peregrina francesa. Las campanas repicaron por la alegría del milagro y los habitantes de Mugnano estaban muy contentos, Paulina se veía llena de fuerza, vida y nueva juventud. Ella era el centro de remolino de agradecimiento. Cuando regresó a Roma, pidió permiso para llegar de sorpresa al Santo Padre.

Cuando la vio él creyó que era una aparición… o en realidad intercedió milagrosamente por ti la Santa Niña Mártir. El Papa cumplió su promesa y le otorgó a Santa Filomena el título de “Patrona del Rosario Viviente”, emprendido por Paulina Jaricot en Francia. El Papa Gregorio XVI, estableció el 30 de enero de 1837 una fiesta como distinción a Santa Filomena. Luego, en 1862 por orden del Papa Pío IX, se le coronó como: “Patrona de los Hijos de María”.

Revelaciones a la Reverenda Madre María Luisa de Jesús

Las revelaciones de Santa Filomena dadas a la Madre Luisa de Jesús, inicia comentado “Que ella era hija de un príncipe griego, su madre también de la realeza, y que vivían en un pequeño Principado en Grecia que su padre regía. En vista que querían tener hijos, se la pasaban adorando a falsos dioses, orándoles y ofreciendo sacrificios.

En el palacio vivía un doctor proveniente de Roma llamado Publio, que practicaba la religión cristiana. Este doctor que conocía el deseo de la pareja real de tener hijos, habló con los padres de Santa Filomena sobre la fe cristiana siguiendo un impulso del Espíritu Santo y les prometió orar por la pareja real, si ellos convenían convertirse en cristianos. La convicción y creencia por la fe cristiana conque les habló el doctor Publio, les abrió la mente a sus padres y triunfó sobre su voluntad. Se convirtieron en cristianos y lograron tener hijos.

Al nacer le colocaron el nombre de Lumena, haciendo referencia a la luz de la fe que los ayudó a traer al mundo a su hija. Sus padres la querían mucho y la bautizaron con el nombre de Filumena, que quería decir “Hija de la luz” (filia luminis), el prefijo Fi de filia, que quiere decir hija y lumena, que significa luz. En agradecimiento que ese día había nacido a la fe. Sus padres la llevaban a todas parte donde ellos fueran y, por esto los acompañó a Roma. Cuando su padres viajaron obligados por una guerra injusta.

En ese entonces Filomena tenía trece años, al llega a la ciudad de Roma fueron directo al palacio del emperador, solicitaron audiencia y se la dieron. Cuando el emperador Diocleciano los recibió, cuando vio a Filomena, de inmediato fijo los ojos en ella. El príncipe se había dirigido al emperador solicitando apoyo por la guerra, el emperador oyó toda la información del príncipe y para salir rápido del asunto, le hace una propuesta al príncipe:

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Le ofrece su ayuda con toda la fuerza del ejército de su imperio, para combatir los invasores del principado. A cambio, de lograr tener la mano de Filomena, la hija del príncipe. El príncipe todavía sorprendido por la rápida respuesta de apoyo del emperador y por el honor que no esperaba de pedido de mano de su hija, accede de inmediato a la petición del emperador. Cuando se regresaron a su casa, sus padres hablaron con la niña para hacer entender el honor de la solicitud del emperador.

Su intención era que cediera a los deseos del emperador y de sus propios padres. En respuesta Filomena les contestó ¿ustedes quieren que acceda al amor de un hombre y rompa la promesa que le hice a Jesucristo? Mi virginidad pertenece a Él y no puedo romper mi promesa para casarme con otro hombre. En respuesta sus padres, le contestaron que era muy joven para hacer ese tipo de promesa. Le incitaban a aceptar la petición del emperador porque de lo contrario podría irles muy mal.

Su fe en Dios la hizo invencible. Sin embargo, su padre fue obligado a llevar a Filomena de nuevo ante la presencia del emperador Dioclesiano, para frente a él romper la promesa. Ella comentó, que antes de viajar tuvo que soportar nuevos ataques de parte de sus padres, solicitando de rodilla y llorando que se compadecieran de ellos y su país. Su posición se mantuvo y siguió respondiendo que “No”, que su promesa a Dios de preservar su virginidad para él, era primero, que sus padres y su país. Que su reino era el cielo.

La negativa de Filomena desesperó a sus padres y la llevaron delante la presencia del gobernador, para que él la hiciera cambiar de opinión. El emperador empezó ofreciendo promesas para hacerle cambiar de opinión y, como ella se mantuvo firme en su negativa empezó amenazarla, en vista que nada le hacía lograr que Filomena acepta la propuesta del emperador. Este se puso furioso, e influenciado por el demonio envió a la niña Filomena a la prisión del palacio.

Encarcelada en la prisión del palacio, esperaba que Filomena cambiara de opinión y ella comentó en su revelación,…“que creían iban a debilitar el valor que mi Divino esposo me había inspirado”… Su carcelero le iba a ver todos los días y mandaba a soltar sus cadenas a fin de que pudiera comer el trozo de pan y agua que le daban de comida, y luego volvía a sus ataques, lo que resistió por la Gracia de Dios. Todo el tiempo se la pasó encomendándose a Jesús y la Virgen María.

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Filomena siguió su relato diciendo, que estuvo presa durante treinta y siete días, días antes de ser sacada de prisión vio una luz celestial y en medio de esa luz estaba la Virgen María con Jesús en sus manos, en esa aparición la virgen le reveló: “que le quedaban tres días de prisión y que a pasar luego cuarenta día se acabaría su suplicio”, al principio estas palabras llenaron de gozo su corazón y al pensar en las palabras de la virgen, igual su estado de ánimo se desalentó.

Pues las palabras de la Virgen María, le había informado que luego de salir de prisión tendría una batalla aún peor que las que antes había vivido. Pensando en las palabras de la Reina de los Ángeles, le llenaron de angustia su corazón, tan fuerte era su susto que creía iba a morir. La Virgen María para confortarla, continúo Santa Filomena, le dijo:

Que tuviera valor, le recordó que su nombre de bautizó,…tu nombre es “Lumena” y tu esposo es llamado Luz. Ten confianza, yo te ayudaré, cuando esté sucediendo el terrible combate, la gracia divina te protegerá y dará fuerzas. Te ayudara el ángel Gabriel, la virgen le dijo que ella le diría que se encargara de cuidarte… esas palabras de la Virgen María, le llenaron de confianza y valor. Al desaparecer la virgen la celda quedo oliendo a un perfume celestial.

