Solemos pensar que conocemos nuestro cuerpo mejor que nadie. Pero en algunas ocasiones, de repente nos fijamos en una manchita nueva, o que al menos no habíamos percibido anteriormente. ¿Podría ser un lunar? ¿O quizá una verruga? No siempre resulta fácil distinguir estas dos protuberancias dérmicas. Para facilitaros un poco la distinción, vamos a hablar en este artículo sobre las diferencias entre verruga o lunar.
Si no tenéis claro cómo distinguirlas, os recomiendo que sigáis leyendo. Explicaremos qué son tanto las verrugas como los lunares y luego resumiremos las principales diferencias entre ambas. ¡Quizá descubráis alguna cosita nueva!
¿Qué es una verruga?
Antes de centrarnos en las diferencias entre verruga o lunar, primero debemos saber qué son ambas cosas, empezando por las verrugas. Éstas son, básicamente, unos bultos pequeños y granulares que aparecen en la piel, sobre todo en las manos y en los dedos. Al tocarlas, suelen ser algo ásperas y, además, tienden a ir acompañadas de puntos negros y pequeños, que son vasos sanguíneos formados por sangre coagulada.
¿Pero cómo se crean las verrugas? Veamos, las comunes son provocadas por el VPH (virus papiloma humano) y se transmiten a través del tacto o por lesiones cutáneas. Se trata de un virus muy frecuente que incluye más de 150 tipos diferentes. La mayoría de ellos se transmite por el contacto cutáneo o mediante objetos compartidos, pero algunos también por vía sexual. Tras haber estado expuestos al virus, las verrugas suelen aparecer al cabo de dos hasta seis meses. Por lo general, son inofensivas y vuelven a desaparecer por sí solas con el paso del tiempo. Aún así, muchas personas optan por quitarlas ya que pueden ser algo molestas y poco estéticas.
Cabe señalar que el sistema inmunitario de cada persona es diferente, por lo que la respuesta al virus papiloma humano no es siempre la misma en todo el mundo. Por lo tanto, hay personas que pueden haber estado en contacto con el VPH a pesar de no haber desarrollado verrugas.
¿Qué es un lunar?
Ya sabemos qué son las verrugas, pero nos faltan los lunares, conocidos también como nevos. Éstos son un tipo de crecimiento en la piel bastante frecuente. Normalmente son pequeños puntos marrones producidos por melanocitos agrupados, que son las células encargadas de la pigmentación. ¿Sabíais que la mayoría de la gente tiene entre diez y cuarenta nevos? Habitualmente aparecen durante la infancia y también durante la adolescencia, y, con el paso del tiempo, pueden desaparecer o cambiar de aspecto.
Casi siempre son manchas redondas u ovaladas, de aproximadamente seis milímetros de diámetro. Sin embargo, aquellos con que los que nacemos, conocidos como nevos congénitos, pueden tener un tamaño mayor y llegar a cubrir incluso una parte de una extremidad, del torso o de la cara. En cuanto al color, suelen ser marrones, pero también pueden ser rosados, azules, rojos o negros. La textura de los lunares también es algo variada, pudiendo ser suave, arrugado, plano o con relieve. En algunas ocasiones incluso puede crecer bello grueso y fuerte justo en ese punto.
Lunares y melanomas
Aunque la mayoría de los lunares suelen ser inofensivos, hay algunos casos en los que pueden ser cancerosos. Por este motivo es importante que vayamos revisándolos periódicamente para ver si han cambiado de aspecto o si han aparecido manchas nuevas. De esta manera podremos detectar el cáncer de piel, y el tiempo puede ser vital, sobre todo si se trata de un melanoma maligno.
¿Pero cómo saber si nuestros lunares son cancerosos? Pues bien, normalmente suelen presentar una forma asimétrica y/o bordes irregulares. También es habitual que cambien de color, tamaño, relieve o forma. Existe una regla, la regla del ABCDE, que nos puede ayudar a recordar en qué aspectos debemos fijarnos:
- A (asimetría): Una parte de la mancha es diferente a la otra.
- B (borde): Los bordes de los lunares son irregulares o tienen cortes u ondas.
- C (color): Si los nevos han cambiado de color, o de repente tienen muchos colores diferentes o tienen tonos irregulares, debemos ponernos alerta.
- D (diámetro): También es importante fijarnos en los cambios de tamaño. Si se vuelven más grandes, debemos consultar con un dermatólogo.
- E (evolución): Por último nos queda la evolución. Hay que estar atentos a cualquier cambio que puedan hacer los lunares. No sólo pueden variar de aspecto, si no también presentar síntomas nuevos, como por ejemplo sangrado o picazón.
Cabe decir que no todos los lunares cancerosos presentan todos estos signos. Algunos pueden varías sólo en uno o dos aspectos, nada más.
Principales diferencias entre verruga o lunar
Ahora que ya sabemos qué son estas dos protuberancias que surgen en la piel, veamos cuáles son las principales diferencias entre verruga o lunar. A ver si con este resumen somos capaces de distinguirlas:
- Origen: La verruga es causada por un virus, mientras que los lunares son una agrupación de melanocitos en una área.
- Apariencia: Generalmente, los lunares parecen manchas irregulares, pero las verrugas tienen un aspecto de carne crecido con un tono pálido en muchas ocasiones y una textura rugosa.
- Ubicación: Si bien es cierto que podemos encontrar ambas protuberancias por todo el cuerpo, las verrugas son más frecuentes en los dedos, en los tobillos, en las palmas de las manos y en los pies. Por otro lado, los lunares tienden a aparecer más por la cara, los hombros, los brazos y el cuello.
- Tratamiento: A la hora de eliminar verrugas, podemos recurrir a diversos tratamientos, como por ejemplo cremas, láser o cirugía. En cambio, los lunares no suelen requerir ningún tipo de tratamiento, pero sí es altamente recomendable consultar a un dermatólogo para que los evalúe. Tampoco está de más ir llevando un control médico del tamaño de los nevos y la aparición de nuevos.
En conclusión podemos decir que existen algunas diferencias importantes entre verrugas y lunares. No obstante, en caso de duda lo mejor que podemos hacer es consultar a un dermatólogo. Éste podrá evaluar de qué se trata y qué medidas debemos tomar, si es que eso fuera necesario.