¿Qué es una Supernova?
Una Supernova (del latín nova, «nueva») son explosiones estelares que puede manifestarse de forma muy notoria y con dimensiones cataclísmicas que producen destellos de luz potentes que pueden durar desde varias semanas a varios meses. Estos fenómenos tienen una relación intrínseca con la evolución de las estrellas en nuestras galaxias, así como con su papel en la formación de elementos en el universo.
Se identifican debido a un rápido aumento de la intensidad luminosa hasta lograr una magnitud absoluta superior que el resto de la galaxia. Sin embargo, escasas estrellas se transforman en Supernovas. La gran mayoría se enfrían y terminan sus días como enanas blancas y, sucesivamente, como enanas negras.
Las Supernovas no son fenómenos muy frecuentes. Los astrónomos estiman que se producen 2 o 3 Supernovas cada siglo en galaxias como la nuestra, la Vía Láctea. Sin embargo, su estudio es crucial para entender la energía oscura en el universo, así como los eventos de gran magnitud.
¿Cómo se produce una Supernova?
Luego de un sinfín de estudios, los astrónomos han logrado avanzar en la comprensión de los estallidos estelares denominados supernovas y la teoría es sencilla. Si la estrella posee una masa ocho veces la de nuestro Sol, o con una densidad mayor, la estrella explotará en forma de supernova. Este fenómeno se relaciona a menudo con la observación de eventos astronómicos significativos que incluyen investigaciones sobre telescopios avanzados y otros dispositivos que permiten conocer más sobre el universo.
Es un proceso de miles de millones de años, es decir, muy largo. Aunque existen variantes de su final dependiendo de la masa de la estrella, su principio es idéntico en todos los casos: las estrellas adsorben su hidrógeno para generar helio por medio de una fusión nuclear. Es de esta forma como obtienen la energía que las hace brillar.
Cuando el hidrógeno se va agotando, el helio producido se almacena en el núcleo gracias a su mayor densidad. La condensación de helio se va incrementando a tal punto que la estrella se ‘intoxica’ de helio. Como el hidrógeno se va escaseando, la estrella genera otro método para conseguir energía: combinar el helio. En apariencia, tales estrellas comienzan a aumentar su tamaño, hinchándose hasta convertirse en gigantes rojas. Este proceso es similar al análisis de otras estructuras del universo, como las nebulosas y su formación.
Existen dos grandes categorías de Supernovas
La explosión de una Supernova se produce por dos causales diferentes, una de ellas debido al estallido de estrellas masivas aisladas y la otra categoría se origina como resultado de procesos de intercambio de materia en el interior de ciertos sistemas estelares binarios. En este sentido, el estudio de estas explosiones permite profundizar en los misterios de las galaxias y cómo influyen en la estructura del universo y su evolución.
Primera categoría
Corresponde a la explosión que ocurre al final de la vida de una estrella muy masiva, y que genera grandes cantidades de energía y emisiones de material, siendo uno de los fenómenos explosivos más intensos. En apariencia, la estrella aumenta su brillo tanto, que pueden llegar a brillar más que toda la galaxia que la alberga, lo que permite a los astrónomos realizar estudios más detallados sobre esas explosiones astronómicas y su impacto en el universo.
Segunda categoría
Las Supernovas debidas al intercambio de masa se producen cuando una estrella miembro de un sistema binario recibe el flujo de combustible al capturar material de su compañero. Estas interacciones son ejemplares en el estudio de las galaxias lenticulares y su dinamismo.
Remanentes de supernova
Después de un estallido supernova, los restos forman una estructura nebulosa a partir de la explosión. Estos restos (también denominados remanentes) están circunvalados por una onda de choque expansiva que barre todo a su alrededor y choca durante su paso. La exploración de estas estructuras nebulosas es fundamental para nuestra comprensión del universo y su complejidad.
La estrella, careciendo energía alguna en su núcleo, implosiona dependiendo de su gravedad trayendo como consecuencia alguna de las dos rutas posibles para una supernova: una estrella de neutrones o un agujero negro. Para entender mejor estos fenómenos, se pueden consultar estudios sobre agujeros negros y su formación en el cosmos.
Pero no toda la materia es devastada en un estallido supernova, sino que el núcleo de la estrella permanece. Ese núcleo, con altos niveles en hierro, avanzará en su hundimiento. El hundimiento se paralizará, o seguirá indefinidamente dependiendo de la masa del núcleo después de la explosión.
La estrella de neutrones
También llamados Púlsares, su formación se genera cuando el hundimiento del núcleo se paraliza a raíz de los neutrones, que se mueven sin rumbo como consecuencia a las altas temperaturas, generando que la materia se encuentre disgregada en protones, neutrones y electrones. Los Púlsares poseen un campo magnético lo suficientemente grande, con lo que se instiga a la emisión evolutiva de radiación electromagnética en forma de pulsos, los cuales se desplazan a intervalos periódicos en concordancia con el período de rotación. Para un análisis más profundo sobre estos fenómenos, puedes consultar información sobre los pulsares y cómo se relacionan con otros eventos cósmicos.
Por otro lado, si después de la explosión de supernova el núcleo que se mantiene posee una masa que supera el límite de la misma, es decir, la masa de unos tres soles, su hundimiento es ineludible. Esto ocasiona que la densidad de la estrella sea bastante alta, generando un colapso, a partir de esto se crean los agujeros negros. Mientras haya una gran densidad de luz existente, más grande será el agujero negro, lo que provoca el interés de los estudios sobre los sonidos del universo y su exploración.
¡La supernova como explosión creadora!
Ahora bien, después de analizar cómo se produce una supernova, es hora de hacer una pequeña reflexión: Todos nosotros, en algún momento de nuestras vidas, hemos tenido un termómetro de mercurio, unos pendientes de oro, o, incluso, alguna vez nos hemos aplicado yodo en alguna herida para acelerar el proceso de cicatrización. Estos elementos tienen, en última instancia, su origen en procesos estelares como este, parte de la misma formación del sistema solar.
El mercurio del termómetro, el oro y el yodo se han obtenido de una mina, pero ¿Quién lo situó ahí? Esos elementos se colocaron durante el proceso de génesis de la Tierra a bordo de planetésimos ostentosos en esos elementos. Los planetésimos se crearon en el disco de gas y polvo que originó todo el sistema solar, y en ese gas, estaban esos átomos de mercurio, plata o yodo. Para entender cómo estos procesos se conectan, es interesante explorar el resumen de la teoría del Big Bang.
Los átomos llegaron a la tierra como consecuencia de un estallido supernova y, como te estás imaginando, todo ese mercurio, oro y yodo, se creó en esa gran explosión estelar. Y eso no solo ocurrió con el mercurio, oro y yodo, sino también con un sinfín de elementos fundamentales para la vida, como los que se forman en grandes explosiones. Por tal razón, es importante recordar que sin estas magníficas explosiones creadoras, la vida no hubiese sido posible tal y como la conocemos.