Días después, las palabras de la virgen se cumplieron. El emperador Diocleciano, obstinado de la negativa de la Filomena de cumplir la promesa que le hizo su padre, tomó la decisión de castigarla en público. Empezando por flagelarla, el malvado emperador que la desvistieran y atarán a una columna frente a una muchedumbre de hombres de la corte, ordenando que le dieran fuertes latigazos, que desgarraron su piel, abriendo una gran herida y su cuerpo se bañó de sangre.

El tirano emperador creyendo que la violentada niña iba a morirse, mandó a desatarla y llevarla a la celda. Según lo relatado por Santa Filomena, ya estando en la oscura celda se aparecieron dos ángeles rodeados de una brillante luz, y le derramaron bálsamo en las heridas de su cuerpo, de inmediato se sintió más fuerte, incluso que antes de la tortura.

El tirano emperador fue informado de la recuperación de la joven y entonces ordenó que la llevaran ante su presencia, al verla con buen estado de salud le hizo saber su opinión al respecto, según él había sido Júpiter porque este astro quería que ella fuera la emperatriz de Roma. Durante la presencia ante el tirano Diocleciano, ella era iluminada por el Espíritu Divino, se sentía fortalecida, perseveraba en su castidad, y llena de luz y conocimiento de la fe que profesaba, ni el emperador ni su corte tenían respuestas como rebatirlas.

Ante su impotencia el tirano emperador,  ordenó que fuese enterrada al fondo de las aguas del río Tíbet, le amarraron un ancla al cuello y de inmediato ejecutaron la orden, en el momento de arrojarla al río Dios lo impidió. En el instante que la iban a lanzar al río, dos ángeles cortaron la soga que amarraba el ancla a su cuello y, el ancla fue a parar al fondo del rió y la joven Filomena fue trasladada a la vista de todos por dos ángeles, hasta la orilla del río. Ese milagro conllevó que un gran número de personas se convirtieran al cristianismo.

El tirano en vista de lo sucedido, hizo ver que este milagro era por magia que había hecho Filomena, entonces ordenó que la arrastraran por las calles de Roma y mientras la arrastraban mandó que le lancen flechas. Herida por todo el cuerpo empezó a sangrar y, asimismo, el tirano Diocleciano ordenó  que la llevaran de nuevo a cautiverio.

Comentó Santa Filomena, que durmiendo en la celda el Cielo la volvió honrar con un nuevo favor: un dulce y restablecedor sueño. Al despertar se encontraba curada. El malvado emperador al enterarse enfureció y decidió “Que fuese traspasada con flechas afiladas”, cuando iban ejecutar la orden, las flechas no salieron de los arcos. El malvado Diocleciano, viendo esto enfureció y creyendo que era brujería ordenó que las flechas las pasaran por el horno para calentarlas y las dispararán directo al corazón de la niña.

Cuando cumplieron las órdenes del enardecido emperador, dispararon las flechas y en esta oportunidad las flechas al recorrer cierta distancia se desviaban y se devolvían como bumerán al su lugar de partida, hiriendo a quien la había lanzado. En esa oportunidad seis de los arqueros murieron. Otros de ellos renunciaron a la idolatría.

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El pueblo que había sido testigo de todo, empezó a divulgar el poder de Dios que había protegido a la joven Filomena. Todo lo sucedido enardeció al emperador y ordenó corta con un hacha la cabeza de la joven… Su alma fue al cielo a reunirse con su Divino Esposo, al llegar al cielo me colocó la corona del martirio y la palma símbolo de virginidad.

Historia y Milagros de Santa Filomena

Para el siglo IV d.C. se inicia la veneración por Santa Filomena, luego que la santa sufriera de los martirios por defender su fe cristiana, mientras le aplicaron diferentes torturas, se produjeron milagros otorgados por la Providencia Divina, mostrando el poder de Dios a quienes vieron. Santa Filomena vivió durante la época de la soberanía del imperio romano en casi todo el continente europeo, gobierno este que persiguió y sacrificó a los cristianos.

Después de morir por las horribles torturas, sus restos fueron llevados a un cementerio romano, que con el pasar del tiempo, se convirtió en un lugar de referencia para hallar los restos de los primeros mártires cristianos. El nicho donde sepultaron esta mártir fue hallado en 1802, en el mismo descubrieron una tumba con sus restos, esa tumba además tenía la inscripción de una frase en latín, signos dibujados que de acuerdo a los especialistas indicaron que la tumba era de un mártir cristiano.

En el año de 1805 la pequeña tumba con sus restos, fue llevada a la ciudad napolitana de Mugnano y lo colocaron en la iglesia de la parroquia. La primera que recibe un milagro de Santa Filomena, fue una Madre Superiora que tenía una imagen de la santa y, empieza a rezarle para que interceda por su salud, ya que se sentía enferma, la hermana mejoro de salud. Una vez sanada, la Madre Superiora sintió una gran curiosidad por saber su historia y empieza a rezarle hasta que un día cae en trance y le llega la revelación solicitada.

La Madre Superiora al servicio de Jesucristo, recibió estas revelaciones posiblemente entre 1805 y 1825, muchos años antes de que aparecieran las primeras informaciones sobre la historia de Santa Filomena, durante estas revelaciones la Madre Superiora entraba en trances espirituales, en los que se le fue revelado el origen, la breve vida de la joven mártir, su suplicio, el motivo del ¿por qué? la martirizaron.

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Santa Filomena reveló su historia a dos personas un joven artesano de intachable conducta y a un docto sacerdote jesuita. Las tres historias fueron cotejadas entre ellas, encontrando coincidencia con la información y los detalles, la revelación de Santa Filomena dada a la religiosa Madre Superiora fue la más llena de detalles y extensa. Por consiguiente la Santa Sede dio como cierta su existencia y la revelación a la religiosa como la verdadera historia de la joven mártir del siglo III.

Si bien su culto es autorizado por la Iglesia Católica, desde 1969 fue retirada del martirologio en vista, que se tiene conocimiento de su existencia por las inscripciones vistas en su tumba, y de las tres revelaciones dadas a estas tres personas antes referidas, sujeta a cualquier subjetividad, y que pasaron luego por certificación hagiográfica, para validar la santidad de la joven mártir.

