Gladiadores, combatientes armados destinados a entretener al público durante la Republica y el Imperio Romano, enfrentándose a animales salvajes, condenados a muerte o entre ellos mismos.
Algunos eran voluntarios, otros eran esclavos que luchaban por seguir sobreviviendo o por alcanzar la libertad.. Pero ¿Cómo eran? ¿Cómo funcionaban sus enfrentamientos?
Los gladiadores
Comenzar a hablar de los gladiadores implica conocer de dónde viene su denominación. La palabra «gladiador» o «gladiator» viene del latín y significaría espadachín, especialista en la lucha a espada, la palabra «gladius» significa «espada».
Estos hombres eran combatientes que luchaban para divertimiento en confrontaciones violentas entre ellos mismos, contra animales salvajes, luchas uno a uno o en grupo.
La mayoría de estos hombres eran esclavos y por tanto eran menospreciados, educados de manera dura, marginados. Estos luchadores venían a representar la ética militar romana de «gana o muere con dignidad», algo que podía llevar a que inspiraran admiración e incluso reconocimiento.
Muchos de ellos eran prisioneros capturados por los romanos en los territorios por los que iban expandiendo su imperio. Eran vendidos como esclavos y después entrenados para las batallas de gladiadores. Era habitual que los prisioneros condenados a la muerte fueran enviados a la arena para morir allí luchando contra animales salvajes solo con sus manos.
Los que elegían la vida de gladiador iban buscando el reconocimiento, la fama o el dinero para pagar posibles deudas.
Origen de los gladiadores
No se sabe, mediante registros o datos históricos, como surgieron realmente los gladiadores. Pocas de las fuentes que nos hablan de ellos coinciden en cómo se originan por lo que tenemos diferentes versiones.
En el siglo I a. C. Nicolás de Damasco atribuía las luchas y juegos de gladiadores a una costumbre de los etruscos de celebrar combates a espada entre parejas en los funerales. El Imperio Romano tuvo una gran influencia etrusca, sobre todo en lo dedicado al culto a los muertos, por lo que esta versión podría sostenerse por ello. Tito Livio señalaba como primer año de celebración de estos juegos el 310 a. C a modo de celebración de los campanios por ganar a los samnitas.
En el siglo VII d. C. Isidoro de Sevilla ampliaría la versión de Nicolás de Damasco diciendo que la palabra latina «lanista» (como se denominaba al gerente de gladiadores) viene del etrusco y significa carnicero, así como «caronte» (quien comprobaba la muerte del gladiador) venían de Charum, un psicopompo de infierno etrusco.
¿Cómo era su vida?
Los combates de gladiadores se realizaban en un anfiteatro romano, como por ejemplo el Coliseo (imagen superior). El suelo estaba formado por arena y de ahí que se le denominara «la arena» al escenario donde iba a tener lugar la batalla. Por debajo, había cámaras donde estaban los gladiadores esperando a salir, estaban los animales salvajes, etc..
La condición de vida de los gladiadores era muy baja. Vivían en una escuela donde se formaban y entrenaban para la batalla, la ludus. Firmaban un juramento donde declaraban cualquier tipo de daño: quemaduras, golpes, asesinato..
La alimentación que recibían era pobre y para muchos podía repugnar: judías o frijoles y cebada. Una dieta deficiente en muchos nutrientes por lo que lo que debían complementar bebiendo una mezcla de cenizas con vinagre para aumentar el calcio por ejemplo. Ahora bien, antes de una actuación si les daban bien de comer para que los cuerpos se vieran mejor y para que la grasa sirviera de protección ante los golpes.
Los esclavos que vivían con ellos en las escuelas les daban masajes regulares y también había personas con conocimientos médicos, algo necesario ya que o no regresaban los gladiadores vivos o volvían con múltiples heridas.
Momento culmen del gladiador
Los gladiadores fueron muy populares, tanto que causarían furor entre jóvenes y viejos, en Roma era un tema recurrente y uno de los espectáculos más abarrotados.
Estos juegos se convirtieron en un gran negocio para muchos, tanto para los entrenadores de gladiadores como para los que los compraban para que combatieran en la arena. Fue tal su importancia que supusieron un arma política. Los políticos los usaban para captar votos y funcionaba, un buen espectáculo podía suponer el apoyo de plebeyos y tribunos. Julio César celebraría un munus en honor a su padre, que llevaba muerto ya 20 años.
Los espectáculos de gladiadores junto con los de bestias salvajes se extenderían por todo lo que abarcaba el imperio romano. Hubo leyes anticorrupción que trataron de frenar esta práctica pero que no tuvieron mucho éxito. Pasado el asesinato de César, Augusto tomaría autoridad sobre estos juegos y lo formalizó como deber cívico y religioso, aunque limitando el gasto público para realizarlo. Estos juegos quedarían exclusivamente para los festivales de Saturnalia y Quinquatria.
Durante la época del Imperio, hubo batallas impresionantes como la celebración de Trajano por la victoria a los dacios, donde participaron 10.000 gladiadores y 11.000 animales durante 123 días. Dependiendo del emperador era algo que estaba más o menos controlado económicamente y, en más de una ocasión, supuso un descontrol en la economía.
Final de los espectáculos con gladiadores
La crisis romana del siglo III hizo que las arcas del estado tuvieran que derivarse a lo militar. La economía del imperio se resintió y no volvería a recuperarse del todo. Algunos consideraban que estas batallas de gladiadores eran menos gratificantes. A pesar de ello, los emperadores siguieron subvencionándolos.
Llegaría un momento, que de la mano de los cristianos, estos juegos se consideraran asesinatos y con la llegada de Constantino al cargo de emperador y su calificación de espectáculos sangrientos cambió el panorama de los gladiadores. Los condenados a muerte no iban a la arena sino a las minas. No se prohibió el espectáculo pero solo aquellos que fueran a él de manera voluntaria podrían participar en los juegos.
Así poco a poco comenzaría el declive de los gladiadores, aunque durante mucho tiempo siguieron realizándose las batallas. En el 393 Teodosio I prohibió las fiestas paganas, y desde aquel momento sus sucesores fueron revalizando la prohibición. La población se tendió a los espectáculos teatrales y carreras de carros que seguían causando furor y los gladiadores se dejaron de lado finalmente.