Tamara Lempicka, famosa pintora polaca

Conoce a través del siguiente post un poco más acerca de la exitosa y polémica vida de la artista polaca Tamara Lempicka, considerada como una de las pintoras más influyentes en la historia del arte universal.

TAMARA LEMPICKA

Tamara Lempicka

El fin de la Primera Guerra Mundial representó para muchas culturas un interesante cambio lleno de emociones y mucha revolución, sobre todo desde el aspecto social y político. Países como Estados Unidos o incluso el continente europeo fueron testigos de los llamados “felices años veinte”, donde la participación de la mujer dentro de la sociedad adquirió un nuevo aire.

Fue una época no solo de crecimiento económico e impulso de la cultura de consumo, sino que además las mujeres pudieron experimentar un nuevo nivel de liberación. En muchos países del mundo se les permitió el derecho al voto, mientras que un gran número de mujeres empezaron a formar parte de la fuerza laboral, con lo que lograron obtener cierta liberación financiera.

La liberación financiera que comenzaban a experimentar muchas mujeres después de la Primera Guerra Mundial también influyó en otros aspectos de la vida social. Transformó la moda y la manera de actuar de las mujeres. Uno de los símbolos más representativos de esa época y que muchas mujeres reconocen hoy en día es la “flapper”.

¿De qué trata? Una mujer que vestía ropa desajustada, tenía el cabello corto y ondulado y adoptaba un estilo de vida hedonista. Se podría decir que este tipo de mujeres fueron las que sirvieron de fuente de inspiración e influencia en el trabajo de la reconocida artista de origen polaco Tamara de Lempicka, de quién estaremos conociendo más en el siguiente post.

Fue una de las artistas polacas más representativas de la época. Muchos la llegaron a conocer bajo el apodo de “la baronesa con pincel”, y es que sin duda Lempicka se convirtió en una brillante figura del arte. Su fama la alcanzó producto a sus autorretratos y pinturas de mujeres en su elegante estilo art déco.

TAMARA LEMPICKA

A lo largo de su historia pudo realizar impactantes trabajos artísticos, el cual se caracterizó, entre otras cosas, por exhibir mucho poder femenino y sensualidad. A través de sus pinturas, Tamara Lempicka trataba de celebrar la independencia y la liberación femenina de la década de 1920.

Una de sus más emblemáticas frases fue: ”Vivo la vida al margen de la sociedad, y las reglas normales de la sociedad no se aplican a aquellos que viven al margen”

¿Quién es Tamara de Lempicka?

Quizás la mayoría del público la reconozca como Tamara de Lempicka, sin embargo ese no fue su verdadero nombre. Cuando nació, sus padres le colocaron por nombre Maria Gorska, sin embargo con el tiempo muchos la comenzaron a llamar como Tamara, su nombre artístico.

Esta artista polaca nació un 16 de mayo del año 1898. Su nacimiento ocurrió en una localidad de Polonia llamada Varsovia. Fue hija de un destacado abogado de origen judío de nombre Boris Gurwik-Gorski, mientras que su madre fue una socialité polaca llamada Malvina Decler.

Su interés por el mundo artístico comenzó cuando era apenas una niña. Se dice que ella empezó a tener contacto con las artes a muy temprana edad, incluso cuando tenía tan solo diez años, pintó sus primeras obras de arte. Uno de sus primeros trabajos fue un retrato que realizó de su hermana menor.

Por poco tiempo estuvo recluida en un internado en Lausana, Suiza, sin embargo al salir de allí decide irse a vivir junto a su abuela en Italia, un país que representó mucho para su carrera artística, ya que fue allí donde logró descubrir el trabajo de los pintores más destacados de la época del Renacimiento.

La vida de esta artista polaca siempre estuvo marcada por el escándalo y la polémica. Cuando apenas tenía 16 años de edad se enamoró profundamente del abogado polaco Tadeusz de Lempicka, con quién además contrajo matrimonio. Después de poco tiempo de haberse celebrado su lujosa boda en San Petersburgo, el marido de Tamara fue detenido por funcionarios del nuevo gobierno bolchevique.