Por los símbolos observados en su tumba, las revelaciones dadas a tres personas diferentes y sus analogías, además según su historia y milagros, indican que Santa Filomena, nació a finales del siglo III o inicio del siglo IV d. C. en la época del gobierno del Emperador Diocleciano. Fue hija de unos príncipes griegos, ateos y debido a querer tener hijos se convirtieron al cristianismo.

Ellos se acercaron al cristianismo por sugerencia de un doctor cristiano, que era el médico principal del palacio, quien les ofreció que por intermediación del Espíritu Santo, orar por ellos y pedir a Dios todopoderoso, porque logren concebir un hijo. Los padres de la niña se bautizan al cristianismo, y dejan los ritos paganos predominantes en aquellos tiempos, cuando se sabe que su madre logró salir embarazada. Al nacer la niña la bautizaron al cristianismo y le llamaron Filomena.

Filomena quiere decir hija de la luz, porque fue su fe al cristianismo que los ilumino y los saco de las sombras del ateísmo. Cuando Filomena era ya una joven adolescente de 13 años, viajo junto con sus padres que habían solicitado una audiencia al Emperador Diocleciano, para solicitar su apoyo con el Ejército del emperador porque el principado estaba amenazado de guerra.

El emperador Diocleciano les dio la audiencia y los atendió, mientras el príncipe le informaba cual era el objetivo de su visita, el emperador se fijó en la joven que los acompañaba y no le quitó los ojos de encima. Al terminar el padre de Filomena, de exponer su situación, el emperador les respondió que si los iba a ayudar con todo el apoyo del Ejército Imperial pero con una condición, que le concediera la mano de su hija.

Los padres de la joven Filomena, sintiendo honrados de que el emperador quisiera casarse con su joven hija, le contestaron sin pensarlo, que sí. Ellos, no tomaron en cuenta la fe cristiana de su hija y, que ella dos años antes había realizado votos de virginidad como parte de su educación cristiana que le fue impartida desde su nacimiento. Fuera del palacio hizo saber a sus padres, que ella se negaba a contraer nupcias con el emperador Diocleciano.

Su padre había comprometido su palabra y por esto empieza hablar con su hija para lograr convencerla de que accediera a la petición del emperador Diocleciano. Utilizó diversos métodos para convencerla sin resultado positivo. Así como habló con ella, también la amenazaron con que le iba a pasar cosas horribles, que dejara de ser egoísta y pensara en sus padres y su país. En respuesta a sus padres, Filomena les contestó que su virginidad y su alma era de Jesucristo, que ante todo estaba el Reino de los Cielos.

En vista de la negativa de la niña, el padre decide ir al Palacio para dar la cara y decir al emperador, que su hija no acepta su solicitud de nupcias. En presencia ante el emperador, este trato de convencer a la niña seduciéndola con halagos y fastuosos presentes, sin embargo, la niña seguía negándose a la boda. Hasta que Diocleciano, se cansó de rogar pues él se consideraba que estaba al mismo nivel del Dios Júpiter, este era la deidad de mayor jerarquía según sus creencias y no permitía que nadie lo rechazara y, por esto la mando a prisión.

Asimismo, el tirano ordenó que le ataran un ancla al cuello y la lanzarán a las aguas del río Tibet, para enterrarla al fondo del río, pero los ángeles comandados por el arcángel San Gabriel, rompieron la cuerda y la llevaron a la otra orilla del río. El emperador enardecido ordenó que le dieran fuertes latigazos, la ataron a una columna y la desnudaron frente a los hombres de la corte y empezaron a dar latigazos.

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Luego, estando en su celda se entregó a orar a la Santísima Virgen María, mientras se encontraba herida acostada se le manifestó la Virgen y sanó con un bálsamo milagroso sus heridas. Le hizo saber que estaría presa unos 40 días más  y, que pasaría por un duro combate, que no temiera porque el Espíritu Santo y San Gabriel, estarían junto a ella. Filomena se llenó de gozo con las palabras de la virgen y también de miedo por todo lo que iba a sufrir.

El tirano emperador al ver las heridas de Filomena sanadas, le preguntó quién lo hizo y ella dijo que fue gracias a Jesucristo. Él que era contrario al cristianismo, dijo que quien la curó había sido Júpiter y, por esto, Diocleciano que era un cruel perseguidor de los cristianos, al darse cuenta de la devoción de la joven Filomena por Jesucristo, decidió castigarla. Ella fue llevada entonces a rastra por las calles de Roma mientras les disparaban flechas.

Casi muerta es llevada de nuevo a la celda y mientras duerme es sanada por el arcángel San Gabriel y otros ángeles. Al volver entrevistar a Filomena, se da cuenta que ha sido curada, ordena que le disparen flechas delante del pueblo, en esta oportunidad los dardos de las flechas estaban calientes, la orden era que fuesen disparadas directo al corazón, en esta oportunidad al disparar las flechas, las misma se devolvieron y mataron a seis soldados.

Enardecido por los continuos fracasos ante su pueblo, por los castigos desacreditados que le había hecho a Filomena, y temiendo que más gentes del pueblo se convirtieran a la fe cristiana y reconociera en los milagros ocurridos a Filomena, el poder de Jesucristo, ordena decapitarla. Su orden fue llevada a cabo el 10 de agosto, a las tres de la tarde, a la misma hora que murió Jesucristo en la cruz. En las revelaciones que hizo muchos años después Santa Filomena dijo que está en el cielo junto a los escogidos por Dios.

Desde el momento que fue concebida Filomena se iniciaron los milagros, asimismo su creencia y amor hacia Jesucristo por quién sacrifico su vida, los milagros que obtuvo de la Inmaculada Virgen María, Jesucristo, el Espíritu Santo y el Arcángel San Gabriel, en los días de su martirio por no aceptar las propuestas del emperador Diocleciano. Así también la conversión al cristianismo de muchas de las personas que presenciaron los castigos otorgados a la niña por su devoción a Jesucristo y, observar como el poder de Dios, sanaba a la niña y le daba fuerza para soportarlos.

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Cuando sus reliquias fueron llevadas a Mugnano una parroquia de Nápoles, hizo saber su llegada con una refrescante lluvia, después de largos días de sequía por el verano. Los milagros que se le acreditan a la niña mártir Santa Filomena, consisten en aumentar la fe cristiana, sanar heridas, ayudar a concebir hijos, curar a paralíticos, ayudar a las personas que pasan por situaciones difíciles, proteger a los niños y jóvenes, apartar las enfermedades, entre otros.

