Entrevistas breves con David Foster Wallace (y largas): ‘Conversaciones con David Foster Wallace’ | Reseña

De David Fostwer Wallace nos quedan sus novelas, sus reportajes, sus cuentos, sus frases y, por encima de todo, su pensamiento y su modo de estar en la vida. Y de abandonarla. No debe de ser fácil reunir 19 entrevistas (+1 reportaje) de un escritor (sobre todo de uno como David Foster Wallace) y que el libro no se te convierta en una broma infinita de ecos de ideas solapadas y repetidas. Stephen J. Burn, editor de Conversaciones con David Foster Wallace, ha hecho bien su trabajo. En este magnífico libro de entrevistas, publicado en España por Pálido Fuego, pueden encontrarse todas las inmortales frases de David Foster Wallace que resumen su legado. Ya sea como escritor, pensador, crítico literario, analista de la sociedad posmoderna o espectador adicto a la televisión. Este libro es como una larga charla de varios años con alguien que desearías haber tenido como amigo (a.k.a Jonathan Franzen).

La recopilación de casi dos décadas de testimonios del padre de La escoba del sistema, La broma infinita o La niña del pelo raro brinda un doble estímulo para el lector. Con estas entrevistas de David Foster Wallace nos adentramos en la explicación de su particular visión del mundo y, también, en la explicación de su literatura. Y con su obra no nos referimos a sus novelas, relatos y reportajes, sino a su concepto de lo que es y debería ser la (buena) literatura. La clase de libros en las que está dispuesto a invertir su tiempo y ganas.

Jonathan Franzen y Foster Wallace

Jonathan Franzen y Foster Wallace

Aunque el reclamo de la portada no falta a la verdad (“Cada encuentro con el autor proporciona otra pieza del puzzle”), el potencial de esta golosina de libro no está su aportación al marujil desentrañamiento y comprensión de un tormento existencial que devino en suicidio (y posterior canonización). Por mucho que nos regale varios momentos clímax como el de la hermana (“No puedo quitarme la imagen de la cabeza (…) David y sus perros; está oscuro. Estoy segura de que les besó en la boca, y de que les dijo que lo sentía»).  El fuerte de Conversaciones con David Foster Wallace está en otro sitio.

Maldito posmodernismo

A ratos, es casi un manual de teoría, disfrutable incluso para los que ni sepan quién fue David Foster Wallace. Maravilloso, poder leer en negro sobre blanco uno de los diagnósticos más certeros de una época:

“La ironía y el cinismo fueron lo que requería la hipocresía estadounidense de los cincuenta y los sesenta. Fue lo que hizo de los primeros posmodernos unos grandes artistas. Lo grande de la ironía es que separa las cosas y nos eleva por encima de ellas para que podamos ver los defectos y las hipocresías y las duplicidades (…) El sarcasmo, la parodia, el absurdo y la ironía son formas geniales de quitarle la máscara a las cosas para mostrar la realidad desagradable que hay tras ellas. El problema es que una vez desacreditadas las reglas del arte, y una vez que las realidades desagradables que la ironía diagnostica son reveladas y diagnosticadas, ¿qué hacemos entonces? (…) ¿Qué hacemos ahora? Aparentemente todo lo que queremos hacer es seguir ridiculizando las cosas. La ironía posmoderna y el cinismo se han convertido en un fin en sí mismas, en una medida de la sofisticación en boga y el desparpajo literario. Pocos artistas se atreven a hablar de lo que falla en los modos de dirigirse hacia la redención, porque les parecerán sentimentales e ingenuos a todos los ironistas hastiados. La ironía ha pasado de liberar a esclavizar.”

Esto le suelta un David Foster Wallace de 29 años a Larry McCaffery 33 páginas después de haber comenzado la entrevista para la Review of Contemporary Fiction data de 1993. Tras leer el diagnóstico, uno sólo puede cerrar por un momento el libro, levantarse, mirar alrededor y estremecerse con la plena vigencia del postulado. Esta semana, terminado el primer y único debate televisivo previo a las elecciones del 10 de noviembre en España, el asunto más comentado en redes sociales (con borracheras de sorna e ironía, por supuesto) fue el «mamadas» que Pablo Iglesias pronunció, suponemos que por error, mientras hablaba sobre femenismo e igualdad.

