Dios Ayúdame, para una Necesidad Muy Profunda

Cuantas veces ante las dificultades de la vida y sobre todo cuando se tiene una necesidad muy profunda, exclamamos Dios Ayúdame, buscando al Todopoderoso para que nos auxilie rápidamente, porque nos sentimos muy agobiados. En este artículo abordamos esta situación y cómo lograr un mayor acercamiento con él, para que tengamos más confianza, fe y fuerza interior. Por lo que te invitamos a leer este artículo.

DIOS AYÚDAME

Dios Ayúdame

Dios Ayúdame, es una expresión salida desde lo más profundo de nuestro ser, que manifiesta la necesidad que tenemos de la presencia del Altísimo, de su poder, de su bondad y de su gran amor, para poder sobrellevar las situaciones que se nos presentan en nuestra existencia. Seguidamente, te presentamos tres de los muchos aspectos que motivan este llamado y que supone el manejo de nuestras propias emociones y toma de decisiones, para vivir mejor.

Ayúdame Dios – Libérate del Miedo y la Ira

Todas las personas tenemos un cierto nivel en el que nuestros sentimientos nos abruman y suplicamos: Dios ayúdame. Es posible que hayamos recibido resultados perturbadores de un examen médico, algunas noticias devastadoras sobre un miembro de la familia o cualquier otro asunto que haga que nuestros sentimientos se desestabilicen. Ante lo cual no podemos decir si estamos enojados, en pánico, asustados o temerosos del futuro. Pero si sabemos que no podemos avanzar solos, por lo que siempre imploramos ayuda a Dios.

Ante ciertas circunstancias adversas, estas reacciones psicofisiológicas son inmensurables para lidiar con ellas y generalmente o por lo menos en un primer momento se transmiten a un tercero. Tal es el caso cuando diagnostican una grave enfermedad, los miedos a los cambios corporales y riesgos de vida son de inmediato, y las reacciones de desahogos de enojo con otras personas también suele generarse.

¿Has notado alguna vez que el miedo y la ira se manifiestan simultáneamente? Las personas intercambian palabras duras por temor a ser traicionadas en sus relaciones. El miedo a un examen médico genera enfado cuando se confirma el padecimiento de algún mal. Ni siquiera importa si la ira o el miedo están claramente justificados, pero siempre se agita.

El miedo destructivo como la preocupación, el pánico y la suspicacia, se generan al anticipar lo desconocido. A todos nos gusta tener el control de nuestra situación, pero ¿no te enojas aún más cuando no tienes el control? Por lo tanto, cuando se comparan las capacidades humanas mínimas con las del Dios Omnisciente, Omnipresente y Todopoderoso, se entrega el control y de repente disminuyen los temores y la ira (Salmo 131: 1-2).

DIOS AYÚDAME

Ayúdame Dios – A Vivir una Vida que Valga la Pena

Cuando clamas Dios ayúdame ¿crees que hay una vida más satisfactoria por venir? Una relación con un Padre Celestial atento y amoroso, cambia tu visión del mundo desde una perspectiva temporal a una perspectiva eterna (2 Corintios 4: 17-18). La relación que desarrollas a través de tu aceptación del Hijo de Dios, Jesucristo, como tu Señor y Salvador, te renueva tanto espiritual como físicamente.

No puedes cambiar el mundo que te rodea hasta que cambies el tuyo. Por lo que somos capaces de escoger entre vivir en desobediencia a los planes del Altísimo, es decir, permanecer en pecado (Romanos 3:23). O decidimos pedir indulgencia y agradecer a Jesucristo por sacrificar su vida en pago por nuestras culpas.

Esto incluye haber estado alguna vez alejado del Señor. Que eras su contrario, que te separaste de él por tus erróneos pensamientos y acciones, pero ahora te ha traído de vuelta como su amigo. Lo hizo mediante el fallecimiento de su cuerpo humano en la cruz. Como resultado, él te ha acercado a la presencia del Omnipresente, y ahora eres santo y sin mancha para presentarte ante él sin faltas (Colosenses 1: 21-22).

Cuando aceptamos a Jesús como Señor de nuestras vidas, nacemos de nuevo como miembros de la familia del Supremo, con la seguridad de la vida eterna en el cielo. «Porque tanto quiso el Omnipotente a la humanidad que dio a su primogénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, más tenga vida eterna» (Juan 3:16).

