Desde la formación de nuestro planeta, siempre ha existido una atracción de la luna sobre la tierra y como hemos mencionado en artículos anteriores esa enorme roca circular que nos mira desde el universo gobierna las mareas en la Tierra con su mayor fuerza de gravedad.
En este sentido, como señalan las leyes de la física, cuanto más juntos están dos objetos, mayor es la fuerza con la que se cautivan entre sí y eso es lo que pasa entre nuestro planeta y su respectiva luna. Asimismo, la atracción de la luna sobre la tierra se da básicamente cuando el satélite tira de los océanos hacia ella y hace que nuestro planeta se abulte levemente: este bulto forma a las mareas.
No obstante, las mareas que poseemos se deben a que la Luna está donde está. Si estuviera un poco más próxima, la fuerza sería más intensa, es decir, las mareas bajas serían más bajas y las altas harían esfumarse las metrópolis costeras. Por lo tanto, la relación entre la atracción luna-terra es esencial para entender la dinámica de las mareas.
El principio de la vida
Nuestra historia nos señala que aproximadamente 4.500 millones de años, un planeta del volumen de Marte chocó con la joven Tierra, y el tropiezo arrojó una formidable suma de piedra líquida muy cerca. Ese encuentro originó a la Luna y cambió la química primordial de nuestro planeta, en otras palabras, se constituyó el citado caldo de la vida, que además contenía hidrógeno, nitrógeno y carbono. Este cambio químico es fundamental para comprender la vida en la Tierra.
Sin embargo, eso no quedó ahí, todavía pasados otros 700 millones de años tras aquel balazo nuestro planeta se enfrió, se creó una área rocosa, el vapor de agua se aglomeró en los océanos, y la Luna estimuló a esos océanos. Conforme a lo establecido por el químico John Sutherland, fue esencialmente este descenso de mareas prehistóricas el que dio la patada preliminar a la vida.
La atracción de la luna sobre la tierra y el ciclo vital
Los hombres antiguos veneraban la Luna y muchas culturas establecieron a su alrededor mitos, como la de temible hombre lobo. Algunos funden que la luna llena nos trastorna, inclusive que en esas noches hay más violaciones, en lo que se ha dado a exclamar secuela Transilvania. No obstante, esto es algo que la ciencia no ha podido evidenciar. Sin embargo, lo que sí es cierto que diversos animales se vuelven más enérgicos, gemidores y fértiles cuando resplandece la luna llena. Este fenómeno puede relacionarse con el comportamiento de ciertas especies durante el ciclo lunar.
En este orden de ideas, los corales tropicales, siendo un claro ejemplo del ciclo vital, combinan su ciclo reproductivo y una noche de luna llena sueltan todos a la vez. Asimismo, alrededor de unos 29 días, con la luna llena, los corales crean un nuevo manto óseo sobre la anterior y este desarrollo está precepto por la órbita regular de la Luna.
Ritmo y permanencia de la luna
La luna gira cada 29 días, el mismo lapso que dura en orbitar alrededor de la Tierra y por eso nos exhibe siempre la misma cara. Nuestro planeta, en cambio, lo realiza cada 24 horas, pero ocurrió un momento en que la Tierra rondaba tan vertiginosa que un día duraba 5 horas. Por otro lado, desde su creación y durante muchísimos años la fuerza gravitacional de la Luna volvió a ejecutar la rotación de la Tierra. Y equitativamente, el mismo ritmo de la tierra ha sido señalado por su satélite, lo que también se refleja en las distintas formas de vida.
Por otro lado, científicos manifiestan que si la Tierra se ha ralentizado, como resultado, la Luna se ha apresurado y eso quiere indicar que se está apartando. Puntualmente 3,78cm por año, de acuerdo a los precisos cálculos de los investigadores. Esta distancia creciente plantea preguntas interesantes sobre el futuro de nuestra relación con la Luna.
Por otro lado, desde que se ha estudiado la atracción de la luna sobre la tierra y la colisión que fundó al satélite, el eje de la Tierra ha estado oblicuo, rondando a un ángulo firme de 23 grados, lo que accede las diferenciaciones de la luz del sol y también a las estaciones, la permanencia del clima, y por ende, al ciclo de la vida. Así, la conexión entre el eje terrestre y la luna es esencial para la estabilidad climática.
Conclusiones sobre la atracción de la luna sobre la tierra y su efecto
La Luna viaja alrededor de la tierra a un recorrido medio de unos 384.400 km. Su trazo es de 3.475 Km., cerca de una cuarta parte del de nuestro planeta, con una área de unos 38 millones de km2, y su masa es 1/81; esto excita que la potencia de la gravedad en su zona sea la sexta porción de la tierra. El resultado más derecho de esta escasa gravedad es el deterioro de atmósfera, lo que conlleva a muchas preguntas sobre las condiciones que podrían existir si la Luna no estuviera presente.
Razón de las formaciones de las mareas
Acorde la Luna gira alrededor de la Tierra su fuerza gravitacional ejerce una atracción sobre el continente y los océanos. Conjuntamente la gravedad de la Tierra inspecciona a la Luna y obvia que abandone su órbita.
Asimismo, dicha atracción de la Luna menea montaña y acrecienta una chica pero visible marea en la corteza de la tierra. Al mismo tiempo, encanta a los mares y océanos, enalteciendo varios metros el nivel del agua en algunas zonas. Esta consecuencia es análoga al de un electrodoméstico que pasa sobre una cubierta y forma un bulto.
La fuerza que ejercita la Luna genera un desarrollo de la marea que realza el nivel de los océanos. Conforme esta viaja entorno de la Tierra y nuevas regiones quedan bajo el dominio lunar, las aguas llenas se menean con pesadez, fundando olas altas en una zona y bajas en otra. La bajamar se exhibe en una cuarta porción de la circunferencia de la tierra por delante del paso de la Luna y a el mismo recorrido por atrás, siempre y cuando hayan mares y océanos.
Finalmente, la atracción de la luna sobre la tierra aun sin la influencia de su satélite lunar, nuestros océanos y mares tendrían mareas, sin embargo menos vivas. La afinidad gravitacional del Sol interviene igualmente sobre la Tierra. Esta potencia, es mucho más enérgica en su principio y la que realiza la Luna.