David Foster Wallace, entrevistas y conversaciones

David Foster Wallace en una imagen de 2002

De eso estamos hablando. De David Foster Wallace, un escritor que usó su bochornosa clarividencia para capturar y resumir los elementos definitorios de una época y transformarlos en literatura.

Otro ejemplo. La época de los medios de comunicación de masas:

“El mundo en que vivimos es muy diferente. Ahora puedo levantarme y ver secuencias vía satélite de un disturbio en Pekín mientras me como un desayuno Tex-Mex y escucho música del Tercer Mundo en mi reproductor de CD. La función de la narrativa solía consistir en hacer familiar lo extraño, en llevarte a cualquier sitio y hacer que allí te sintieras como en casa. Parece que una de las características de la vida actual es que todo se presenta como algo familiar, por lo que una de las cosas que el artista debe hacer es recordarle a la gente que mucha de esta familiaridad en realidad es extraña”.

En ocasiones, no es tanto el qué dice sino el cómo. Esa aparente sencillez para condensar agudeza y claridad, diciéndote que “hay un clic en Madame Bovary que, joder, si no lo sientes es que hay algo en ti que no funciona”.

O el modo en que David Foster Wallace se pregunta hasta qué punto “¿necesitamos ficción que no haga sino dramatizar lo oscuro y estúpido que es todo?”, para luego asegurar que “en épocas oscuras, el arte aceptable sería aquel que localiza y efectúa una reanimación cardiopulmonar sobre aquellos elementos mágicos y humanos todavía vivos y resplandecientes a pesar de la oscuridad de los tiempos.”

Foster Wallace, un autor de su tiempo

Coherente con su larga época de juventud y adicción televisiva, las respuestas de David Foster Wallace en sus entrevistas son iguales que su vida y obra: ríos en los que se combinan corrientes de filosofía, teoría literaria, tenis, matemáticas, rap y la MTV. Como escritor posmoderno y realista, opinaba que esquivar las referencias pop era algo retrógrado: “En términos del mundo en el que vivo y sobre el que intento escribir, se trata de algo ineludible”.

La icónica bandana de David Foster Wallace solo estaba ahí para frenar el sudor. Cualquiera que haya visto u escuchado una de sus entrevistas  sabrá lo mucho que se pensaba cada respuesta.  Esto también está patente en el libro, con aserciones y autorefutaciones repletas de duda formal, de “no sé si me explico” o “probablemente esto no tenga ningún sentido”.

David Foster Wallace estaba obsesionado con el lenguaje hasta el punto de encontrar “convincentes” algunas de las teorías del pensamiento que afirman que “en realidad no existe una realidad significativa fuera del lenguaje. Que el lenguaje crea, de manera bastante complicada, lo que llamamos realidad”. Wittgenstein le ponía.

Denle una oportunidad al siguiente vídeo para entender la esencia completa (más o menos) de un ser humano en cosa de tres minutos de gestos y palabras atropelladas . Se trata de una colección de cortes de ¡una sola entrevista! donde vemos de qué modo David Foster Wallace sufría y sudaba cada palabra con tal de transmitir con la máxima exactitud sus ideas. La entrevista es del 2003 y fue para la cadena alemana ZDF (y puedes verla completa en este enlace):

Por supuesto, además de enseñanzas tragicómicas, en Conversaciones con David Foster Wallace, los acólitos del escritor verán su hambre de datos biográficos plenamente saciada. Sus padres se leían entre ellos en voz alta el Ulises de Joyce antes de ir a dormir, con ocho años ya le habían leído Moby Dick, etc.

Los feligreses fosterwallianos comprobarán de qué modo los años van modulando el discurso del escritor; la manera en que los “tío” o las confesiones disparatadas y la ignorancia de los rudimentos más básicos del desarrollo de una entrevista van dejando paso a unas respuestas más pensadas, solemnes y propias de alguien que empieza a asimilar cuánta verdad hay en eso de que “cuanto mayor eres, más inteligentes son tus padres.”

David Foster Wallace. Debería de haber sido interesante conocerle.

Conversaciones con David Foster Wallace, un genial libro de entrevistas

David Foster Wallace, Conversaciones con David Foster Wallace (Editado por Stephen J. Burn)
Traducido por José Luis Amores Baena
Pálido Fuego, Málaga 2012
238 páginas | 18 Euros


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