Historia de Jacob: ¿Quién fue? ¿Qué hizo? y mucho más

¿Qué haría si usted ama a una mujer, pero lo hacen casar con su hermana? Conozca la historia de Jacob, un hombre que tuvo que padecer mucho por amor a una mujer.

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Historia de Jacob

Jacob nombre derivado del vocablo “talón” y significa el que “engaña” o “suplanta” (Génesis 25:26; 27:36). Este nombre se lo colocaron debido a que en el momento del nacimiento, él le tomó el talón a su hermano durante el alumbramiento. Por lo tanto, era el menor de los mellizos.

La historia de Jacob se contextualiza antes del origen de la nación de Israel. Es descendiente de Abraham (su abuelo) e hijo de su hijo son Sara, Isaac y Rebeca. La historia de Jacob nos refiere que es el padre de doce hijos, quienes representan a cada una de las doce tribus de Israel (Génesis 25:1; Éxodo 1:5).

Ambos mellizos crecieron junto a sus padres. El mayo, Esaú era un hombre que se destacó por ser fuerte, se dedicó a la caza y al cultivo. Por su parte, Jacob era un hijo devoto, creyente de las promesas de Dios.

Estando embarazada Rebeca de sus mellizos desde el vientre ellos se encontraban intranquilos, luchaban entre ellos. Rebeca consulta a Dios sobre lo que acontecía y el Padre Todopoderoso le revela que en su vientre lleva dos naciones (Génesis 25:23).

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La historia de Jacob en el libro de Génesis

Como hemos advertido la historia de Jacob se contextualiza en el libro del Génesis. Abarca más de la mitad de este libro bíblico. Al momento de nacer, el primero de los mellizos al nacer, es Esaú por lo tanto le corresponde la primogenitura. Seguidamente nace Jacob.

Esaú era el hijo preferido de su padre. Un aguerrido cazador, fuerte y trabajador. Por su parte, Jacob era el hijo bien amado de su madre. Se caracterizaba por ser estable, tranquilo, equilibrado y se dedicaba más a las cosas espirituales.

Mientras crecían, entre los mellizos siempre hubo rivalidad. Las razones principales para esta rencilla eran las preferencias del padre hacia Esaú y de la madre hacia Jacob. Jacob deseaba en su corazón la primogenitura de Esaú. Dándole a su nombre negocia para obtener la primogenitura.

De acuerdo al relato bíblico, Jacob diseña un plan para que su hermano Esaú, luego de venir cansado de trabajar en el campo, negociara este privilegio. La indolencia de Esaú, sobre la primogenitura, hace que la entregue a Jacob por un plato de lentejas.

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Sin embargo, el amor de Isaac hacia su hijo Esaú se reflejaba en su deseo de otorgarle la bendición de la primogenitura. Sin embargo, Rebeca, esposa de Isaac, deseando que su hijo Jacob recibiera tal bendición planifica con su hijo Jacob un plan para que éste recibiera el privilegio de las bendiciones de la primogenitura.

Recordemos que en el contexto bíblico, el primogénito debía dedicarse especialmente a las cosas de Dios. El primer hijo era considerado como lo mejor del vigor y la fuerza humana (Génesis 49: 3; Salmos 78:51).

Eso significaba también, que el primogénito se convertía en la cabeza de la familia. Por lo tanto, recibía las mejores tierras, la mayor herencia. En este sentido, Jacob y Rebeca se aprovechan de la ceguera de Isaac para que éste lo confundiera con su hijo predilecto Esaú. Isaac ciego, no reconoce a su hijo y le otorga la bendición convirtiendo a Jacob en el portador de la promesa divina, y por ende es el heredero de la tierra prometida de Canaán.

Isaac al darse cuenta del error que se había cometido le otorga la bendición a Esaú, pero de menor calibre. Por lo tanto, debía servirle a Jacob y las tierras que le fueron heredadas era menos fértiles, específicamente le correspondía las tierras de Edom. Entonces, Esaú es el padre de los edomitas, futuros enemigos de Israel.