El arresto del abogado Tadeusz de Lempicka no duró mucho tiempo gracias a que la artista Tamara convenció a sus captores de dejarlo en libertad. La recién pareja de casados tuvo que huir de la Revolución rusa y se trasladó con destino a la ciudad de París, donde la artista polaca comenzó a formarse en arte con Maurice Denis y André Lhote.

No transcurrió mucho tiempo para que Tamara Lempicka se convirtiera en una de las referencias de arte más importantes de la ciudad. Su gran talento la llevó a conquistar muchos escenarios junto a otros recordados artistas de la talla de Pablo Picasso, Jean Cocteau y André Gide.

La artista polaca rechazó a los pintores impresionistas de la época, debido a que creía que pintaban con colores “sucios”. Fue así como Tamara Lempicka decide que su estilo propio de pintar estaría caracterizado por lo fresco, vivo, limpio y elegante.

“Mi objetivo nunca es copiar, sino crear un nuevo estilo, con colores claros y luminosos, y sentir la elegancia de los modelos”, dijo la artista.

Lo cierto es que Tamara Lempicka no siempre fue una artista famosa y admirada. Durante sus años de juventud y parte de su madurez, sus pinturas lograron experimentar un importante reconocimiento por parte del público, de hecho, se convirtió en una de las pocas mujeres que logró vivir de su trabajo como artista.

TAMARA LEMPICKA

Lamentablemente durante sus últimos años de vida, la obra de Lempicka fue perdiendo poco a poco el interés de la crítica, especialmente por el surgimiento de nuevas corrientes artísticas, entre ellas el expresionismo abstracto norteamericano, ajeno a cualquier acercamiento a lo figurativo.

A pesar de ese declive, en décadas posteriores la obra de Lempicka ha vuelto a ser reivindicada y recuperada, siendo hoy en día una de las artistas más cotizadas del siglo XX. Su vida y su personalidad son una incógnita en parte: la mitomanía inherente a su carácter le empujó a crearse una historia propia, en la que la realidad convive con la invención.

Ascenso a la fama

La artista polaca Tamara Lempicka realizó una de sus primeras exposiciones más importantes de su carrera en la ciudad de Milán en la década de 1925. Para esa exposición tuvo que pintar de forma acelerada unas 28 pinturas en apenas seis meses, algo que representaba para ella un verdadero desafío.

Todo el esfuerzo y dedicación colocado por Lempicka valió la pena. No pasó mucho tiempo para que la artista empezara a presentar sus obras en algunas de las galerías más prestigiosas de Europa. Se podría decir que su primer gran contacto con la popularidad sucedió cuando exhibía su trabajo e la Exposición de Artes Decorativas e Industrias Modernas.

Fue precisamente durante esa exposición donde los periodistas de moda de Harper´s Bazaar descubren el brillante trabajo desempeñado por la artista Tamara Lempicka. Casi al mismo tiempo fue comisionada por la revista de moda alemana, Die Dame, para la que pintó su icónico autorretrato, Tamara en el Bugatti verde (1929).

Sin duda alguna que este autorretrato representa uno de los más famosos e importantes en la carrera de Tamara Lempicka, incluso ha sido considerado como uno de los ejemplares más interesantes de pintura de retratos art déco. En esta obra, Lempicka se pintó al volante de un auto Bugatti de carreras verde, con un casco de cuero, guantes largos y blancos, y envuelta en una bufanda de seda.

La verdad es que Lempicka no tenía un Bugatti, sino un pequeño Ranault de color amarillo, sin embargo, la pintura captura su belleza, su feroz independencia y su riqueza. Si bien es cierto que éste fue uno de sus autorretratos más conocidos en el mundo, la artista también logró brillar gracias a otros importantes trabajos que continúan causando impacto entre las nuevas generaciones.

Escándalos personales

La fama de Tamara Lempicka no solo obedece a su impecable trabajo realizado en el mundo de la pintura, sino que además se vio involucrada en infinidades de escándalos y polémicas a lo largo de toda su vida, sobre todo durante el tiempo que estuvo viviendo en la ciudad de París, específicamente en la década de 1920, cuando se hizo famosa por sus fiestas salvajes y su insaciable apetito sexual tanto por hombres como por mujeres.