Ayúdame Dios – A Elegir Bien

El Omnipresente está ansioso por ayudarte (Romanos 5: 6-11). Su amor por ti es tan inmenso que él no quiere que pases por ese proceso solo por tu cuenta. Aunque te parezca difícil todo lo que necesitas es creer y realizar una sencilla y sincera plegaria. Puedes decir:

DIOS AYÚDAME

«Amadísimo Padre Omnipresente, creo que tu hijo Jesucristo Jesús murió en la cruz por mis pecados y resucitó de entre los muertos. Confieso y pido que me des tu perdón por mis faltas. Gracias por perdonarme y amarme. Ayúdame a vivir una nueva vida que te agrade como una nueva creación en el Señor. Apóyame en esta circunstancia que es muy grande y pesada y no puedo hacerlo sin ti. En el nombre de Jesús. Amén».

Si te has decidido a convertirte en hijo del Altísimo hoy, bienvenido a su familia. Él nunca te dejará. Hebreos 13: 5 señala: «Porque dijo el Señor: Jamás te dejaré, nunca te desatenderé».

Es importante bautizarte como el Señor lo ha establecido. Cuéntale a alguien sobre su nueva fe en Cristo. Dedícale un tiempo para el Señor diariamente para que adquieras el hábito de orar y leer su palabra. Pídele al Supremo que aumente tu fe y te ayude a comprender las sagradas escrituras. Busca la comunión con otros cristianos. Únete a un grupo de amigos cristianos que respondan tus preguntas y te apoyen. Asiste a una iglesia local donde puedas adorar al Todopoderoso.

Pasos para obtener la Paz con Dios

Si alguna vez te has cuestionado ¿Existe realmente un Dios? ¿Cómo te puede ayudar? Pues bien, simplemente recuerda que Dios es real y cuando colocas tu confianza en él tienes su promesa que estará contigo siempre. La Biblia dice en el Salmo 46:1 «Nuestro amparo es el Señor, nuestra fortaleza y nuestra ayuda segura en momentos de angustia». Comparte con él tus angustias y deja que revele su propósito para ti. Ríndete a él hoy.

A continuación, te invitamos a internalizar los 4 pasos para conseguir la paz con el Omnipotente, los cuales puedes tener presente cada vez que clames Dios Ayúdame.

Paso 1: Dios Te ama y Tiene un Plan para tu Vida

Las escrituras bíblicas señalan que «Tanto quiso el Omnipresente al ser humano que entregó a su primogénito, para que los que crean en él no se pierda, y pueda eternamente vivir» (Juan 3:16).

Jesús Dijo, «He llegado para que tengan existencia y la tengan con felicidad», lo que significa una existencia completa y llena de un objetivo (Juan 10:10).

Paso 2: Somos Pecadores y Estamos Separados de Dios

Todos en algún momento hemos actuados en forma inadecuada, que la Biblia llama pecado y dice: «Todos los pecadores están desprovistos de la gloria del Supremo» (Romanos 3:23).

Los resultados de hacer el mal, es la eliminación espiritual o la separación espiritual con el Altísimo (Romanos 6:23).

Paso 3: Dios Envió a su Hijo a Morir por Tus Pecados

El hijo del Omnipresente murió en nuestro lugar para que pudiéramos vivir con él para siempre.

“Pero el Señor demuestra su querer por sus seguidores en esto: cuando aún éramos pecadores, el Mesías se sacrificó por la humanidad” (Romanos 5: 8).

Pero no terminó con su muerte en la cruz, ¡resucitó y todavía está vivo!

Paso 4: ¿Te Gustaría Orar para Recibir el Perdón de Dios?

Podemos hacer mucho para obtener la liberación. Somos salvos por la gracia del Altísimo cuando creemos en su hijo. Todo lo que tienes que hacer es reconocer que te has portado mal, que el Mesías se sacrificó por nuestros males y pedir clemencia con una oración. La oración es simplemente hablar con el Supremo. Él te conoce y te quiere. Lo más importante para él es la actitud de tu corazón, la honestidad. Se recomienda recitar la siguiente oración para recibir al Señor como Salvador:

Amadísimo Señor, estoy consciente que he pecado, pero estoy arrepentido y ruego me perdones, prometo apartarme y no dejarme tentar más. Creo que distes tu vida por nosotros, te entrego el control de la mía para entres en ella. Confío en ti como mi Señor y salvador por los siglos de los siglos, en tu nombre. Amén.

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