La bendición otorgada a Jacob, sembró en el corazón de Esaú una gran amargura y deseaba vengarse de su hermano. Por el temor de que Esaú asesinara a su hermano Jacob, Rebeca organiza la partida de su hijo Jacob a la tierra de Padan Harán y lograra escapar de la ira de Esaú. En esa tierra habitaba la familia de Rebeca, específicamente su hermano Labán. Una familia idólatra de dioses falsos.

Isaac bendice a Jacob

Enseñanza

La primera enseñanza que podemos observar de la historia de Jacob, es que el engaño en las relaciones humanas, siempre hacen daño. Las consecuencias son nefastas. No sólo Jacob engaña a su hermano para que le venda la primogenitura, sino que Rebeca, la esposa de Isaac engaña a su esposa para favorecer a uno de sus hijos.

Estas preferencias en las familias siembran rencor, lo que puede traer como consecuencia venganzas, rencillas, odio que pueden derivarse hasta en un asesinato tal como Esaú deseaba en su corazón matar a Jacob.

La huida de Jacob

Debemos suponer que Jacob siendo descendiente directo de Abraham recibió las enseñanzas de las promesas de Dios hechas a su abuelo Abraham. Por lo tanto, era creyente del Dios verdadero.

A sus cuarenta años debe de huir de su hogar para iniciar una nueva vida. Encontrándose solo una noche en Bet el, su sueño es interrumpido por una visión divina de Dios. Pudo darse cuenta que la vida que ahora le depara, es una lucha constante con Dios por ser el heredero de las promesas dadas al patriarca Abraham (Génesis 28: 10-22)

Estando ya en tierras de Harán, Jacob aprende la lección de haber sido engañado. Este hombre tenía dos hijas, una llamada Lea, la hermana mayor. Su otra hija, la menor, robó el corazón de Jacob, se llamaba Raquel. Jacob decide manifestarle a Labán sus intenciones de casarse con Raquel y su futuro suegro negocia siete años de trabajo para poder casarse con su hija. Jacob acepta el trato. Sin embargo, Labán bajo engaño casa a Jacob con su hija Lea. Esto lo obliga a negociar otros siete años para poder casarse con Raquel y durante catorce años dependía de la casa de Labán.

Logra contraer matrimonio con su amada Raquel. Luego de catorce años de trabajo continuos logra obtener mayores riquezas que su suegro. Esto trajo como consecuencia una riña familiar. Aun cuando ambos hombres prosperaban, Labán deseaba tener más riquezas que Jacob. Esto hace que el patriarca decida proponerle un trato con el ganado. Jacob toma para sí las más débiles y las más fuertes a Labán. Pues, la bendición del Señor estuvo con Jaconb multiplicando el ganado del patriarca.

Una vez más el egoísmo se apoderó de Labán y las tensiones familiares eran terribles. Jacob le informó a Labán su deseo de regresar a su tierra. Puesto de acuerdo con sus dos esposas estas mujeres apoyaban a Jacob. Ellas le reclamaron a su padre el engaño sobre el dote al que había sometido a su esposo durante su vida en la tierra de Harán.

Jacob inteligentemente parte dos días antes de la fecha acordada. Con dos días de ventajas Labán parte con sus hijos para encontrar a Jacob y sus dos hijas. Como hemos advertido, Laban y sus hijas tenían otras creencias. Eran idolatras y poseían imágenes e ídolos. Jacob les prohibió llevarse cualquiera de estas reliquias a sus esposas. No obstante, Raquel le robó a su padre unos ídolos y se los llevó escondidos.  Jacob el desconocía que Raquel había guardado aquellas imágenes de dioses de terracota o metal.

Para la creencia de Labán, aquellos dioses les protegían todos sus bienes y riquezas, por lo tanto, aquella protección era mágica. Luego de que Labán alcanzara a Jacob y lo acusó del robo, prosiguió a revisar las propiedades de Jacob y su casa, sin hallar sus ídolos.

