Los tumores o Bultos en Perros Mayores son muy frecuentes, de tal manera que si palpas un abultamiento en tu can debes averiguar con tu veterinario si es de naturaleza benigna o maligna. A cualquier edad un perro puede mostrar bultos que pueden ser de orígenes diversos, pero en canes de edad avanzada el riesgo de que sea cancerígeno es muy elevado. Entérate de mucho más al proseguir la lectura de este artículo.
¿Qué son los Bultos en Perros Mayores?
La salud de nuestro perro es un elemento esencial para asegurar que tenga una vida prolongada y plena. Hemos de tener presente de que hay una enorme probabilidad de que a lo largo de la existencia de nuestro can se pueda evidenciar la presencia de abultamientos o prominencias cutáneas en su cuerpo. Esta clase de inflamaciones son de gran relevancia y hemos de tomarlas en serio y recurrir prontamente a la debida evaluación profesional ya que podría tratarse de dolencias graves.
Pero, no nos sobrealertemos, ya que con ello no queremos señalar que todos los bultos que manifieste nuestro can son de naturaleza maligna, pero debemos ser razonables y reflexionar que si algo ha surgido, tendrá una causa y, por ende, requerirá de tratamiento.
Naturaleza de los Bultos
Quistes, abscesos, hematomas y cicatrices se consideran como manifestaciones físicas que exteriorizan algún problema interno de salud y que necesitan de nuestra atención así como de un debido diagnóstico veterinario. Para reconocer estas inflamaciones además de la inspección visual del can se hace necesaria la palpación de su cuerpo y, en el momento que notemos algo anormal, debemos contar con la opinión veterinaria. Una buena oportunidad para detectar estos bultos es mediante el cepillado, pero hasta con una sencilla sesión de caricias podremos reconocer si nuestro perro exhibe alguna inflamación inusitada en su cuerpo.
Previo a todo, hemos de comprender y tener claro que la presencia de una hinchazón es debido a que hay un problema de fondo. La gravedad va a depender, como todo, de la raíz y causa del problema así como de las posibles consecuencias que pueda producir. Es por ello fundamental y necesario obtener un diagnóstico veterinario temprano para evaluar la condición de esa inflamación, sus orígenes y los posibles efectos de las mismas.
Se puede llegar a detectar bultos en perros en cualquier área del cuerpo y con disimiles características. Los hay de distinto tamaño, consistencia, origen o nivel de riesgo. De tal manera que, únicamente observando el bulto o palpándolo, no se puede determinar de qué se trata. Es indispensable que, apenas reconozcamos un bulto en nuestro perro, aunque sea de diminutas dimensiones, acudamos al consejo veterinario. Únicamente este profesional puede investigar su naturaleza y decidir el tratamiento más adecuado.
Cuestiones Básicas
Previo a la visita al veterinario conviene que te plantees una serie de preguntas sobre dicha anomalía, las cuales pueden ser respondidas mediante observación y palpación. Toda vez que visitemos al veterinario debemos tener claras dichas respuestas para que la información que le compartamos sea lo más precisa posible. A posteriori seguramente el veterinario nos hará cuestionamientos más específicos.
- ¿Es la primera vez presenta ese bulto? Ésta es la pregunta inicial clave que debemos plantearnos y tal vez no es la primera vez y es probable que el experto ya le haya reconocido algún bulto por alguna clase de inflamación de la piel o alergia. En cualquier caso se requerirá una nueva consulta médica para descartar.
- ¿Tiene otros semejantes o distintos en alguna otra parte de su cuerpo? Es de gran importancia que si observamos una inflamación toquemos todo el cuerpo del can en busca de otras. Esto será fundamental para proveer toda la información disponible y de forma directa al especialista a la hora de examinar el bulto.
- ¿Desde cuándo muestra dicho abultamiento? Sería de gran ayuda, de ser posible, que determinemos más o menos la fecha en que surgió dicha hinchazón, ya que ello permitirá que el veterinario tenga un panorama más completo acerca de su naturaleza y poder concluir qué es lo que le ocurre al perro.
- ¿Le provoca dolor al contacto? Asegúrate de si al tocar el bulto escuchas algún quejido del can o prefiere impedir que lo palpes. De ser así, deberás comunicárselo al veterinario.
- ¿Está caliente el área alrededor del bulto? Toca la piel próxima al área del bulto, si la percibes caliente, anótalo, puede ser signo de algunas clases particulares de inflamación.
- ¿Puede estar relacionado dicho bulto con algún golpe, tratamiento o vacuna? Esto es fundamental y podría ser la pregunta que primero nos haga el veterinario, ya que podríamos estar refiriéndonos a una hinchazón ocasionada por un hematoma e inclusive una reacción a un tratamiento o vacuna. De cualquier manera, debes proveer una respuesta clara.