En los milagros que se registran otorgados por Santa Filomena, se hace referencia del poder de sanación del aceite de la lámpara donde se encuentra la imagen de la santa niña, pues desde que llegó a Mugnano en 1805, ese aceite ha ayudado a curar diversas enfermedades, como la curación de un niño que era ciego y curó a una niña que había sufrido de desprendimiento de pupila y, así como otros milagros más.

A partir del descubrimiento de las reliquias de Filomena, a principios del siglo XIX sus revelaciones y milagros han sido difundidos desde Nápoles a toda Italia y Europa. E inclusive a los continentes americanos y asiáticos, en los mismos consideran a Santa Filomena como la santa mágica del siglo XIX, por la gran cantidad de milagros que les realiza a quienes les oran con mucha fe.

El culto a Santa Filomena

En agradecimiento a la milagrosa sanación que Santa Filomena concedió a Paulina Jaricot, esta misionera construyó una pequeña capilla en terrenos de su propiedad en Francia, la misma es una réplica de la capilla de Mugnano en Nápoles. Sus devotos de Santa Filomena como muestra de agradecimiento han colmado esta capilla con placas de agradecimientos e imágenes. El párroco de Ars, pronto se convirtió en un devoto de la niña mártir y levanto un altar en su honor en su iglesia.

Santa Filomena en Francia

Este piadoso cura de Ars, transformó su parroquia con el propósito de llevar a cabo multitudinarias conversiones y milagros en nombre de Santa Filomena, en especial por medio del Sacramento del Perdón. Era un hombre íntegro, que llevaba con valentía su pobreza, penitencia, fe y caridad. Evitó ser venerado por los feligreses que recibía en su iglesia, buscándolo para solicitar sus consejos y confesarse. A quienes les hacía saber que las maravillas que ocurrían eran obra de Santa Filomena, que ella lo conseguía de Dios.

El mismo párroco de Ars, llegó a recibir la gracia de los milagros de Santa Filomena, más de una oportunidad dijo que todos los milagros que le pedía a la santa niña mártir ella se los otorgaba. En su parroquia se llegaron a contabilizar más de 14 milagros por semana. Su nombre fue San Juan María de Vianney, cuando joven empezando su obra sacerdotal enfermó de pulmonía doble, agravó tanto que le practicaron la extremaunción, casi sin aliento pidió se llevara a cabo una misa en honor a Santa Filomena pidiendo por su salud y, al día siguiente ya estaba restablecido.

Uno de los milagros registrados en la parroquia del cura de Ars, fue el de un niño mudo y paralítico. El milagro ocurrió cuando los padres llevaron al niño a asistir a la misa del santo cura de Ars y cuando los vio el cura detuvo su clase de catecismo y, les dijo “su fe es muy grande, venir desde tan lejos para algo que ya tienen en casa”. Cuando terminó su clase de catecismo, les pidió que se arrodillaran frente a la imagen de la Santa y les dijo que pidieran la intermediación de la Virgen María.

Repentinamente, se escuchó un alboroto y ruido de sillas cayéndose, resulta que el padre se había desmayado porque su hijo mudo de nacimiento, le dijo…”es bella, es bella”… a partir de ese momento el niño se curó de todos sus padecimientos. Santa Filomena escogió de aliado a  este cura, párroco de un pequeño pueblo, pero con un corazón lleno de la inocencia de un niño, que como ella veneraba a Dios Padre.

Se alió a él para ayudarlo a realizar sus deberes y cuidarlo de aceptar sus propios poderes de intermediación ante el Señor. Ambos formaron un equipo perfecto y, esto resulto en aumenta la conversión al cristianismo y crecer el número de devotos de Santa Filomena.

Santa Filomena en Chile

En el año de 1840 por medio del Siervo de Dios Fray Andrés Filomeno García, coloquialmente conocido como Fray Andresito, llegó el culto a Santa Filomena a Chile. Este fraile tenía la virtud de direccionar a las personas que acudían a él en búsqueda de sanación o consejo a solicitar la ayuda de Santa Filomena, a quien le atribuía numerosos milagros. Fray Andresito, promovió su devoción a la niña mártir a toda la ciudad y provincias del país.

Desde que conoció a Santa Filomena por medio del padre Pedro Ignacio Castro Barro, de origen argentino que vivía refugiado en Chile por ser uno de los próceres  de la libertad política de Argentina, Fray Andresito, primero investigo, leyó y medito y quedó fascinado con la breve vida y la gran obra de Santa Filomena.

A partir de entonces su vida la vivió bajo la dirección de Santa Filomena, como le paso al Santo Cura de Ars, en Francia. Porque para ambos desde que la conocieron ella se convirtió en su compañera de pensamientos y trabajos. De igual manera que el Cura de Ars, Fray Andresito todo se lo imputaba a la milagrosa santa, él esperaba todo de ella, le pedía todo a ella y alcanzaba todo de ella.

Cuando las personas eran curados por él y le absolvían de algunas faltas, este hacia ver que lo había hecho gracias a Santa Filomena, como si fuera un instrumento por medio del cual podían llegar a través de él los favores y valores de su patrona. Él llamaba a su amiga inseparable, de la que llevaba una imagen en todo momento, “la santa” o “la chinita”, a la manera chilena de cómo se llamaba con cariño a un ser querido.

Según un relato sobre Fray Andresito de la editorial Salesiana, este fraile logró construir un altar de Santa Filomena, gracias a las limosnas dadas por los fieles. Llegó a encargar a París un vestido para la santa, que llegó después que falleció. A fin de hacer perenne el culto a Santa Filomena fue el fundador capellanía para esto. Hizo distribuir y reescribir varias veces la vida de la santa y la novena. Hizo un romance con la vida resumida de Santa Filomena y compuso varios versos como un homenaje, igual celebro novenarios triduos en su honor.

Continua el relato de la editorial, diciendo que fray Andresito, conmemoraba dos veces al años a su patrona Santa Filomena, los gastos que ocasionaban estas solemne celebración los amortizaba por medio la fundación de una cofradía en la que se inscribieron muchas señoritas, a las que se les llamaba “Hermanas de Santa Filomena” de quienes ellas se enorgullecían.