Cuando trabajaba, pintaba retratos de los ricos y famosos de la época, por ejemplo la reina Isabel de Grecia, el rey Alfonso XIII de España y el poeta italiano Gabriele d´Annunzio. Su alocada manera de vivir le causó muchos problemas, incluso en su vida matrimonial, tanto así que su marido decide divorciarse de ella por esos escándalos que arroparon su vida.

La polaca Tamara Lempicka tenía una única hija, pero a pesar de ello, casi nunca la veía ni mantenía buena relación con ella. Prácticamente la responsable del cuidado de la pequeña fue su abuela. Más allá del poco vínculo que existía entre madre e hija, no se puede negar que en muchas de sus pinturas la niña quedó inmortalizada.

Entre algunas de las pinturas donde se puede apreciar a la hija de Tamara Lempicka son:

  • Kizette de rosa (1926)
  • Kizette durmiendo (1934)
  • La baronesa Kizette (1954)

El declive de Lempicka en medio del expresionismo abstracto

Tiempo después de haberse divorciado de quien fue su primer esposo, la artista polaca Tamara Lempicka decide darse una nueva oportunidad en el amor. En esta ocasión se casa con el barón Kuffner, quien se convirtió así en el segundo marido de la pintora. El matrimonio entre ambos se llevó a cabo en 1933.

Pocos años después del matrimonio, específicamente en 1939, antes del inicio de la Segundo Guerra Mundial, la pareja decide mudarse a Estados Unidos. Allí los éxitos profesionales para la polaca no cesarían. Ella continúo siendo una brillante artista y se ganó la vida pintando los retratos de muchas estrellas de Hollywood.

No obstante, luego de la Segunda Guerra Mundial, las preferencias artísticas de la sociedad empezaron a cambiar un poco, y la demanda de los retratos art déco de Lempicka empezó a caer drásticamente en favor del expresionismo abstracto, lo que sin duda generaría mucha preocupación en la vida de la artista polaca.

En medio de una profunda desesperación, Tamara Lempicka asume el reto de incursionar en el trabajo abstracto, tomando en cuenta que era la tendencia preferida por el público en ese momento. Ella se encargó de impulsar un nuevo estilo con una espátula, no obstante, su nuevo trabajo no obtuvo el éxito esperado, tanto así que lo dejó de exponer en público al poco tiempo.

Años más tarde la artista decide vivir una temporada junto a su hija en Houston, aunque sus últimos años de vida no los pasó en Estados Unidos sino en México, específicamente en Cuernavaca. México se convirtió en el último hogar de la artista polaca, un país que siempre llevó en su corazón.

La muerte de Tamara Lempicka fue una de las noticias más tristes y lamentable para los seguidores de la artista. Ella falleció en 1980; y por deseo propio, su cuerpo fue incinerado y las cenizas esparcidas en las faldas del volcán Popocatepetl, poniendo así punto final a una brillante y exitosa carrera.

Resurgimiento y legado

A pesar de la vida escandalosa que tuvo la artista Tamara Lempicka, no se puede negar el gran trabajo que desempeñó en el mundo de la pintura, tanto es así que hoy en día su obra sigue siendo admirada por miles de personas alrededor de todo el planeta. El interés por su obra empezó a recobrar vida en la década de 1970, justo después de la exposición retrospectiva “Tamara de Lempicka from 1925-1935” realizada en el Palacio de Luxemburgo en París en 1972.

La artista de origen polaco murió en la década de 1980, y hoy en día, después de más de 40 años transcurridos de aquella terrible noticia, su obra sigue estando entre una de las más codiciadas y admiradas del mundo, sobre todo entre las celebridades. Muchas estrellas se han dedicado a coleccionar sus pinturas, mostrando así la gran admiración que sienten por el trabajo de Lempicka.

Algunas de las celebridades que coleccionan obras de Tamara Lempicka son Jack Nicholson, Barbara Streisand y Madonna. Las pinturas de la polaca incluso aparecen el algunos videos musicales de Madonna, como Vogue, Open Your Heart y Express Yourself.

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