Tipos de Bultos Caninos
En los perros pueden desarrollarse bultos de muy distinta naturaleza. Si notamos alguno en cualquier su cuerpo o, al acariciarlo lo palpamos, es de importancia que registremos sus características. El tamaño, la dureza, si se desplaza o, en contraste, se encuentra fijo, la velocidad de su crecimiento, si se ha ulcerado, si encontramos más de un bulto, etc.
Luego de haber registrado todos estos datos, debemos comunicárselos al veterinario y es relevante que se lo participemos apenas evidenciemos la presencia de bultos. De ser grave, el tratamiento a tiempo puede salvar la vida de nuestro can. Adicionalmente, siempre es más fácil y económico atacar el problema apenas se reconozca antes de que llegue a complicarse.
Ta vez los bultos de grasa en los canes sean del tipo más frecuente. Igualmente los nódulos sólidos en perros, que podrían ser quistes, son más o menos fáciles de hallar y, además, no son de gravedad. Pero su dureza o que sea un bulto que se desplace al palparlo no nos proporciona información acerca de su origen.
Para su determinación, el veterinario procede a extraer células de su interior con una jeringa y realiza un examen citológico, esto es, un estudio de las células que lo conforman. De ese modo, es posible conocer si es un bulto benigno que no requiere tratamiento o, en contraste, si es producto de un cáncer. En otras oportunidades, se realiza de forma directa una biopsia, con la extracción integra del bulto para su evaluación en el laboratorio.
Causas de los Bultos
Se reconocen distintos tipos de bultos, de naturaleza variada y los cuales se habrían originado por múltiples motivos, representando diversos peligros y teniendo diferentes diagnósticos. A continuación enumeramos una serie de los más comunes bultos que se presentan en perros:
Bultos por Neoplasia: Este tipo de bulto corresponde a crecimientos anómalos de grupos de células que pueden ser de naturaleza benigna o maligna. Las primeras usualmente no se adhieren a otras estructuras, mientras que las segundas sí se fijan ocupando áreas cercanas y además, usualmente provocan ulceras y convertirse en cancerosas.
- Pueden surgir en cualquier tejido, siendo más comunes en animales mayores. Sus causas son variadas, como influencias medioambientales, propensión genética o factores hormonales en ciertas clases de cáncer. Como ejemplo tenemos a los tumores de mama, que se asocian a las hormonas del período reproductivo de la perra.
- Estos tumores se manifiestan como bultos en el vientre de los perros, en particular, surgen en una o varias mamas. Pero, si se detecta alguna masa en el área ventral, igualmente puede ser debido a un tumor en algún órgano interno.
Bultos por Abscesos: Por otro lado, no todos los bultos son de índole tumoral. Los abscesos en canes, que son depósitos de pus bajo la piel, pueden percibirse como bultos. Es un abultamiento más blando, rojizo y que surge con rapidez, ocasionándole dolor y calor al perro. Pueden haber sido originados por una mordida que parece cerrar, pero, en verdad, se está infectando. Los bultos caninos en el lomo o en la cabeza pueden ser producto de peleas.
Bultos por Quistes: Los quistes son formaciones no dolorosas que se colman de líquido. Usualmente se producen por el taponamiento de algún conducto glandular.
Bultos por Vacunas: Pese a que son de poca frecuencia, pueden surgir bultos a causa de vacunas o, en general, por el suministro subcutáneo de cualquier medicamento. Son aquellos bultos que suelen encontrarse en el cuello o en la zona de la cruz, que es donde usualmente se inocula.
Bultos por Ganglios Linfáticos: Puede ocurrir que los ganglios linfáticos se agranden como reacción a alguna infección y podemos evidenciarlos como abultamientos bajo la piel. Usualmente se detectan en el cuello o en las patas posteriores. De ser así, será indispensable que visites al veterinario, ya que es posible que el perro requiera de antibióticos.
Bultos por Cicatrices Queloides: Al dañarse un tejido, el organismo responde formando una cicatriz (como medida de protección). Si ésta, por distintos motivos llega a irritarse, puede crecer de forma considerable y abultarse adquiriendo la apariencia de una tumoración.
Bultos por Hematomas: Son una respuesta a alguna clase de lesión que es producida por un desgarre vascular que colma de sangre a los tejidos más próximos.
Bultos en Perros Mayores
Una consideración aparte merecen los abultamientos que surgen en los perros de mayor edad, ya que los de naturaleza tumoral son los que más les afectan debido a que la edad es uno de los factores de riesgo para el cáncer canino. A estos canes inclusive podemos detectarles bultos en los párpados. Son nódulos en las glándulas de Meibomio, las glándulas sebáceas del párpado. No llegan a constituirse en un peligro pero, de llegar a contactarse con la córnea, suelen ocasionar irritación.
Lo que se debe destacar es que la edad avanzada de un perro no significa que debamos desampararlos, al considerar que sus malestares son simples trastornos de la vejez y que no queda nada que hacer. El descubrimiento de un tumor en sus etapas iniciales puede posibilitar su tratamiento y, aunque no le prolongue la existencia, sí podremos conseguir que conserve una buena calidad de vida hasta el día final.