De acuerdo a esto continua el relato, al parecer Fray Andresito, por medio de su devoción a Santa Filomena como un instrumento de apostolado. Aumentando los fieles con actitudes para ejercer las virtudes cristianas. Cuando llegaba a una casa más de una oportunidad, en dónde no lo habían llamado y se encontraba un enfermo moribundo, decía: “Es Santa Filomena que me manda”.

¡Encomiéndese a la Santa!

Proveniente de Ecuador llegó un pintor quiteño que entre sus cuadros tenía pintado un gran cuadro en óleo de Santa Filomena en que era representada con todos los instrumentos de su martirio. Cuando Fray Andresito llegó a verlo, lo admiró tanto que quiso tenerlo o sí o sí. Cuando le preguntó su costo al pintor quiteño, este le dijo un precio muy alto: cinco onzas de oro. De inmediato el fraile pensó de ¿dónde saco esta cantidad de onzas? Le pidió rebaja, sin embargo, el quiteño mantuvo el precio del cuadro.

El fray Andresito, salió al momento a pedir limosnas con muy poco éxito, en vista que habían otros compromisos urgentes que atender: se tenía que pagar una fuerte suma de dinero, más de miles por diferentes objetos solicitados a Europa para la capilla en honor a Santa Filomena, tales como: bellos vestidos, candelabros, entre otros objetos para el culto a la santa. Además se estaba reparando el convento y terminando el templo.

Pensando dónde conseguir el dinero para adquirir el cuadro, estaban además,  pensaba el fraile, seguir el mantenimiento de las escuelas que se sustentan con las limosnas de los fieles. En esta búsqueda paso un año y mientras el fraile pasaba por la tienda para admirar a la imagen y lograr obtenerla, sin éxito. Un día que fray Andresito, estaba donde el quiteño y este le dijo: Padre sepa que ya estoy empacando. Sepa que dentro dos días me voy a Valparaíso, y de ahí a Ecuador. A menos que en ese tiempo me traiga las onzas, habrá perdido el cuadro.

Con esta novedad en su mente, fray Andresito salió a la calle a pedir limosna en búsqueda de del dinero. Fue de puerta en puerta, pero fue inútil, llegó la tarde y la mañana había sido improductiva, fray Andresito casi había perdido la esperanza, y como último intento fue a casa de Doña Rosario Cerda, a quien pidió le facilitara el dinero, con el compromiso que se lo devolvería.

Ella le da el dinero y se va directo a la tienda del quiteño, sin embargo, cuando llegó a la Plaza de Armas, llega hasta él un caballero desconocido quien le pide un encargo de que le lleve una ofrenda a Santa Filomena, el extraño caballero le dice a Fray Andresito: “Fray Andrés, reciba estas cinco onzas que le ofrecí a Santa Filomena y se las estoy debiendo”.

“¡Encomiéndese a la Santa!” eran las palabras que fray Andresito siempre tenía en los labios cuando le suplicaban para obtener algún alivio o remedio para cualquier situación material o espiritual que tenga que sanar. De esta manera Fray Andresito era la escalera por donde peldaño a peldaño se subía a Santa Filomena, y por Santa Filomena a Dios, y desde allí descendían abundantes bendiciones.  Así como en Francia e Italia, Santa Filomena derramo muchas bendiciones. En Chile son incontables los favores concedidos por la niña mártir.

Patronato de Santa Filomena

Santa Filomena es patrona del Rosario Viviente, instituido por la misionera francesa Paulina Jaricot, quien fue sanada por la Santa. Es patrona además de los bebes, los niños y adolescentes, así como también de las mujeres infértiles, las causas difíciles o imposibles. Es patrona de las jóvenes vírgenes, de las mujeres consagradas a Jesucristo en cuerpo y alma, y de las niñas encerradas de manera injusta. Además también de los que consagran su vida a Dios.

Frases de Santa Filomena

De Santa Filomena se conoce lo que ella les narró a tres personas en sus revelaciones, por esto es difícil conocer a través de manuscritos aspectos de su vida y frases que haya dicho, que sean comprobadas de que ocurriera así. De las tres personas a quien hizo su revelación se puede extraer una frase que la hermana Madre Superiora se la adjudicó a Santa Filomena… “Hay tanto por saber de mí que el mundo no saldrá de su asombró”, esto ha sido así por la cantidad de milagros que se le atribuyen a la santa.

Así como esta frase, de las revelaciones realizadas a la Madre Superiora María Luisa, se extraen además las siguientes frases, que nos llevan a la búsqueda del conocimiento de las palabras de Dios y de su hijo Jesucristo durante su evangelio terreno, y conocer más en la lectura de la Biblia la historia de los primeros cristianos y las enseñanzas de la doctrina cristiana. A continuación presento unas frases atribuidas a Santa Filomena, a saber:

«Los bienes eternos del cielo son incompresibles al entendimiento humano«

«El amor a una persona no es justificación para faltar a Jesucristo»

Consagrarse a Dios, en alma y virginidad, pone el amor a Jesucristo sobre todas las cosas y personas»

«Nuestro Reino debe ser el Cielo»

«Dios nos provee un lugar en el cielo, distinguido con su Divina presencia»

Santoral de Santa Filomena

El 11 de agosto se realizan las festividades en conmemoración a Santa Filomena, y se cada vez más fieles se vuelven devoto de la niña mártir, su devoción oficialmente se inició en el siglo XIX, y transcendió las fronteras de la ciudad de Mugnano en Nápoles, Italia extendiéndose en todos los pueblos del planeta. Su devoción creció por la valentía de una niña que defendió su convicción de la palabra y obras de Dios, su amor a Jesucristo, de la Inmaculada Virgen María de quien es una hija predilecta.

Otras fechas relacionadas con el santoral de Santa Filomena son el 10 de enero, que lo conmemora por ser posiblemente su fecha de nacimiento, asimismo el siguiente domingo de enero se festeja su patronazgo. De acuerdo a sus revelaciones su muerte física ocurrió el 10 de agosto, en vista a esto los días 10 de agosto se recuerda el traslado de sus restos. Estas conmemoraciones se realizan a pesar de que en 1969 fue retirada del martirologio por la Santa Sede.

