El Éxtasis de Santa Teresa de Gian Lorenzo Bernini

Entre los años 1647 y 1652, el escultor, arquitecto y pintor italiano, Gian Lorenzo Bernini, creó una de sus obras más conocidas, «El Éxtasis de Santa Teresa«. Dicha escultura está situada en la célebre Capilla Cornaro de la Iglesia Santa Maria della Vittoria, en Roma, Italia. Si quieres conocer un poco más acerca de ella, no dudes en quedarte y aprender con nosotros.

EL ÉXTASIS DE SANTA TERESA

Descripción y composición

“El Éxtasis de Santa Teresa” o “La Transverberación de Santa Teresa”, como se le llama en muchas partes, se trata de una obra escultórica de mármol hecha por el pintor, arquitecto y escultor de origen italiano, Gian Lorenzo Bernini. Para poder llevarla a cabo, Bernini tuvo que idear una capilla en la Iglesia de Santa Maria Della Vittoria con un espacio tridimensional bastante llamativo.

Santa Maria della Vittoria es una basílica construida durante siglo XVII con la finalidad de conmemorar aquella victoria del emperador Fernando II en la Batalla de la Montaña Blanca. La realización de “El Éxtasis de Santa Teresa” se remonta a mediados de este siglo, cuando el cardenal Federico Cornaro ​ se la encargó a Bernini para que fuese colocada en el lugar en donde iría su tumba.

El artista aceptó debido al prestigio y poder que poseía el hombre y su familia dentro de la nación. La capilla denominada con su mismo nombre, Cornaro, se encuentra ubicada en Roma, Italia. La construcción de la capilla para ese entonces, era una interpretación espléndida de retablos y columnas en las que en el centro se hallaba la imponente escultura.

La configuración del espacio tenía como objetivo forzar al espectador para que viese de manera frontal a la escultura, lo que ofrecía una imagen con una magnificencia superior. En sí, la obra es un excelso retrato elaborado en mármol, sencillamente una explosión de colores, metales y detalles.

A ambos lados del foco central, conseguimos dos balcones con esculturas del cardenal y otros miembros eclesiásticos. Cada uno aparece como observador de la escena presentada y se encargan de representar su plena devoción a lo presenciado. Es por ello que se le considera como una de las más grandes obras maestras del alto barroco romano.

 EL ÉXTASIS DE SANTA TERESA

Posee una pequeña ventanita situada por encima de Santa Teresa, por la cual se filtra la luz sublimemente, con rayos dorados hechos de bronce responsables de subrayarla. Su cúpula cuenta con una frescura de un cielo realizado con la técnica del trampantojo, repleto de querubines y una luz de la que desciende el Espíritu Santo como es tradicional en la religión católica, en forma de paloma.

Aunque muchos no tienen conocimiento de ello, las figuras principales del conjunto están basados en un episodio que se describió por Santa Teresa de Jesús en su texto autobiográfico, titulado el “Libro de la Vida”. En él se narra cómo un ángel le atraviesa el corazón a una monja carmelita con la ayuda de un dardo de oro.

Con una altura aproximada de 3,50 metros, la escena recoge el instante en el que tal ángel le va a clavar la flecha, plasmando la impactante expresión en su rostro que refleja sus sentimientos, una mezcla excelsa entre el dolor y el placer. Se puede observar a la Santa apoyada en una nube rugosa dirigiendo su mirada a la desnudez de sus pies y a los pliegues de su vestimenta.

Esos pliegues que cubren la mayor parte de su cuerpo, llaman la atención debido a que no corresponden completamente a su figura, dando aún más una sensación de irracionalidad plena. Lo podríamos definir como una enérgica expresividad la cual, junto con el desorden de las dos figuras, dan a denotar claramente que se trata de un estilo barroco.

Además de obsequiarnos arte en el ámbito escultórico, Bernini se encargó de crear todo un conjunto arquitectónico y pictórico para un mayor realismo y misticismo, pues incluso fue él mismo el que pintó la capilla.  Tenía una creatividad tan impresionante que los palcos de teatro situados a los laterales, estos provienen de su experiencia para proporcionarle ese componente teatral.

