Origen de La Pintura Barroca, Características y Obras

En la Europa del siglo XVII, surgió un movimiento cultural de gran trascendencia titulado barroco. Para la época, dicho movimiento significó un cambio en el modo de percibir las bellas artes y el mundo en general. Por ello, es importante tener conocimiento sobre el origen de la pintura barroca, cuáles son sus principales características, obras y mucho más. ¡No dudes en quedarte con nosotros y disfrutar de todo el contenido que te traemos el día de hoy!

PINTURA BARROCA

¿Qué es la Pintura Barroca?

Cuando se habla de pintura barroca, se hace referencia a obras artísticas elaboradas en un período histórico de Occidente denominado como El Barroco. Durante mediados del siglo XVII e inicios del siglo XVIII, este movimiento cultural repercutió en toda la sociedad al punto que hubo una transformación considerable en las distintas formas de arte de aquel entonces, tales como; la escultura, la arquitectura, la literatura, la música, la danza y, obviamente, la pintura.

En un principio, al Barroco se le vinculó con la contrarreforma, el absolutismo y el renacimiento católico, pero poco a poco se le fue relacionando también con obras pertenecientes a otras regiones del mundo que eran protestantes y estaban alejadas de la ideología monárquica absolutista.

Sin embargo, es bastante común ver que su máximo apogeo lo alcanzó en aquellas naciones con valores culturales muy arraigados a la iglesia católica. Por tal motivo, muchos historiadores reafirman su alcance y renombre dentro del contexto histórico en el que se hallaba. Para esa época, la pintura barroca logró plasmar notablemente la influencia de la religión en los países católicos, al mismo tiempo que el agrado burgués en los protestantes.

Estuvo caracterizada por su extraordinario realismo, la abundancia e intensidad de sus colores y el enérgico contraste que existía entre las luces y las sombras empleadas. Aunque inicialmente fue afianzado en el continente europeo, este de igual forma fue divulgado por todas sus colonias, en especial las de América Latina.

Origen

A partir del siglo XVI, el conocimiento humano tuvo un crecimiento exponencial alrededor del mundo, por lo que es entendible que una infinidad de hallazgos científicos hayan sido de gran influencia en el arte. De hecho, los estudios realizados por Galileo acerca de los planetas, fueron el punto de partida para la realización de muchas obras de la época que retrataban el campo de la astronomía.

Además del italiano Galileo Galilei, otros astrónomos como Nicolás Copérnico, se encargaron de modificarle la perspectiva a la sociedad de cómo perciben el universo. El polaco, en torno al año 1530, fue el responsable de formular la teoría heliocéntrica del sistema solar, en la que se asevera que la Tierra y el resto de los planetas giran alrededor del sol y no al revés, como anteriormente se creía. A pesar de que la fecha de publicación original de su obra fue en 1543, no fue hasta una era después que se aceptó por completo.

PINTURA BARROCA

Este descubrimiento, por el cual toda la sociedad pudo darse cuenta de que la Tierra no era el centro del Universo, coincidió en el arte con la victoria del género paisajístico en la pintura, carente de figuras humanas. Aunado a ello, se le suma el hecho de la activación en el comercio y la colonización de América y otros territorios, que impulsaron significativamente la descripción de cuantiosos lugares y culturas exóticas en las obras.

La iglesia católica y toda la religión en general, se encontraban en la cúspide de la influencia entre las sociedades, y con la ayuda de la aparición de la Contrarreforma, creada con el objetivo de parar la difusión del Protestantismo, dio como resultado a la instauración de un arte mucho más emocional, trágico y, sobre todo, naturalista, con un sentido claro de difusión de la fe.

Inclusive, cada uno de los sucesos políticos que acontecían en la Europa del siglo XVI generaron un pequeño paso para transformar la manera de ver el mundo artístico. Entonces, ¿esto qué quiere decir? El barroco surgió en una Europa repleta de importantes tensiones sociales entre movimientos cristianos, que a causa de la reforma realizada por Martín Lutero y su contestación mediterránea provocaron su creación.