Además de estas fechas a Santa Filomena se le glorifica su nombre los días 13 de agosto y el segundo domingo de agosto se hace una misa solemne en su nombre. El día 25 de mayo se recuerda el descubrimiento de su tumba y el día 29 de septiembre se conmemora la llegada de las reliquias de la santa a Mugnano, Nápoles. La santa es recordada también el día 30 de enero por ser el día en que el Papa Gregorio XVI la reconoce como Santa merecedora del culto público.

La actitud ejemplar de la niña Filomena

Filomena mostró mucha madurez por saber mantener la palabra dada y convicción a la fe cristiana que le inculcaron desde pequeña. Es sorprendente como a pesar de los castigos la niña se mantuvo firme y a través de ella mostrar el poder de Dios en la tierra, logrando con su sacrificio que mucha gente conociera y se convirtiera a la fe cristiana. Creo que sus padres terrenales sufrieron mucho por perder a una hija que tanto quisieron a tan temprana edad y por complacer a un ser malvado.

Esto tendría que llevar a reflexionar sobre las actitudes que en la actualidad se tiene con la fe cristiana, para que sirva de examen de conciencia y, tener mayor fe en que Dios por medio del Espíritu Santo guía nuestras vidas, que llevando una vida de fe, la vida puede ser mucho mejor. Además, que los actos de cada uno de nosotros impactan las vidas de otras personas por esto cada día tenemos que creer en Dios, sus enseñanzas y amar el prójimo.

El Rosario Viviente

La misionera francesa Paulina Jaricot, en el año 1826 tuvo la idea de crear un Rosario Viviente mientras estaba pasando un malestar grave de salud. Su objetivo fue tener un maravilloso instrumento para divulgar el fervor a la Madre de Dios y suplicar su socorro cada día. Con la intención de hacer una vida de oración sencilla y al alcance de todas las personas de diferentes edades y condiciones sociales. Para lograrlo, distribuyó entre quince personas las quince decenas del Rosario.

El «Rosario Viviente», fue aprobado por el Papa Gregorio XVI el 27 de enero de 1832, por medio del mismo se unen todos los toman el compromiso de meditar cada día un misterio del Rosario. El Rosario Viviente es el origen de ilimitadas bendiciones y esperanzas de salud. Es un eficaz instrumento para alcanzar las gracias y amparos de la Virgen. Cuando se forma parte del Rosario Viviente, se ora junto a más miles de millones de personas y al unirse a estas personas, las gratitudes y méritos del Rosario, se masifican y llegan a ser infinitas.

A dos años de la muerte de su fundadora en 1862, tan solo en Francia se habían inscrito más de dos millones y medio de personas. El propósito es formar una red de fieles rezando el rosario todos los días a cualquier hora, de esta manera se ganan las gracias e indulgencias de todos. Así los fuertes apoyan a los débiles y los más fervorosos iluminan a los faltos de fe, los moralmente ricos, enriquecen a los pobres.

El propósito común es:

POR EL TRIUNFO DEL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA

Y EN HONOR A SANTA FILOMENA

Los integrantes de este fervor una vez al año le tienen que dedicar 30 minutos de devoción al Santísimo o ir a un Vía Crucis, en conmemoración al alma de los integrantes fallecidos del Rosario Viviente. Al incorporarse un nuevo miembro al Rosario Viviente, este se une en espíritu a los otros integrantes y forma parte como una rosa viviente del jardín fervoroso del Rosario de Nuestra Señora la Santísima Virgen María.

Oraciones y Novena a Santa Filomena

Santa Filomena es una santa muy milagrosa que ha logrado sanar diferentes males y  enfermedades, si le rezamos con mucha fe y convicción, esta oración poderosa a Santa Filomena, de seguro la santa concederá el favor que encarecidamente le solicitemos. Por su milagrosa intermediación su culto ha estado creciendo constantemente desde el siglo XIX.

Oración a la Inmaculada Santa Filomena

¡Oh!, Inmaculada, Virgen Santa María, madre eterna de tus fieles devotos, media por mí, en procura del perdón de mis pecados, ante Dios Todopoderoso padre celestial, escucha mis oraciones, que te dedico, con tanta humildad, en las que te ruego, con fe, ser sanado de esta grave enfermedad, que azota a mí ya cansada humanidad, y te imploro, también lleno de humildad, Santa Virgen otórgame la bendición de sanación. Amén.

¡Oh!, Inmaculada Virgen Santa María, te suplico, que permitas que Santa Filomena, tu hija predilecta, actúe en mí, con el poder del Espíritu Santo, para que me cure de este terrible mal, que es un quebranto que no me deja vivir, Santa Filomena, milagrosa, socórreme, te ruego, a dejar de sufrir de esta dolorosa enfermedad, obra en mí tu poderosa bondad, para que cese del todo este mal, con fe, gracias te doy. Amén.

Milagrosa Oración a Santa Filomena

 “Dios, Señor Dios Todopoderoso Padre Celestial, te solicito, con gran sentido de obediencia, que obres en mí, tu poder milagroso, para que todos mis males se curen, y en especial esta enfermedad, de la cual no logro remediarme, Señor Omnipotente, permite que tu amada hija, Santa Filomena, le lleguen mis suplicas, porque es santa de mi devoción, y ante quien también acudo en procura de una pronta sanación, Dios Altísimo, gracias”. Amén.

“Santa Filomena, ante tu sagrada y milagrosa presencia te imploro, que me asistas para salir de esta grave situación, que obre en mí tu fuerza prodigiosa, para que con ayuda de San Gabriel Arcángel, se aparten todos mis males, y que este padecimiento salga de mi cuerpo, igual te suplicó, medie en mi favor, para Dios me perdone mis pecados, y te prometo seguir la senda de iluminación que Jesucristo, con su evangelio nos señaló”.

¡Amén!

Oración a Santa Filomena para Peticiones Difíciles

¡Oh Purísima Santa Filomena, Virgen y Mártir!, ejemplo de fe y esperanza, generosa en la caridad, humilde en la vida, a Vos imploro, escuchad mi oración.

Desde el cielo donde reináis, haced caer sobre mi toda la ayuda y socorro que preciso en este momento en que mis fuerzas enflaquecen.

 Vos que sois tan poderosa junto a Dios, intervenid por mí, os ruego  y alcanzadme la gracia que os pido

(Hacer la petición).

¡Oh Santa Filomena!, ilustre por tantos milagros, rogad por mí, dispensa el milagro de ver resueltos mis difíciles problemas.