Su estilo está influenciado por fuentes variadas que incluyen al talentoso Michelangelo Buonarroti, el arte helenístico, el naturalismo, entre otros corrientes y movimientos culturales. Por tal motivo, se le atribuye el título del creador de una de las más hermosas esculturas de toda la Edad Moderna y uno de los precursores del Barroco.

EL ÉXTASIS DE SANTA TERESA

Historia de la Obra

El 7 de diciembre de 1598, una ciudad del sur de Italia llamada Nápoles ve nacer al futuro heredero de la audacia escultórica de Miguel Ángel, genio y principal líder del modelo arquitectónico del Barroco, Gian Lorenzo Bernini. Pese a que su talento fue totalmente innato, llegó a ser lo que fue gracias a su padre, un escultor del área manierista.

Pietro Bernini fue el responsable de enseñarle los rudimentos de la escultura en su propio taller. Además, fue también el encargado de ponerlo en contacto con algunos miembros de los estratos sociales más altos para que así pudiese explotar su talento desde muy pequeño.

Incluso dentro de sus obras más tempranas “Eneas, Anquises y Ascanio” y “El rapto de Proserpina”, ya resultaba evidente la ruptura existente con el Renacimiento tardío y la toma de una nueva concepción de la escultura bastante radical, en la que el dramatismo intenso, la magnificencia y la utilización de efectos escenográficos eran los protagonistas.

Tras el paso de los años, Bernini se convierte en un joven adulto y en 1629 el papa Urbano VIII lo nombró como el principal arquitecto de la basílica de San Pedro. A partir de ese momento hasta su muerte, desempeñó el papel de trabajador incansable para los sumos pontífices, excepto en el mandato de Inocencio X, que prefirió a otros artistas por encima de él.

Entre todos los trabajos que realizó para San Pedro, destaca notablemente el precioso Baldaquino ubicado sobre el altar mayor del impactante grupo escultórico denominado “Los Padres de la Iglesia”. Este, visto a través de las diversas columnas del Baldaquino, provee de efectos con una extraordinaria fuerza teatral de la forma que el autor deseaba desde un principio.

Pese a ello, no es reconocida como su mejor aportación a lo largo de la historia de la basílica, sino más bien lo es su afamada columnata, una extensa secuencia de columnas que constituye un elemento autónomo y rodea toda su plaza, justo enfrente del templo.  Esta inmensa plaza de planta elíptica, desde su creación ha recibido una infinidad de elogios debido a su armonía efectos escenográficos.

Como consecuencia de sus pocos, pero importantes trabajos para mecenas privadas y la colaboración que le proveyeron durante muchos años, nació la trascendente obra de la que estamos hablando y la que representa fervientemente su estilo de escultura tan característico, “El Éxtasis de Santa Teresa”.

A pesar de que muchas personas no lo crean, incluso hoy en día resulta bastante difícil poder concebir la posibilidad de que exista una intensidad dramática y fuerza dinámica superior, en una ejecución de diminutas dimensiones llevadas a cabo por medio de un tratamiento del mármol tan fino.

Ha llegado a considerársele como una recopilación magistral de las tres artes mayores: la arquitectura, la escultura y la pintura. Esto se debe a su condición de elemento para las técnicas de decoración de una capilla y los excepcionales efectos de claroscuro. Es por ello que siglos después se le sigue nombrando como un modelo inigualable de la escultura barroca.

Toda la obra estuvo bajo la supervisión de Bernini y fue completada entre 1647 y 1652, específicamente durante una buena parte del papado del pontífice que no lo tenía como su artista predilecto, Inocencio X. En dicho periodo, a Bernini se le había desplazado, ya que se le vinculó de manera directa con los gatos sumamente excesivos del papado anterior, el de Urbano VIII.