Al no encontrar aquellos ídolos que había escondido Raquel, le propone un pacto de amistad a Japón para lo cual se establecieron tres condiciones

  1. Jacob nunca podía maltratar a cualquiera de sus dos hijas
  2. No podía casarse con ninguna otra mujer
  3. Y aquel lugar donde se encontraron era donde levantarían un pacto donde se comprometían que ninguno de los dos bandos cruzaría con malas intenciones para hacerle daño al otro.

Por fin, Jacob es el cabeza de su propia casa. A partir de ese momento y luego de las pruebas a las que había sido sometido, estaba listo para otro nivel de experiencia en su relación con Dios.

Cuando el patriarca Jacob ya se iba acercando a Canaán, la tierra prometida, un grupo de ángeles salieron a recibir a Jacob en Mahanaim (Génesis 32:1-2). Para algunos eruditos, este encuentro simboliza la protección divina hacia la tierra de Canaán.

Jacob en comunión con Dios, le pedía la protección a su casa. Inteligentemente,  divide en dos grupos a su familia. Era tan grande la herencia y la casa de Jacob que aun cuando las dividió eran lo bastante numerosas como para defenderse y lograr escapar de cualquier ataque que pudiera emprender Esaú.

Acompañado de esta decisión estratégica, Jacob no deja de orar ante Dios para que tomar el control de la situación. Cuando toda la casa de Jacob cruzó el río, el patriarca se encontró con un ser divino. Ambos contiende hasta el amanecer (Génesis: 32).

A pesar de la ardua lucha entre ambos, ninguno logró prevalecer hasta que ese ser divino le disloca la cadera a Jacob. No obstante, el patriarca no lo deja ir y se cuelga sobre este ser divino a quien le exigió que lo bendijera.

Esta bendición sólo pudo producirse después de Jacob lograra pronunciar su propio nombre. Esto significa que él reconoció la derrota y su carácter. En ese momento el oponente logra hacer énfasis sobre su superioridad y le da un nuevo nombre. A partir de ese momento se llamaría “Israel” qué significa “aquel por quien Dios lucha”.

Ese lugar, hasta el día de hoy se llama Peniel que significa “rostro de Dios” porque vio a Dios cara a cara y Él en su misericordia le perdonó la vida a Jacob (Génesis 32: 30).

Sin embargo, Jacob no dejaba de tener a su hermano Esaú. Seguidamente pudo darse cuenta que sus temores eran infundados. Aparentemente, su hermano Esaú estaba dispuesto a dejar atrás los errores que habían cometido en el pasado.

Obviamente las características de ambos hermanos eran muy distintos y en consecuencia la vida en común sería muy difícil. Por lo tanto decidieron cada uno establecer su casa en tierras distintas. Jacob prefirió establecer su casa hacia el oeste de la Tierra prometida. Esaú se dirige a seguir y por lo tanto es el padre de los edomitas.

Ambos hermanos dejan de verse por mucho tiempo hasta la muerte de Isaac (Génesis 35: 27-29).

Cuando Jacob se dirigía hacia el oeste, para establecer su casa, llega a Siquem en donde edifica un altar para Dios. Estando en Siquem, el hijo del gobernante de aquella ciudad viola a Dina, la hija entre lea y Jacob. Ante el agravio, los hijos de Jacob planifican una venganza contra que ella ciudad.

Si bien es cierto, que el incidente fue atroz, el hijo del gobernante deseaba quedarse con Dina. Aparentemente, los hijos de Jacob aceptaron el trato, siempre y cuando todos los varones de Siquem se circuncidan. Para hacer un pacto de alianza el gobernador acepta y todos los varones de Siquem se circuncidan.

Mientras ellos se recuperaban de aquella cirugía, los hijos de Jacob atacan a Siquem

Esto los obliga a abandonar aquella tierra. Durante este período Jacob sufre mucho, pues la nodriza de su madre muere y también sufre la pérdida de la mujer que realmente él amaba, su esposa Raquel, cuando le da a luz a unos de sus hijos llamado Benjamín (Génesis 35:19; 48: 7).