Tratamiento para Bultos en Perros
El procedimiento para tratar los bultos está supeditado a lo que lo origina. Si nos encontramos ante un absceso, seguramente se requerirá drenarlo, desinfectarlo y suministrar antibióticos e inclusive antiinflamatorios. Hay que ser muy cuidadosos con los abscesos en la cabeza y el cuello, a los cuales se les debe dar pronta atención. Los bultos que se han producido a causa de una inyección, usualmente desaparecen solos.
De no ser así, el tratamiento es el mismo que el de los abscesos. Por otro lado, ciertos bultos, de acuerdo a su benignidad y ubicación, no necesitan tratamiento y, solo si llegan a crecer, causan molestias al can o se ulceran, puede requerir de extracción.
En lo referente al cáncer canino, siempre se sugiere extraer el tumor completamente y toda el área de tejido saludable en su alrededor. Pero previamente, y de acuerdo al bulto, puede requerirse de un estudio de sangre y una radiografía o ecografía para adquirir información acerca del estado general del ejemplar y detectar si hay o no metástasis. Ciertamente hay casos que no se pueden operar, pero sí es posible su tratamiento con quimio o radioterapia.
Pruebas de Reconocimiento
Todo profesional veterinario comenzará el examen canino por medio de un sencillo palpamiento, y podrá conocer mucho acerca de la clase de bulto que es, su apariencia, su dureza y de las molestias que ocasiona al animal. A partir de allí indicará las pruebas adicionales que se requieran para determinar la naturaleza del bulto y su tratamiento.
Regularmente el estudio inicial que usualmente se hace al perro es un análisis sanguíneo y de orina para precisar si hay algo más de lo que sospechamos que pueda haber originado el problema, como una probable infección. Se proseguirá con una radiografía integral y, de ser posible, otra del área específica para observar con más detalle el tamaño y la clase de bulto. Este examen visual inicial permitirá determinar al veterinario sí es alguna clase de bulto de riesgo como un tumor, en el cual, mediante otros exámenes, se podrá descartar o corroborar la existencia de metástasis.
La ecografía es una prueba que puede efectuar el veterinario de resultar pertinente, ya que con ella buscará distinguir masas de naturaleza quística de masas más sólidas y evaluar si hay algún órgano afectado. De encontrarse un bulto de gran tamaño, se habrá de realizar una resonancia magnética, para delimitar el alcance de la masa en referencia. En última instancia, se recurrirá a una biopsia para precisar y poder estudiar con exactitud las características del bulto y conocer si es de índole benigna o maligna.
Cuanto más Mayor, más Peligro
La edad es el factor que más influye en el desarrollo de un cáncer y el tiempo siempre avanza en contra nuestra. Si detectamos alguna anomalía sea de la naturaleza que sea debemos acudir al veterinario lo más pronto, para no permitir que avance más, ya que el tiempo es esencial para resguardar la salud de nuestro mejor amigo. Las estadísticas señalan que más del cincuenta por ciento de los canes que llegan a vivir un promedio de diez años o más perecen en razón de algún tipo de cáncer.
Este padecimiento regularmente empieza a manifestarse con un bulto, de allí que tengamos que insistir en lo vital que se diagnostique a tiempo. El cáncer se produce a partir de una única célula que experimenta una sucesión de mutaciones que hace que su reproducción se torne descontrolada.
Agente Ambiental
Hemos de tener presente que muchos de estos problemas pueden ser ocasionados por numerosos agentes ambientales: sustancias químicas como herbicidas y pesticidas, radiaciones como las ultravioleta y la de los rayos X, ciertas hormonas, etc. Las secuelas de estos agentes regularmente se van acumulando a través de los años, lo que podría explicar que el cáncer se presente mayormente en perros de edad avanzada.
Hoy en día no se puede conocer con precisión la causa específica del surgimiento de ciertos tumores o neoplasias malignas. Por ello, mantener un control, una evaluación profesional y, en conclusión, una prevención, es fundamental para que nuestro mejor amigo disfrute de una buena salud y una prolongada vida.
Remedios Caseros para Bultos en Perros
Antes de utilizar algún remedio casero para contrarrestar los bultos en perros, se recomienda primero como indispensable contar con la palabra del veterinario ya que él es el único que puede ofrecer una opinión profesional acerca de la naturaleza de abultamiento. En caso de que el experto nos llegase a confirmar la presencia de un absceso, sí se puede, en casa, emplear paños húmedos y calientes para colocar sobre el bulto por unos quince minutos en cuatro ocasiones cada día.
De esta manera, puede lograrse su ablandamiento y sea más simple drenarlo. En aquellos bultos producidos por vacunas, igualmente se puede aplicar calor para su desinflamación. Cualquier indicación aquí proporcionada acerca de cómo tratar los bultos en perros es exclusivamente informativa ya que quien tiene facultades para recomendar tratamientos es el profesional veterinario. Por ello siempre te invitamos a consultar con el experto para casos similares a éste o cualquier otro que implique malestar o molestia para la salud de tus mascotas.
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