Por esta razón, se le privó muchísimo del mecenazgo pontificio. Además, se le suma el hecho de que el papa Inocencio tuvo preferencia por su rival artístico, el también impresionante Alessandro Algardi. Por ello, Bernini disponía de bastante tiempo libre para poder ser contactado por patrones privados.

Uno de ellos fue el cardenal y patriarca Federico Cornaro, quién escogió la Iglesia de Santa Maria della Vittoria de los carmelitas descalzos como la capilla en la que se le enterrara. Cornaro tenía una infinidad de motivos para evitar que lo enterraran en su tierra natal Venecia, es por eso que eligió tal lugar.

Y es que tras su nombramiento como cardenal por Urbano, mientras su padre desempeñaba el papel del Dogo (máximo representante de la Iglesia Católica en la ciudad de Venecia), hubo diversos escándalos en la localidad donde vivía provocando riñas entre familias con gran poder.

El veneciano luego de pensarlo mucho optó por la capilla izquierda de la iglesia, en la cual previamente se hallaba una figura de “El Éxtasis de Pablo”, que se reemplazó con los años con la imagen de Santa Teresa de Jesús, monja, mística, fundadora de la Orden de Carmelitas Descalzos y escritora española, al mismo tiempo que sufría un éxtasis ocasionado por el flechazo de un querubín.

Aproximadamente en 1652 se culminó la obra con la exorbitante suma invertida de 12 mil escudos, moneda de la edad moderna y que en la actualidad son alrededor de 120.000 dólares. Según el político, periodista y escritor español, Luis María Anson, Santa Teresa para llegar a tal punto de éxtasis se vio influenciada por el místico poeta y religioso San Juan de la Cruz. Sólo mitos.

Análisis

Aunque en este punto analizaremos el significado de la obra, no podemos indagar en el tema sin haber explicado el contexto histórico de la época en la que se creó. A “El Éxtasis de Santa Teresa” se le dio vida nada más y nada menos que en el periodo de la Contrarreforma de la Iglesia Católica.

¿Qué significa esto?, quiere decir que nació en un tiempo en el que la Iglesia tuvo una grave crisis a causa de la llegada de la Reforma Protestante. A raíz de ella, la cristiandad europea se vio dividida y hubo una infinidad de guerras y conflictos, especialmente en regiones de Francia y España.

Poco a poco la Iglesia Católica estaba perdiendo poder en los distintos territorios en los que lideraba, y tenía la necesidad imperiosa de llevar a cabo un impulso que demostrar su poderío. Después de las múltiples sesiones de lo que se conoce como el Concilio de Trento del siglo XVI, los altos mandos concluyeron que dicho impulso sería a través del arte.

Eso tenía bastante sentido para aquel entonces, debido a que la gran mayoría de la población occidental era analfabeta y se les tenía que impresionar por medio de su vista y ostentosas obras. Por medio de “El Éxtasis de Santa Teresa” se cumplirían dos objetivos principales.

El primero es que eran mostrados personajes modelos que los fieles creyentes debían anhelar con devoción convertirse en ellos, mientras que de paralelamente con cierta finalidad didáctica se le enseñaba la Pasión de Santa Teresa. Era una forma clara de su ejercicio de control de las masas.

El segundo es que podían demostrar que disponían de enormes sumas de dinero y que la belleza no era un lujo para ellos, sino una mera necesidad. La Iglesia era rica y poderosa, con el prestigio para aplastar a quienes tuviesen la osadía de retarlos. Todo esto quedaría de una u otra manera plasmado en el arte barroco.

En cuanto al análisis como tal, el conjunto escultórico representa la experiencia mística denominada como “transverberación”, un placer espiritual que va más allá de lo corpóreo, y que Bernini supo expresarla de un modo excepcional. De esta forma, el éxtasis de la Santa podía ser un poco más comprensible para los simples mortales.

Como se mencionó en un principio, estaba basado en sus propios escritos, pero llevado a la escultura no es más que es el típico tópico del Barroco, tanto por su concepto propagandista como por su visualización de las emocione religiosas No tiene ninguna clase de connotación sexual, es solo la representación del amor, el dolor y el gozo simultáneamente.

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