Jacob también tiene que sufrir al ver como su hijo Rubén pierde la primogenitura por su pecado sexual (Génesis 35: 22). A estos acontecimientos le sigue la muerte de su padre Isaac.

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Incursión Egipto

Luego de una hambruna que azotó a la tierra de Canaán, Jacob decide partir hacia Egipto. Estaba seguro de que Dios le acompañaba y por tanto le renovarías las fuerzas para empezar en tierra extranjera (Génesis 46: 14).

Habita en la tierra de Hosen hasta el día de su muerte. Estando en Egipto junto a sus doce hijos y toda su casa, las circunstancias familiares están en tensión. Jacob logró tener con su esposa Raquel dos hijos José y Benjamín.

Recordemos que la mujer que él realmente amaba era Raquel. Por lo tanto, el hijo primogénito de esa unión sería José. Este joven, era el hijo predilecto de Jacob. Una vez más la preferencia hacia los hijos hacen daño al resto de los hermanos.

Los otros hijos de Jacob planifican cómo deshacerse de su hermano José. Luego de poner en marcha su plan lo venden como esclavo al hijo predilecto del patriarca. Esto hace que Jacob sufra el desconsuelo de imaginarse que su hijo había sido devorado por una fiera. Si desea saber sobre la historia que aconteció alrededor de los hijos de Jacob y quiénes representan a cada una de las 12 tribus de Israel te invitamos a ingresar al siguiente titulado La historia de José

Carácter de Jacob

Desde el nacimiento de Jacob podemos identificar las características del carácter del patriarca. Asimismo, la historia de Jacob permite darnos cuenta que era una vida caracterizada por los conflictos familiares.

Durante su vida pareciera que estuvo huyendo de algo o de alguien. Por ejemplo, tuvo que huir de Esaú, de Labán, del hambre de Canaán.

A pesar de que Jacob es el representante de Israel no es un modelo a seguir. Pues siempre se caracterizó por tener una lucha constante con su naturaleza pecadora. Lo importante del carácter de Jacob era sus ansias indestructible por obtener la salvación de Dios y una comunión constante con el padre.

Pagó con creces cada uno de sus pecados.

Creencias de Jacob

Como hemos de suponer las creencias de Jacob se fundamentaban en las promesas de Dios a Abraham. Es decir se fundamentaba en la creencia de los patriarcas. A partir de Abraham, su abuelo emerge la creencia en un solo Dios, Yahvé. Él fue instruido por su padre acerca del pacto y las promesas que Dios le hizo a su abuelo. Estas creencias perduran hasta nuestros días.

La historia de Jacon nos hace ver como el hecho de que él tuviera un encuentro en Betel con Dios hizo que su relación con Dios Todopoderoso fuera aún más arraigada.

Estando en esa tierra, él tuvo un sueño que provenía de la mano de Dios. En esa visión, él recibió la triple promesa de la tierra prometida directamente de Dios. Durante esa visión Jacob pudo ver la gloria y la majestad divina.

Estando en Betel el, decidió levantar un altar a Dios y hace votos a  Yahvé donde el declara que Él sería su Dios.

Por otro lado, estando en Peniel, el patriarca vuelve a tener un encuentro, cara a cara con Dios. Ese encuentro le comprueba su debilidad y la dependencia que él debe de tener con Dios.

Asimimo, la historia de Jacob nos contextualiza que él estando en Peniel es donde comprueba el poder y el valor que tiene la oración en todo momento y sobre todo cuando uno se siente indefenso.

Parte de Peniel con el profundo deseo de que toda su vida dependiera de Dios. Se fue herido pero las fuerzas rejuvenecida, cargado de fe. La mayor bendición es que su fe salió fortalecida en ese encuentro, pues volvió a evidenciar la real existencia de Dios.

El hecho que se encontrara con su hermano en esas condiciones físicas lo hacían depender de Dios.

A continuación te dejamos este video que trata sobre la historia de Jacob


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  1.   Cynthia Martinez dijo

    Me encantó esta lectura Bíblica y el analisis de la misma.