El gran rebullicio que existía para la época en las naciones europeas dio origen a un método innovador de expresarse mediante el arte, en un claro contraste entre los bandos tan radicales de los absolutistas y los parlamentarios. Los artistas simplemente buscaban la forma de demostrar cuál era su papel dentro de sus comunidades y para qué estaba hecho el arte.

Etapas de la pintura barroca

Pese a que muchos no tienen conocimiento de ello, la pintura barroca se podría dividir en tres etapas diferentes y con unos rasgos bastantes marcados:

  1. Barroco temprano (1590 – 1625): se originó en Italia y su primera expresión artística fue la pintura, bajo un gran impacto del catolicismo romano ortodoxo, cuyas enmiendas internas propiciaron la implementación de novedosos criterios de creación de arte.
  2. Barroco pleno (1625 – 1660): en este período, el Barroco logró posicionarse como un movimiento mixto en muchos más ámbitos del arte y países, en el cual se podían combinar nuevos pensamientos con las costumbres tradicionales religiosas. La arquitectura empezó a consolidarse magníficamente en diversas localidades de España e Italia, se creó el extraordinario Siglo de Oro de la literatura española y la pintura logró llegar a cada rincón de Europa.
  3. Barroco tardío (1660 – 1725): para muchos el inicio de un nueva corriente que lleva por nombre Rococó, para otros el final del camino del Barroco. Aquí, la mayoría de las bellas artes mantuvieron su nivel de relevancia y producción, a excepción de la pintura, el teatro y la música que obtuvieron una mayor importancia histórica.

Características generales

La pintura barroca cuenta con una gran variedad de características que la definen, de entre todas esas pudimos recolectar unas cuantas. Estas son:

  • En este período se desarrollaron innovadores géneros pictóricos, tales como; bodegones, paisajes, vanitas, retratos y cuadros costumbristas. Cada uno de ellos se encargó a su manera de enriquecer la iconografía religiosa que había sido heredada en la Edad Media.
  • Estuvo caracterizada por centrarse a fondo en la búsqueda del realismo con la ayuda del empleo del efectismo (recursos utilizados para impresionar o llamar la atención) y una cierta teatralidad en sus obras.
  • El color y la luz se convirtieron en los protagonistas principales de las pinturas. Por un lado, el color se usaba mucho sobre la línea para establecer profundidad, perspectiva y volumen, dando muchos más contrastes y tonalidades. Por otro, la luz era la responsable de difuminar los contornos y definir el ambiente y atmósfera del cuadro. Tanto fue su uso, que sus representantes pudieron perfeccionar la técnica del claroscuro en el Barroco.
  • Como consecuencia de las ganas que poseían los pintores de manifestar movimiento en sus cuadros, las composiciones barrocas empezaron a ser un poco más complejas. Las formas geométricas empleadas tendían a ser simples, simétricas y muy abundantes, a medida que transcurría el tiempo se fueron llenando de más volumen y exactitud.
  • Con relación a la dinámica del espacio, el enfoque de las escenas en profundidad, la estructuración de las composiciones diagonales y la difusión de la luz y el color, estos tenían como función principal configurar el espacio de un modo dinámico, en el cual los contornos eran diluidos y las figuras perdían trascendencia frente a la unidad de la escena.
  • La técnica pictórica con más relevancia en el Barroco fue la pintura al óleo sobre el lienzo. No obstante, algunos artistas también utilizaban, pero en menor cantidad, la pintura al fresco, en los techos, bóvedas, cúpulas e interiores de iglesias y demás edificios de la época.
  • Los exponentes de la época lograron imitar a la perfección la realidad que anteriormente fue teorizada por los precursores del Renacimiento, pero sin aquella concepción e idealización tan características del siglo pasado. Para ello, comenzaron a implementar el naturalismo y el fotorrealismo en cada una de sus obras.
  • En líneas generales, los tópicos tratados eran realmente diversos, sólo que los que más predominaban eran los de carácter religioso. Para contrarrestar esto, varios artistas pusieron en marcha la creación de pinturas en donde se representaran situaciones paganas, de la cotidianidad, naturaleza, etcétera.