No me abandonéis, jamás renunciéis de mirar como un rayo de esperanza sobre mí y mi familia.

 Apartad de mí las tentaciones, dad paz a mi alma y bendecid mi casa.

¡Oh Santa Filomena!, por la sangre que derramasteis por amor a Jesucristo, alcanzadme la gracia que os pido:

(Repetir la petición).

Rezar un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Santa Filomena, ayudadme en mi impotencia, no me dejéis en estos duros momentos.

Te prometo que seré tu fiel  devoto y que revelaré a otros necesitados lo milagrosa y bondadosa que eres.

Amén.

Rezar tres Padre Nuestros, tres Ave María y tres Glorias.

Novena para Santa Filomena

La primera novena dedicada a esta pequeña mártir se la dedico Paulina Jaricot, cuando se encontraba convaleciente de salud. Paulina fue una misionera francesa, que si bien de pequeña y en su juventud fue criada con todos los privilegios de una persona de la alta sociedad francesa. Luego, de asistir a una misa y escuchar el evangelio, decidió renunciar a sus privilegios y dedicarse a la vida misionera y divulgar la fe en el cristianismo y Santa Filomena.

ORACIÓN PREPARATORIA (Para todos los días)

¡Oh Inmaculada Virgen invencible mártir Santa Filomena! Tú, que por amor al Sagrado Corazón de Jesús, resististe a dolorosas torturas, derramaste toda tu sangre virginal, y cediste tu tierna y angelical vida, en testimonio heroico de la verdad de la Religión Cristiana que yo mismo tengo el honor de profesar.

Presenta a Dios en mi favor todos tus suplicios y, por tus valiosos ruegos, alcánzame de Él este amor ardiente a Jesucristo junto con el favor especial que ahora he solicitado, para que sirviendo fielmente mientras viva, a tan soberano Rey y Señor, logre la felicidad de poseerle, junto contigo, en el Reino de los Cielos.

Amén.

ORACIÓN FINAL (Para todos los días)

¡Oh gloriosa Virgen y Mártir Santa Filomena! cuya misericordia parece haber reservado Dios, en su eterna Sabiduría, para estos aciagos tiempos llenos de tanta impiedad, para avivar en nosotros la fe, sostener la esperanza, y aumentar la caridad ¡Santa Filomena, a quien Dios ha revestido de un singular poder de intercesión para gloria de su santo nombre y para utilidad de la Iglesia!

¡Mártir de Cristo llena de bondad! Recíbeme hoy bajo tu celestial amparo y salvaguárdame con tu poderosa intercesión.

Mírame rendido a tus pies, lleno de fe, reconociendo en ti una gran abogada y protectora de los pobres y de todos los afligidos.

Más para que yo sea digno de este favor, alcánzame aquella virginal bondad por la que tú has sacrificado todo lo que el mundo tiene por más honorífico.

Alcánzame aquella fortaleza de ánimo que te hizo resistir valientemente todos los halagos del Emperador Dioclesiano y finalmente comunícame un amor ardiente a la Fe de Jesucristo por la que padeciste los más crueles y dolorosos tormentos.

Junto con estas demandas te pido, con todo el fervor de mi alma, me alcances de Dios el favor particular que, en esta novena, he venido a solicitar de tu generosa intercesión. El misericordioso Jesús, tu Esposo Divino, por cuyo amor has sufrido el martirio y la muerte, no negará nada a tus ruegos. ¡Sí, candorosa virgen y valerosa Mártir! No te negará nada el Buen Dios que dijo: ‘PEDID Y RECIBIRÉIS’ y podrá entonces realizarse en mi la infalibilidad de estas generosas promesas. Así lo espero de la caridad que arde en tu corazón compasivo y virginal.  Amén.

PRIMER DÍA

¡Santa Filomena, Virgen y Mártir llena de pureza! Que en el siglo IV, siglo lleno aún de idolatría y de corrupción pagana, a pesar de todos los prestigios del error y del odio que profesaban a los cristianos los vanos adoradores de los falsos dioses, diste un heroico testimonio de la Fe. ¡Niña llena de sabiduría, que a los once años, en una edad tan tierna, en que las ilusiones del mundo ofrecen escollos a la inocencia, te escapaste de sus lazos consagrando a Jesucristo tu virginal pureza que habías de guardar inviolable aun a costa de tu vida.

¡Santa Filomena! Por esta virginal pureza, hoy perla preciosísima de tu celestial corona, te ruego atiendas mis súplicas y te dignes presentarlas a tu Divino Esposo y por tus méritos, alcánzame de Él esta Fe viva y esta pureza de corazón, sin las cuales no se puede entrar en el Reino de Dios. Amén.

Rezar un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Se hace la petición.

PLEGARIAS FINALES (Para todos los días)

V.- Ruega por nosotros Santa Filomena

R.- Para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

SEGUNDO DÍA

¡Santa Filomena, Virgen y Mártir llena de firmeza! A quien las vanidades humanas no lograron seducir con sus brillantes atractivos. Las promesas y caricias más halagadoras te encontraron insensible. Tú despreciaste el trono de Roma, el primer trono del mundo, rehusando la mano y la corona que te ofrecía el Emperador Dioclesiano, el más poderoso monarca de la tierra en aquella época, por servir con fidelidad a Jesucristo elegido Esposo purísimo de tu alma.

¡Santa Filomena!, te suplico me alcances la gracia de saber apartar mi corazón de las vanidades de la tierra y, dominando mis pasiones, pueda superar los obstáculos que se opongan a mi eterna salvación y lograr un día llegar contigo a la posesión de la Patria Celestial. Amén.

Rezar un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Se hace la petición.

Al finalizar se realizan las Plegarias Finales y la Oración Final para todos los días.

TERCER DÍA

¡Santa Filomena, Virgen y Mártir llena de fortaleza! Tú, a pesar de tu tierna edad, hiciste brillar con espíritu robusto el fervor de tu humilde y constante oración. Fortalecida con ella desapreciaste las amenazas del tirano Emperador después de haber desechado sus ofrecimientos más halagadores. La oración te ayudó a preferir las incomodidades de una prisión, a soportar el ayuno, los horrores de las cadenas y a rechazar los honores comprados a cambio de la infidelidad a Jesucristo, a quien te habías consagrado por el voto de la virginidad. ¡Santa Filomena!