Máximos representantes y pinturas Barroca

El Barroco tuvo un sinfín de artistas que lograron posicionarlo como un movimiento cultural de gran envergadura. Entre los más reconocidos encontramos los siguientes:

Caravaggio (1571 – 1610)

Michelangelo Merisi da Caravaggio, fue un célebre pintor italiano nacido en 1571. Es uno de los máximos representantes del período barroco en el ámbito pictórico que se caracterizó por la ejecución de las técnicas del realismo y el naturalismo en sus obras. Por tal razón, se le atribuyó el título del «Genio del Naturalismo» en aquel entonces, llegando a desarrollar una escuela propia con su impacto, nombrada «Caravaggismo».

Este pintor evitaba a toda costa aquellas creaciones que fuesen idealizadas y, por lo contrario, optaba por la reproducción de individuos la manera más realista posible de hacerlo. Por ello, en sus obras utilizaba modelos reales, práctica innovadora para el siglo XVI. En Italia, es reconocido como el pintor romano más influyente de este período.

Sus pinturas más célebres fueron: «La Buenaventura» (1594), «Jugadores de cartas» (1594), «Baco» (1595), «Cesto con frutas» (1596), «Cabeza de Medusa» (1597), «Judit y Holofernes» (1599), «La vocación de San Mateo» (1600), «La captura de Cristo» (1602), «La incredulidad de Santo Tomás» (1602), «Muerte de la Virgen» (1606), «David con la cabeza de Goliat» (1609), «Natividad con San Francisco y San Lorenzo» (1609), etcétera.

Pedro Pablo Rubens (1577-1640)

Pedro Pablo Rubens, conocido en muchos países como Pieter Paul, fue un pintor barroco muy prominente de la escuela flamenca que nació en el año 1577. Es famoso por su peculiar estilo pictórico en el que se hace hincapié al color, al dinamismo y sensualidad. De hecho, sus métodos supusieron un antes y un después en el mundo del arte.

Dentro de los 9 mil dibujos que realizó a mano alzada destacan estos excepcionales cuadros: «Sansón y Dalila» (1610), «La elevación de la cruz» (1610), «Prometheus Bound» (1611), «Descendimiento de Cristo» (1614), «El jardín del amor» (1633), «Las tres Gracias» (1635), «El juicio de París» (1639), «Self-Portrait» (1639), entre otros.

Diego Velázquez (1599 – 1660)

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, fue un extraordinario pintor español del siglo XVII, tildado como uno de los más aclamados representantes de la pintura de su país y la pintura universal. Su estilo está relacionado directamente con su personalidad, y por el empleo de las corrientes de la naturaleza y el tenebrismo.

Las obras de arte más afamadas que ejecutó fueron; «Francisco Pacheco» (1622), «El triunfo de Baco» (1628), «La fragua de Vulcano» (1630), «La rendición de Breda» (1635), «Venus del espejo» (1647), «Juan de Pareja» (1650), «Las meninas» (1656) y «La fábula de Aracne» (1657).

Rembrandt van Rijn (1606 – 1669)

Rembrandt Harmenszoon van Rijn, mejor conocido simplemente como Rembrandt*, fue un prestigioso pintor y grabador, originario de Leiden, Países Bajos. Sus obras aparecieron en la denominada «Edad de Oro», y se caracterizaban por poseer un gran realismo, mediante el uso de luces y sombras. Los temas que tocaba solían estar vinculados con hecho bíblicos, mitológicos e inclusive, históricos.

Muchos especialistas en la materia lo consideran como el mejor pintor neerlandés de la historia que, pese a su trágica vida y ruina económica, logró llevar a cabo grandes cosas. Durante el lapso de tiempo que se desenvolvió como pintor, realizó un sinfín de retratos y autorretratos gracias a su excelsa destreza de recrear rostros y transmitir emociones.

Entre sus obras más importantes hallamos; «Lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp» (1632), «Dánae» (1636), «La Ronda de Noche» (1642), «Betsabé en su baño» (1654), «Jacob bendiciendo a los hijos de José» (1656), «La conspiración de Claudius Civilis» (1661), «Los oficiales de muestreo» (1662), «La tormenta en el mar de Galilea» (1663), «Autorretrato con dos círculos» (1665), y «El retorno del hijo pródigo» (1969).

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