Alcánzame de Dios, te lo ruego, este espíritu de oración a fin de que pueda resistir las malas inclinaciones de mi naturaleza y de preferir todos los trabajos y sufrimientos antes que ofender al Señor que es digno de todo honor y de toda gloria. Amén.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Se hace la petición. Realizar las Plegarias Finales y la oración final.

CUARTO DÍA

¡Santa Filomena, Virgen y Mártir llena de valor! Que sufriste grandes y vergonzosas humillaciones cuando te arrastraron por las calles públicas de la ciudad de Roma en medio de los gritos del pagano populacho, siempre sediento de la sangre de los cristianos y donde dejaste jirones de tu carne virginal. Con ejemplar resignación tú soportaste a los verdugos flagelar, con látigos de puntas de acero, tu delicado y juvenil cuerpo y sufriste estos tormentos por amor a tu Divino Esposo Jesucristo nuestro Salvador.

¡Santa Filomena! Te ruego me alcances de Dios la gracia de dominar mis flaquezas y flagelar la sensualidad con saludables penitencias, principalmente con las que han sido establecidas por la Iglesia, para que puedan agradar al Señor y obtener un lugar en el reino de sus escogidos. Amén.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Se hace la petición.

PLEGARIAS FINALES Y ORACIÓN COMO EN EL PRIMER DÍA

V.- Ruega por nosotros Santa Filomena

R.- Para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

QUINTO DÍA

¡Santa Filomena, Virgen y Mártir llena de constancia! Tú con tu paciencia heroica en los tormentos agotaste la furia de tus verdugos y cansaste sus brazos ensangrentados. El Señor quiso curarte para redoblar tus combates y multiplicar tus triunfos.

Conducida de nuevo ante el emperador perseveraste en tu determinación de amor a Jesucristo e iluminada del Cielo confundiste a quienes osaron atacar las verdades de nuestra fe. ¡Santa Filomena! Te ruego me alcances de Dios la gracia de amar y servir fielmente al mismo Jesús y de no separarme de Él en esta vida para después verle y gozarle eternamente. Amén.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Se hace la petición. Se realizan la Plegarias Finales y la Oración.

SEXTO DÍA

¡Santa Filomena, Virgen y Mártir inalterable! Condenada a ser arrojada a las aguas del río Tíbet. Atada al cuello un ancla fuiste precipitada a sus aguas; mas el Señor envió dos ángeles que hicieron pedazos el ancla y la lanzaron al fondo del río y en sus brazos fuiste transportada completamente ilesa a la playa. Ante este prodigio realizado por Dios en tu favor, tú viste convertirse a la fe de Jesucristo una multitud de espectadores paganos, lo que llenó de consuelo a tu atribulado corazón.

¡Santa Filomena! Alcánzame la gracia de llevar una vida verdaderamente cristiana a fin de que con este ejemplo pueda edificar a mis prójimos, mantenerlos en amistad con Dios y enseñarles el camino del paraíso celestial al que, por tu mediación, espero también llegar. Amén.

Padre Nuestro. Ave María y Gloria. Se hace la petición.

Plegarias Finales y Oración como en el primer día de la Novena.

V.- Ruega por nosotros Santa Filomena

R.- Para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

SÉPTIMO DÍA

¡Santa Filomena, Virgen y Mártir invencible! La constancia de tu fe y la fidelidad inviolable a tu Divino Esposo Jesucristo, hicieron que el verdugo te entregara a un nuevo tormento y tu virginal cuerpo atado a un árbol, fue traspasado por una lluvia de agudas flechas. Se agotaron tus fuerzas por el derramamiento de sangre y moribunda, te condujeron de nuevo a la cárcel, donde después de un dulce y placentero sueño que te envió el Señor, despertaste fortalecida y con nueva vida.

¡Santa Filomena! Alcánzame de Dios el valor suficiente para rechazar los impulsos pecaminosos que el maligno espíritu lanza constantemente contra mí, a fin de que obtenga como tú, la palma del triunfo y pueda gozar de la paz del Señor. Amén.

Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Se hace la petición, se rezan las Plegarias Finales y la Oración Final.

V.- Ruega por nosotros Santa Filomena

R.- Para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

OCTAVO DÍA

¡Santa Filomena Virgen y Mártir llena de heroísmo! Tú fuiste conducida por la ira del tirano al suplicio de los dardos encendidos en vivo fuego que habrían de acabar con tu vida terrena. Mas por el poder de Dios, los flecheros quedaron impotentes sin poderte dañar con sus dardos encendidos ¡Santa Filomena! Obtenme de dios la gracia de poder despreciar las incitaciones de los enemigos de mi alma que son el mundo, el demonio y la carne.

Que sepa huir de las malas lecturas, de las conversiones peligrosas, de las malas compañías, y de todas aquellas ocasiones en que mi alma pueda encenderse en el vivo fuego del pecado, para que permaneciendo siempre fiel como tú, a mi Divino Salvador, pueda gozarle en la Vida Eterna en compañía de los limpios y puros de corazón. Amén.

Rezar el Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Se hace la petición.

PLEGARIAS FINALES Y ORACIÓN COMO EN EL PRIMER DÍA

V.- Ruega por nosotros Santa Filomena

R.- Para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

NOVENO DÍA

¡Santa Filomena, Virgen y Mártir gloriosa! Que terminaste tus combates por la fe con un ilustre martirio. Desesperado Dioclesiano por no conseguir sus deseos, mandó al verdugo que te decapitara y tu alma voló luminosa con la corona de las vírgenes y la palma de los mártires, hacia el seno del Esposo de las vírgenes, quien la recibió triunfante y la colocó en el coro de los escogidos.

¡Santa Filomena, preciosa Mártir! Dígnate coronar el final de esta novena alcanzándome de Dios, que nada te rehúsa, la gracia de amar con todo mi corazón a la Santísima Virgen María, la Reina más pura de las Vírgenes y de los Mártires, que te consoló en la prisión y confortó tu espíritu para sufrir valerosamente el martirio. Que ella me ampare con su protección maternal, en las penas de este valle de lágrimas, me defienda en la hora de mi muerte, y después goce de su presencia, en tu compañía, en el Reino eterno de la Gloria. Amén.

Rezar un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Se hace la petición. Se realizan las Plegarias Finales y se reza la Oración Final como todos los días.

V.- Ruega por nosotros Santa Filomena

R.- Para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

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